11.10.12

Un hombre una mañana

[Una especie de no-cuento, para el taller aquel del que les hablaba]

En una cocina, un hombre solo espera sentado a la mesa, junto a la ventana. Respira con dificultad mientras mira el cielo y se fija en las nubes.

Del fregadero sobresalen una cuchara y un cuchillo metidos en una taza llena de agua, y piensa que tiene que recoger el lavavajillas. Al otro lado del cristal el viento mueve las ramas de un árbol que asoma la copa tras su terraza, y le entristece. Siempre lo ha hecho, tanto en la ciudad como en el campo el viento le ha parecido siempre la imagen de la desolación. Y más visto así, a través de una ventana, sin ruido. Todo parece sufrir sin quejarse.

Echa de menos a sus hijos. Esta semana ha conseguido organizar todas sus actividades de por las tardes, y espera sinceramente que las disfruten, pero al mismo tiempo no sabe, no sabe si está haciéndolo bien. Al fin se levanta y recoge el lavavajillas; primero el piso de abajo y luego el de arriba. Y aunque en recoger y tener las cosas hechas hay un cierto impulso, aunque es casi un gesto de confianza en alguna posibilidad, en esta ocasión no lo nota. Al acabar toma de la mesa un peine aún en su bolsita que ha comprado esa misma mañana para el niño. Despega el cierre, lo toca, se lo pasa por el pelo y se dice que no le hará daño; lo vuelve a guardar, pega de nuevo la banda adhesiva, que queda un poco torcida, y se sienta.

A los pocos segundos se vuelve a levantar y cierra bien la bolsa. Al sentarse se queda mirándola desde el otro extremo de la mesa, con la mejilla apoyada en una mano, y por un instante se siente orgulloso de sí mismo. Hasta que de repente se le forma un nudo en la garganta. Y piensa que ni siquiera ahora que ya no es joven sabe qué hacer, que todavía no sabe vivir y que el día menos pensado se le acabará el tiempo y él se quedará repitiendo como un tonto que no, que no puede ser, que aún no había empezado, que aún no había empezado.

17 comentarios:

  1. Un sí cuento:
    Había una vez un árbol grande y hermoso,verdaderamente destacaba sobre los demás,pero no era feliz.Nadie entendía el porqué hasta que un día un compañero le olló sollozar:
    -¿De qué me sirve ser tan bello si no puedo moverme,si nunca sabré lo que es caminar,si nunca podré bailar?
    El cielo lo olló y creó el viento y aunque no logró andar aprendió miles de movimientos y con ellos miles de sentimientos que expresar.El árbol fue por fin feliz.


    Y ahí va otro viento:
    "mi pelo sopla al viento,yo canto fuerte y lento,canto sobre tus noches,canto sobre el sabor de la sal en tu piel.(Luz Casal)

    Quedan aparte los vientos huracanados que no creo que haya nadie a quien le puedan gustar,aunque.....quizás al árbol cuando entá cabreado porque por ejemplo un perro no le deja de mear o por que otro tipo de perro lo quiere talar.¿Quién sabe?
    B.

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  2. Absolutamente acojonante, buenísimo. Me ha llegado al alma. De lo mejor que te he leído, Porto. Enhorabuena.

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  3. ¡Anda, Jesús, me dejas de piedra! Muchísimas gracias.

    Será el taller, que con solo leer la introducción da frutos :-D

    B, a mí tampoco me gusta el viento, como al protagonista del no-cuento. Era lo único que no me gustaba de Cádiz, por ejemplo.

    Besos.

    Jesús, gracias. Me has dado una alegría. Un abrazo.

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  4. (Tal vez sea eso: que te ha llegado al alma)

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  5. Pero hay vientos bonitos,que mueven las cosas,que dan vida.Eso es lo que he intentado decir.El de Cádiz supongo que es monótono y pesado.
    Por cierto perdón por la falta de ortografía,al escribir rápido creo que tengo lapsus mentales;debe ser la edad.

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  6. Coincido con Jesús.

    Es la primera vez que te leo contar algo que quieres contar (por placer, por obligación, por lo que sea). Como cuando se cuenta una historia a un amigo en un bar.

    O no sé, otra cosa. Pero algo.

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  7. Hola Porto,

    a mí también me ha impresionado. Vas demostrando poco a poco lo que al final es una conclusión profunda y fulminante (no menos verdad que una demostración matemática, y mucho más certera). Que se repite dos veces como se podría repetir eternamente, por todos y cada uno de nosotros, por todos y cada uno de los momentos. Me siento identificado con ese pensamiento. Creo que parte del éxito de un escrito consiste en la capacidad de contagiar los sentimientos que cuenta. Pero no soy un especialista, te cuento solo mi impresión.

    POr cierto, a mí, de Cádiz, hasta el levante me cautiva. Ese viento traicionero que nos ha vuelto loco a más de uno. Para cuerdos ya están los demaaaaaaaás.

    Un Saludo.

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  8. Los elementos cotidianos, las sensaciones sutiles pero hábilmente descritas, la sinceridad, la "nitra historia"emocional que encierran estas líneas hacen que sea un texto conseguido. Touchant.

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  9. Quise decir "intrahistoria"

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  10. Gracias, NáN y Paco.

    Me alegro mucho de que os guste, por supuesto, pero me extraña, al mismo tiempo, la impresión de NáN. Porque ni mucho menos ha sido excepcional la forma de escribir esto; es más, yo creo que casi siempre escribo (cuando me paro) así, confesando algo que quiero contar.

    Abrazos.

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    Respuestas
    1. "cuentas", con detalles y descripción de lo que rodea al asunto. Morosamente.

      Del fregadero sobresalen una cuchara y un cuchillo metidos en una taza llena de agua, y piensa que tiene que recoger el lavavajillas.

      Esto, que no parece que pertenezca a la acción, son detalles que dan verosimilitud (como dice un personaje de Banville).

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  11. Nitro-historia, también quedaría bien.

    Nos hemos cruzado, Gema.

    Muchas gracias a ti también.
    Un beso.

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  12. Me ha encantado.
    Lo que se da al amor nunca se pierde.
    Elena.

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  13. Muchas gracias, Elena.

    Bonita frase. Aunque a veces la meta es dar de verdad al amor, creo yo.

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  14. También a mí me ha gustado, cierta desolación, pero me gusta.

    Un abrazo

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  15. Sí, sin duda cierta desolación. No van a ser solo tus fotos :)

    Un abrazo.

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