27.2.12

Sucios de tiempo

Estamos sucios de tiempo, me decía ayer R. en el transcurso de una de nuestras conversaciones de mañana de domingo que me abren las ventanas a otros paisajes y hacen que entre en casa aire limpio (no como el tiempo; este, limpio). Y no podemos permitirlo.

Un tiempo no tanto salpicado de problemas, que es algo inevitable, como inconsciente, confuso, apresurado, no elegido en lo más mínimo, automático; un tiempo aletargado, que se arrastra torpe y pesado, y un tiempo de angustia soterrada, de ansiedad que a veces nos dificulta la respiración; un tiempo resignado cuando, en el fondo, o tarde, nos damos cuenta.

Detenerse a mirar, a mirarse, bien sea para parar, bien para ponerse en marcha, o para dejar un camino que no entendemos y tomar otro. Pero detenerse a mirar. A vernos; a entender algo. Para, dentro de nuestras posibilidades, decidir, con la intención y el deseo de vivir esta única vida nuestra.


23.2.12

¿Al margen de cuestiones políticas?

Los vericuetos de la red (un post de NáN, unos comentarios en su blog y una cita en facebook de Taliesín) me llevan a esta magnífica exposición del filósofo argentino Diego Tatián (no, yo tampoco lo había oído en mi vida):

Una diferencia entre la derecha y la izquierda (...) es que la izquierda se asume como tal. La derecha, en cambio, escamotea la designación y se traviste de neutralidad aduciendo que los problemas son técnicos y la discusión de ideas, los interrogantes acerca de la justicia, la imaginación de cosas nuevas y la deliberación pública son sólo ideologismos que obstruyen la eficaz resolución de los asuntos humanos.
La condición de posibilidad de la derecha actual, aunque no de la derecha clásica, es la despolitización, la sustitución del ciudadano que produce diariamente la ciudad por el vecino que consume y se considera víctima de la corrupción y la ineficacia de los políticos –seres nacidos de un repollo que los buenos vecinos deben padecer sin haberlo merecido–. Esto es lo que hace más de dos siglos Kant llamaba “autoculpable minoría de edad”.
Los medios de comunicación preparan el terreno y los empresarios de la política hacen la cosecha. ¿Sería posible que un discurso tan elemental (...) prosperase si no se hubiera producido antes una destrucción del lenguaje, del deseo, de la imaginación y de cualquier complejidad del pensamiento, por los programas de entretenimiento que atestan la televisión? Exaltación de la inmediatez complementada con periodistas que hablan en nombre de “la gente”, teatralizando una moralina victimizante y ridícula si no fuera altamente eficaz. La derecha opera desde los medios produciendo sentido común, sospecha del pensamiento y el olvido de que todo ser humano, sea cual fuere su condición, es capaz de pensar y de actuar para revertir la situación desfavorecida en la que se halla. No sólo es capaz de hacerlo, nadie lo hará por él.

Hace poco trataba yo de explicarle esto mismo a una amiga, pero concretando en la economía.

Porque tengo la sensación de que son incluso mayoría quienes consideran que la economía es, como dice Tatián, una cuestión meramente técnica, previa y por tanto ajena a la política: se trata de tener una buena economía, que busque los mejores resultados posibles, que ya luego se pondrán al servicio de una u otra política (que desde luego no debe revolverse contra ellos), y sin los cuales ninguna es viable.

Esta mentalidad, por supuesto, olvida u oculta que son posibles muchos modelos económicos, que es no solo factible sino fundamental redefinir qué es una buena economía y replantearse sus objetivos. Y que hacer eso es, más que casi ninguna otra cosa, hacer política. Pues de las ideas políticas, de las ideas sobre cómo ha de ser la sociedad, de la concepción que de una sociedad justa tengamos, dependerá qué entendamos nosotros por bueno.

No creo que la derecha esté por definición desideologizada. Es simplemente que las cosas, tal y como están, le parecen bien; y nada como dejarlas al margen de la discusión para preservarlas. Juegan la baza de la desideologización porque ahora les beneficia. Y es ahí donde entra el último párrafo de la cita (o lo que yo entiendo en él): es necesario convencer a la gente de que ciertos temas son solo cuestión de sentido común, y además demasiado importantes para jugar con ellos. Ya se ocupan los que saben.

Y, a la vista de cuántos lo creen así, de cuántos creen que con ciertas cosas la política y esos políticos-repollo que padecemos no deben meterse, sin duda lo logran. Para lo cual ha sido y es imprescindible, previamente, despistarnos, sedarnos y aborregarnos.

Y en eso estamos.


21.2.12

Cumpleblog: 7 años

Cal, la bloguera que antes que nadie cobró presencia humana para mí, y que de amiga virtual pasó a amiga de carne y hueso, hace ya más de cinco años en Madrid, me ha avisado de algo que yo no recordaba: hoy este blog cumple siete años.

Siete años. Paula tenía dos años recién cumplidos y Carlos aún no había nacido; y yo estaba casado. Han pasado muchas cosas. También dentro de estas páginas.

El blog me ha dado muchas cosas. Me ha permitido conocer a mucha gente (alguna corpórea y otra no, o al menos de corporeidad no comprobada), hacer muchos amigos, que se han convertido en personas importantes para mí (incluido alguno al que nunca he visto), y recuperar a otros; me ha permitido acercarme más a muchos de ellos y a gran parte de mi familia, y mostrarles otra cara de mí que no conocían; gracias a él he participado en cientos de conversaciones interesantes que no tenía en otro sitio; he aprendido mucho, de muchos temas, de los demás y sobre todo de mí (aunque suene a tópico); con él me hago la ilusión de, al menos en cierto modo, escribir; y además se ha convertido en una herramienta para ir guardando cientos de recuerdos que no quiero perder.

También me ha hecho pasar algún momento de tensión, es cierto, e incluso algún que otro disgusto (pero tal vez con ellos aprendí más). Pero no llegan ni a ensombrecer mínimamente el resultado: estoy verdaderamente contento de tener este blog, con el que no dejo de disfrutar.

Gracias a todos ustedes, por supuesto, por lo que les toca: por darle sentido, por haber hecho posible que hoy siga aquí.


14.2.12

El Perich

Lo bueno de saber poco es que no deja uno de llevarse sorpresas.

Yo a Perich ya lo conocía, claro; soy lo suficientemente mayor para recordar sus colaboraciones en directo, y además hace tiempo leí un libro suyo, de viñetas, que tenía mi tío.

Pero ayer, tratando de buscar una ilustración suya para una campaña de fomento de la lectura que me había gustado mucho (ilustración que recordaba más bonita, por cierto, aunque la idea me sigue encantando), me di de bruces con una serie de citas y viñetas que me dejaron boquiabierto.

Boquiabierto por su lucidez, por su agudeza, por su mordacidad, por supuesto por su humor, pero también por lo tristemente actuales que me parecieron sus críticas.

Tanto, que si me lo permiten les iré trayendo aquí de vez en cuando algo suyo. Les dejo, hoy, aquel cartel pro-lectura (y pro más cosas, como verán) que me ha llevado a don Jaume.




Por otra parte, esta vuelta al Perich mientras leo a Marsé se está pareciendo sospechosamente a una regresión temporal. A los 70, a mi infancia y a mi padre, supongo. Y me gusta.

13.2.12

Luz de noche

El otro día me desperté a las seis, un cuarto de hora antes de levantarme, y vi que había dormido toda la noche con la luz de la mesilla encendida. Y, a posteriori, no descansé nada bien.

Hace años me pasaba algo parecido: tenía un pijama que me quedaba un poco largo, y si antes de acostarme tenía que ir al baño, a la cocina o a algún sitio, le daba una vuelta en la cintura para no arrastrarlo. Algunas mañanas, al levantarme, muerto de sueño, veía que había dormido con él así; y al ponerlo bien, justo cuando ya me lo iba a quitar, desaparecía de repente esa pequeña presión que no había llegado a molestarme, y menos aun a desvelarme, pero que me aliviaba lo suficiente como para hacerme lamentar mi olvido y pensar que en parte me había estropeado la noche.


6.2.12

Cuadros y literatura

1. Ante todo, esto:


Tuve la suerte de leer estos relatos cuando aún buscaban fortuna, y no dudo en recomendarles este libro de mi amigo David, matemático, fotógrafo y escritor él.

Mañana, rodeado de más amigos, y en territorio amigo, lo presenta.

¡Madrileños, acudid!


2. El sábado por la tarde fuimos a una exposición de pintura contemporánea en la Fundación Barrié, en Coruña.

Salvo dos o tres excepciones (cuyas bondades venían dadas, más que nada, por su condición de tuertos en el país de los ciegos), el resto de los aproximadamente 25 cuadros que vimos me parecieron una tomadura de pelo. Tomadura de pelo que llegaba a resultar cabreante cuando uno se acercaba a leer las explicaciones teóricas de los autores: imbricación de texturas, ontogénesis, trazos de dimensiones corporales, etc.



3. Abandono Go down Moses, derrotado.

¡Y yo que creía que sabía inglés! Me temo que a Faulkner (uno de los más grandes) tendré que seguir disfrutándolo traducido, como hasta ahora.

Pero tras una visita a la biblioteca de mi padre, ayer, me dispongo a saldar una de mis infinitas asignaturas pendientes: leer a Marsé. Que tanto me apetece.

Miren esta foto, la de la contraportada de Seix Barral.



Años 70. Me gusta mucho, porque me recuerda a mi infancia, a nuestras últimas fotos en blanco y negro, a una época de mi vida que considero maravillosa: él, a mi padre y a mi tío, con ese jersey y esa juventud, y los libros, a nuestra sala de entonces.


2.2.12

Ideologías y doctrinas

A pesar de que en ciertos ambientes y medios las críticas a la asignatura de Educación para la Ciudadanía son numerosas y atacan desde todos los frentes, casi nunca he oído ninguna que no fuese de carácter moral, y me pareciese completamente retrógrada, casi oscurantista.

Que estaba ideologizada y era adoctrinadora, dicen.

Es verdad, la igualdad esencial de las personas, su igualdad de derechos, la validez de cualquier opción de familia que respete a sus integrantes, la validez de cualquier orientación sexual, la respetabilidad de cualquier planteamiento religioso (incluido el no tenerlo, claro), la conciencia social, la responsabilidad de ser ciudadano en una democracia, favorecer el pensamiento crítico y su aplicación a todo, y el mismo hecho de considerar positivo el pensar por uno mismo, son ideas. Es cierto que hay otras.

Y es verdad que una sociedad, si quiere que sus miembros sean así, les dice desde pequeñitos que eso y no otra cosa es lo bueno.

¿Hacía eso esa asignatura? Ojalá. Creo que no, que más bien se quedaba corta. Pero la dirección debería ser esa y no la contraria.



En cualquier caso, e independientemente de la doctrina, hay formas y formas de adoctrinar.

Como sabemos los padres: unos adoctrinan tratando de dialogar, adoctrinan admitiendo y pidiendo respuestas, adoctrinan avisando de que pueden estar equivocados y no hay por qué creerse ni estar de acuerdo con todo lo que dicen. Y otros, no.


1.2.12

Una mujer

Ayer de noche estaba en el coche, aparcado, esperando, con la ventanilla abierta.

Por la acera se me acercó una mujer de cuarenta y bastantes, con vaqueros, cazadora negra y pelo corto.

- Qué cabrones. Yo he perdido a mis dos hijas por mis movimientos políticos.
- ¿...En serio?
- Es un movimiento que circula mucho en Suiza. Lo de los skin heads. Son de puta madre, los skin heads. Trabajan para mí. Bueno, para mí... Y como tengo un coeficiente del 87%, me fichan. Como a los futbolistas. Ja. ¡Qué cabrones! Qué rebote... -y siguió andando.
- Hasta luego.
- Hasta luego.

Tenía saliva seca en las comisuras de los labios y mientras hablaba trataba de alisar un cigarro.