23.9.10

Ritorno

He terminado el curso 2009-2010. Espero ahora ilusionado el siguiente paso.

Acabó en Madrid, donde, como siempre, me sentí de maravilla: amigos (sobre todo amigos), gente distinta y otras formas de llenar el tiempo.

Me leyeron el Tarot. Pregunté si alguna vez me iba a sentir satisfecho profesionalmente. En resumen, la respuesta fue que no, porque a mí el trabajo (cualquier trabajo) no me interesa. La lectura no es que venciera mi incredulidad, pero el... ¿tarotista? me impresionó por su perspicacia y su agudeza para el análisis. Me hizo pensar mucho.


Estoy leyendo los Diarios de Iñaki Uriarte y me están gustando bastante.

Entre otras cosas interesantes, dice una que me ha sorprendido porque me he dado cuenta de que a mí también me ocurre:

He llorado muchas veces en el cine, pero nunca leyendo una novela.

Y me encanta leer; más que el cine, seguro. Pero parece que leyendo es más fácil mantener una distancia, que uno lee desde fuera, que por muy enfrascado que esté en la lectura no llega a olvidar que es el lector; mientras que una película, sin necesitar ser una obra maestra, puede llegar a resultar mucho más verosímil.

Tal vez hay ejemplos más claros de esta diferencia, como el miedo o, sin duda, la risa.

Aprendo también una frase estupenda de Mencken, aplicable hoy todavía a ciertas formas de vivir la moral:
Puritanismo: el obsesivo miedo a que alguien, en algún lugar, tal vez sea feliz.

Por cierto, si uno busca Iñaki Uriarte en Google, lo segundo que aparece es el blog de Ernesto.


8 comentarios:

  1. Con el Tarot, como con el I Ching y outras artes adivinatorias, es importante la capacidad de despertar determinadas cualidades de la mente, fundamentalmente la intuición: esa función psicológica que capta el devenir significándose. Muchas personas creen en esta capacidad.

    Mi actitud con respecto a estas artes va más allá. Además, creo que el resultado de la tirada de cartas en el tarot o de monedas (o ramitas de milenrama) en el I Ching, se despliega acorde a la cualidad del tiempo de la persona que consulta.

    Eso es muy difícil de aceptar para la mayoría cultivada, y muy difícil de explicar racionalmente. Yo no soy capaz. Aún no entiendo los estudios hechos sobre sincronicidad (http://es.wikipedia.org/wiki/Sincronicidad; en inglés está más completo) pero lo fundamental para mí es la experiencia de muchas personas despiertas e inteligentes que experimentaron fenómenos de sincronicidad y la mía propia.

    Verificación de palabra: tegnne. No sé si no se ha producido sincronicidad en esta ocasión o si aún no he entendido su significado.

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  2. A mí desde luego me resultó interesantísimo, además de sorprendente; y los testigos coincidieron en mi impresión, y se quedaron a cuadros con la lectura.

    Es muy interesante lo de la sincronicidad.
    Va a tener razón Chesterton: al dejar de creer en Dios uno cree, no en nada, sino en cualquier cosa.

    Esto no lo he entendido: "se despliega acorde a la cualidad del tiempo de la persona que consulta".

    Un abrazo.

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  3. Nosotros dos nos conocimos por una sincronicidad, ¿no?

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  4. Preocupada por conocer su futuro, acudió a la pitonisa.
    —Los primeros cuarenta años de su vida no tendrá usted un solo día de felicidad —le dijo la adivina.
    —¿Y luego? —preguntó.
    —Luego se acostumbrará.

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  5. Yo no creo en cualquier cosa. Es más, aspiro a no creer en nada(muy difícil). Yo lo que tengo son experiencias (no creencias) y trato de darles un sentido con una mente abierta y sin prejuicios intelectuales que velen la experiencia misma.

    Lo que quiero decir con lo de la cualidad del tiempo, es que la configuración arquetípica de la persona que consulta en el momento justo de la tirada - que determina su estado emocional y predisposición a actuar de una determinada manera- también influye (no causalmente) en el resultado de la tirada misma, lo que le da una cualidad que aporta sentido a la situación.

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  6. Siento no haber podido veros.

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  7. Ya, y yo, Moli.
    ¡Pero volveremos!

    Taliesín, mañana más sincronicidad.

    Buenas noches.

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  8. Se perdió usted un despliegue de talento adivinatorio (bueno, intuitivo).

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