El eslabón perdido.
Paolo, de El festín de la araña, melómano, contrincante en discusiones políticas y en mi opinión sin duda uno de los autores de blogs que mejor escriben, me introduce en una cadena. Cadena que obliga a elegir, de entre todos los textos del propio blog, uno y sólo uno, aquél que consideremos el mejor.
Antes de continuar, quiero insistir en algo que dije ya hace mucho tiempo y que espero no tomen por el preceptivo ejercicio de modestia previo : mi blog es un sustituto de los libros que no creo vaya a escribir nunca, y su principal razón de ser es paliar mi frustración por ello.
No les sorprenderá, por tanto, si les digo que en general no creo que nada de lo que escribo valga la pena. La vale para mí, sin duda, pues para mí es útil, y no niego que esta experiencia que ya pasa del año y medio de vida me haya proporcionado y proporcione muchas alegrías y satisfacciones. Pero les aseguro que cada vez me veo con menos cosas que decir, más mediocre escribiendo y pensando, y (lo que hace estos defectos más graves) con un tono más pretencioso.
Y una vez dicho esto (sobre lo que les agradecería se ahorrasen los sin duda bienintencionados comentarios de consuelo, pues no querría parecer estar mendigándolos), les confieso que me siento incapaz de destacar un solo post de entre todos los que he escrito. Probablemente se deba a que yo los separo en varios grupos perfectamente diferenciados y que me resultan muy difíciles de comparar entre sí:
Hay entradas en este blog que me gustan, pero la razón es que consisten casi por completo en citas de textos ajenos. Entre ellas destacan un par relacionadas con Cunqueiro.
Otras, más o menos políticas, no me disgustan del todo (lo siento, Paolo; ya sabe usted: cría cuervos...); algunas trataban temas domésticos y concretos, y otras se permitían apuntar más alto... aun a riesgo de la dura caída. En ambos casos, creo que saltaba a la vista mi poca familiaridad con ese mundo.
En cuanto a todos esos textos que pretendo tengan un aire socio-cultural-filosófico, son sin duda con los que he alcanzado los grados más altos de patetismo, y además son larguísimos. Pero uno, que no aprende, no tendría demasiados reparos en firmar de nuevo uno o dos, o incluso más; y no por su utilidad para nadie, sino por lo que de mí dicen, que es mucho.
Ficción, que es lo que cualquiera que quiera ser escritor quiere hacer, casi no he escrito; porque, precisamente, no soy escritor. Pero a pesar de todo hay cuatro relatos; y, por motivos personales (y sólo por eso, porque no creo que esté bien escrito), me quedaría con éste.
Incluso me permití hablar sobre literatura, aunque poco. Lo que mejor recuerdo es esto.
Por último, quedan esas entradas a las que más cariño les tengo, las más personales. Son las que más claramente muestran a la persona que está detrás del Señor de Portorosa (este personaje del que ya sería incapaz de separarme), y son las que elegiría si tuviese que salvar de la quema una parte de mi blog.
Dentro de ellas hay muchos tipos, pero yo destacaría dos grandes grupos: las más melancólicas, que en realidad suelen dar vueltas a un solo tema vestido con distintos ropajes: el paso del tiempo; y las alegres, casi siempre protagonizadas por mi hija (y, desde hace poco, también por mi hijo). Para mí, son lo mejor del blog; para mí.
Ya ven que en lugar de responder en dos líneas, no sólo no he contestado sino que he dado rienda suelta a mi egocentrismo, y parece que he aprovechado la ocasión para autopublicitarme. Es lo que tenemos, los vanidosos. Pero lo cierto, se lo aseguro, es que no puedo destacar una entrada sobre todas las demás.
Les contaré otra cosa, a falta de la respuesta que debía: ha habido en bastantes ocasiones una curiosa disparidad entre mi gusto y el suyo (juzgando éste por el número de comentarios, que ya sé que no es un buen medidor, y por las visitas, que tampoco); hubo textos que colgué encantado en el blog y que pasaron sin pena ni gloria, y otros escritos casi casi porque tocaba poner algo que multiplicaron las lecturas y las respuestas. Misterios del ciberespacio.
Me toca a mí ahora pasarle la cadena a otros dos compañeros de la bloguería. Algunos ya han participado, y otros tienen todavía pocos textos para este juego; así que invito (y digo invito y no pido, y menos reclamo) a participar a Tato, de Activando la disidencia, y a Xavie, de Ideas y fragmentos.
Has hecho trampa, deberías haber elegido uno.
ResponderEliminarYo elijo el que me dedicaste a mí. ¿Eso es egocentrismo?
Ahora en serio, comprendo que te resulte difícil. Para mí, desde fuera, sería imposible quedarme con uno. Me gustan los de política porque dan lugar a debates constructivos, y normalmente siempre dentro de los límites de la racionalidad y el respeto (todo un mérito). Me gustan los de ficción (el del flexo, por ejemplo, me gustó mucho) porque suelen ser sencillos, directos y con mensaje. Me gustan también las entradas más melancólicas y las más alegres porque suelen hablar de sentimientos, mi tema favorito.
Resumiendo, me gusta tu blog. ¿Se nota?
Un beso.
Sí, se nota. Gracias, María.
ResponderEliminarPero es que de verdad no he podido decidirme por ninguno.
Un beso.
A lo tonto, casi nos recomiendas todo el blog, algo que yo haría sin dudar. Por Dios, por Dios, si algo me saca de quicio contigo, y bien lo sabes, es esa visión tan escéptica (ya no me atrevo a decir crítica o pobre, que te me enfadas) que tienes de tu producción escrita. Porque, amigo, escribes bien. Y si me dieras a elegir, escogería precisamente el relato que has mencionado. Amén de tantas otras disquisiciones portorosianas, tan tuyas: delicadas, irónicas y en su justo punto de cocción. ¡He dicho, joder!
ResponderEliminarPero soy sincero, S. ¿Tú me crees, cuando te digo que lo soy?
ResponderEliminarPero gracias.
Te creo, pero me sigue jodiendo igual, y perdona por la expresión.
ResponderEliminarTe perdono. Sólo faltaría.
ResponderEliminarUn abrazo.
Deberías dejar de pedir perdón cada vez que tienes algo que decir y lo dices, incluso si se trata de algo que se refiera a ti. Por dos razones. Una: porque nos impides criticarte y eso supone que te pones por encima de nosotros. Dos: porque ¡Que más da!.
ResponderEliminarA mi me parece que el tono general, además de serio y moderado, que adoptas en tus post nos deja mucha libertad para opinar ya que no prejuzga de antemano posibles variantes a tu propia opinión.
A mi, me han gustado los temas políticos, algunos melancólicos y me pareció incisivo y brillante aquel de "Las mentiras de Unicef".
Sin entrar en debates ideológicos, en un tiempo coleccionaba articulos de A. Cunqueiro. Me gustaba su fina ironía. Además me encanta el arte/ciencia de la gastronomía.
Pensandolo bien, sigue pidiendo perdón si te apetece, pero escribe.
Yo estoy organizando en Categorías (labels) las distintas entradas. Sólo he clasificado, provisionalmente, los de la categoría "Vida". Seguiré con "Amor", "Montaña", "Hitos", etc. Es un trabajo de chinos así que tardaré, pero creo que tú entrada responde a un problema que Blogger comienza a resolver; aunque por ahora sólo en fase beta.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Manolo. Pues, fíjate, a mí aquél no me convenció, me parece que no conseguí darle el tono que buscaba. Pero gracias... y perdón por pedir perdón tan a menudo.
ResponderEliminarNo sé si para pasarse al Beta uno debe cambiar de blog, o arriesgarse a perder algo; y no me atrevo ni a pinchar el botón, por si empiezan a desaparecer textos. Un abrazo, Alexandrós
Por ahora te recomiendo que dejes a los pardillos con esos experimentos. Cuando se resuelvan los problemas que toda beta posee podrás añadir categorías a las entradas que es uno de los grandes fallos (conceptuales) de Blogger (Antes también fallaba en los comentarios)
ResponderEliminarQue así sea. Cuando todo lo pueda hacer un tonto, será mi momento...
ResponderEliminarUn abrazo.
Y dale... (los melancólico-escépticos tienen la cabezonería milenaria del mar: regresan una y otra vez a las mismas rocas, y a fuerza de insistir acaban convirtiéndolas en arena de playa)
ResponderEliminar¡Coño, S., si es que es lo que pienso! Y de hecho ya lo dije en los comentarios al propio post.
ResponderEliminarUn abrazo...
Solodelibros, no pretendía decir que creyese escribir cada vez peor o tener cada vez menos cosas que decir, pues la verdad es que creo lo contrario, también a mí me parece que con el ejercicio vamos aprendiendo.
Pero la experiencia también va haciéndonos mejores lectores y mejores críticos, dentro de lo que cabe, y vamos conociendo también gente que lo hace muy bien; y eso a veces provoca que lo que uno ha hecho y hace parezca cada vez peor.
Yo diría que ahora lo hago mejor que antes; pero ahora me parezco peor, en general, desde el principio hasta ahora, de lo que me parecía antes... ¿me explico?
Un abrazo.
Reconozco que es una propuesta difícil de resolver. A mí no me importa tanto el tema (suele decirse en los periódicos que no hay 'temas' malos o buenos, sino bien o mal tratados) como la forma en que los resuelves. Y ahí sí podría citar tu bonhomía, la ponderación de tu juicio (tan sensato y creo que pocas veces gratuito), la perspicacia de tus apreciaciones, tu buena prosa. En fin... (Por supuesto, el humor, el humor, tan necesario para vacunarnos contra la grandilocuencia, la vanidad y la pesadumbre). Un abrazo.
ResponderEliminarYo no podría elegir uno sólo de tus post. Imposible.
ResponderEliminar;)
Muchísimas gracias, Dionisio, de verdad.
ResponderEliminarY a ti, Calamidad (¡qué amable!; un beso enorme.
Solodelibros, yo estoy contento con el blog, y en cierto modo me hace sentir bien el haber llegado hasta aquí y haber escrito tanto. Pero eso no me hace olvidar mis limitaciones.
Besos.
Pues te lo agradezco muchísimo.
ResponderEliminarEntre mis limitaciones no está el desagradecimiento, eso seguro.
Un beso.
Buenas tardes.
ResponderEliminarMe gustaría si me permites, poner nota.
La mayoría de los artículos...9,9
La sensibilidad al escribirlos...10
El hacernos pensar....9
El respeto, la delicadeza, el buen trato que recibimos los que opinamos.....matrícula de honor.
Un profesor nos decía..a escribir que no duele, a contar que no muerde.
Y no me extraña que sea un poco vanidoso, tiene todo el derecho.
Por favor, no se levante de la silla.
Saludos
No pensaba levantarme, Luna lunera, pero mucho menos después de oír unos cumplidos tan generosos.
ResponderEliminarViene alguien, como tú, que no conozco, que no me conoce de nada más que de aquí, y me dice algo tan amable sobre mí y sobre esto a lo que le dedico parte de mi tiempo: es asombroso. Te lo agradezco muchísimo.
Un abrazo.
No es una cuestión de si escribes con mucha sensibilidad, de si el tema de tus entradas son más o menos interesantes, de si la parte formal es impecable... a veces es todo mucho más sencillo, simplemente gustas Portorosa y sirven los comentarios a todos tus artículos como prueba fehaciente de ello.
ResponderEliminarBesos,
La flaca
Precisamente, por todas esas cosas que dices, mi comentario no es un cumplido.
ResponderEliminarY por supuesto, la cantidad de comentarios que recibes, debe ser, salvo que me confunda, la parte vanidosa.
Saludos cordiales
Tienes razón, Luna, en que los comentarios son una recompensa, de la que se alimenta mi vanidad. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarFlaca, espero que no suene ya vacío: muchas gracias.
Besos.
Amigo Portorosa, el mejor texto es siempre el que está por escribir, por eso seguimos leyendole y esperando disfrutar con las novedades.
ResponderEliminarPorto,
ResponderEliminarMe gusta el relato que has elegido: Carmen.
Como sabes, tengo debilidad por la ficción, así que supongo que no te extraña mi elección.
Está muy bien escrito y tiene un ritmo muy conseguido.
Y los diálogos, que son de lo más difícil en los relatos, están realmente conseguidos.
Un abrazo,
Xavie
Muchas gracias, Xavie. Como digo y tú sabrás, casi todos los que tenemos la vana ilusión de escribir, incluso los que no nos esforzamos por conseguirlo, con lo que soñamos es con escribir ficción, qué duda cabe.
ResponderEliminarAsí que un elogio a un relato me llena más que media docena a uno de mis textos habituales.
Un fuerte abrazo.