4.8.11

Judt, en estos días

Mucho se ha hablado últimamente de Judt, y en particular de su libro Algo va mal. En mi opinión, Sobre el olvidado siglo XX es, en conjunto, más interesante, y seguramente no me equivoco si digo, a pesar de tenerlo todavía sin leer, que ninguno de ambos es comparable como obra a su Posguerra; pero en lo que sobresale este Algo va mal es en su oportunidad, en lo útil que las circunstancias actuales lo hacen.

El libro lo acabé hace ya unos días, y aunque reconozco que no me ha deslumbrado como esperaba (precisamente por eso, imagino), me ha parecido de lectura obligada para conocer una crítica más, lúcida y bien argumentada, y la correspondiente propuesta alternativa. La obra surgió de una conferencia de Judt sobre la socialdemocracia, posteriormente ampliada por él mismo cuando su enfermedad estaba ya muy avanzada; y sobre socialdemocracia trata, en resumen. Por eso, antes de nada, déjenme dedicarle este párrafo a Morelli, con cariño:

La socialdemocracia (...) mezcló los sueños socialistas de una utopía postcapitalista con el reconocimiento práctico de la necesidad de vivir y trabajar en un mundo capitalista que a todas luces no estaba en sus últimas fases, como Marx había previsto con entusiasmo en 1848. (...) Además, los socialdemócratas no estaban solo -ni principalmente- interesados en la economía (en contraste con los comunistas, para quien siempre fue la medida de la ortodoxia marxista).

He subrayado muchísimo. Cosas interesantísimas, por ejemplo, sobre la desigualdad interna de las sociedades occidentales; sobre el consenso de posguerra acerca de la importancia de proveer bienes y servicios sociales, y la consiguiente promoción de lo público, y el paulatino abandono actual de ambas ideas; críticas al olvido de los propósitos colectivos por parte de la nueva (y, en su opinión, desorientada) izquierda; o el habitual rechazo de Judt a las posturas de máximos y su defensa de trabajar con lo que se tiene. Pero solo citaré algunos párrafos especialmente adecuados a los acontecimientos de los últimos meses, a esa posible reacción que algunos creemos y deseamos ver.

Una vez que nos permitimos desobedecer la prueba de los beneficios de un contable, hemos empezado a cambiar nuestra civilización.
(J. M. Keynes, citado por Judt)


...la participación en la forma en que se nos gobierna no solo aumenta el sentido colectivo de responsabilidad por los actos del gobierno, sino que también contribuye a que los líderes se comporten honestamente y constituye una salvaguarda ante los excesos autoritarios. La desmovilización política, más allá del saludable abandono de la polarización ideológica (...), constituye una peligrosa pendiente resbaladiza.

Sería fácil retirarse en un hastío escéptico ante la incompetencia (y peor) de aquellos que actualmente tienen encomendado gobernarnos. Pero si dejamos el desafío de la renovación política radical a la clase política existente, solo acabaremos más decepcionados.

(...) una generación de jóvenes activistas a creer erróneamente que, al estar bloqueadas las vías convencionales del cambio, deben renunciar a la organización política y dedicarse a grupos no gubernamentales centrados en un problema único y que no están manchados por el compromiso. (...) Pero las democracias solo existen en virtud del compromiso de sus ciudadanos en la gestión de los asuntos públicos. Si los ciudadanos activos o preocupados renuncian a la política, están abandonando a su sociedad a sus funcionarios más mediocres y venales.

Los jóvenes no deben perder la fe en nuestras instituciones políticas. (...) La disconformidad debe permanecer dentro de la ley y tratar de alcanzar sus objetivos a través de los canales políticos.
[A pesar de que] las instituciones han sido degradadas, sobre todo por el dinero.

La razón por la que estos cambios
[centrados en las instituciones, que defienden la necesidad de empezar la renovación por las leyes, el sistema electoral, la financiación de los partidos, etc.] no se han producido, o no funcionan, es porque los conciben, diseñan y ponen en práctica las mismas personas responsables del dilema. (...) Tenemos que comenzar en otro sitio (...): renovar nuestra conversación pública me parece la única forma realista de propiciar un cambio.

Nos hemos convertido en consumidores no solo en nuestra vida económica, sino también en la política: al escoger entre una amplia gama de objetivos rivales nos resulta difícil imaginar formas o razones para combinarlos en un conjunto coherente.

La mayoría de la gente no tiene la sensación de estar participando en una conversación significativa. Se le hace sentir incompetente en cuanto entra en los detalles de los problemas, y, por lo que respecta a los objetivos generales, se le lleva a creer que ya han sido decididos hace tiempo.

...en el ámbito de la política económica, los ciudadanos de las democracias contemporáneas nos hemos vuelto demasiado modestos. Se nos ha aconsejado que dejemos esas cuestiones a los expertos.

Tenemos que volver a aprender cómo criticar a quienes nos gobiernan.

No podemos reconstruir nuestra lamentable conversación pública (...) si no estamos lo bastante indignados por nuestra condición presente.

Es la distancia entre la naturaleza intrínsecamente ética de la toma de decisiones públicas y el carácter utilitario del debate político contemporáneo lo que explica la falta de confianza en los políticos y la política.

Que todos queremos lo mismo y que lo único que varía un poco es la forma de conseguirlo es, simplemente, falso.

Pero bueno, lo mejor sería que lo leyesen ustedes.


14 comentarios:

  1. Anónimo4/8/11 21:22

    Acabo de empezarlo, así que no leeré, por hoy su entrada.

    Recién he acabado, también de Judt, "El refugio de la memoria" y, pues lo que se dice entusiasmar, pues como que no...si acaso el capítulo XIII, sobre gente fronteriza...

    Aguardaré a terminar este "Algo va mal" para contrastar impresiones.

    Saludos,

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  2. lo siento pero Judt me parece que dice disparates cuando habla de la socialdemocracia, suponiéndole una calidad pseudo socialista, cuando no es más que la adaptación del capitalismo a la guerra fría, en los contornos del bloque socialista, o dice obviedades que cualquiera puede concluir, como que la conversación pública política dista de ser la que debería, que los que crean el déficit democrático no lo van a solucionar...o abundantes tonterías (como las que reseñas) como que Marx preveía que el capitalismo estaba a punto de desaparecer en 1848, o que la medida del marxismo era la economía. (Aunque, suponiendo que Judt a leído a Marx y a Engels, ya no son tonterías, sino un intento de engañar a los que no han leído a estos autores).

    Yo recomendaría una lectura de los clásicos del marxismo, antes de dejarse engañar más por Judt. El Manifiesto Comunista (Marx-Engels-1848), Salario, Precio y Ganancia, El 18 de Brumario de Luis Bonaparte (Marx), Todos ellos libros mucho más cortos que los de Judt, con más sentido del humor y de más fácil lectura, escritos para ser leídos por los obreros del primer capitalismo. A continuación sería interesante la lectura de Imperialismo, fase superior del capitalismo, de Lenin, más denso, pero que sigue explicando, un siglo después, el poder asociado a la globalización.

    Es que Judt tiene un problema de base: cree que las leyes de la historia cambian, según las circunstancias históricas, pero no es así: son siempre las mismas.

    Acabo de regresar de la que se supone es una de las democracias más transparentes, más avanzadas y más igualitarias del mundo. ¿Se supone que eso es lo máximo que puede ofertar el capitalismo? Pues me parece claramente insuficiente.

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  3. sí tenemos que volver a aprender a criticar a los que nos gobiernan, deberíamos empezar a aprender a criticar a Tony Judt y su defensa de la socialdemocracia como opción política coyuntural, y sin embargo, por la propia ausencia de cuestionamiento del poder establecido, eterna...

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  4. Sabes, Morelli, que no sé.

    En lo que al análisis de marxismo y socialdemocracia se refiere, no llego más que a opinar sobre los de otros. En este caso, he de elegir entre tu interpretación y la de Judt: ¿Judt o Morelli? ¿Quién estará en lo cierto? ¿Alguno?

    En cualquier caso, es difícil no descender del plano teórico para remitirse a la experiencia práctica. Y al hacerlo, me parece ver en la socialdemocracia un digno intento, una buena aproximación; en el marxismo, o en sus logros, no (y me quedo corto).

    Judt dice cosas más interesantes en este libro que las citadas por mí (entre otras, propone la utilización de la planificación económica estatal, aunque siempre pone mucho cuidado en dejar margen al individuo). Elegí no las mejores, sino las que me parecían más inspiradoras para el movimiento del 15M. Y sí que suenan bastante obvias (quizá por eso), pero yo no suelo oírlas ni leerlas a menudo en tribunas con tanta audiencia. Ojalá todos las diésemos por supuestas.

    Lo de la economía: si te fijas él habla de que para los comunistas fue la medida de la ortodoxia marxista, que no es exactamente lo mismo. Yo no tengo ni idea de si es así. De todos modos, esto te lo dediqué a ti pero estaba pensando en un amigo mío, de aquí, cuyo nombre casualmente también empieza por M, y que ha sido definido como marxista pesimista: en las raras ocasiones en que hablamos de política, siempre acaba ciñéndose a la economía, y cuando se lo reprocho dice que es que todo se reduce a la economía :)

    Un saludo. Y ya me contarás, de Suomi.

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  5. para evitar escoger entre interpretaciones ajenas, leete a Marx, a Engels y a Lenin.

    Si lo hicieses, verías que el objetivo del comunismo es la libertad del individuo en una sociedad sin clases. Se puede discutir qué falló en el desarrollo político del marxismo en las condiciones concretas de cada tiempo o lugar. Hay toneladas de libros que hablan de ello. La propia historia del comunismo, con sus rupturas políticas y las consecuencias históricas a lo largo del s. XX dan buena cuenta de ello.

    No sé qué entiendes por logros del marxismo. El marxismo es una teoría filosófica (el materialismo dialéctico) y científica (materialismo histórico). ¿es un logro de la teoría de la relatividad la bomba atómica? Pues, si no es así, el estado fascista soviético tampoco es un logro del marxismo.

    Por cierto, todos los historiadores del s. XX, (con alguna excepción disparatada) se ajustan en sus principios para entender la realidad al materialismo histórico, o sea, son marxistas. También Judt.

    Con respecto a la planificación económica estatal es consustancial al capitalismo tanto al que vivimos en España, en Suomi o en los EUA... Los puertos exteriores, el urbanismo, las infraestructuras... la política monetaria, la deuda pública, la política fiscal, no son planificación estatal? Lo que propone Judt es algo que ya existe.

    Y si propone más planificación estatal, dentro del capitalismo, no sé adonde quiere ir a parar. A China? ¿No entra en contradicción la planificación estatal de la economía con la libertad del individuo? Yo creo que sí, que es inevitable. Mira las ranitas.

    Podríamos admitir que el estado soviético de Stalin y posteriores, se pudiese denominar socialista (cosa que es profundamente errónea, pues se trataba, tanto política y económicamente hablando, de un capitalismo muy concentrado), pero nunca que fuese un estado comunista (una sociedad sin clases, que solo se puede dar a nivel planetario o a nivel tribal y primitivo.

    De todas formas, Porto, tú verías un interés (incluso criminal)en el hecho de que un fascista nazi te definiera, interesadamente, la democracia como el gobierno de los superiores. Sin embargo admites que Judt dé por buena y coherente, la definición, también interesada, que un régimen fascista como el soviético dió del socialismo = soviets + electrificación, que evidentemente anula la lucha política dentro del estado y, por supuesto, la libertad de opinión, expresión...

    Desde mi punto de vista el gran problema es que se le ha colgado al marxismo el sambenito de "teoría culpable" del régimen soviético, y por qué no, del de la China de Mao, la Cuba de Castro...

    Y no hay otra razón para que se haya hecho esto que borrar la posibilidad de que la gente pueda entender las leyes que mueven la historia y así cambiarla.

    A esa línea pertenecen tanto Judt como Fukuyama... aunque aparentemente uno sea de izquierdas y otro de derechas.

    El gran problema es que todo el mundo lee a Judt y luego opina sobre Marx... Sería curioso el ejercicio contrario: leer a Marx y opinar sobre Judt. Pero claro, a Marx se le denigra y Judt está de moda. Y estas dos situaciones son las dos caras de una misma moneda.

    Ni una palabra de economía, ya ves.

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  6. Bueno, pues me has convencido bastante, ahora. Lo de que esa demonización del marxismo sea en el fondo siempre interesada me parece exagerado, pero, en cualquier caso, que lo desmarques de ciertas cosas hechas bajo su inspiración ayuda a centrar la discusión.

    Lo que ocurre es que Judt, efectivamente, jamás lo separa de los actos perpetrados en su nombre.
    El libro que no termino de acabar, el de Hobsbawn, da una visión muy distinta, en cambio.

    No sé si leeré todo eso que dices; o por lo menos lo básico... Igual sí, ya va siendo hora. ¿Me dices por dónde empezar, y de paso me los dejas?

    Urge encontrase para hablar, por ejemplo, de un país que tenga muchos lagos.

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  7. Minä kutsun teitä, ottaa jotain ja jättää ne.

    moi moi.

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  8. ¿"Te invito a tomar algo y salir de ellos"?

    Vale. Estoy harto de estar en ellos, además.

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  9. Minä kutsun teitä, ottaa jotain, tänä iltana, ja kirjoja myös.

    (y no me uses el traductor del pais, que es muy malo)

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  10. No, era el de Google. A ver:

    "Te invito a tomar algo esta noche, y los libros."

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  11. ja kirjoja myös.

    ... y los libros te doy.

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  12. Yo, por otra parte, te recomiendo leer "Grietas del Sistema" de Raghuram Rajan. Excelente en todos los sentidos para comprender el despropósito financiero actual.

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