30.6.10

Locura, III

Cuando nació mi hija, mi mujer compartió habitación con otra chica que también acababa de dar a luz.

En una ocasión su niña empezó a llorar bastante. La madre la cogió en brazos y, para calmarla, mientras la acunaba le decía:

- Malos, malos todos, malos todos, malos, malos...

Yo no pude evitar pensar en un camino muy oscuro y muy estrecho, sin aire y pesado.




25.6.10

Las ISO y eso

Nunca hablo de mi trabajo. Ni falta que hace. Pero el caso es que ayer fui a una reunión que tenía que ver con la renovación de nuestra certificación ISO (o sea, que ahora la tenemos) de calidad medioambiental.

Y fue desmoralizador.

El pobre Kafka no tenía ni idea, a pesar de enfrentarse al Imperio Austro-Húngaro al completo, de cuánto iban a empeorar las cosas.

Resulta que todas estas certificaciones, sean del área que sean (medio ambiente, calidad, enseñanza -que las hay, con los profesores justificando por escrito por qué hacen fotocopias y gastan papel-, etc.), que tantas cosas podrían mejorar (que buena falta nos haría), no son* más que un paripé consistente en hacer un montón de papeles y cambiar un montón de procedimientos burocráticos con el fin de conseguir que parezca que se hacen un montón de cosas que deberían hacerse pero ni se hacen ni se piensan hacer.

Tanto es así, que en un rizo digno de encomio, el paripé no solo sirve para tapar agujeros sino que pasa a ser la prioridad, incluso por delante de los hechos; en las contadas ocasiones en que hay hechos... No sé si me explico. Les voy a poner un ejemplo:

- Dice la empresa certificadora que hay que ocuparse de limpiar los restos de X.
- Pero si ya se limpiaron...
- Ah, pero eso no importa. No se ha recogido en ningún documento, ni se ha elaborado un plan de limpiezas con un calendario, ni se ha instaurado ningún procedimiento, con sus responsables, medios a utilizar, registros de comprobación, etc.
- Pero bueno, limpiar se limpió.
- Ya, pero no consta. Hay que preparar todo eso, y si luego no se limpia, se marca la casilla de "No".

¿Y la empresa certificadora, que no se vayan a pensar que es una de aquí, de un vecino, sino la puta Lloyds, qué?

Porque, obviamente, tiene que saber perfectamente en qué se traducen sus instrucciones y cuál es la realidad que hay tras sus certificaciones.

Y los organismos certificados, más aun.

¿Entonces, por qué coño hacemos esto? ¿Por qué no paramos, nos reímos y decimos "Venga, va, lo dejamos ya, ¿vale?"? ¿Quién se supone que es el engañado? ¿Para convencer a quién se ha organizado y se mantiene esta farsa?

¿A nosotros los pringaos, para tenernos contentos?



[* En fin, ¿exagero? ¿Alguien tiene una experiencia diferente y puede aportar algún dato positivo? ¡Por favor...!]

24.6.10

Tiempos

Hoy oí la señal de correo entrante en mi iphone mientras me lavaba la cara en el agua con flores que había dejado fuera toda la noche.

23.6.10

Salmos

1. Salmo 121

Gracias a la interesante revista de prensa que suele hacer a diario un compañero de trabajo leo un artículo de Josep Ramoneda titulado El síndrome de Jerusalén.

El artículo me ha gustado mucho, y más me habría gustado haberlo escrito yo.

Ramoneda alerta sobre los perjuicios de la violencia; no ya los directos, evidentes, sino los indirectos, que tanto condicionan el razonamiento, las actitudes, la mirada.

La rutina de la violencia ha acabado lastrando a un pueblo irónico, sofisticado y creativo. La obsesión de que el enemigo está en todas partes bloquea la capacidad de raciocinio. Sobre esta cerrazón se construye el razonamiento.



Señala también lo que dificulta todo la carga religiosa.

...las políticas de lo sagrado conducen a la imposibilidad del compromiso (...) viven del enfrentamiento, del bien contra el mal.



E insiste (como debe hacer cualquiera que pretenda entender un conflicto) en la necesidad de no caer en simplificaciones que lo único que consiguen es alejarnos de la comprensión del problema y, por consiguiente, de cualquier posible solución. Una simplificación que en este caso, por su simbología, su duración (eterno, parece ya) y su violencia, es especialmente tentadora.

A esta incapacidad de interactuar con la complejidad del conflicto responden tanto los esfuerzos de los gobernantes israelíes de reducir ideológicamente el conflicto a una lucha contra el terrorismo islamista (Hamás, Hezbolá), como la capacidad de hacer abstracción del uso táctico del terrorismo por parte de los palestinos.



Y en este saco de la simplificación meto yo su opinión sobre nosotros los espectadores:

Un narcisismo (...) de amplios sectores de la opinión pública internacional que piensan que con buenas intenciones se puede resolver todo.
(...)
Y el resto del mundo (...) grita consignas...



Dejo para el final lo que dice al respecto de las posibles razones de Israel para asaltar la flotilla de ayuda humanitaria:

La respuesta es conocida de antemano: esta acción es una prueba más de la maldad absoluta del Gobierno judío (campo propalestino) o esta acción forma parte de la obligación del Gobierno judío de protegerse de las agresiones permanentes (campo projudío). Ninguna de las dos respuestas aporta nada a la comprensión de la realidad: simplemente, blinda a cada uno de los campos frente a los argumentos del otro.



Nada de lo cual debe ser interpretado (aunque es cierto que critica la utilización del papel de víctima como justificación por parte de ambos bandos) como una postura equidistante:

Es evidente que haber encerrado a más de un millón de personas en una franja insalubre y miserable da mucha asimetría al dibujo. Y que la desproporción entre la capacidad bélica de Israel y la de los palestinos es tan abrumadora que es imposible pensar que el conflicto se da en una mínima igualdad de condiciones.




2. David, XLI, 8

Y, para completar o complementar, les recomiendo otro, de Goytisolo: Turquía: la encrucijada de caminos.

Como pueden suponer, tratar trata de Turquía; pero al final habla de Palestina e Israel (cómo no), y del citado abordaje.

El salmo del título, al parecer, dice así:

El abismo llama al abismo.


Creo que podía haber puesto esto último y haberme/les ahorrado todo lo demás...



18.6.10

Recycling

Deberían diseñar unos contenedores para el vidrio que, a diferencia de los actuales, no le hiciesen sentirse a uno un vándalo desaprensivo por usarlos.

17.6.10

Sintiendo el fútbol

Ayer vi la primera parte del partido de España.

Y aunque el fútbol no me interesa absolutamente nada y el patriotismo deportivo hace años que dejó de calar en mí, supongo que, en principio y por no fastidiar, por preferir prefería que ganase la selección española.

Pero oír durante un rato a los comentaristas de Tele 5 me hizo dudarlo seriamente.

14.6.10

Lobadiz

Hace un par de meses fueron vacas. Hoy son caballos, para seguir aclarando conceptos.



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Preñada

Paseando por aquí, ayer por la mañana.

Hace unos años quisieron hacer un campo de golf. Por fortuna, no sé si gracias a alguna ley sensata, y me gustaría pensar que debido a las muchas protestas, el proyecto (tras el cual, por si no fuera lo bastante malo por sí mismo, había un hotel y una urbanización) no salió adelante. Un ex alcalde dijo entonces que, total, allí no había nada que valiese para nada. Con dos cojones.

8.6.10

Otra lección

Anteayer me dijo mi hija, hablando de supuestos planes para su futuro:

- ...bueno, claro, que de mayor uno puede hacer todo lo que quiere.

Y me quedé un rato sin saber qué contestar.

Porque aunque yo sé que no, claro, que uno de mayor no puede hacer todo lo que quiere, que están el mundo, la vida y los demás, sé también que los adultos llevamos nuestras limitaciones mucho más allá, y que a fuerza de temores y estrechez de miras vamos cortándonos las alas hasta que acabamos no pudiendo hacer ni lo posible, y haciendo lo que no queremos aunque nada nos obligue.

Y que lo cierto es que podríamos hacer lo que queremos mucho más a menudo de lo que nos permitimos creer.

Y sentí que Paula, al recordármelo, me estaba dando una lección. O una bofetada, para que espabilase.

No soy tan buen padre como me gustaría. Y sé que no siempre seré un buen ejemplo. Pero si hay algo que no puedo hacerles es que aprendan de mí comportamientos y actitudes que me entristecería muchísimo ver en ellos el día de mañana, y hoy mismo. Como el miedo.