6.12.09

Volver (segunda parte)

[Esto iba a ser un comentario, contestando sobre todo a Señá y a Rociolat, pero se me fue de las manos...]

(La verdad es que desde que tengo este blog cada poco tiempo me pregunto cómo me atrevo a escribir sobre ciertas cosas. Me intento justificar pensando que solo hablo de mí y, aunque lo haga en público, para mí.)

Cuando hablaba de volver me refería a regresar física, realmente, a los sitios de mi niñez y a encontrarme con gente que desde hace tiempo ya no forma parte de mi vida diaria. Pero esta vuelta es además algo simbólico, y lo que hacen esos lugares y esas personas (entre las cuales por supuesto están, y de primeros, mis padres, aunque ese es otro tema) es recordarme a mí mismo entonces, o al menos a mi recuerdo del que fui. Una vez enfrentado a eso, lo siguiente es sentir la tensión entre mis deseos (no importa que sean recordados, supuestos o imaginados; este regreso hace de catalizador para aclararlos) y la realidad que veo.

Escribí algo relacionado con el tema cuando el blog era un bebé: aquí. Y aunque en gran parte sigo temiendo lo mismo, creo que ese texto, el modo en que resume el regreso, la visión que elige dar, es el resultado de una mirada triste, pesimista. Porque mirando atrás uno se descubre, paradójicamente, pesimista u optimista.

De eso va el anterior post, del encuentro con el pasado y de las preguntas que éste nos hace sobre nuestro presente (uy, como dice Jesús Miramón, corro graves riesgos de convertirme en Paulo Coelho... si es que no lo soy ya).

Porque de eso se trata, de nuestro presente. Este reto, esa prueba de la que hablo, que va a hacer que inevitablemente nos juzguemos y seamos conscientes de cómo estamos, nos debería enseñar que es desde el presente desde donde construimos y valoramos (si es que ambas cosas no son lo mismo) nuestra vida.

Todas las opciones ante la vida y su sentido me parecen legítimas. Pues ni siquiera la felicidad es un deber. Pero, en cualquier caso, todos los esfuerzos que queramos hacer debemos hacerlos ahora.

A veces esa lucha consiste en poner al mal tiempo buena cara, en sobrellevar desgracias seguramente insuperables; otras, tenemos la suerte de que nuestros lastres son más fáciles de soltar. Cambiar lo que no nos gusta de nosotros, evitar repetir nuestros errores, luchar por satisfacer nuestras expectativas o por reconciliarnos con ellas, etc. Todo lo tenemos que hacer hoy, y solo hoy podemos hacerlo (recuerden, llámenme Paulo).

Uno de mis grandes temores ha sido siempre la frustración: volver un día la vista atrás y descubrir que mi vida no había sido lo que yo quería, que había pasado por ella sin vivirla del todo, que había desaprovechado mi única oportunidad. Y después de años lamentándome de errores pasados que, pequeños o grandes, parecían poner las cosas cada vez más difíciles, parezco estar asumiendo que esa actitud no tiene sentido, que solo me paraliza y es la que dificulta de verdad todo.

Puedo corregir algunas decisiones, curar algunas heridas, abrir de nuevo algunas puertas (cerrar, casi nunca hay que cerrar ninguna; al final no paramos de pasar por delante con miedo), decidir el rumbo (o al menos el siguiente paso) y aprender.

Yo de grandes desgracias poco o nada sé, por suerte, así que me callo. Pero incluso alguien afortunado como yo tiene cosas que lamentar, de las que se arrepiente.

Y me parece importante comprender que si tenemos alguna posibilidad de cambiar el pasado, es ahora.

Por nuestro futuro.


16 comentarios:

  1. Creo que ahí está la clave: en asumir el pasado como parte de ti, algo que te ha hecho llegar a donde estás y ser lo que eres. Y no hace falta volver, porque lo llevas contigo. Y hacerlo es a veces tan traumático precisamente por eso: porque el que vuelve no es el que se fue. Y lógicamente no mira las cosas con los mismos ojos.

    Y te diré algo, amigo Paulo, digo Porto. Si algo he aprendido de las grandes desgracias de la vida (yo sí he tenido/tengo alguna...) es precisamente eso: agarrarme al presente. No dejar que se me escape mientras añoro las luces del pasado y sueño con las de un futuro que no sé si será sencillamente porque no está en mi mano decidir sobre él...

    Porque el presente es lo único que se tiene de verdad. Y por poco tiempo.

    Fdo. Paula (aka, la de la ventana)

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  2. Portorosa lo que mejor entendi y me marco fue tu casi ultima frase:
    "Y me parece importante comprender que si tenemos alguna posibilidad de cambiar el pasado, es ahora."...uyy a todas luces y lo digo en serio, Paulo es una chancla al lado tuyo...

    gracias por si el post iba por otro lado y los demas o yo entendi el VOLVER en mi caso particular, dicen por ahi, que uno nunca sabe cuando ayuda a otros a comprenderse mejor...Si te das cuenta, al fin y al cabo es lo mismo tu volver que mi volver...esta de por medio el miedo y la frustraccion...

    bicos para ti

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  3. Hostia, tú. Sí que pareces Paulo Coelho. :-P
    En fin, me alegro de que estés mejor, según cuentas, de que hayas aprendido algo por el camino, sobre todo, a juzgarte menos duramente.
    Yo, por mi parte, no tengo ni idea. Y cada vez menos, además. ;-)

    Un abrazo,
    X.

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  4. Es una pena que no he encontrado el libro de Anaya con su magnñifica traducción de los Four Quartets, pero el sentido es claro. Así empieza el primero:

    "Tiempo presente y tiempo pasado
    se hallan quizá presentes en el tiempo futuro
    y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado.
    Si todo tiempo es eternamente presente
    todo tiempo es irredimible.
    Lo que pudo haber sido es mera abstracción
    quedando como eterna posibilidad
    solamente en el mundo de la especulación.
    Lo que pudo haber sido y lo que fue
    apuntan a un solo fin, que está siempre presente."

    Pasado el horror que me produce la traducción de este sordo, digo:


    Dice "irredimible" el viejo y encantador cascarrabias.
    Tú dices, redimible ahora (como vuelvas a compararte con Coelho te retiro el saludo, con la misma fuerza que a él le retiré la lectura).

    Pero los dos aceptáis que todo es ahora. Así que estáis totalmente de acuerdo en que nada o todo (es lo mismo) se puede arreglar.

    Pero como cada ahora es el ahora mismo nuestro, ¿quién nos lo impide?

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  5. Realmente estas en el bando de los afortunados, y espero que lo estes hasta el final de tus dias en el. En cuanto al pasado no me preocupa demasiado por la sencilla razon que ya paso y es inmodificable, inmutable. Y si te desuidas te clava la zarpa y te limita en el presente y el futuro.
    Saludos desde la Costilla Incomoda.

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  6. Entonces, te entendí a la perfección en el primer volver.

    Sin embargo mi volver es distinto, pero hoy he dado un paso importante,"todos los esfuerzos que queramos hacer debemos hacerlos ahora".


    Paulo gracias, y llámame Señá. Me gusta más.

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  7. Cada seis meses voy volviendo y dándome cuenta que la que era no era quien yo quería, y que por eso me fui, y de que no sé aún quien soy (a mi edad!) pero me gusta el camino que voy llevando y lo vivo cada día, pero eso no quita que gran parte del tiempo sea muy difícil.

    Y me sorprendo viéndome tan distinta cuando vuelvo y veo que a donde he vuelto no está tan lejos, que hace tan solo dos años.

    Y me pregunto qué va a resultar de todo esto que es mi vida.

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  8. Hola, buenos días a todos.

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  9. "Quizá nosotros hayamos acabado con el pasado, pero él no ha acabado con nosotros".

    "Magnolia" (1999), Paul Thomas Anderson.

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  10. Pues es verdad.
    Por eso en realidad nosotros tampoco hemos acabado con él; es solo lo que nos creemos.
    Un saludo.

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  11. Ya lo decía Heráclito de Éfeso: "En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos", interpretado desde Platón como que es imposible bañarse dos veces en el mismo río, aunque el cauce sea el mismo, porque ni el río es el mismo como tampoco nosotros lo somos. Por eso no se puede volver, ni queriendo, aunque al cauce sí se retorne (o a Vicedo -ya hay que tener ganas, por cierto-). Ya lo dijo Teresa, la de la ventana (que lo sabe porque cada vez que se asoma no ve lo mismo dos veces).

    En alguna de sus crónicas vicedenses se detiene en el viaje, que para mí es lo más destacable. No es tan importante volver, aun sabiendo que es imposible, como ser consciente del camino que recorrimos y que ahora recorremos para ¿llegar? Y sí, en el interrogante está la verdadera clave.

    Saludos desde la irónica realidad.

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  12. Amén, Anónimo, Amén.

    Pero el Sr. Porto tiene ganas (de Vicedo) quizás porque lo dejó tan lejos en el tiempo que ahora para él es como el primer beso, o como el primer amor.

    Bah, es una opinión. Una posibilidad.

    Saludos desde... donde Porto crea que yo estoy.

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  13. Precisamente, Riley. El primer beso ya pasó y por mucho que bese por primera vez a otras personas nunca será lo mismo (en parte porque ud. tampoco lo es y en parte porque ese primer beso, diluido en el tiempo, o no se recuerda o ha sido interpretado).

    Y las ganas actuales (de besar, de enamorarse o de ir a Vicedo) solo se explican por el camino recorrido hasta llegar a este punto. Entiendo.

    Saludos desde la irónica realidad.

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  14. Y acá me encuentro, sentada en esta silla pensando en todo esto que escribe el "hombre sentado en una silla" (en adelante h.s.s. por todos los comentarios presentes que se convertirán en pasado, como éste)y sobre las diversas, tan dispares, formas de interpretación que tiene sus escritos. Eso podría ser porque "leemos las cosas como somos". Lejos del innombrable P.C., por suerte h.s.s. nos hace Ud. reflexionar sobre estas cuestiones presentes, esto es pasadas en un minuto, y las futuras (nuestro presente en un minuto). Creo que sobre percepciones la cuestión está enmarcada…pero no estoy tan segura de lo que digo, en todo caso si algo tiene de bueno este mundo punto net, es darnos la posibilidad de intimar desde el anonimato. ¡Interesantes posteos! Lo seguiré espiando desde la cerradura.

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  15. Bienvenida, Solange (bonito nombre). Leemos como somos, como todo lo demás.

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