4.5.12

Carta de R. L. Stevenson

Llego a través de Biblioteca Ignoria, un magnífico blog sobre literatura que propone una lectura cada día, a esta carta de Stevenson a un joven que le ha pedido consejo sobre si dedicarse o no a la carrera del arte.

Les dejo algunos fragmentos:

...si un hombre ama su oficio con independencia del éxito o la fama, los dioses han llamado a su puerta.

La ejecución de un libro, de una escultura, de una sonata deben emprenderse con la insensata buena fe y el espíritu incansable de un niño que juega. ¿Merece la pena? Siempre que al artista se le ocurre hacerse esta pregunta, ampara una respuesta negativa. No se le ocurre al niño que juega a los piratas en un sillón del comedor, ni tampoco al cazador que rastrea su presa; la ingenuidad de aquél y el ardor de éste debieran fundirse en el corazón del artista.

...no dudo que [el artista] ha de trabajar con un material díscolo y que el mismo acto de escribir perjudica y pone a prueba tanto sus ojos como su carácter; pero obsérvele en su estudio, cuando las ideas se agolpan en su mente y las palabras no le faltan: en qué corriente continua de pequeños éxitos transcurre su tiempo; con qué sensación de poder, como la de quien moviera montañas, agrupa a sus personajes menores; con qué placer para la vista y el oído ve crecer la etérea construcción sobre la página; y cómo se esmera en un oficio al cual afluye todo el material de su existencia y abre una puerta a todos sus gustos, preferencias, odios y convicciones, de modo que llega a escribir lo que ansiaba expresar. (...) lo sorprendente en verdad es recibir retribución de cualquier especie. Otros hombres pagan, y con largueza, por placeres menos deseables.

...vigile las primeras señales de pereza. En puridad, este idealismo sólo puede sustentarse merced a un esfuerzo constante; pues el nivel de exigencia se rebaja con enorme facilidad, y el artista que se dice a sí mismo «así será suficiente», ya está condenado.

...muchos artistas (...) olvidan el objetivo de todo arte: deleitar. Indudablemente es tentador abominar del burgués ignorante; empero, no debe olvidarse que él es quien nos paga y (salta a la vista) por servicios que desea ver realizados. (...) Ofrecer al público lo que no desea y esperar su aplauso es extraña pretensión, aunque muy corriente (...). En este mundo la primera obligación de cualquier hombre es ser solvente; conseguido esto, puede entregarse a todas las extravagancias que le plazcan; pero quede bien claro que sólo entonces.


7 comentarios:

  1. ¿Cuando un autor puede convertir en arte su trabajo?.

    Cuando le guía la emoción en lo que hace. Para poder transmitir un sentimiento, lo tienes que sentir. Por supuesto que puede ir acompañado de técnica, años de trabajo, aprendizaje y esfuerzo, pero lo único indispensable es la pasión que pone en lo que hace y la creación con cariño.

    Ya ha aparecido otro concepto importante: creatividad. Un jarrón puede ser una obra de arte. Pero si el artista lo repite mil veces, el primero es arte y los demás artesanía, porque el proceso creativo sólo ha aparecido en el original.

    Muchos artistas no han sido reconocidos en vida. Este hecho se explica por lo que llamo mirada prejuiciosa, que puede ser positiva o negativa. Van Gogh no tuvo éxito en vida porque la gente esperaba encontrar en un cuadro una determinada forma de pintar y, todo lo que no cumpliera unos cánones determinados, se despreciaba. Si te acercas a una obra con unos criterios preestablecidos de lo que debe ser, generalmente no te gustará el genio innovador, el que rompe los esquemas.

    Demasiadas veces nos influenciamos más por la marca, el envoltorio, que por la esencia.

    No todos somos genios, pero hay un creador en cada persona aunque, desgraciadamente, muchos aún están por descubrir. Basta pensar que soy incapaz de crear algo bello para que se convierta en un dogma. Dejarse llevar por las sensaciones. Revelar ese niño artista que fuimos, que no tenía ningún sentido del ridículo para expresarse.

    Asentar el amor en un pincel o la frustración en una hoja de papel. Enfrentarte a ti mismo, en la soledad, con la compañía de tus emociones a flor de piel y trasladarlas más allá de tu cuerpo, de tu mente, de tu espíritu, para exponerlos, con generosidad, a los demás. Esto te ofrezco. Es la mejor parte de mí. Es mi alma escrita con mis palabras o pintada con mis colores.

    Ser un artista en la interacción con los demás, es una obra de arte suprema. Darse y, sobre todo, saber recibir, con ternura, con pasión, con generosidad, con una sonrisa, es el arte en su máxima expresión. No pasará a la historia. No lo necesita.

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  2. Estoy y no estoy de acuerdo, Juan.

    (Por cierto, buenos días.)

    A lo mejor es solo cuestión de cómo nos explicamos, pero creo que no lo veo exactamente igual que tú:
    No llega con poner sentimiento y sinceridad en lo que haces para que sea arte. Es imprescindible, seguramente, como dices, pero no creo que sea lo único imprescindible. ¡Cuánta pasión y buenas intenciones vemos que no llegan a nada, porque falta lo demás! Y las protagonizamos, incluso.

    No es solo que la técnica ayude, es que sin ese "cómo" (que no tiene por qué ser ortodoxo, ni aprenderse en una clase, por supuesto, pero que en todo caso existe) no hay obra de arte.

    Del mismo modo, saber vivir (en el sentido amplio de la palabra), ser una buena persona, o alguien con inteligencia emocional, no es ser un artista, creo yo. Salvo metafóricamente hablando.

    Un abrazo.

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  3. Toda la dificultad de este debate va a venir de no separar el “acto creativo” del rol social y/o profesional del creador. La verdad es que en el texto, Stevenson habla de los dos. Incluso llega a admitir cómo los gustos del público influencian su obra.

    Desde luego, los que no tenemos que vivir profesionalmente de nuestra obra, podemos decantarnos por primar nuestro interés por el acto creativo. Con lo cual no estoy diciendo que en el mismo acto creativo no esté implicito una preocupación estilística, que yo veo como una afirmación de nuestra personalidad en relación al público, real o imaginario, que inevitablemente siempre está ahí por nuestra condición social humana.

    Si podemos sortear el fardo de tener que decir siempre la “palabra precisa, la sonrisa perfecta” para ser considerado alguien, no solo para el público, sino incluso, en relación a la historia del arte, nos habremos liberado para la tarea de explorar lo desconocido que necesariamente se nos revela de una manera ruda e informe.

    Buenos días!

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  4. En la medida en que consideremos el arte como una forma de comunicación (y yo lo hago, o eso creo ahora mismo), es importante saber expresar lo que se quiere comunicar. Por eso (así como un ejercicio de técnica hueca no es arte) no llega con tener la idea o el sentimiento.

    Buenos días.

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  5. ¡Uy, qué cortante me ha quedado ese comentario!

    Quería decir que no llega con el fondo, en la medida en que es una comunicación, y por tanto la obra es una forma de expresión.

    Saludos.

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  6. Vivir bien es el arte supremo, al menos para mí, pero como bien dices, es simplemente metafórico.

    El arte puede ser comunicación, pero también puede ser un simple acto de expresión solitaria. No pretender decir nada al mundo sino dejar fluir tus sentimientos en algo inanimado, sea papel, lienzo o barro.

    No llega con poner sentimiento sólo, para tener éxito, pero depende de lo que persigas en el acto creativo. Si lo que persigues es simplemente un grito en medio del desierto, donde nadie te oirá, la técnica, siempre indispensable, no es tan importante. Lo que comienza el acto creativo, creo que siempre es una emoción.

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  7. 1. amb. Capacidad, habilidad para hacer algo.

    2. amb. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.

    Si nos fijamos en la primera acepción, hay, o puede haber, arte en todo.
    Si nos atenemos a la segunda (eso hacía yo), esa interpretación y esa plasmación requieren una técnica; sin la cual, por mucho que nuestra realidad o nuestra imaginación valgan, obtendremos un pobre resultado.

    No digo esto para rebatirte, ¿eh?, sino para explicarlo de otro modo.

    Un abrazo.

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