3.8.05

Relato sobre un hombre real.

[Y ahora, sin que nadie me obligue, aun así reincido. Una vez perdida la vergüenza, uno es impredecible. Lo mismo acabo siendo alguien espontáneo]


"No, bien, aún no está.
Bueno, y dónde me pongo. En la mesa, que se me ve enseguida. No, no, que ahí pasa de largo y ya está. En la barra, mejor me siento en la barra, así se tiene que acercar. Aquí; no, aquí, allí a lo mejor es demasiado cerca. No será muy lejos, ¿no?, supongo que me oirá. Sí, aquí estoy bien.

- Hola. ¿Con leche pequeño?

¿Y no hay periódico? Sólo hay éste; bueno, da igual, por lo menos estoy leyendo. Me tenía que haber traído un libro. Aunque mejor no, qué pinto con un libro a estas horas; a ver si se va a pensar que estoy en paro, o algo así. El periódico, el periódico está bien. Por Internacional. O lo abro por Cultura, mejor. ¿Y por Local, para que se vea que me preocupo por las cosas que nos afectan, aun las sencillas?. No, que igual se piensa que soy un pueblerino y que sólo me interesa lo de aquí.

Bueno, pues nada... ¡Joder, cómo quema! Y me tengo que atragantar justo ahora, sólo faltaría que me pasase al entrar ella.

Bueno, bien. El café éste me va a hacer sudar, coño. Me voy a secar la frente ahora, mejor, sería patético, con la frente goteando.
Sí, estoy bien, el pelo bien. La camisa se me abre mucho. Parezco un chulo. No, así es peor, parezco tonto. Tenía que haberme puesto otra. Y ahora tengo ganas de mear. Pues ahora no voy a ir, hasta que entre no me muevo.
Anda, un artículo de Vargas Llosa, ¿a ver?.

Cómo tarda. ¡A la mierda, Vargas Llosa! A ver si hoy no va a venir.

¡Ya está, ya está!

¡Dios, qué guapa!

Ya viene. Se para, se para en lo de los periódicos. Claro, no hay ninguno, ¡parezco imbécil, el último lo he cogido yo! Y ahora me verá a mí leyéndolo tan tranquilo. Qué mal. ¿Se lo ofreceré? Va a pensar que estoy pendiente de ella. No, pensará que es un detalle. Ya viene para aquí. Está al lado. No, no mira para aquí; sigo leyendo. ¿Pongo la mano en la barbilla? ¿Y si piensa que estoy tan concentrado que ya ni me hace caso? Mejor, miro. Ahora mirando en el bolso. Un sorbito. Revuelvo un poco, así. Vaya dedos, joder.

¡¿Pero qué hago en Deportes?! ¡Y encima con una foto de fútbol! Rápido, ¿dónde estaba Cultura? Bueno, Cartelera, la cartelera está bien. Aunque vaya películas.
¿Le ofrezco el periódico? ¿Pero no va a mirar nunca? Como pida, se va a ir a sentar a una mesa, y ya nada. Bueno, se lo ofrezco. Sí, mejor se lo ofrezco, así puedo decirle algo.
¿Pero y qué le digo? “Hola, perdona, tal vez quieras el periódico...”, ¡no, no, parece de telenovela! “Hola, perdona, me ha parecido ver que buscabas un periódico...”; joder, y así parezco Piolín; y sigo pareciendo del año de la pera. “Hola, no querrás el periódico...”; ¿y eso a qué viene, así en plan listillo? ¡Ya se va, se va a sentar, se va a sentar!

- Perdona... -¡mierda! No se me ha oído nada, no me he oído ni yo; como mucho me habrá oído mugir un poco- ¡Perdona!

Creo que la he asustado. Ahora voy a parecerle un loco.

- Hola, qué hay, no, que yo ya he terminado con el periódico... - ¡¿Y?! ¡No se está enterando de qué le estoy diciendo! No me está entendiendo. Debe de estar pensando que quién es ese chalado, y en que la deje en paz- No, lo digo por si lo quieres tú. Como...
- No, no, gracias. Es que ése no lo suelo leer. - ¿Cómo? Ya, ni yo, yo tampoco. Vamos, di algo, coño, di algo. No, si yo tampoco; qué va, nada, nada, lo que pasa es que como no había otro, pero qué va. ¿Éste? No, nunca. Hoy, ya ves, la casualidad- ¡Ah, gracias, Paco!, ¿ya me llevas tú el zumo a la mesa? Gracias.

¡Joder, joder, joder! ¡Qué guay! Muy bien, genial. Subnormal, que eres subnormal. Qué gilipollas.

Y aun encima sudando como un cerdo, toda la frente mojada.

Qué imbécil.

¿Y dónde se ha metido? ¡Detrás, está justo detrás! Aun encima. Bueno, estoy bien sentado, por lo menos.
Los brazos, los pongo así, así, un poco en tensión, a ver si se me ve un poco ancho de espaldas. Pero justo hoy tengo que traer esta camisa tan fina; ¿se me verán michelines?, me enderezo un poco más, mejor. Y sudando. Me soplo un poquillo por dentro del cuello. ¿Tendré marca en la espalda? Me la separo un poco, así, rápido; no, sacudirla no, que se me va a notar mucho. Joder, está un poco por fuera del pantalón. Y con estos dedos, seguro que están todos rojos, debo de dar una imagen cojonuda.
Bueno, a ver, me coloco otra vez bien.

Pero no voy a estar aquí toda la mañana. Seguro que... no, no ha visto si había terminado el café; ni eso, ni nada.
Nada, aparte del periódico, claro.

Bueno, pues me voy. Me tengo que ir. Me voy.
Voy a decirle algo, al pasar, total está aquí al lado; y ya, qué importa meter más la pata. Por lo menos no me quedo así.

- Paco, ¿me cobras, por favor? Gracias. Hasta luego.

Ahora, sin gritar mucho. Sonriendo, sonriendo un poco. ¡Un poco de seguridad, hombre, venga!

- Hasta lueeégo. -¡Un gallito! ¡¡Un gallito!! ¡¿Pero qué tengo, quince años?!

No me ha oído, no se me ha oído. Ella ni me ha mirado. ¿Y qué hace con ese libro? Se trae un libro al café. Y yo nada. Bueno, no te pares, ve saliendo. ¿Se lo digo otra vez? ¿Estaré muy lejos? Sigue leyendo, no mira. Bueno, sí, sin gritar, pero más alto.

- Hasta luego.

Sonrío, sonrío como un buen tipo, sonrío como Paul Newman, como Hugh Grant.

Levanta la mirada, me ve, mira alrededor y sigue leyendo.

Bueno, mejor dejo de sonreír. Me voy. "

11 comentarios:

  1. Gracias.
    Y gracias por la crítica, de verdad. Pretendía dar sensación de nervios e inseguridad, de precipitación. Pero sé que tiendo a llenarlo todo de comas, puntos y puntos y comas.
    Gracias, Donna.

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  2. Anónimo4/8/05 11:41

    Fíjarte, a mí no me disgusta el exceso de signos de puntuación, debe ser porque yo también tengo ese defecto. Un defecto que no sería tal si los supiésemos utilizar de manera ortodoxa, algo verdaderamente dificil.

    Y es cierto que tiene un ritmo muy ágil.

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  3. No, qué va, no hay que hacer crítica. Y lo que desde luego no hay que hacer es hundirme con las críticas; eso, nunca.
    Nicolás, yo tampoco leo blogs para "leer", salvo (creo) dos excepciones. De hecho (y salvo esas dos excepciones) rehúyo los de textos con pretensiones sólo literarias. Pero en cambio, incongruentemente (sólo faltaría), sí escribo éste para (al menos en parte, y sólo si acabo de quitarme la vergüenza) "escribir". Me temo que es el único sitio en el que puedo, aparte de en un papel en mi casa (que conste, de todos modos, que sólo llevo dos mini-relatos).
    En fin, qué quieres que te diga - que tú no puedas imaginar- de las ilusiones, de la vanidad (again), de las frustraciones, del tan repetido "yo querría escribir", de la falta de talento, etc., etc.

    Vamos sobreviviendo como podemos, chico. Y los alicientes hay que salir a buscarlos donde sea.
    Un abrazo.

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  4. Hala!, que bien! que regalo!.

    Pues me ha encantado, y me gustan los puntos esos y las comas, me pasa lo que al compañero bloguero, que yo hablo (o escribo cuando me comunico) igual.
    Me gusta mucho el estado y las dudas que relata, el miedi ese, la vergüen...me encanta!.
    Una intuye que los tíos son así, pero como los pobres tienen que ejercer de seguros, pues como que se aparca el pensamiento.
    Leo donde la Donna que habla de sexo/senso con sus amigas (no tengo tiempo de postear y por otra parte me da algo de palofen) y esa es la diferencia que viene al caso. Los hombre hablan de cantidad (en plan pescador de truchas) y en cambio las señoras hablan de calidades y demás fabulaciones. (por eso no posteo, que yo de eso no hablo)
    Y es muy emotivo leer cómo se aturulla un señoro ante una moza.
    Me ha encantado, y es cosa muy parecida a la que me comentan los amigos cuando se sueltan...poco, afortunadamente.
    Beso y beso.

    M

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  5. Muchas gracias, Miranda.
    ¡Así, así, seguridad, dadme seguridad (aunque os podéis arrepentir)!

    Un beso.

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  6. Anónimo4/8/05 20:39

    Pues para no variar, me ha encantado.

    Y no pienso entrar en el farragoso mundo de la crítica literaria; en primer lugar, porque sería un lujazo por mi parte, y en segundo lugar, porque no soy un purista del estilo. Simplemente, me gusta mucho cómo escribes.

    Un saludo.

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  7. Donna, tú puedes criticar lo que quieras. Faltaría más. Y te agradezco lo de no apresurarse; lo sé, pero creo que una de las (infinitas y evidentes) razones que pueden acabar con cualquier posibilidad de hacer algo digno es no saber ser "imparcial" con uno mismo y dejarse llevar por las ganas, no saber mirar lo propio y verlo verde, forzado, escrito sólo a base de ilusión (que no basta, claro).
    Gracias, chica.

    Vaporetto, muchísimas gracias, de verdad (lo único que me da miedo es que un halago de alguien que no adora a los Beatles... no sé yo). Gracias de nuevo, en serio. Un saludo.

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  8. ¿Vaporetto no es beatleliano? Hala! habrá que avisar a los de National Geographic, que debe ser ya de los últimos de la especie...jojojojojojo.
    Portorosa, creo que ya lo hablamos por private alguna vez. ¿Sirve la crítica literaria?¿Al autor, al lector?
    Es que hay matices y de eso se podría hablar largo y tendido. Yo no creo que la crítica sirva para nada, nunca lo creí, pero bueno, si la profesional le produce unas perrucias al que la hace y de paso se relaja, benditoseadios.
    A mi me gustaría saber si realmente el autor necesita la crítica, me explico, cuando alguien crea, y crea con continuidad, hay en ello ya una disciplina, que lógicamente va puliendo el llamado estilo propio. Y digo llamado estilo porque generalmente se tiende a hacer o escribir como aquel que es nuestro autor favorito, por afinidad intelectual o porque su estilo nos hace sentirnos cómodos como si lo escribiera uno mismo.
    Ahora bien, yo creo que a la larga el mejor crítico es además de uno mismo el tiempo. Si dentro de un año, vuelves a leer lo que escribiste y te gusta...árre, si no...só.
    Eso suponiendo que el escritor no sea un perfecionista, que los hay, en ese caso es improbable que pueda releer nada de lo hecho.
    Yo que tu me relajaba, me tomaba esto como lo que es, un relax, un medio y un escenario regalado y seguía escribiendo y releyendo mis cosas y probando distintos palos y venga candela. Y todo irá fluyendo como tenga que ser.
    Y tu mismo te irás dando cuenta de lo que es cal o arena. ¡Disfruta!

    Beso.
    M.

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  9. No, no recuerdo que hayamos hablado de eso, Miranda.

    No tengo una idea clara formada (como de casi nada), pero yo creo que la crítica, si es seria, sirve para el lector como orientación y siempre sabiendo que es sólo una referencia discutible y muy variada (incluso puedes ir viendo quiénes te merecen confianza); para el escritor, no tengo ni idea de si vale para algo (creo que hay algunos que no la leen jamás).

    Yo creo, de todos modos, que uno mismo puede ser el más implacable crítico propio, siempre y cuando no lo traicionen las ganas de "lograrlo". Difícil, claro.

    Y lo de disfrutar, ya veremos si sé. Gracias.

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  10. Sí, en el último cruce hablábamos de los que nos regalan por internet su criterio subjetivo sobre todas las cosas...sobre que eso era algo para lo que todo el mundo creía estar capacitado y te decía (copiopego)"Con la literatura pasa lo mismo o peor...todos tenemos libros, y todos por lo tanto podemos ser escritores en potencia."
    Te confirmo (porque los que conozco me lo han contado) que los escritores se vuelven locos por leer sus críticas cuando publican el primer libro, y que los que tienen éxito rara vez vuelven a leer una sóla. Pasa lo mismo con los intérpretes, buscas la crítica de tus maestros, es lógico, no de diletantes.
    Esta es una vieja conversación que enlaza con una que tenía ayer mismo con un alumno. Tengo un alumno que está recibiendo ahora clases de Dalton Baldwin, probablemente el mejor pianista acompañante que ha habido. Y me llamaba ayer encantado de como le trataba, de que le habían mandado cantar en el concierto de los "elegidos", y de las alabanzas que recibía. Y me decía que le extrañaba mucho que no le sacara faltas de técnica, y yo le dije que era muy sencillo todo. Dalton Baldwin es pianista y músico, no es ni cantante ni profesor de canto, por lo tanto no necesita dejar mal a la "competencia" o demostrar con su crítica (gratuíta) que sabe más que nadie.
    La mayoría de los que hacen eso (hasta en los cursos) es precisamente por osadía...o envidia, salvo cuando el alumno es un manta...y en ese caso salvo que las clases de técnica fueran continuadas la crítica sin saber de qué proceso evolutivo viene el alumno sería además de una osadía un peligro (con el agravante de que el instrumento lo llevan puesto y no hay lutherías a mano).
    Pues eso, que sí que hablamos..y que todo enlaza más o menos.
    Y que me voy a desmontar unas baldas de mecano de hierro...si sobrevivo luego vengo a cotillear.
    Beso.
    M.

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  11. Tienes razón, tienes razón. Es que al pensar en la crítica profesional me despisté.
    La verdad es que en este terreno tienes experiencia, aunque no sea en literatura; y recuerdo que precisamente por eso me llamó mucho la atención lo que dijiste sobre los aficionados que opinan.

    Me parece que ese mundo tendrá tantas miserias como todos. Aun así, yo creo lo que te he dicho: es una referencia, a tener en cuenta por cada uno dependiendo de lo que la valore.

    De todos modos, lo que dices sobre los cursos es muy interesante.

    Muchas gracias, Miranda. Ya ves que me voy un par de días. Chau.

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