La linealidad imperfecta
[Publicado en el suplemento cultural Táboa Redonda del domingo 28 de abril de 2019]
La linealidad imperfecta
ACABO DE LEER Una noche en
el paraíso (Alfaguara), que es el libro de Lucia Berlin que no es Manual para
mujeres de la limpieza. Y me ha gustado mucho: le doy un notable alto.
Últimamente a todo le doy un notable alto, no sé qué querrá decir. Aunque he de
precisar que este es muy alto, casi un ocho y medio.
Y esta mujer, que tuvo una
vida azarosa que incluyó glamour y clínicas de rehabilitación, y que sin duda estaba
dotada de una gran sensibilidad para la observación, dice en el último relato,
Luna nueva: “Cuando viajas te apartas de la rutina de tus días, de la
linealidad imperfecta y fragmentada de tu tiempo. Como al leer una novela, los
sucesos y la gente se vuelven alegóricos y eternos. El chico silba recostado en
una tapia en México (…) Seguirá haciendo lo mismo para siempre; el sol seguirá
hundiéndose en el mar, sin más”.
El otro día, en la Semana
Santa ferrolana, a mi lado en la acera, una mujer les contaba a unas amigas que ella todavía
guardaba estampitas de cuando su hija salía de capuchón. Lo dijo sonriendo,
pero no le hicieron caso y volvió a mirar a la procesión. Yo me la imaginé abriendo
un cajón del mueble del salón y encontrándose los recordatorios con el
nombre de su niña. Me la imaginé dándoles la vuelta y fijándose con nostalgia en
su letra de pequeña.
Leo a Lucia Berlin
lo que para ella es viajar, o leer, y pienso que eso mismo es para mí escribir.
Nadie me ha preguntado nunca por qué lo hago, pero si tuviese que explicarlo
diría que es sobre todo por dos cosas: una, para tratar de entender un poco
mejor la vida, para tratar de explicármela; la otra, para fijar algunos
momentos, algunos sitios, algunas personas. Que a lo mejor no se vuelven, como
ella dice, alegóricos y eternos, pero casi. Escribo, en parte, para fijar
recuerdos: para que no se desvanezcan, para que no desaparezcan
sepultados por todo lo que ocurra después, o haya ocurrido antes; para que la
linealidad imperfecta y fragmentada de los sucesos no los haga confundir; para que lo
que sentí en cada una de esas ocasiones no se me escurra entre los
dedos.
A nadie le importan tanto las
estampitas de su hija como a aquella mujer. Probablemente, ni siquiera a la
propia niña, que todavía no las necesita para nada. En cambio la madre, al guardarlas, conserva, un poco, una época. Y,
sin embargo, le falta alguien a quien contárselo.
Creo que yo escribo, sobre todo, para poder guardar la vida, para poder contármela.
* * *
Artículo íntegro publicado en el página web del suplemento Táboa Redonda del 28.04.2019.
Porto, no sé si conoces esta entrevista que le hicieron unos estudiantes al final de su vida. Es muy interesante pero yo me quedo con este párrafo que tiene mucho que ver con lo que cuentas aquí.
ResponderEliminarIt’s a joy to do it. It’s a place to go. It definitely is a place where I am…where I feel my honest self is. When I first started to write, I was alone. My first husband had left me, I was homesick, my parents had disowned me because I had married so young and divorced. I just wrote to—to go home. It was like a place to be where I felt I was safe. And so I write to fix a reality.
https://lithub.com/lucia-berlin-writing-advice-and-more-in-this-never-before-published-interview/
¡Qué buena, Moli! No, no la conocía y me ha encantado.
ResponderEliminarEl párrafo ese, efectivamente, me interesa y me toca directamente. Pero me ha gustado todo.
Por ejemplo, "...it helped me as a young writer to not show off and not try to be romantic, or try to be funny, but to let the story be itself."
O: "I love the idea that I'll be read a long time from now". Y el consejo final, de no desmoralizarse por las críticas cuando estás seguro de lo que has escrito.
Un millón de gracias. ¡Me ha encantado!
¡Me alegro! Es una entrevista a la que vuelvo de vez en cuando. La parte que te cite aparece también en mi libro... aunque eso no le añada valor alguno. :)
ResponderEliminarQué guay :-)
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