10.3.06

Sólo los locos están seguros y resolutos.

Creo que deberían estar ustedes agradecidos a mi pereza de estos días, que me impide hilar dos ideas seguidas y es la causante de que últimamente no haga más que traerles textos ajenos.
Hoy tampoco voy a ser muy original, y citaré a Montaigne, de quien no se me ocurre mayor halago que decir que debía de ser un hombre dotado, a partes iguales, de una inteligencia, cultura y sentido común extraodinarios.
De sus maravillosos Ensayos, permítanme mostrarles algún fragmento (he variado el orden) del capítulo XXVI, DE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS.

Ante ustedes, la mentalidad admirable de un hombre de hace quinientos años:

Que le imbuyan
la noble curiosidad de informarse de todo; que vea todo lo singular que haya a su alrededor. [Se refiere, y se referirá siempre, al niño que se pretende educar]

...hacer sin miedo a un joven adaptable a toda nación y compañía, incluso al desorden y a los excesos si es necesario. (...) Que pueda hacer todo y no guste sino de hacer lo bueno.

...el trato humano es muy conveniente, y el visitar países extranjeros, no para volver sabiendo únicamente (...) cuántos pasos tienen Santa Rotonda (...); sino (...) para frotar y limar nuestras seseras con las de otros.

En esa escuela del trato con los hombres, (...) en lugar de sacar conocimientos de los demás, sólo intentamos hacer gala de los nuestros (...). El silencio y la modestia son cualidades muy convenientes para la conversación.


Que calle aquello con lo que le han socorrido y no muestre más que lo que ha hecho con ello. (...) El beneficio de nuestro estudio es habernos hecho mejores y más sabios con él.

El verdadero espejo de nuestras razones es el transcurso de nuestras vidas.

Que huya de esa apariencia sentenciosa e incivil y de ese pueril afán de querer parecer más listo por ser distinto y hacerse un nombre mediante censuras y extravagancias.


Que le instruyan sobre todo para que se rinda y deje las armas ante la verdad, (...); ya nazca de las manos de su adversario o nazca de sí mismo por mudar de parecer.

Que le hagan comprender que confesar el error que él mismo descubra en su propio razonamiento, aunque sólo él se haya percatado, es un acto de juicio y de sinceridad, que es lo que él persigue; que la obstinación y la disputa son cualidades vulgares, propias de las almas más bajas; que mudar de parecer y corregirse, abandonar un partido equivocado en el calor de la discusión, es cualidad rara, fuerte y filosófica.
[¿Por qué me miran así?]


En fin, lástima de realidad. Parece que en cinco siglos no hemos aprendido demasiado.

13 comentarios:

  1. Cuanta verdad!!y cuán insólita (que hasta suena raro oirla,!!...por algo esa época fue el siglo de las luces...ahora, ¿qué tenemos?;¿dónde estamos?
    me parece que andamos el camino equivocado,por no decir que estamos en clara regresión...
    Deberíamos leer a estos escritores de ese siglo y doctrina pues no en vano,en mayor o menor medida el sistema de libertades y democrático (¿civilizado?) es deudo de aquellas ideas.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Salvo constatar una vez más la invisibilidad e inexsistencia de las mujeres para Montaigne -y para todos, ¡que le vamos hacer! En eso tampoco se ha aprendido mucho todavía- Adhiero en su totalidad todos los postulados volcados aquí, querido portorosa... Y sí, realmente somos lo peor :)

    Deseo que tus neuronas reanuden pronto su actividad habitual para que puedas deleitarnos con creaciones tuyas.

    Un abrazo entrañable.

    Hannah

    ResponderEliminar
  3. Mmmh no estoy tan de acuerdo. Cómo que no hemos aprendido nada???!!!, Sr. Portorosa que Ud. haya colocado este post es muestra de algún aprendizaje. Que nos lleve días, años, siglos... cómo medimos el tiempo? y más cuando se refiere a aprender, a educar. No quiero pensar que no hemos aprendido, sino que estamos en el proceso de aprendizaje, por mi parte educando a mi hijo...
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Aplausos. Por revisitar al autor, por la selección de textos, por sus breves pero oportunas (y divertidas) apostillas. No hallo yo sexismo alguno en lo leído,: se refiere al ser humano, sin duda, pero en aquel entonces no había cerebros espongiformes empeñados en añadir "y seras humanas".

    Te comprendo, querido. Yo también padezco vagancia galopante.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Donde dije "sus breves apostillas", me refería a las de usted, sí, señor de Portorosa (que lo releo y descubro que me ha quedado equívoco). Aclarado.

    ResponderEliminar
  6. Portorosa, gracias por recordarnos que llevamos unos quinientos años andando para atrás en muchas cosas…….

    Al amigo Montaigne le debemos muchas cosas… siempre pensé que uno de sus mejores clichés, englobando casi toda su prédica es su:

    "Pour juger des choses grandes et haultes, il faut un'ame de mesme, autrement nous leur attribuons le vice qui est le nostre." (Livre I, XIV)

    Para juzgar las cosas grandes y elevadas es necesaria un alma de esas cualidades, de no ser así, les atribuiremos nuestros propios vicios

    Peor que la invisibilidad o inexistencia a que se refiere Hannah, y con toda la razón, su visión de la mujer se refleja en pocas citas, en las que, además, “notre ami Michel” las considera poco más que a un elemento doméstico a quien debe otorgarse un trato de afecto y cariño (Livre I, XXIX.- De la Moderation).

    O peor todavía; cuando las menciona como mujeres ejemplares, es para citarlas como personajes que se quitan la vida para seguir a su marido en la muerte (Livre II, XXXV, De trois bonnes femmes)

    Para redondear su actitud ante la mujer: "D'y comparer l'affection envers les femmes, quoy qu'elle naisse de nostre choix, on ne peut : ny la loger en ce rolle » (Livre I, XXVII, De l'Amitié)

    Intentar comparar (la amistad) con el afecto hacia las mujeres, a pesar de que nazca de nuestro deseo no se puede: ni siquiera colocarla en ese papel.

    Al menos aquí, en esto, si se nota alguna evolución. Insuficiente a todas luces.

    Un abrazo

    Egonauta

    ResponderEliminar
  7. Amigo Portorosa:ya descubriste al impar Cunqueiro (siempre para nosotros A. C. ,sencillamente).Ahora citas al insigne Miguel de Montaña.Ya sólo te queda el ciego genial,el number one sin discusión alguna,J.L.B. Posteriormente hablarás de Vargas Llosa,Gabo,Monterroso,Alvaro Mutis,C.J.C.,el primer Torrente Ballester,Sterne,Proust,etc.,etc.,etc.Lo estoy viendo venir.¡Qué suerte tenemos que nos vayas abriendo camino...!
    Déjame terminar con una cita (bueno,mejor dos)del genial Montaigne:
    " Hallo más soportable el estar siempre solo que no poder estarlo jamás "
    "Mon métier,mon art c´est vivre..."

    Cordiales saludos.Mombo.

    ResponderEliminar
  8. Solemos confundir aprender con evolucionar. La especie humana prácticamente no ha evolucionado, ni en 500 ni en 50.000 años, pero sus sociedades sí han aprendido muchas cosas, por supuesto que sí. Han aprendido técnicas, ciencias, artes, medicina, ocio y aburrimiento; han triplicado la esperanza de vida de sus individuos, han multiplicado exponencialmente la población y han explotado los recursos del planeta hasta límites temerarios. Pero la naturaleza humana -que a Portorosa le gustaría imaginar evolucionando hacia formas más virtuosas- no ha cambiado ni previsiblemente cambiará. No hay ninguna razón para que lo haga: los seres vivos no están diseñados para este tipo de evolución.

    ResponderEliminar
  9. Bon jour, tout le monde:

    Me alegro de que os haya gustado la selección. Que conste que yo aún no he terminado de leer los Ensayos, me queda el tercer tomo, pero casi es una suerte saber que lo tengo pendiente.

    Hannah y compañía, creo que es absolutamente imprescindible darse cuenta de la época y la sociedad desde la que nos habla cada autor, y no achacarle a él lo que para nosotros son defectos pero para su mentalidad eran sin duda el único comportamiento imaginable. Esperar de Montaigne un trato a la mujer comparable al que todavía hoy en día está por conseguirse, es bastante injusto, ¿no?.

    La primera de tus citas, Egonauta, me parece magnífica.

    Brian, yo me refería a aprender en ese terreno concreto, claro, no en general. Pero que tú consideres eso propio de nuestra naturaleza, y por tanto inmutable en plazos imaginables, supone para mí un modo diferente de plantearse el tema. Supongo, a la vista de la realidad, que tienes razón; y la verdad es que es algo desmoralizador.

    Mombo, bienvenido. No sé si hablaré de todo eso, y desde luego no soy el indicado para abrir camino a nadie; se hará lo que se pueda. Qué suerte, poder decir la segunda frase que citas...

    Un abrazo a todos (Earnest, May, Max, Javazquez).

    ResponderEliminar
  10. Es el continuo círculo de la insensatez, al que volvemos una y otra vez...

    Ante ello, sólo caba aportar nuestro grano de arena, educando a nuestros hijos y dando ejemplo, aunque imperfecto, de vida.

    Skakespeare escribió: no hay tinieblas sino en la ignorancia.

    Seamos candelas, en nuestra modesta medida.

    Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
  11. Un abrazo, S. Últimamente coincidimos poco (creo que los dos estamos algo desconectados, esta temporada), y me alegro de verte.

    ResponderEliminar
  12. Exijo inmediatamente una reparación. Debió tratarse de un error. ¡Quiero unos padres que hayan leído a Montaigne!

    ResponderEliminar
  13. No te puedo contestar largo y tendido... que mi padre ahora me lee.
    Pero sí, debería ser lectura obligatoria.
    (Que conste, fue mi padre quien me presentó a Montaigne).

    Besos.

    ResponderEliminar