Vicedo: marea baja
La marea baja permite caminar por el medio, literalmente, de la ría. La sensación es increíble, como la espectacularidad del paisaje. El entusiasmo continuo de los niños es admirable y contagioso.
Ayer tomé mi primer café del verano y del año en Oliva. Fui también a la tienda por antonomasia, a oír historias del pueblo.
Leo al desconocido (para mí, a pesar del premio) Banville, y promete.
Incluso para mí, que me pongo tantas trabas, todo está siendo maravilloso.
Qué sana envidia. No sabía que había otra Oliva, además de la valenciana. Se te echa de menos en cierta embarcación, Porto.
ResponderEliminarUn abrazo.