¡A la hoguera con él!
El domingo a las ocho de la tarde entro en una cafetería. Desde lejos le pido un café al camarero y me siento en la única mesa libre. Abro la novela y alzo un momento la vista.
¡Joder!
¿Qué coño pasa? Está todo el bar mirándome, desde todas las mesas. Hasta han vuelto las sillas hacia mí. Me vienen a la cabeza La invasión de los ultracuerpos, Los chicos del maíz, una de esas películas en las que un pueblo guarda un terrible secreto y sus habitantes se unen para acabar con el forastero.
Hasta que me doy cuenta de que estoy sentado en la mesa que hay justo debajo de la televisión y están televisando el Madrid-Dépor.
Pero el alivio dura poco. Miro a la gente. De vez en cuando alguien baja la mirada hacia donde estoy. Creo que resulto raro, y me siento raro. Una señora se fija en mí y le dice algo al marido, que sonríe de medio lado. Empiezo a pensar si mi actitud le molestará a alguien.
Me centro en el libro.
A lo mejor se ve como una provocación. ¡O como un desprecio!
Cuanto más se emocionan con el partido más incómodo y aludido me siento. El Madrid marca el cuarto gol, gritan, varios se levantan, algunos se cabrean, y yo me encojo detrás de la novela.
Cada vez que levanto la vista veo a alguien mirándome.
Remuevo el café con verdadera dedicación.
Vuelvo a levantar la cabeza un par de veces y veo a un tío que me mira con cara de asco.
Al cabo de un rato el hombre que me mira mal se da cuenta de que he sacado una libreta y estoy escribiendo. Viendo su expresión, decido guardarla, no vaya a ser.
Me lo imagino levantándose y acercándose a mi mesa, Qué, a ti no te gusta el fútbol, ¿no?, y una miradita al resto del bar, ¿Qué eres, muy listo, tú?, y un empujoncito al libro, ¿Es poca cosa para ti?, y la primera colleja, y van llegando más y rodean la silla, No, no te levantes, hombre, que el señorito no se levante, faltaría más, dice una señora en voz bien alta, a la concurrencia, ¡Cómo se va a levantar delante de nosotros! ¿Verdad?, dice la muy hija de puta, ¡Pero qué cojones te crees!, ¿eh, gilipollas?, y ya me agarran entre varios...
Miro el reloj, pongo cara de sorpresa, dejo el dinero sobre la mesa y salgo a la calle con la sensación de que treinta pares de ojos se me clavan en la espalda.
Estás en racha. Definitivamente. Pero, ¿a quién se le ocurre ir a un bar un día de partido a leer y escribir?, es más, ¿a quién se le ocurre sacar un cuaderno y ponerse a escribir, sea donde sea?
ResponderEliminarTodo el mundo te mira como diciéndose que te crees mejor que ellos sólo por eso.
Hazme caso y escribe en casa. Así no arriesgarás tu vida. :-D
Un abrazo,
X.
Es que no tenía ni idea de que había partido, como de costumbre.
ResponderEliminarReconozco que lo de escribir es muy sospechoso, pero mucho. Aunque estés haciendo la lista de la compra.
Gracias por lo de la racha (porque lo leo en positivo, ¿no?).
Claro, hombre.
ResponderEliminarTus últimos posts están pero que muy bien.
Siempre positivo, nunca negativo.
X.
¿Ves? Si es que eres un futbolero, al final :D
ResponderEliminarMuchas gracias.
¡La hoguera, la hoguera, la hoguera!
ResponderEliminarLa hoguera tiene, qué sé yo,
que sólo lo
tiene la hoguera...
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Estoy de acuerdo con Xavie sobre la racha. Y sí, escribir y leer en las circunstancias que relatas resulta definitivamente sospechoso. Un abrazo.
Hombre, Porto...
ResponderEliminarEstaba jugando el Madrid, joder.
Si llega a estar Zidane en el campo la primera colleja te la hubiera dado yo, fíjate.
¿Y puedes concentrarte para leer o escribir, en un ambiente tan ruidoso como supongo que sería ése?
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Jesús. Valoro mucho tu opinión.
ResponderEliminarM., Zidane me interesaba hasta a mí; me parecía algo estético, no deportivo. Pero no era el caso.
T (qué alegría), la verdad es que el ambiente era de tenso silencio, pero es cierto que leer no pude leer mucho, por lo que cuento. En cuanto a lo de escribir... es que estaba tomando notas sobre ellos :)
Abrazos a todos.
Buenísimo. Talmente Farenheit.
ResponderEliminarLas cosas como son, Señor de Portorosa: Uno no puede ir por ahí de excéntrico si no está dispuesto a pagar el precio correspondiente. Toda singularidad resulta cara, porque tiene algo de provocación.
ResponderEliminar¡Mira que ir a disfrutar del vicio solitario en el altar de una liturgia colectiva!
Iba a decir lo mismo que ya te ha dicho T.
ResponderEliminarSiempre que he intentado leer algo en un sitio con ruido luego tengo que volver a empezar.
Me gusta mucho ver gente leyendo en los bares y mucho más cuando llevan libretuca y toman notas, lo malo es que me dan ganas de preguntar, de fisgar la tapa, de cotillear, vamos.
Beso.
M.
Señor de Portorosa, no sólo es usted asocial, sino que además temerario. Eso que hizo es tanto o peor que reirse a carcajadas de un difunto en el velatorio.
ResponderEliminarSiga tentando a su suerte, siga...
Buenísimo, Porto.
ResponderEliminarYo me considero uno de los parroquianos, así que háztelo mirar, no vaya a ser que a la próxima se nos hinchen las narices...
Por cierto, que me acuerdo de estar viendo precisamente en Coruña un Madrid-Depor, en un bar, con mi hermano, y cuando metíamos gol (el Madrid) y lo celebrábamos nos miraban también con esa cara.
Buenos días.
ResponderEliminarAnte todo, gracias por vuestra preocupación por mi integridad física. En vista de la unanimidad de opiniones, me lo pensaré dos veces, a partir de ahora, antes de sacar lectura que no sea el Marca.
Alicia, Conde, muchas gracias. En este texto le he dejado más espacio (obviamente) a la ficción, y es en estos casos cuando más me importa que guste lo que escribo... (creo).
Conde, pues hace... ¡joder, unos 25 años (¡¡Dios!!)!, estábamos en el Bernabeu para ver un Madrid-Celta, y creo que mi padre fue el único espectador que cuando salieron los vigueses se puso a aplaudir. Yo quería volatilizarme. Menos mal que nos miraban con condescendencia, como una curiosidad romántica; y que el Celta perdió.
M., esto de leer en cafeterías a mí me encanta, pero estoy seguro de que tiene algo de exhibicionismo; o de esnobismo.
Saludos a todos.
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ResponderEliminarCon todos los respetos,los especimenes del futbol es que son mu delicaos...
ResponderEliminarbienvenido al club...a mi me pasaba cuando todos los días bajaba a la playa con mi gorro y mi libro...pasa uno por ser un cultureta,listillo y demás...va, ni caso...salvo que pase a mayores...
pd.yo tampoco se como va el circo ese del futbol,monstruo creador de noticias absurdas y que se retroalimenta....(podría seguir pero creo que queda suficientemente explicado en su postal)
saludos
Hi, Colin, welcome!
ResponderEliminar[Colin había dejado un comentario, pero un despiste ha hecho que lo borrase. En él me decía que sabía lo que se sentía en esas situaciones.]
I'm sure you do. But don't you think that being a foreigner can be the perfect excuse for strange behaviours?
I think that (at least up here in the Northwest, where we're not used yet to them/you) we still see foreigners as something exotic and respectable, and, therefore, we look at them/you in a shy way (of course, I'm talking about Europeans or Northamericans, not inmigrants...).
Maybe your view is completely different.
You are most welcome.
Cheers.
Max, sobre el fútbol como fenómeno social se podría hablar tanto... De hecho, se habla tanto...
Pero bueno, dejémoslo ahí, no nos metamos en el intrincado mundo de la sociología a estas horas.
Sólo una cosa: me hace mucha gracia cuando llego del gimnasio, o de nadar, o de andar en bici, y alguien me dice si voy a ver tal o cual partido; y ante mi respuesta negativa me dice que claro, que es que a mí no me gusta el deporte.
Pero bueno, dicho sea sin acritud, y sin querer generalizar.
Un abrazo.
Pues imagínate aquí...
ResponderEliminarno sentir el fútbol es casi un pecado. Y cuando salgo a ver la familia sevillana... no veas.
Ahora se cree que Montilla es del Español. Solo faltaba esto, un molt honorable perico. ¡La leche!
Aquí puedes ser de la terra (culé), xarnego (perico) o un desubicado (madridista), pero no ser nada está prohibido.
Llego al trabajo y veo malas caras... sé que no debería pero pregunto: ¿cómo quedó el barça?
Me miran de mala manera, creen que lo sé y me hago el tonto. No, no lo sé y me da lo mismo, pero algo tengo que decir.
En Barcelona, la ciudad que lleva el nombre de "nuestro equipo" (esta estupidez la dijo Nuñez), el fútbol es religión como la musulmana, que puedes ser infiel, (creyente de cualquier otra religión) pero ni se te ocurra beber cerveza frente a sus narices, puedes ser fiel (entonces la puedes beber en la intimidad), pero ateo no, esos no existen, son antinatura; esos ni bajo tierra.
Un saludo.
Se ve que es cierto que es mucho más que un club, el Barça, y mucho más que un deporte, el fútbol.
ResponderEliminarPobrecillo...
Un abrazo, Pau.
Escribir se puede escribir en cualquier sitio (doy fe, en un exámen de matemáticas escribí un microcuento en la mesa y cuando hube terminado el exámen me volví a sentar a copiarlo). Lo de leer ya es más difícil y yo diría que en un bar cuando hay partido de futbol... prácticamente imposible.
ResponderEliminarArribé aquí, por casualidad pero me quedo al acecho, para leer más.
Un saludo
Arilena, bienvenida.
ResponderEliminarMe han gustado mucho tus blogs, me parecen muy interesantes, y tanto los microrrelatos como el cuento (¿por entregas?) del cazador están muy bien, en mi opinión.
Un saludo.
!Qué bueno, la verdad! Lo que más me gusta es la ingenuidad con la que lo cuenta. Acabo de reírme muchísimo. Las reglas marcadas están muy claras y hay que tener cuidadín de no llamar la atención. Me recuerda esto a cuando empezaban a utilizarse los móviles y era una falta total de decencia sacar el móvil en la cola del supermercado.
ResponderEliminarLo que usted acaba de hacer sería como pedir una Fanta en una discoteca a las 4 de la mañana.
Un saludo.
¡Vivan las trasgresiones, la ingenuidad!
ResponderEliminar¿Dónde estarían los artistas sin ellas? Y digo eso, los Artistas con "A".
El Arte es trasgresión, no dejarse llevar. Es leer en un bar en la mesa que queda bajo la tele, cuando 50 personas te miran porque no estás viendo el Madrid-Barça.
Todos deberíamos pedir, al monos una vez, una Fanta en una discoteca a las 4 de la mañana.
Un saludo.
Muchas gracias, Nube; y a ti, Arilena.
ResponderEliminarPoco transgresor me veo yo, pero bueno.
Saludos.
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ResponderEliminarPues yo creo que te salvaste por muy poco. Vamos, que te la jugaste, fijo.
ResponderEliminarA mí nunca me gustó el fútbol, pero ahora resulta que mi hijo es un forofo total. Siempre me pregunta si sé a quién ha fichado éste o quién juega dónde, y yo nunca sé nada, claro, y él me lo explica. Ya he visto algunos partidos con él, en casa. Quiere que lo lleve al campo. Será también la primera vez que yo vaya. Quizá me lleve un libro... Suicida total.
Un abrazo.
Bueníiiiiiisimo!!! Cuantas veces me ha pasado algo parecido. Cuando veo a alguien que lee en un bar ¡uf! digo ¡qué valor! (bueno, en realidad digo otra cosa porque soy un poco bruta). Amigo, portorosa, leer no es cool, ya no está bien visto ni en las bibliotecas, se lo digo yo que trabajo en una...
ResponderEliminarGracias, Ana. Y bienvenida.
ResponderEliminarUn saludo.