Cuando reina el instante
Publicado en el suplemento cultural Táboa Redonda del domingo 22.07.18 |
Cuando reina el instante
"No estamos de vacaciones, pero lo parece.
En verano solo trabajamos por las mañanas, hace calor, no hay actividades ni
horarios por las tardes, salimos más y la ciudad se ha llenado de amigos y
otros veraneantes. Además, los niños no están con nosotros, y eso lo cambia
todo: no es una situación que ninguno de nosotros quiera, pero no cabe duda de
que introduce con mucha fuerza, en el día a día, la variable “hago en todo
momento exactamente lo que me da la gana”, incluso si lo que me da la gana
consiste en no hacer nada; y eso a veces está muy bien.
Y, si por ejemplo no te apetece ir a la
playa, no vas. Y entonces echas la siesta delante de “Comida para Phil”, de
Netflix, y disfrutas de los sitios apetecibles que visita, de las ciudades, de
los platos que prueba y de sus caras –es básicamente lo que hace, poner caras-.
O, mejor aun, haces que lees; y abres el libro y empiezas, despacio, y aguantas
un par de páginas, hasta que sin disimulos lo colocas abierto boca abajo sobre
la barriga y, con la deliciosa idea de que no hay ninguna prisa acariciándote
la conciencia, te dejas ir.
Y al despertar lo recoges y sigues. Por
ejemplo, “Regreso a Berlín”, de Verna B. Carleton (Periférica & Errata
naturae), un descubrimiento que debo agradecerle, una vez más, a una librería
de verdad, “Méndez”, en la calle Mayor de Madrid, que tiene sus libreros
también de verdad, y todo, que no solo son capaces de aconsejar sino que aciertan.
El mismo Madrid que parece esperarme dentro de un mes, con su parcela de vida
nueva y sus nuevos escenarios, a pesar de que no acabo de creérmelo ni consigo
imaginarme cruzando un día la M-30 con naturalidad.
O, si uno quiere que la sensación de excepción
sea mayor, y que ese estado de ánimo de tranquila excitación no solo no se
rompa sino que se perfeccione, puede ojear a Szymborska. Y leer que “hasta
donde alcanza la vista, aquí reina el instante”, y casi comprenderlo, y hasta
pensar que qué apropiado para ese momento de abrir los ojos y ver la luz y el
cielo y unas nubes que, como también dice ella, “sin la carga de ningún
recuerdo, se elevan sin problemas sobre los hechos”. Y después levanta la vista
y piensa que qué pena no leer poesía, porque es asombrosa su capacidad de
condensación, su capacidad para obviar lo que no es esencial.
Y sigue el verano. Y aún faltan las
vacaciones, en las que volveremos al paraíso. Pero, mientras, disfruto de esta
reconfortante pereza lúcida y del hecho sorprendente de no estar angustiado por
nada."
* * *
Irremediable Y Claro,Por Supuesto,Da Gusto -La Indiferente Sensacion E Incorregible "Desanimo De Sentirse Uno Obligado -A Preocuparse Por El Projimo Y Mucho Menos Cuando " Ni Le Va,Ni Le Viene... Es Algo Que Hoy En Dia " Se Estila Mucho Y Hasta Yo Pienso -Que El Purgatorio Debe De Estar "A Parir De Lo Poquisimo Que Rezamos A Aquellos Que Ya Se Fueron Y Tampoco "Por PERFECTOS.
ResponderEliminarPues FELICIDADES,Porto Y Saudis!
Yo, Sin Telefono, Otra Vez Y Me Pierdo Tu Lectura, Aqui, Junto A La Naturaleza, Al Aire Libre De Matusalem..
Feliz Verano!
Ysa,
A mí Regreso a Berlín me gustó regular, lo tengo ya casi borrado. Te recomiendo El club de los mentirosos que es el que estoy leyendo ahora.
ResponderEliminarSé que vienes a Madrid y me alegra porque podremos vernos pero me da tanta pena que vengas, Madrid es tan horrible.
Regular, sí. Al seguir leyendo ha ido a menos. Tomo nota del otro.
Eliminar¡Jobá, pues me dejas en terreno de nadie! En fin, ya que una de las cosas buenas de ir es la gente que estáis ahí, a ver si es verdad y nos vemos.
Besos.
Siento simplificar pero sí, sólo leer a Wisława Szymborska es suficiente. Siento ser tan parco.
ResponderEliminarMe gustaría ir a Mondoñedo, y seguir leyendo a Cunqueiro.
Un abrazo
Seguro que sí, que lo es. Perseveraré (vaya palabra).
EliminarYa sabes a qué te obliga venir...
Un abrazo.