19.11.09

Reñir bien

Hace ya ¡más de cuatro años!, escribí una lista de Cosas bienintencionadas y consideradas normales que no soporto que le hagan, que sigo suscribiendo íntegramente (aunque ahora diría que les hagan, que tengo dos hijos). No estaban todas las que eran, pero las que estaban, eran.

Aquella lista se basaba en mi experiencia y desde luego no pretendía ser exhaustiva, pero hoy lo seré menos, pues quiero hablar únicamente de dos comportamientos en mi opinión completamente equivocados y, sin embargo (y por eso me he acordado de ellos), tremendamente habituales entre los padres.

1. Decirle al niño que es malo; reñirle llamándoselo.

Hay que rechazar y descalificar el mal comportamiento del niño, no al niño.

Parece ser que además no es cosa mía, sino que hay una base psicológica para creer que el niño tiende a portarse como se le dice que se porta (¿y los adultos no?). Se llega a convencer de que "es malo", de que él siempre reacciona así, y acaba descartando la posibilidad de cambiar. Y más adelante, en la adolescencia, será fácil que llegue a pensar Así que soy malo, ¿no?, pues entonces...

Pero el problema principal no es, claro, que así no consigamos mejorar su comportamiento, sino el daño que le hacemos, cómo vamos encasillándolo, y lo que debe de minar su autoestima el que sus propios padres lo descalifiquen de ese modo.


2. Compararlo con los demás.

Y no sólo en su contra; también a su favor.

Reprocharle algo a un niño comparándolo con los demás es muy cruel. Creo que al hacerlo estamos dándole a entender, poco menos, que al menos en ese aspecto preferimos a otro. Pero es que incluso compararlo para elogiarlo me parece un gran error, pues fija unas referencias equivocadas que mal ponen la cosa ya desde el principio. Lo de sembrar vientos, ya saben.

Comparar es, más que ninguna otra manera de juzgar, hacer que el niño se sienta examinado y clasificado. Con la presión que eso supone, sobre todo si lo hacen sus padres, y con la idea de competición que les transmite. Competición por nuestro cariño. Pocas cosas marcan más.

No vivimos aislados, y los demás son referencias necesarias e inevitables a lo largo de toda la vida. Pero queremos que nos valoren como personas atendiendo a más cosas que a comparaciones directas y parciales. Lo queremos para nosotros, y con mayor razón deberíamos quererlo para nuestros hijos. Y si es así, no deberíamos aparentar lo contrario.

Compararlos es siempre injusto con ellos y los hace injustos. Les enseña una forma de opinar superficial y simplista y les inculca una tendencia a escalafonar a las personas. Y a ellos, en lugar de animarlos los desanima.


Una cosa es mostrarle a un hijo nuestro disgusto con lo que hace mal, y otra muy distinta darle a entender que lo que hace mal hace que lo queramos menos. Y para mí estas dos cosas están rozando ese límite.


44 comentarios:

  1. Hace unos días fui a una charla sobre educación y la ponente no dejó de recordarnos lo importante que es el fomento de la autoestima en la educación de los niños.

    Sin duda, ser capaz de valorarse a uno mismo sin tener que compararse con ningún otro es de lo más deseable para cualquiera.

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  2. Pues yo lo hago; y bastante mejor que usted.

    ;)

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  3. En serio: ¿no es para nosotros mismos fundamental no sentirnos coartados, desprendernos de nuestros límites, creernos nuestras posibilidades? Pues me imagino que para un niño lo será igual, o más.
    Y en todo esto hay que tener en cuenta la inmensa importancia (y para siempre) que tiene cualquier cosa que venga de los padres.

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  4. Hay otra consecuencia de reñir mal y que no es que el niño se identifique con "malo" y acabe siéndolo!!

    ¿No lo sospechas, Porto? Es que no es tan evidente ...

    Existe también el gran peligro de que se vuelva bueno!! (lo digo en serio).

    verificación de la palabra: lacties

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  5. Bien, sobre la educación (buena) de los hijos supongo que se podría escribir una enciclopedia infinita. Hace tiempo que pienso que el mundo tiene que ir necesariamente mal si para conducir un coche necesitamos superar unas pruebas y obtener un permiso, y para tener un hijo no se nos requiere ABSOLUTAMENTE NADA. Bueno, sí, esperma y óvulos. Aparte de eso, nada. Contemplar, recurrentemente, escenas en bares y cafeterias de padres sentados cómodamente en una mesa, despreocupados totalmente de los hijos mientras estos campan a sus anchas por el local (por TODO el local), haciendo uso de él como si de un parque infantil se tratara y, consecuentemente, molestando al resto de clientes, sólo me invita a una masiva retirada de custodioas paternas y maternas. Y esto sólo es un ejemplo.

    El segundo punto, sobre todo, me parece particularmente nefasto. Ataca directa y perjudicialmente a la estima del niño. Tanto da si la disminuye o la eleva. Una vez oí decir a alguien, famoso y triunfador, que lo que le importaba y reconfortaba era el triunfo personal y no el triunfo social. Estoy de acuerdo en que sólo la busqueda de lo primero te convertirá en una persona sana mentalmente; y que hacer naufragar la estima de un niño con reiteradas referencias de comportamiento ajenas no hará otra cosa que hacerle perder la perspecitva de lo que es correcto e incorrecto.

    Esto creo.

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  6. ¿Qué tipo de "bueno", T.?

    Exigir superar un examen para tener hijos sería como pedirlo para vivir. Sería hacernos dejar de ser personas.
    En lo demás, estoy de acuerdo.

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  7. No siempre, Porto, no siempre...

    ;-)

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  8. Un mandado que hace lo que le dicen! Legión, oiga!

    (¿por qué me saldría el estilo forges para expresarme?)

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  9. Hay muchos tipos de buenos, me parece a mí.
    El de "mandadiño" es solo uno.

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  10. Básicamente, depende de cómo se mande, creo yo.

    Hasta mañana.

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  12. Porto, me preguntas qué tipo de bueno? y cuando te lo digo, me dices que es que hay muchos tipos de bueno.

    ...y muchas maneras de mandar!!

    ¿no me estarás tomando el pelo? XD

    un saludo

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  13. Yo use los 10 mandamientos de los Padres que me regalo mi hija mayor Rocio cuando tenia 3 añitos ( hoy tiene 14)...

    Aquel dia de la madre ella vino con un regalo de la guarderia, junto a su foto una serie oraciones que rezaban sobre los deberes y derechos que tenemos los padres hacia los hijos.

    10 mandamientos... y se me grabo a fuego el mandamiento numero 3 que dice:
    "Si es necesario disciplinar a mis hijos, les hare ver que estoy en contra de su comportamiento, no en contra de ellos".

    y el otro mandamiento que me gusta es el numero 10 que reza asi:
    "Cultivaré en mi las cualidades que quisiera en mis hijos de adultos, para que puedan tomarme siempre de ejemplo".

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  14. Porto, me refería a que hay padres que sí tienen que pasar un examen para serlo.

    Y en ese caso, personalmente, estoy de acuerdo.

    Buena tarde.

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  15. En concreto, según lo poco que se de la evolución del psiquismo infantil, es entre los dos y los siete años , cuando los niños tienen sentimientos espontáneos, inteligencia intuitiva y una relación social de sumisión al adulto, de ahí la importancia, de lo que comenta usted.
    Después ,de los siete a los once, es cuando empiezan a usar progresivamente la lógica,...como usted, no lo dudo ,sabrá.
    Es increíble el paralelismo que existe entre la vida afectiva y la intelectual.
    No se en que etapa será más importante el "reñir bien", pero en cualquier caso,es muy, pero que muy IMPORTANTE

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  16. Ahora mismo estoy ejerciendo de reñidor. Y siempre que lo hago me ronda la duda de si lo haré con razón o no (intento que así sea), si no será fruto de mi cansancio al final del día, si no me paso de dureza para no tener que ajusticiarlo cuando haga algo peor,...
    Hoy es por los estudios. Mi intención es conseguir que sea responsable y que, por lo menos con sus padres, no mienta aunque le cueste un castigo.
    Discrepo algo con Taliesin. Quiero que sea bueno, aunque coincido con él en que no es aconsejable que lo sea en excesono en exceso.
    Ahora que alguien me diga cómo se hace.
    Un abrazo

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  17. Buenos días.

    Taliesín, no, hombre. Es que no entiendes la ambigüedad galaica :)
    Me dices qué tipo de bueno tienes en mente, y yo te digo que hay muchos otros para dar a entender que no hablamos del mismo.
    Y lo de mandar, pues eso: creo que alguien que no quiere llamar malo a su hijo tampoco quiere un niño sin personalidad ni criterio propio, y manda en consecuencia. Pero bueno, hablo por mí.

    Hit, siempre que les riño mucho (y, sobre todo, mal) llega un momento en que me doy cuenta, me paro a pensar y descubro, indefectiblemente, que hay algo, un problema mío, que me está poniendo nervioso o de mal humor. Siempre.
    A veces, ni sabiéndolo soy capaz de enderezar la cosa. A veces es difícil hacerlo bien.
    La mala suerte de los niños es que siempre están ahí, a mano y vulnerables, indefensos, para pagar el pato. Y lo pagan, ya lo creo. Pagan un alto precio por las insatisfacciones paternas.
    Pero esa indefensión, y su dependencia absoluta de nosotros (y en primer lugar su dependencia afectiva), son lo que hacen imperdonable que seamos injustos con ellos.

    I know, Filla, I know.
    Ro, un beso.
    Señá, otro.

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  18. Y que conste que los errores tiene cabida en su educación. Nuestro errores, quiero decir.

    Como me dijo una amiga, los niños tienen que ver que nos equivocamos. Y si se lo explicamos nosotros mismos, mejor. Para aceptar sus propios fallos y para saber (si así lo ven) que se puede salir de ellos.
    Nuestras debilidades pueden servirles de mucho, siempre y cuando seamos capaces de aceptarlas y mostrárselas con un mínimo de sinceridad. Son incluso necesarias. Un padre perfecto no puede ser bueno durante mucho tiempo.

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  19. No me gustaría decepcionar jamás a mi hijo haciéndole creer que soy la madre perfecta.

    Es tan difícil educar. Pero pocas cosas me llenan tanto.

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  20. Claro.
    Pero no es solo decepcionar, creo yo, sino hacerles creer que ellos no pueden tener fallos.

    Besos.

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  21. Ya. Te entiendo perfectamente. Eso es por lo que las frases que más me escucha decirle son por orden de frecuencia: "Te quiero" y "No pasa nada".

    Seguridad, autoestima. Si puedo aportarle eso me doy por satisfecha porque considero que son fundamentales para que crezca de una manera sana.

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  22. Lo de "No pasa nada" me gusta mucho. Yo también lo digo a menudo.

    Hubo una época en que mi hijo pequeño se la decía a él mismo, ya: "me cayó esto... pero no pasa nada".

    Da gusto tranquilizarlos. Pero tranquilizarlos de verdad, en el fondo. Que actúen con confianza.
    Por el contrario, hacérselo pasar mal poniéndolos en situaciones tensas (tensas en el fondo, también), es, además de fácil, tan destructivo...

    Besos.

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  23. El ejemplo de Riley y en general el enfoque patrimonial de los hijos (que son míos) me parece, si me lo permiten, parte del problema. Si queremos vivir en sociedad, formar parte de ella, entonces nuestros hijos no son nuestros, sino de todos. Por tanto, los niños tienen que aprender a respetar a todos y que van a ser resptados por todos; por tanto, que si le dan la lata al alguien en una cafetería que confunden con un parque de juegos y este les riñe, está legitimado tanto como los padres. La sobreprotección que a menudo se denuncia y que nadie reconoce practicar (serán los otros, los padres protectores, yo a mi niño nunca) refleja en todo caso el egoismo que impera en nuestra sociedad: la primacía del YO, MI, ME, CONMIGO.

    Que conste que soy de los cobardes que no se atreve a tener hijos, aunque mis amigos sé que me tachan de egoista. Pero me parece mucha responsabilidad que no quiero asumir. Y lo de hacer un examen de paternidad me parece un ejemplo claro del egoismo social a que hacía referencia al principio: la solidaridad que reina en una sociedad pobre (pero pobre de verdad, de las que no tienen nada, ni envidias), que son precisamente las que más niños traen "alegremente" al mundo permite que muchos de ellos incluso sonrían en media de la probreza.
    En cambio, en nuestra sociedad evolucionada y avanzada, tan racional, decidimos quién puede tener hijos y si el niño que viene no estaba programado, pues se "soluciona".

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  24. No, no estoy de acuerdo.
    Son de todos, hasta cierto punto.
    Los niños no son de nadie, para empezar, ni míos. Pero en todo caso es más una cuestión de respeto y responsabilidad hacia los demás que de responsabilidad o autoridad compartidas. Porque la responsabilidad y autoridad, al menos hasta cierta edad, son básicamente mías (bueno, de los padres).
    A mis hijos los educo yo, en primer lugar. Luego, otros (el resto de la familia, los profesores, y en general la sociedad, la tribu, que está interesada en que sepan convivir e integrarse en ella). Y en muchos temas el que decide soy yo.

    El problema de que una tercera persona llame la atención a tus hijos no estriba principalmente en que no seas tú, no es un asunto "patrimonial", sino en que muy a menudo hay enormes diferencias de criterio.
    Si alguien le riñe a mis hijos y yo creo que tiene razón, no me molesto ni se lo impido. Pero es muy frecuente que otra persona crea deber cortar comportamientos que para mí son buenos o, al menos, permisibles. También es normal que insistan sobre algo que tú ya les has dicho (tampoco lo admito); o que les riñan de un modo que yo no apruebo (por ejemplo, comparándolos o llamándoles malos).
    Esto último, en concreto, es bastante habitual. A veces luego tratas de enmendar la cosa, explicándola, pero otras directamente preferirías evitarla.

    Hay de todo, desde el metomentodo cascarrabias hasta el que se tiene que morder la lengua para echarle una bronca, con toda la razón, al padre.

    ***

    Por otra parte, confieso que me siento un poco tonto hablando de estos temas como si yo pudiera aconsejar a alguien. Me parecen, por lo demás, casi de perogrullo (me refiero al contenido del post). Pero lo cierto es que veo tanto, tanto, esa manera de tratarlos, que no acabo de entenderlo.

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  25. Anónimo, el examen al que me refería es aquel al que se somete a los solicitantes de adopción.

    A mí me parece bien que se someta a los futuros padres a ese examen, aunque, por supuesto, habría mucho que decir sobre el cómo y el qué examina y se valora.

    Respecto a lo que comentas de la legitimidad de reñir, en mi familia (extensa) es muy habitual que todos tengamos la capacidad de hacerlo sobre los niños de todos. Igual que la capacidad de elogiar.
    Como madre a mí me da tranquilidad, tanto respecto a mi hijo como a mis sobrinos. Pero esto es posible porque los criterios son, casi en su totalidad, compartidos. Y porque nos llevamos muy bien, claro.

    Yo he vivido, como niña, esa misma situación y creo que es muy positiva.

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  26. Pero esto es posible porque los criterios son, casi en su totalidad, compartidos.


    Pues eso.

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  27. De todos modos, como yo he sufrido en mis propias carnes las dificultades derivadas de servir una mesa con un niño, o varios, correteando alrededor, he de decir que no me incomoda que, en caso de que mi hijo esté haciendo algo objetivamente malo, un desconocido le reprenda.

    Y si al desconocido en cuestión se le ocurre la mala idea de decirle que es malo por hacer lo que estaba haciendo (molestar a los clientes del restaurante, por poner un caso) ya me encargaré yo de aclararle que no es malo pero que eso está mal y no se hace.

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  28. Yo tengo claro que un elevadísimo porcentaje de padres, al menos los que yo veo cada día en mi entorno, en mi ciudad, NO están capacitados para bieneducar (según mis patrones, claro) a los hijos que traen al mundo. Y, además, creo que en otro elevadísimo porcentaje, traer hijos al mundo no es más que un eslabón dentro de su estandarizado ciclo vital que se sitúa inmediatamente después del matrimonio. Es decir, "va en el contrato".

    Por otro lado, y con respecto a los solicitantes de adopción, una de esas habituales madres a las que veo de forma habitual en una cafetería a la que acudo de forma habitual, cuyos dos hijas habitualmente se comportan como Regan, la famosa niña de "El Exorcista", es madre española de esas niñas que son chinas. Es directora de sucursal bancaria. Es de "buena posición social", vamos (eso que sólo nos da nuestra cuenta bancaria). Es decir, ha cumplido el gran requisito: TIENE DINERO. Pero sus hijas no están educadas. Entiendo perfectamente que es una absoluta entelequia que los seres humanos necesitasen ningún tipo de requisito para procrear, pero NO ENTIENDO que esa mujer pueda tener dos niñas chinas adoptadas, y alguien con la tercera o cuarta parte de sus recursos económicos y, quizás, mayor capacidad e interés para bieneducarlas, no. Y como esto es así, el mundo funciona mal.

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  29. ¿Tiene usted hijos, Riley? Parece que tiene unos patrones bien definidos de cómo educarlos.

    A mi me parece que los niños son tan distintos entre ellos que no se pueden educar siguiendo un patrón. Al hijo del vecino lo pueden estar educando de la misma manera que yo al mío y sin embargo puede que no obtenga los mismos frutos que yo. Cada niño es un mundo, una personalidad, una pequeña complejidad. Lo que hay que tener muy claro es lo que quieres aportarle, según tus valores, para que sobre esos pilares él pueda seguir construyendo su propia personalidad sin problemas, sin carencias, sin complejos. A mi también me molestan los niños que se revuelcan por el suelo en la sala de espera de una consulta ante la mirada impasible de sus padres. Ese niño está reclamando su atención de manera desesperada. Seguro que nunca le han regañado y ni tan siquiera premiado cuando se lo merecía. Eso no quiere decir que sus padres no estén capacitados para tener hijos. A lo mejor son los mejores en otros aspectos.

    Es muy difícil.

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  31. Muchas gracias Portorosa. Me siento muy identificado con tus ideas.

    Me ha encantado el último párrafo del post de cosas bienintencionadas.

    Cambiar cuesta y mucho y es muy cómodo anclarse en el "eso se ha hecho siempre y no ha pasado nada" para no tener que hacer el esfuerzo de cambiar.

    Pero cuando las cosas van mal no vale con lamentarse.....hay que cambiar.

    Me he permitido la libertad de enlazar este post a un foro en el que participo.

    Un abrazo

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  32. Riley, me parece que no tiene usted muy claras las cosas sobre la adopción.

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  33. Yo no he dicho en ningún momento, ni creo que se deduzca de mis comentarios, que tenga patrones bien definidos de cómo educar a un niño; y, en cualquier caso, no tengo mayores patrones que los que usted/es reflejan aquí. Tengo los míos, como usted/es. Son comentarios. Es lo que todos hacemos aquí: comentar.

    Si el niño se revuelca en el suelo de la sala de espera de una consulta ante la mirada IMPASIBLE de sus padres, me ofrece un mal indicio de la probable educación recibida por ese niño. Quizás sus padres son los MEJORES en sabe-Dios-qué-aspectos, pero yo, que veo esa situación, pienso, y juzgo (juzgar interiormente lo hacemos todos, es intrínseco al ser humano), concluyo que no están capacitados para educarlo. Sí para tenerlo, lógicamente, pero no para educarlo.

    No creo necesario tener hijos para tener un patrón de cómo uno cree que deben ser educados, de tener una opinión de lo que uno cree que es correcto e incorrecto. Tenemos construidas muchas opiniones de muchas cuestiones de la vida de las que no tenemos una experiencia en primera persona. Es inevitable.

    Cierto, es muy difícil.

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  34. Correcto, quizás yo no tengo muy claras las cosas sobre la adopción. Es posible. Lo que sí sé es que una matrimonio de familiares míos con una niña china adoptada, nunca hubiesen podido adoptarla sin unos recursos económicos mínimos que pudiesen costear los caros trámites burocráticos requeridos para la adopción.

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  35. Riley, y cual es exactamente el problema que ve usted?

    Uno de los requisitos que hay que cumplir para poder acceder a la adopción es el de tener medios económicos suficientes.

    Pero el principal es el de querer tener ese hijo (es condición necesaria pero no suficiente). Tener un hijo implica muchos esfuerzos, también económicos, y tener un hijo por la vía de la adopción, requiere un esfuerzo mayor. Y más paciencia, y más resistencia al desaliento, en muchos casos.

    No todo el mundo puede adoptar, claro que no. Ni todo el mundo puede tener 5 hijos...

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  36. Juan, encantado, es un honor. Un abrazo.

    Me gusta mucho tu comentario, Last: eso de tener claro qué les queremos dar, y tener claro que con eso ellos son los que deben construir su personalidad; y sin olvidar nunca que cada niño, como cada adulto, es único e irrepetible (es muy frecuente que los padres, sorprendidos por lo diferentes que son sus hijos, digan que no lo entienden, porque a los dos los han tratado igual; la respuesta a eso es, precisamente, que no hay que tratarlos igual, porque no son iguales).

    Que juzgamos está bastante claro. Yo, por mi parte, dejo además aquí las pruebas en mi contra. Pero no es cierto que todos lo hagamos en la misma medida ni con el mismo acierto.
    En cualquier caso, creo que no hace falta ser padre para opinar al respecto. De hecho, es evidente que el serlo a veces parece no enseñar nada.
    No obstante, si uno está dispuesto a aprender, no hay como tener hijos para aprender sobre la paternidad.

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  37. Ah, buenos días, ustedes perdonen.

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  38. Definitivamente, no se me entiende, o no consigo hacerme entender.

    Primero. Una cosa es tener medios económicos suficientes para criar a ese niño. Este requisito es logiquísimo, y posible. Otra cosa es disponer, además, de los recursos para costear los trámites y los viajes. A esos últimos recursos son a los que yo me refiero, y a los que no cualquiera puede llegar. Y, hoy en día, menos todavía.

    Segundo. Evidentemente, todo el mundo que adopta quiere tener a ese niño. ¿Por qué?. Pues supongo que por diferentes razones, algunas quizás más plausibles que otras. Esto, también evidentemente, conlleva mayores esfuerzos, paciencia, constancia. Cierto. Pasado un tiempo desde la adopción, un año, por ejemplo, ¿persiste en el padre, o en la madre, o en ambos casos, la encomiable paciencia, la encomiable constancia, el encomiable esfuerzo por educar al niño de la mejor manera posible?. ¿Escucharle cuando ya estés tan agotado que ni tengas ganas de escucharle, por ejemplo?. Pues quizás sí, o quizás no.

    Creo que tampoco es tan raro lo que digo. La entrada del Sr. Portorosa se centra en la educación de los hijos, y yo lo único que hago es opinar sobre lo que veo a mi alrededor. Al final, usted, y yo, y todos, tenemos en nuestra cabeza referentes sobre padres con una labor mucho más encomiable que la de otros en la educación de los hijos. Y otros, que, sencillamente, son un desastre. Supongo que esto está en la cabeza de todos.

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  39. Riley, yo hablaba del proceso de adopción. Ese proceso, en general, requiere mayor paciencia y constancia que un embarazo, más que nada porque el proceso es considerablemente más largo.

    Y lo que no acabo yo de ver es la relación entre que esa madre que puede costear los trámites de adopción eduque a sus hijas fuera de los parámetros que a usted le parecen más convenientes, y que aquellos que tienen una economía ajustada no puedan adoptar.

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  40. Caramaba, pues si alguien quiere tener hijos naturales y no puede, tiene unas enormes ansias de tener un hijo, tiene unas condiciones psicológicas adecuadísimas para educarlo, pero no tiene la desahogada economía que le permita sufragar los trámites de la adopción; y, en oposición, alguien quiere tener hijos naturales y no puede, tiene ganas de tener un hijo, tiene unas condiciones psicológicas normales (como mucho) para educarlo, pero es muy capaz de permitirse sufragar los trámites de la adopción, simplemente me da rabia. Simplemente me enfurece. Simplemente me parece injusto. Simplemente me apena. Al menos a mí.

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  41. Le apena la comparativa?

    Pues fíjese que llegamos al principio de la cuestión: la mala costumbre de medir las cosas mediante la comparación.

    La pena es que aquel que quiere tener un hijo no pueda tenerlo. Que quién quiere pueda, es una alegría, no?

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  43. Pues de estos temas sí que no entiendo nada...porque solamente supe ser hija de padres y tías de sobrinos y tenedoras de gatas. Sin embargo, cuando leo sus posts, siento como ternura de ver un padre tan preocupado por no equivocarse (sabiendo que inexorablemente se equivocará, noblesse oblige). Hasta sentí ganas de decirle "que bueno sería que fuera Ud. mi padre", pero podría ser mal entendido (y soy una experta en causar situaciones innecesariamente embarazosas) y tampoco sería justo con mis padres. Tan mal no les fue...¿o sí?
    Siga Ud. por ese camino que es el correcto, sentirse responsable y preocupado, que de irresponsables y despreocupados el mundo se encarga de proporcionarnos.
    Un poco de calorcito veraniego, desde estas latitudes.

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  44. Gracias, Solange. Hoy te lo agradezco especialmente.

    Un beso.

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