Pescados ciegos.
Hace mucho que no les cuento nada de mi hija (que está pasándolo algo mal por los celos, la pobre):
Ayer, en la pescadería.
- ¡Mira! ¿Y por qué tienen ojos?
- Pues como casi todos los animales, para ver.
- Pero -con tono de pena pero sonriendo un poquillo, como resignándose a que las cosas son así y qué se le va a hacer- cuando les comemos los ojos, entonces ya no ven, ¿verdad?
No sé a qué esperas, amigo Portorosa, para iniciar un diario —parafraseando a tu paisana, Blanca Andreu, que ganó el Adonais de 1980 con su libro 'De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall'— con los textos de tu hija reunidos, por ejemplo, bajo el título: "Diario de una niña (inteligente) que soñaba en un blog
ResponderEliminarPues a mí me ha parecido que podría ser perfectamente el diálogo escalofriante de una película japonesa de terror...
ResponderEliminarpues haberle dicho, que entonces es cuando realmente nos ven por dentro;-)
ResponderEliminarUn saludo
¡Caramba! Esta niña apunta maneras.
ResponderEliminarSigue regando la flor, será muy hermosa.
Un abrazo
De acuerdo con Sfer, Porto. A mí me ha parecido algo más que inquietante.
ResponderEliminarPero el post me gusta mucho. La verdad.
Un abrazo,
Xavie
Bueno, yo creo que es inofensiva, pero andaré con ojo...
ResponderEliminarGracias a los cinco. Riego, riego, Alexandrós; por la planta.
Saludos.
Quién sabe, Dionisio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Algo mal si me pareció que lo está pasando, pero cuando hablamos las dos, asi, agachaditas y con susurros sobre Reina, Golfo, Lita y Pantín, se reia con una mirada entre cómplice y traviesa. Me encanta tu niña.
ResponderEliminarsuelen ser así de claros. Lo que les inquieta lo preguntan y ya está. siento que esté celosa. Lo pasan mal. Este año en mi clase esperamos varios bebés y hay que hacer tratamiento especial. Que todos tus mimos sean para ella.
ResponderEliminarBesos, Puerto