El grito de Carlos
Cada noche, Carlos recibe a su madre con una cara hecha con la ropa que es para lavar. Normalmente, los calcetines y el calzoncillo.
Suelen estar muy bien, y se va perfeccionando: ojos guiñados, morros de cerdo, bocas de sorpresa, etc. Hace unas semanas hizo este buzo:
Ayer estuvo trajinando un rato, se levantó y me dijo "Mira, el grito de Munch".
Hijos, igual que tus poemas, tienen que tener carácter.
ResponderEliminarUn beso.
Me encantan. Cada cual mejor. Tiene alma de artista.
ResponderEliminarEs la leche.
ResponderEliminarAinsss. Bendita imaginacion infantil.
ResponderEliminarOstis! Es un genio.
ResponderEliminarLuego le enseñarán a echarla en la ropa sucia y, después, a lavarla. No creo que eso lo baje del estado de genialidad.
Recuerda fotografiarlo todo para el día de mañana. Una máquina el peque. ¡Qué listo! Me encanta...
ResponderEliminar¡Qué barbaro! ;)
ResponderEliminarEs lo que tiene estudiar música, que influye en todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo creo que tiene algo...
ResponderEliminarUn abrazo a vosotros también.
Hacía mucho tiempo que no andaba por estos lugares, entrar y encontrarme las obras de arte de Carlos es genial, me parece absolutamente genial.
ResponderEliminarMe alegro de que todo vaya tan bien.
Un beso, B.