Pararse
A medida que pasan los años, la vida se acelera y el paso del tiempo adquiere tal velocidad que da la impresión de que supera tu capacidad para capturar los momentos que estás viviendo. Llega un momento en el que debes pararte.
Marina Geli, Endreçar l'ànima
No es la primera vez que se dice algo así, aquí; y en blogs como el de Jesús es un pensamiento recurrente, maravillosamente explicado.
A veces uno debe detenerse unos minutos, unos minutos al día, en ocasiones incluso físicamente: dejas de caminar, o te echas a un lado en la carretera, y miras, y piensas y tratas de situarte. No hace falta estar mal, no siempre se trata de tomar aire, sino de desconectar el piloto automático.
Otras, el mayor lujo sería hacer un alto, apartarse durante un tiempo mayor. No para prepararse para la conquista de grandes objetivos, sino hasta estar seguros de que no se nos está olvidando nada, que no estamos dando demasiadas cosas por sentadas.
Querido Porto, ¿cuántos años hace que nos conocemos? (Sí, que nos conocemos) Ya van unos cuantos (todavía no había nacido tu Paula).
ResponderEliminarVoy a confesarte una cosa: los cincuenta años que cumplí en mayo me han sentado como una bomba atómica, un disparo de esos que hacen que el indio se precipite al suelo arrastrando estrepitosamente al caballo en su caída. Ahora sólo espero que el director dé por buena la toma y pueda ponerme en pie y marcharme tranquilamente a casa.
Un fuerte abrazo.
Muchos, sí.
ResponderEliminar¿Y qué es eso de irte a casa? ¿Descansar? ¿La sensación que tienes es la de necesitar descansar, o es distinta?
Un abrazo.
Lunes del Dieci-seis de Diciembre, Dos Mil XIII
ResponderEliminar- Portavoz de Palabras -
Porque calla el Poeta
si se necesita escuchar
su voz tal como el Eco
lo oyen las montañas
o acaso "yace alicaido,
descontento con lo que uno
contempla en este rumiado
fondo de codicias, vicios,
escombros que opacan
a la flor del olivo,
damas de doncellas...
Ohhh Poeta!! Contesta!!
Vierte la Fe de tu "frente
y serenamente aclama
tu Alma -ardiente
ahora que restan
Esperanza y Paz
en un desosiego civil
que contradice la Ley
del Ser Humano.
Ohhh Poeta!! Responde!!
No te desconsueles!!
Ysa,
P.s.:Algo asi... Nunca es tarde para... sentar "cabeza?
Feliz Lunes y Festejos!!
¡Qué bien lo cuentas, Porto! Me ha encantado. Y totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Ysa y Elvira.
ResponderEliminarAbro "Taras Bulba" y veo que Gogol murió a los 43 años, mi edad.
La sensación que tengo es la de la necesidad de descansar y, al mismo tiempo, seguir adelante. Hubiera podido escribir: "Ahora sólo espero que el director dé por buena la toma y pueda ponerme en pie y seguir tranquilamente mi camino". Pero claro, es un juego. El director -tan poco eficiente en los últimos tiempos- soy yo.
ResponderEliminarDesacelerando ....
ResponderEliminarLo siento por Gogol , murió en la flor de la vida.
B.
Justo hace unos días empecé a escribir un post (que ya no publicaré) sobre lo deprisa que va todo. No te da tiempo de digerir una situación (vital) cuando ya estás metido de lleno en otra. ¿Cómo se para? Esa fue y es mi pregunta. Creo que no existe la respuesta, ¿no?
ResponderEliminarPero a mí, y supongo que muchos de vosotros, me pasa que a la vez que todo está acelerado los días se me hacen eternos (pero no las semanas, por ejemplo).
Lo que hablas de pararse unos minutos al día es lo que llaman los budistas meditación. Y funciona. ;-)
Un besazo.
Cuando vivía en Madrid intenté durante unos días lo de la meditación animada por una amiga que hacía una poca cada mañana y descubrí lo difícil que es.Hay que intentar poner la mente en blanco , desconectar , así que empezaba a contar números con ese objetivo pero al rato mi mente ya estaba trabajando.Tras varios intentos desistí y creo que no sòlo por la dificultad sino también por cierto remordimiento por estar perdiendo el tiempo con tantas cosas que hacer.
ResponderEliminarNo lo he vuelto a intentar pero a mi amiga le funcionaba.
B.
No, no, ¡qué va, B! No consiste en dejar la mente en blanco. Eso es imposible (tal vez algún gran maestro tipo Rimpoché o similar lo haya conseguido en algún momento, no sé). Se trata más bien de no enfadarte con tus pensamientos porque, aunque no quieras, te van a venir a la cabeza. Tienes que dejarlos entrar y de la misma forma invitarlos a salir. :-) La forma más sencilla de meditación es la que se focaliza en la respiración. También es algo más fácil caminando y focalizando entonces en los pasos que das. No es sencillo, pero no es imposible y cuando lo consigues, con muuuucha práctica, al parecer eres capaz de percibir tu contexto fuera de ti. Seguro que cualquier maestro de meditación (budista o no) te podrá echar una mano mucho mejor que yo que solo soy una aficionada.
ResponderEliminarLo intentaré , gracias.
ResponderEliminarB.
Pararse en el camino está bien, situarse de nuevo puede aliviar, momentáneamente, nuestra sensación de que se nos escapa la vida. Distinto de lo anterior es parar y ver donde está situado uno! Aquí ya hemos distendido nuestra pretensión de control y es cuando sentimos miedo, ese combustible que pone en marcha y acelera el mundo.
ResponderEliminar¿Te das cuenta de la diferencia, Poto?
No estoy seguro, T.
ResponderEliminarEn realidad, casi me parece que lo primero es un ejercicio necesario y suficiente en tiempos (personales) buenos, y que lo segundo es propio de crisis. Pero no sé si es la crisis la que lo pide o es el ejercicio el que la provoca...
(Creía que ibas a decir algo sobre la meditación)
Unha aperta.
Yo creo que muchas veces paramos, lo hacemos para no dejarnos arrastrar por las prisas, por la vorágine de los acontecimientos; paramos para capturar los momentos que estamos viviendo, como dice Marina Geli. Pero no siempre paramos para ver dónde estamos situados, como dice T. (yo también esperaba que dijera algo sobre la meditación).
ResponderEliminarCon crisis o sin ella, podemos parar para ver dónde estamos, para observar lo que sucede a nuestro alrededor, para ver qué sentimos y cómo nos afectan nuestras circunstancias; no se trata de parar para tomar decisiones o saber lo que tenemos que hacer. Se trata de "no hacer", de perder el control sobre lo que nos rodea... y claro que da miedo!
Un abrazo, Porto.
La meditación es un tratamiento de rehabilitación para adictos al yo. Es muy difícil porque los adictos están muy enganchados y suelen dejar el tratamiento.
ResponderEliminarY pregunto yo: se puede estar bien cuando uno siente que se le escapa la vida?
Pues yo desde mi ignorancia siempre he sentido cierta admiración por la cultura oriental y veía en la meditación otra forma de vivir , con otro ritmo , con otros valores que potencian el equilibrio y la paz interior.Justo lo contrario de esta vida acelerada que llevamos.
ResponderEliminarLa verdad es que no me lo había planteado como tratamiento.
Es difícil estar bien cuando sientes que los sueños se escapan.
B.
No sé si tengo muy claro eso de ser adicto al yo.
B.
ResponderEliminarEsa imagen de la cultura oriental como una forma de vivir en paz y con equilibrio mental tiene que ver con la recepción que hace, como producto de consumo para satisfacer una necesidad, la sociedad de consumo que padecemos.
El Buda que nos parece tan pacífico, bondadoso y promotor del éstasis, en realidad, partía de la “noble verdad” del sufrimiento. Enfermamos, envejecemos, morimos: la vida es sufrimiento. Su meditación lejos de ser un modo de evitar ese sufrimiento, es una forma de encararlo y de sentirlo en las propias carnes. Permanenciendo años y años frente a ese sufrimiento, acabó superando el sufrimiento neurótico que nos constituye, al derrubarse, como un castillo de naipes, el yo. El terror y angustia que debió pasar antes de ese derrumbe es camparable a los que sufrió Cristo en la cruz. Y ese proceso es ineludible para todos. No lo ha hecho el Buda y ya nos ha salvado a todos.
Los que no ofrecen la meditación como vendedores de crecepelos y han pensado seriamente en hacer accesible la sabiduría oriental a los occidentales, la presentan como una psicoterapia.
En la pregunta, ¿soy yo adicta al yo? ya tienes la respuesta.
Lo que criticamos entonces no es el Budismo o la meditación sino el mercadeo que se hace con ello.El producto es goloso , nada menos que la felicidad.
ResponderEliminarSin embargo en el " pararse " de que estamos hablando no se busca sólo eso , creo que es pararse para afrontar también la tristeza y el sufrimiento.
Taliesin, me alegra que hayas sacado a colación el concepto de sufrimiento porque es una cosa de la que no nos suelen hablar cuando hablamos de filosofías orientales (budismo y su meditación fundamentalmente). Es lo que dices, nos venden lo del minimalismo, el relax, el orden espacio-temporal con todo, velas, color azafrán, ir a Nepal y milongas de esas, pero no de las Cuatro Nobles Verdades que se fundamentan precisamente en el dolor, su aceptación, el camino hacia su cese, etcétera. Hablando hace tiempo con un maestro nos contó que la meditación es algo así como tener urticaria repartida por todo el cuerpo y no poderte rascar. Se puede decir más alto, pero no más claro. La transformación de Siddharta a Buda tuvo que ser un calvario, sí.
ResponderEliminarEl otro día leí a un tipo que decía: la primera mitad de la vida, la dedicamos a fortalecer el ego; la segunda, a destruirlo.
ResponderEliminarY yo añado que a veces duele y que cumplir 50 es duro.
No entiendo muy bien lo que dices, Nán. ¿Qué es lo que duele? ¿Cumplir los 50? (pudiera ser que lo que duele es destruir el ego) Si es así ¿de dónde viene ese dolor? ¿de la incapacidad del ego de asumir, a los 50, que le queda menos tiempo para morir?
ResponderEliminarSi ese es tu planteamiento, parece que lo que estás diciendo es que uno se dedica a destruir el ego como evitación de la dura “verdad” que se vislumbra al cumplir los 50. Pero ese argumento tiene un problema: la lógica del ego es la autoconservación. Nunca el ego va a atentar contra sí mismo! Incluso los impulsos autodestructivos que pueden llevar al suicidio son una defensa del ego. Es como si el ego dijera: como no quiero cambiar mi rollo y las circunstancias de mi vida son insostenibles, atento contra mi vida (que no es el ego). “Genio y figura hasta la sepultura” es una, muy buena, manera popular de reflejar esto que estoy diciendo.
La solución (del ego) de asumir que uno se va a morir solo se puede hacer fortalenciendo más el ego. En eso consiste el estoicismo: en la eliminación o, por lo menos, resistencia al dolor (y a todas las pasiones y sensaciones corporales, ataraxia). ¿Cuántos estoicos se suicidaron? Para no parar de contar!
Entonces, el dolor y la destrucción del ego ¿de dónde vienen? Voy a dejarlo aquí.
[Estoy de acuerdo en que la primera mitad de la vida es de formación del ego y la segunda de destrucción del ego. Esa es la observación que ha hecho Jung - la idea viene de él- en su experiencia como psicoterapéuta. Solo que no es el ego el artífice de su propia destrucción.]