Fin del verano
Nos acabamos de acostar. Hoy hemos visto no una sino dos películas.
Mañana se van.
Han sido unas vacaciones maravillosas. Incluso un tonto como yo, al que todo parece escapársele entre los dedos, lo ha sabido en todo momento.
Ahora les toca seguir las suyas con su madre.
Hablar del dolor de la separación y, más aun, tratar de cuantificarlo, me parece no solo inútil sino impúdico. Esto ya lo sabía, y sabía que toda mi vida lo sentiría.
Se me ha hecho tan corto... Hemos hecho muchas cosas (más que nunca, seguramente), pero quería hacer más. Y sobre todo quería tener tiempo, tiempo para estar con ellos, para vivir con ellos y que fuera normal, tiempo seguido, tiempo suficiente para que todo pareciese permanente.
Pero esto es lo que hay. Y por suerte (mucha, muchísima suerte) ellos están bien, son niños felices que siempre están con quien los quiere. Llegaron con una sonrisa y se van con otra.
Ahora para mí el verano ha terminado. Voy por fin a retomar los estudios y, por tanto, a encerrarme bastante. Pero sobre todo estaré deseando que acabe agosto y ellos vuelvan a mi día a día.
Por suerte, también (mucha suerte), no espero solo.
Porto, ahora que estoy en la misma situación que tu me asombro viendo como lo vivimos de manera tan distinta.
ResponderEliminarLas princesas se han ido también todo el mes de agosto pero yo no lo vivo con tristeza, ni con pena ni nada por el estilo. Ellas se van felices y yo me quedo feliz de verlas irse tan contentas....
Hola, Moli.
ResponderEliminarNo me gusta nada hablar de estas cosas en público, pero bueno, ya que he empezado yo...
Al margen de lo diferentes que tú y yo seamos (y yo soy muy melón para estas cosas, como a menudo demuestro aquí), hay una diferencia: para mí las vacaciones son el paréntesis donde viven conmigo. Aunque mi situación habitual sea buena, en el sentido de que los veo a diario y estoy mucho con ellos, lo cierto es que, vivir vivir, vivo con ellos en vacaciones. Y, bueno, que se acaben es algo más que unas semanas sin ellos.
Pero en fin... Que hoy se van y ya estoy más animado. La noche, a veces, ya se sabe.
Un beso.
Solo: ¡hola!
ResponderEliminarVente pa' Madrid.
No hacen falta excusas de cursos y eso.
Agosto esto está desierto, pero septiembre... ya todos de vuelta.
Tendrás que conocer a miniXavie...
Beso!
Porto es un melón, Moli una cebolleta subterránea y Aroa un higo chumbo.
ResponderEliminarHe dicho.
Yo me suelo sentar en una silla, leer este blog y soñar. Un verdadero placer.
ResponderEliminarAroíña, querida, me temo que ni tiempo ni dinero me quedan. Ganas, sí.
ResponderEliminarJesús, la tomas con nosotros vía vegetales porque sabes que sales ganando, que a ti solo te podemos relacionar con campos de cebada y amapolas...
Anónimo/a, esto suena a frase hecha, pero te aseguro que pensar que eso pueda ser verdad es, por encima de cualquier otra cosa, lo que hace que escribir aquí tenga sentido.
Besos y abrazos para todos.
Hay pocos padres que sientan como tú. Desgraciadamente. Créeme si te digo que todos los que te rodean tienen suerte de compartir esa sensibilidad contigo. Es casi imposible encontrarla.
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