15.3.05

Querido Juan.

¿Y si cuando durante aquel partido de baloncesto de hace dieciséis años te agachaste a recoger una bolsa del suelo delante de nosotros, con tu camiseta de manga corta ceñida, y te levantaste presumiendo un poquillo porque ya se te notaban los músculos, de repente hubieses sabido, Juan, mientras nosotros decíamos sin que se nos notase "¡joder, vaya brazo!", que catorce años más tarde, siendo ya padre de una niña de tres años y marido de una chica que entonces también era nuestra compañera de instituto, a ti, que entonces no concebías nada que no fuese aquella juventud desbordante y que nunca ibas a hacerte mayor -como todos nosotros, claro-, te iban a diagnosticar, después de que un día cualquiera te empezases a sentir mareado, un tumor cerebral que dos años después te iba a estar matando?
¿Y si en aquel momento hubieses visto todo esto, Juan?

¡Cómo íbas a pensarlo!, ¿verdad? Cómo íbamos a pensarlo...

Y tú eres uno más de nosotros, que no supimos aquello entonces y aun ahora, a pesar de todo, nos permitimos perder el tiempo, perder parte de unas vidas que también se nos acabarán.
Al menos, creo que tú has sido feliz.

1 comentario:

  1. No sirve de consuelo, pero aquí te ofrezco dos pensamientos muy hermosos sobre la muerte:

    La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos.

    Marco Tulio Cicerón


    No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre.

    Stefan Zweig

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