20.12.05

Utilidad y justificación de la torre de marfil.

La imagen de la torre de marfil simboliza para mí una actitud personal que se adopta como refugio contra los problemas mundanos, y que entre otras cosas se caracteriza por darles a éstos, en mayor o menor medida, la espalda. Dicha actitud, que lleva emparejadas unas actividades, unos intereses y muchos olvidos, se materializa de una forma u otra dependiendo de los individuos, cada uno de los cuales buscará la paz (en forma de calma, de placer, de cariño, de desenfreno o de aturdimiento, igual da) en un lugar diferente. En mi caso, nada original, se relaciona ante todo con el amor (en su más amplia acepción), con una idealista mirada hacia la Naturaleza, con el goce estético, con cierto hedonismo, con el interés por problemas meramente teóricos que hagan ilusionar a mi limitado intelecto, y con la cultura; en concreto y con diferencia, con la literatura, seguida de lejos por la música.

Refugiarse en la torre de marfil es considerado, dependiendo del juez, desde la única postura inteligente en este valle de lágrimas hasta algo completamente injustificable por cobarde y egoísta.

Yo creo que es necesario contar (y eso intento hacer yo) con una torre de marfil a la que acudir a buscar las satisfacciones que nos compensen de los sinsabores de la vida, y en la que coger fuerzas para poder afrontar nuestro día a día.
Y creo que hay vidas tan tristes y desgraciadas que justifican que sus protagonistas (o quizá habría que decir sus víctimas) ansíen no salir jamás de esa suerte de paraíso artificial que les ayuda a no saber, no pensar y no recordar.

Para el resto de los casos, aquellos que viven una vida normal con sus alegrías y sus inevitables penas, creo en cambio que hacer de la torre de marfil la morada habitual es inaceptable, impropio de quien aspire a ser justo y generoso (una buena persona, si esta expresión significa algo), de quien trate de alcanzar una mínima dignidad y coherencia intelectuales, de quien pretenda ser verdaderamente culto y no un mero almacén de datos, y de quien quiera, en fin, estar vivo.


Ahora permítanme un atrevimiento más, centrado en quien juega un papel sobresaliente en mi propio refugio:

Siempre, en cualquier época, ha habido un tipo de literatura que ha sido considerada poco “comprometida” (con su tiempo, con su sociedad, con su realidad, etc.), y un tipo de autor que ha sido acusado, por ello, de escribir de espaldas al mundo; al mundo tangible, triste, sucio y complicado que lo rodeaba. Mientras, otras obras y sus autores se alababan por su sentido de la responsabilidad, por su esfuerzo en aras de un cambio, por su preocupación por los problemas reales.

En primer lugar, creo, de acuerdo con lo dicho más arriba, que la función de la literatura, como el de cualquier arte, comprende también el papel de entretenimiento, de refugio, de descanso y, sencillamente, de fuente de placer (artístico, sensorial, intelectual... elijan ustedes). Creo que es un papel necesario y por tanto justificado.

Y, en segundo lugar, estoy convencido de que cualquier gran obra, sea cual sea su tema aparente, sea cual sea su excusa formal, trata de los verdaderos problemas del hombre. Y contribuye así a arrojar un poco de luz sobre nuestras vidas, a ofrecer explicaciones y consuelos, y a proporcionar modelos que nos sirvan de referencia. Y para ello un gran escritor no necesita hablar de los protagonistas de nuestra actualidad, ni citar las noticias del momento, ni siquiera hablar de nuestra realidad, de nuestro mundo; puede distanciarse de compromisos urgentes y aportar así una mirada distanciada y meditada que nos ayude a valorar en su justa medida los temas que nos acucian, a comprender los que nos preocuparán siempre, y a entender las causas últimas de nuestros comportamientos.

Por el contrario, obras explícitamente centradas en los conflictos que aquejan a la sociedad se quedan a menudo, si no son lo exigentes y serias que deberían, en simples glosarios de hechos salpicados de pretenciosas conclusiones apresuradas e incompletas que, en el mejor de los casos, dejan las cosas como están, y, en el peor, siembran el desconcierto.

La diferencia, por tanto, no estriba en mi opinión más que en la calidad.
La buena literatura ayuda a vivir.

47 comentarios:

  1. Hola portorosa, un cálido saludo.

    Tu post de hoy, lo adhiero en su totalidad salvo dos cosas: la primera es que no me gustan "las torres de marfil" prefiero "los refugios de invierno" aunque es una tonteria, porque la simbología metafórica a la que aluden ambos es la misma. La segunda cosa, es que yo invierto literatura y música. Para mí, la música siempre estará primero. En fin, cuestión de gustos, supongo.

    Un abrazo tierno.

    Hannah

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  2. Qué difícil es añadir algo a un texto tan bien construido y argumentado. Sólo, quizás, que todo es mucho más difícil de lo que parece: resulta imposible sobrevivir sin adoptar un porcentaje mínimo de actitudes tipo "torre de marfil". De otra manera corremos el riesgo de ser arrasados por el dolor del mundo.

    Coincido con tu opinión sobre los libros que analizan la sociedad actual. Y, por supuesto, sobre la buena literatura: no sólo ayuda a vivir. TE HACE VIVIR.

    Un fuerte abrazo.

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  3. Me alegro de vuestro (matizado, que vale más) acuerdo. Un abrazo a los dos.

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  4. La verdad es que me parece que no estamos hablando de las mismas cosas, Mrmann. Y que no estamos pensando en lo mismo al referirnos a la torre de marfil.
    O sí, y simplemente no estamos de acuerdo.

    Un saludo.

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  5. Las torres de marfil, o los palacios de invierno, no tienen nada reprochable. No para mí.Es más, desde hace ya algún tiempo cuanta más gente conozco, más me apetece refugiarme en mis soledades y no soy la única.

    Y en cuanto a la finalidad de la literatura que quieres que te diga, nada más insufrible que un escritor con pretensiones, sean las que sean.

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  6. ¿Vosotras también, hijas mías?

    Pues ya que sois multitud, recapitularé:

    Si por buscar la torre de marfil entiendes, Donna, buscar lo bueno, lo que nos llene, lo que de agradable tengan las cosas que nos rodean, conseguir disfrutar aun sumidos en nuestra rutina gracias a hallar en ella lo que a nosotros nos vale, y prescindir por tanto de lo desagradable gratuito, de las molestias evitables y de los molestos prescindibles; si entiendes lo que dice Calvino en tu casa, si entiendes eso, yo estoy de acuerdo, y de hecho algo así quise decir en su día al hablar de la felicidad.
    Pero si, como yo (y como pretendía expresar, quizá infructuosamente), entiendes por torre de marfil un refugio en el que, además de encontrar cosas buenas, le das la espalda a buena parte de los problemas reales de la vida (y la vida incluye, por supuesto, la tuya y la de los demás); y, entendiendo eso, opinas que es ése el estado que uno debe buscar, y además lo crees en cualquier caso y no, como yo, sólo en situaciones desesperadas que lo justifican, yo, Donna, sintiéndolo en el alma, discrepo.

    ¿Por qué (y aquí contesto también a Mrmann y a T)? Porque no me parece honrado, no me parece de hombre/mujer de bien, no me parece coherente intelectualmente ni propio de alguien con amplitud de miras, no preocuparse por muchas de las cosas que exigen nuestra atención (y no penséis sólo en el hambre en el mundo o en política -que también-, sino en parientes que sufren, en un familiar solo, en un vecino triste, en el colegio de los niños, en el aspecto de tu calle, en la justicia social, en la honestidad de quien te gobierna, etc., etc., etc.).

    Encerrarme en mi torre de marfil supone, para mí, tratar de olvidarme por un momento de todo eso (aunque sea para volver a afrontarlo después con más fuerzas) y dedicarme sólo a disfrutar.
    Dejando a un lado -insisto- casos excepcionales (o no tanto), creo que llegar a VIVIR en la torre de marfil sí es renunciar a una buena parte de la vida. Y sí lo veo egoísta, y sí lo veo reprochable.

    ¿Tú crees, Donna, que Ferlosio no se interesaba por infinidad de temas que le preocupaban, aunque no saliese de su habitación ni descendiese a la arena?

    (Mrmann, Donna pone a Ferlosio -creo yo- como ejemplo de escritor serio, coherente, honesto intelectualmente, discreto, exigente consigo mismo, y bueno, muy bueno. ¿No, Doña?)

    T, refugiarnos en nuestras soledades, que es lo mismo, lo entiendo cuando se sufre (que es otra forma de explicar lo que he dicho); no cuando significa arrojar la toalla por hartazgo. Entiendo que esto lo hagas en algún aspecto (léase política), pero no que se convierta en un planteamiento vital. No si aspiras a estar vivo, a entender la realidad. Insisto: siempre y cuando tu vida no te haya puesto ya en un punto en que, efectivamente, lo que quieres es arrojar la toalla (pero no es eso de lo que yo hablaba).

    En cuanto a lo de los escritores con pretensiones, hace tiempo me dijiste que te gustaba lo que escribía porque se veía sin pretensiones, y a mí me encantó... porque era un elogio. Pero yo entiendo por eso que te refieres a pretesiones impostadas, a falsas y pretenciosas pretensiones. Un sentido más genérico de la palabra haría tu frase un tanto incomprensible, para mí. Un gran escritor, en mi opinión, sí tiene pretensiones, grandes pretensiones; y las suele hacer realidad, porque es grande.


    Bueno, no diréis que no lo he intentado. Saludos a los tres.

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  7. Poniendo en práctica mi antiguo lema de blog, Soy un hombre, nada de lo humano me es ajeno, dejadme rectificar y, en donde digo que no entiendo que se haga tal o cual cosa, diga ahora que lo entiendo, pero no lo comparto.
    Donna, sigo: si vivir en la torre de marfil es lo que yo digo, Ferlosio no vivía en una torre de marfil.

    Besos.

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  8. Y, aprovechando que no me habéis contestado, retomo hoy la cuestión para intentar aclarar otro concepto, por si fuese la causa de mi inaudito desacuerdo con Donna:

    Al hablar de comportamientos egoístas no estoy pensando en buscar lo mejor para uno mismo, no estoy criticando a quien (como tú, y te aseguro que como yo) se mima, se cuida, se quiere; eso no me parece reprochable en absoluto. A lo que me estoy refiriendo es a pensar SÓLO en uno mismo y NO en los demás. Eso sí lo critico. Pero es que eso no lo haces tú; sólo hay que leerte para saberlo.

    Buenos días a todos.

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  9. Gracias a Dios Ferlosio, don Rafael, sigue vivo.

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  10. Pues es verdad. Mi subconsciente debe de haber identificado los honores recibidos con motivo del Cervantes con los que normalmente, en España, se reservan a los fallecidos.

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  11. Bueno, debo decir, portorosa que había entendido perfectamente el sigvnificado de "Torre de Marfil" para ti, o "Refugio de invierno" para mí y vuelvo a coincidir y adherir lo que expones, así que no hay forma hoy de "llevarte la contraria ni de "matizarte" nada... ¡Me cachis! En vista de lo cual, opto por desearte a ti y a la "compaña" de comentaristas, un feliz 2006. Estaré ausente por vacaciones hasta el día 2, y dónde voy ni siquiera hay Ciber... Aunque si lo hubiera tampoco lo usaría: vacaciones son vacaciones :)

    Besitos

    Hannah

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  12. Totalmente de acuerdo. A veces no nos queda más remedio que huir, que ponernos un escudo que nos haga inmunes al dolor ajeno, al sufrimiento, a los problemas mundanos, porque ya no podemos más. En ese caso nos metemos en un estado de "stand by" en el cual dejamos de sufrir, pero también dejamos de vivir. Sólo en estas circunstancias está justificada la Torre de Marfil. Vivir es implicarse, es sentir -lo bueno y lo malo- es participar y no sólo ser un espectador de la propia vida.

    Me ha gustado mucho tu texto, lo que cuentas y, sobre todo, como lo cuentas.

    Saludos.

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  13. Menuda plática por aquí. Te ausentas unas horas para reflexionar y aparecen comentarios (y qué calidad de comentarios) a diestro y siniestro.

    Bueno, al grano. Anoche he estado pensando, no todo lo que hubiera deseado -el tiempo corre en mi contra para poderme refugiar en la torre de marfil-, y he llegado a una simple conclusión. Quizá por simple también estúpida.

    Creo que sólo existen dos verdaderas torres de marfil. La primera sería la locura, no al modo de Erasmo de Rotterdam (locura=estupidez) sino al modo en que la psiquiatría moderna expone una psicosis pura y dura: vivir en un castillo en el aire, estar en tu globo y no enterarte de absolutamente nada más.

    La segunda, el Nirvana esta vez tomando la definición que el Budismo da a este estado de consciencia: tener la mente total y absolutamente vacía de sentimientos, pensamientos, etc.

    Lo demás son medias tintas. Nuestras torres de marfil son meros sucedáneos que nos hacen o bien recobrar fuerzas o bien tirar la toalla definitivamente. Sería como un apeadero en la vía del ferrocarril al que acuden numerosos trenes. Los trenes son la realidad. Los puedes tomar o los dejas.

    Y, personalizando el tema, mi auténtica torre de marfil es cogerme el coche y deambular como un vagabundo por las calles o carreteras con la música a todo trapo. Sólo así desconecto casi al 100%.

    Un beso. C.

    PD: me ha gustado mucho tu historia. ;)

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  14. Está muy bien tu aclaración respecto a las pretensiones falsas o la pretenciosidad, Portorosa. Te agradezco que me hayas matizado porque es como tu lo díces y no como yo afirmé llanamente. Tengo que escribir más pausadamente, en realidad debería hacer todo sin tantas prisas.

    Sobre las torres de marfil, no digo que haya que darle la espalda al mundo de manera definitiva, sólo que está bien aíslarse en ellas porque en demasiadas ocasiones el ruido ambiental se hace insoportable.

    Ahora mismo, por ejemplo, enciendes cualquier emisora de radio y te abonas a escuchar barbaridades de uno u otro signo político cuando insensateces de nacionalistas extremos, una opción política que siempre me ha parecido un disparate y que históricamente nunca ha llevado a ningún sitio bueno por eso no entiendo la complacencia con la que los trata ZP.

    Así que digo: ¡ya está bien! Pongo a Bach, cojo un libro y pienso ¡¡¡Qué les den!!! Así de crudo.

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  15. Bueno, pues ya estoy más contento. Que cierta gente esté de acuerdo conmigo me pone contento.

    Calamidad, ¡no se te ocurra airear mi historia!
    Buen viaje y buenas vacaciones, Hannah; y felices fiestas y año nuevo a ti también.

    T, yo pienso lo mismo; al final, es casi siempre cuestión de explicarnos bien. Que conste que yo hago lo que tú: pongo la radio, escucho alguna noticia y, cuando ya voy hartándome, cambio a Radio Clásica, que es mi “Emisora de Marfil”, mi isla de tranquilidad en medio de la vorágine (y de cultura en medio del mar de vulgaridad, todo hay que decirlo).

    Y me vais a permitir que le diga a María que si hay una opinión que -ahora más que nunca- me basta para dar por bueno esto que he querido decir, es la suya. Que pienses eso, María, y lo pienses estos días, no es que me valga a mí o no, es que me muestra una vez más lo gran persona que eres (lo siento por ponerte colorada), y la suerte que tengo.

    Un beso.

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  16. Creo que todos llegamos a alguna torre de marfil en algún momento. Hay veces que la buscamos conscientemente pero creo que hay otras veces que nos sorprendemos abrazados por ella. No lo tengo claro pero me parece que funcionan a modo de mecanismo de defensa. Estas no las criticaría pero es facil decirlo y siempre, tarde o temprano, lo hacemos.
    En cuanto a la literatura, me gusta que me entretenga pero tambien que siembre el desconcierto, que me invite a pensar, a buscar... como este post. Gracias, me ha encantado.
    Saludos, Puerto

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  17. Hola Portorosa,

    Yo aún iría más allá. La vida y la literatura están hechas de tejidos similares y lo que se ve, si aguzamos la vista, más allá del tejido procede del mismo sitio ignoto. Y eso, eso que atisbamos, es lo que nos mantiene aquí, armados de palabras intentando comprender algo.

    Un afectuoso saludo,

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  18. Gracias, Puerto (déjame decirte que no tengas prisa por redecorar tu casa, que lo que importa es quien vive en ella, y lo que dice), y muchas gracias por el halago y bienvenida, Cristina (hace menos de un minuto entré en tu perfil para ver si había un blog “detrás”, pero no vi nada).
    Muy de acuerdo, Xavie.

    Un saludo.

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  19. Gracias de verdad pero me encantaría decir las cosas bien dichas y cosas bonitas como leo la mayoría de las veces en mis recorridos.
    Saludos, Puerto

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  20. Hola Portorosa. Un hallazgo tu blog, llegué a través de un mensaje en "El lamento de Portnoy" (otro de mis favoritos) y de momento, si te parece, me quedo por aquí.

    La Torre de Marfil... Es curioso, porque pese a que estoy de acuerdo contigo, debo confesar que dedico grandes esfuerzos a construir una para mí. Me ha parecido entender que para ti esa Torre es algo ya establecido, un paraíso que está ahí, entremos o no. Para mí, es un espacio que creamos nosotros mismos, escogiendo unas cosas y desechando otras, y ese proceso de construcción, de aprendizaje, es el que nos permite desarrollar un criterio propio.

    Han pasado unos minutos. He releído tu post. Me gusta. Tendré que seguir dándole vueltas, es muy interesante.

    Por cierto, respecto a la segunda parte, la de la “crítica” a la literatura comprometida, he leído hace poco un artículo que quizás te interese. Es de Lionell Trilling y aparece en el libro “La imaginación liberal. Ensayos sobre la literatura y la sociedad”. Te paso unos lineas (las negritas son mías):

    Nuestra ideología liberal ha producido una vasta literatura de protesta social y política, pero durante varias décadas no nos ha dado ni un escritor que excite nuestra verdadera admiración literaria (...). [Ciertos críticos] llegaron incluso a considerar como subversivos a todos los escritores que –según dijo uno de ellos– “no se apartaban de las preferencias de los pocos que se habían elegido a sí mismos, para orientarse hacia las necesidades y deseos de la mayoría”. Uno se sentiría mejor dispuesto a admitir este diagnóstico si los críticos que lo enunciaron hubieran sido más capaces de entender lo que mucha gente comprende, después de todo, o si no hubieran tenido tanto apuro en simpatizar con obras de una inferioridad manifiesta y en tolerarlas sólo porque son fáciles de leer, “afirmativas”, “alentadoras” y escritas para las necesidades y deseos de la mayoría. (...) Desde el punto de vista democrático, debemos decir que en una auténtica democracia nada debería hacerse para el pueblo. El autor que define su público por sus limitaciones se complace en una arrogancia imperdonable. Si [el autor] no puede hallar un público adecuado al alcance de su voz, hace muy bien en dirigir sus palabras a sus antepasados espirituales, a la posteridad, o aun, si fuera necesario, a un pequeño círculo. El escritor está al servicio de su genio y de su asunto. La democracia que no sabe que el genio y el asunto deben ser servidos no es una democracia en el sentido ideal de la palabra. (...) El hecho real es que son raras las ocasiones en que la mejor literatura se convierte, por así decirlo, en literatura popular, y en general la literatura se ha desarrollado en límites estrechos y bajo grandes dificultades. La mayoría del público no gusta de la soledad y la quietud física de la actividad contemplativa, y muchos no tienen ni tiempo ni espíritu para ello.

    El autor que define su público por sus limitaciones se complace en una arrogancia imperdonable... Me gusta esta frase, creo que la voy a explotar.

    P.S. No he escrito demasiado comentarios en blogs, pero creo que he visitado los suficientes como para ser consciente de que este es muy largo. ¿Debo pedir disculpas? (Lo pregunto de verdad...)

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  21. Hola, Danae, bienvenida.

    No, no creo que la torre de marfil tenga existencia independiente (y mucho menos previa a nosotros), sino, como tú, que cada uno se construye, como quiere, necesita y puede, la suya. Ahora bien, una vez la tenemos, y dado que es al fin y al cabo una actitud, la usamos o no.

    Con respecto al texto que has dejado, es el tema de nunca acabar (hace poco Azúa protagonizó una discusión por escrito con un músico, Sánchez Verdú): democratización del arte, popularización, arte para elites, quién juzga, quién dice qué es arte, qué es y qué no es arte, etc. Y, aplicado a la literatura, lo mismo: desde quien considera que no hay más juez que el público, cuyo veredicto serían las ventas, hasta quien cree que éstas son inversamente proporcionales a la calidad de una obra.
    Personalmente, y con toda la modestia del mundo, tengo claro que no hay fórmulas matemáticas para saber qué es bueno y qué no, pero también que (como creo que dijo Séneca, u otro así) las opiniones no hay que contarlas, sino pesarlas... al menos en algunos temas.
    Cada uno que decida qué camino seguir y a qué guía hacer caso, y que Dios reparta suerte.

    Tu comentario no es demasiado largo, para mí. Pero, de nuevo, no es una cuestión de contar lineas simplemente.
    Un abrazo.

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  22. Buenos días, Sr. Portorosa.

    Ayer, cuando escribí ese comentario, estaba en el trabajo y no pude leer antes todos los comentarios y reflexiones añadidas al post. Ahora que ya lo he hecho, me gustaría matizar que cuando hablaba de la torre de marfil, me estaba refiriendo únicamente a la cultura, o más concretamente, a la literatura.
    Por otro lado, el texto de Lionel Trilling es del 1944, creo que es un dato importante para poner en contexto sus palabras.

    Y en otro orden de cosas, ahora que he leído todo el hilo de comentarios, debo felicitarte de nuevo por tu blog. Creo que has hecho de él lo que debe ser: un espacio de comunicación y no una tribuna en la que dejar sentencias. Espero que te sientas afortunado de tener tan buenos lectores.

    Un abrazo.

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  23. Buenos días, Danae.

    Claro, yo me refería a la torre de marfil en general (al final, va a parecer que hablamos de un concepto científico perfectamente claro), en la cual no todo el mundo (ni mucho menos) hace un hueco para la cultura/literatura.

    Por supuesto, me siento muy afortunado por “mis” lectores; no sólo elevan muchísimo el nivel del blog, sino que son... sois, literalmente, su razón de ser.

    (Y ya que sacas el tema, ¿no crees que sin el filtro previo los comentarios en tu blog serían más ágiles?)

    Gracias de nuevo. Un abrazo.

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  24. ¿Filtro? No sabía que hubiera ningún filtro.
    Tampoco lo había mirado... es un poco largo de explicar.

    Voy a ver, gracias.

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  25. Está activada la moderación de comentarios, por lo que no aparecen hasta que tú les das el visto bueno (creo; nunca lo he hecho). Yo ayer te dejé dos y todavía no están... y no eran como para censurar.

    Un abrazo.

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  26. Lo lamento muchísimo. No recuerdo haber activado ninguna moderación, pero en cualquier caso, ya está arreglado.

    Muchas gracias por el aviso, y por tus comentarios.

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  27. Torre de marfil en cuanto refugio, por la dureza del material y que cuanto más se le ataca, agrede, más brillo tiene. Cualquier material tiene una bella presencia pero es sólo esmalte, barniz, capa externa "bonita". En cambio el marfil pulido desde el principio no teme las agresiones, golpes, rozaduras e invasiones porque TODO él es marfil. De moso que incluso lo peor le otorga más brillo y de ese modo la gente puede ponderar que es refugio poderoso y no artifício superficial. Torre de Marfil, sacado de los comentarios a las Letanías del Rosario.

    En las sociedades asiáticas se tiene en estima el saber "popular" de los ancianos. Ya estais tardado.

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  28. Bienvenido, Johnymepeino. No sé qué más decirte...

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  29. En cuanto a la segunda parte de tu entrada sobre la literatura, estoy de acuerdo.

    Sobre la primera parte de la torre de marfil, apuntas que tiene sentido para personas que tienen muchos problemas en su vida, y que sólo el refugiarse en ésta les puede hacer llevadero este valle de lágrimas.

    Sin embargo, dices: "...aquellos que viven una vida normal con sus alegrías y sus inevitables penas, creo en cambio que hacer de la torre de marfil la morada habitual es inaceptable, impropio de quien aspire a ser justo y generoso...".

    Permíteme que exprese mi opinión. Creo que el vivir en una torre de marfil no es en sí bueno ni malo, sólo depende de la persona que lo elige, y si no afecta a los que tiene alrededor. Un solitario que tiene pocas relaciones de amistad o sin familia cercana, es indiferente que viva en una torre de marfil o donde le apetezca, pero una persona que tiene muy cerca a otras y que dependen estrechamente de él, debería plantearse seriamente el grado de retiro a su torre.

    Porque, como todo en este mundo, las cosas creo que hay que disfrutarlas en su justa medida. Incluso las personas más atadas a otras merecen, aunque sea a ratos pequeños, su torre de marfil particular para disfrutar con aquellas cosas que hacen que esta vida merezca ser vivida, y que no se encuentran en el día a día, sea éste con muchos problemas o muy feliz.

    Y aquí cada cual ya tiene sus preferencias. Lo realmente fantástico es que cada uno encontremos aquello que realmente nos hace disfrutar a solas: la buena literatura, la buena música, la pintura, la buena mesa ... o lo mejor, un poco de todo, si uno es capaz de apreciarlo.

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  30. Hola, Carmen madre-profesional, bienvenida.
    Creo que debo aclarar dos cosas, para contestarte:
    Dado que yo considero que refugiarse en la torre de marfil significa no mirar hacia fuera (es decir, significa dar la espalda en gran medida al mundo real, tal y como decía al principio), sí creo que tiene un aspecto negativo. En primer lugar, porque siempre afectará a los demás, si no por acción, al menos por omisión (afectará a todos los que podrían beneficiarse de que tu actitud fuese otra, más generosa). Y, en segundo, porque en mi opinión una persona, una “buena” persona, no puede desentenderse de la realidad, no puede vivir como si lo que no le interesa no existiese; eso, que es aceptable e incluso loable con respecto a ciertos temas, puede ser absolutamente egoísta si se convierte en una manera de ser. Y no sólo eso, sino que, desde el punto de vista intelectual (en fin, me sueno pedante incluso a mí mismo...), la torre de marfil puede convertirte en un erudito, en un pozo de ciencia, pero nunca en una persona formada en el sentido amplio de la palabra, nunca en alguien verdaderamente culto, ni en lo que yo creo que es un intelectual de verdad (iba a decir que en la torre de marfil puedes ser un erudito pero no un “sabio”, pero me suena demasiado a velas de incienso y a terceros ojos...).

    Con respecto a la necesidad o conveniencia de la torre de marfil en el caso de una persona “normal”, creo que no nos hemos entendido del todo, porque a mí me parece que estamos diciendo lo mismo (y estoy de acuerdo al 100% con tus dos últimos párrafos). Yo escribí “...hacer de la torre de marfil la morada habitual es inaceptable...”, pero quizá habría sido más claro si hubiese dicho “morada permanente”; porque lo que intentaba decir era eso, que no me parecía bien que alguien “normal” se encerrase en ella siempre. En cambio, tenerla, utilizarla, acudir a buscar refugio de vez en cuando, me parece perfecto; y eso digo (y ves que yo me incluyo): “Yo creo que es necesario contar (y eso intento hacer yo) con una torre de marfil a la que acudir a buscar...”.

    Insisto, bienvenida, y gracias por tu interés. Un abrazo.

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  31. Dejadme aconsejaros el post del "Lamento de Portnoy" (http://ellamentodeportnoy.blogspot.com/)
    en el que aconseja, a su vez, un texto de Muñoz Molina, "El vicio sin castigo".
    Aparte de que es bueno todo, tiene fragmentos en los que habla de algo parecido a lo que comentamos.

    Mirad, por ejemplo:
    Uno cierra su escotilla, se acomoda en el silencio. El mundo real, unas veces es gozoso y otras es hostil. En la cámara sumergida del libro, uno se encuentra a salvo de todo, transitoriamente. El mundo real, la experiencia concreta, pueden ser felices o desdichados, estimulantes o tediosos: Sea como sea, uno vive en ellos sometido a severas limitaciones de tiempo y espacio, a un reparto de personajes nunca numeroso, a la posibilidad del aburrimiento. El libro multiplica las dimensiones del mundo y la variedad de los paisajes y las vidas; lo salva a uno de la inmediatez literal de las cosas, de su anclaje fatal en el aquí y en el ahora, en el yo consabido.

    Pero enseguida matiza (da gusto):
    Pero el libro no embota la curiosidad hacia el espectáculo ilimitado y gozoso de lo más cercano: bien leído, es una lente de aumento, un microscopio, un telescopio, una maquina del tiempo.

    Abrazos a todos, y gracias a Portnoy.

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  32. Gran hilo de Ariadna, estos comentarios.

    Un saludo a todos.

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  33. Gracias, Xavie. Justo ahora estaba en tu blog.
    Oye, no me has contestado a lo de tu nombre, ¿es catalán (porque en gallego lleva "r" al final)?

    Un saludo.

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  34. Hola Portorosa,

    No, no es catalán, es solo un apodo que siempre he utilizado para mis incursiones cibernéticas.

    Un saludo

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  35. Por cierto, no he visto la pregunta, ¿dónde la dejo, portorosa?

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  36. Vaya, vaya, qué de charla hay por aquí. Perdona, querido Portorosa, que no me entretenga a leer todos los comentarios (seguramente inigualables), pero venía a decirte algo que quizá ya sepas: hoy hablan de Cunqueiro en el blog de Santos Domínguez. Espero que te guste lo que dice.

    Un beso muy fuerte. Me ausento por unos días. Calamity.

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  37. Xavie, en el último comentario del post anterior (comprendo que no la viera).

    Sí, sí, ya lo vi, Calamidad. Habla muy bien de él, claro, y aunque me ha dolido lo de “pesadas novelas” (ya sabes que el fanatismo no acepta críticas), me alegra que desde Extremadura se le recuerde. Muchas gracias, y pásalo muy bien estos días; felices fiestas.

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  38. Eso del aislarse para leer yo siempre lo he asimilado a meterse en una especie de útero propicio y tranquilizador, así que lo que leamos nos ponga el corazón a galope.
    Te entiendo bien, algún día tienes que hablar de los rituales del lector, los que preceden a la burbuja.

    Me voy corriendo que tengo muchas cosas que hacer, si consigo volver del aeropuerto a tiempo. Así que aprovecho para desearte que pases una Noche feliz y tierna, de esas que luego recordamos para sobrevivir...y que pases un día de Navidad como si fueras un crío.

    Un abrazo enorme para ti y para todos los amigos que te visitan en esta casa virtual.

    M.

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  39. Comparto tu acertado post, querido Portorosa. Y, sin desmerecer a nadie, me ha gustado mucho lo que dice y lo que sugiere (y hasta propone) el brillante comentario de Miranda.

    Aprovecho para desearte alegría (es lo principal) y serenidad, de todo corazón. Que 2006 sea un buen año para ti y todos cuantos quieres. ¡Lo será sin duda!, ya casi no me acordaba: ¡vas a ser, otra vez, papá!. Abrazos fuertes, amigo.

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  40. Interesante tema, tanto en el post , como el intercambio en los comentarios.

    A ciegas creo que mi mano iría rauda hacia el libro,
    sin confundirse.

    Yo creo que al paso que el tiempo va marcando
    caminos en nuestra piel, la tendencia general
    es levantar un muro que no deje filtrar,
    al menos no del todo,lo qque está ahí afuera,
    en la parte oscura,
    Esta es la única forma de sobrevivir...

    se figuran ustedes si no hiciéramos eso?...

    consciente o inconscientemente

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  41. Bienvenida, Ruidodetacones, y gracias. Estoy bastante de acuerdo.

    ¡Miranda, qué alegría volver a verte! Contigo siempre estoy despistado, dudando si vas a volver a leer, a hablar, a aparecer. Muchísimas gracias por acordarte de mí.

    Earnest, ya sé que estás liado, estos días; pero te esperaba.

    Donna, levanta, levanta, ¿cómo que a mis pies, tú? ¡Eso nunca, flor de la bloguería! Gracias, Donniña.

    A vosotros tres, que sois de mis más antiguos amigos aquí, os doy las gracias de corazón por la felicitación, y os deseo una felices fiestas, felices de verdad, y un año 2006 lleno de alegrías, lleno de amor, lleno de felicidad. Os envío besos y abrazos, con todo mi cariño.
    Miranda, no me faltes, please; beso.
    Earnest, un abrazo enorme, y suerte.
    Donna, ya sabes, ya lo sabes todo; un abrazo inmenso.

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  42. Ea, muy feliz navidad.

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  43. Muy feliz Navidad, Ignacio.

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  44. Anónimo8/6/14 15:38

    Totalmente de acuerdo. Participar del mundo, "porque me apetece" no es menos egoísta que No participar del mundo, "porque me apetece".

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  45. Qué placer, recibir una respuesta tantos años después.

    Un saludo.

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  46. Conozco personas, que no leen los diarios ni ven ni escuchan noticias, se espantan si alguien les dice que está enfermo o mal, odian ir a velorios o entierros, hablar de política, defienden que todo tiene que ser positivo y que lo que dice tu boca se te hace, creen que nunca se van a enfermar y fáicl se dejan llevar sobre noticias de famosos, de deportes, creen que este mundo es un paraíso y que los que criticamos somos resentidos, a algunos amigos de este tipo yo les he dicho que leyendo libros de historia y leyendo los diarios me doy cuenta de que la tierra es un infiernito.

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