19.3.12

Por ejemplo

Comprar con mis hijos, el sábado por la mañana, el regalo de hoy para mi padre: un libro y chocolate.


Ver esa noche con ellos y con M. El secreto del libro de Kells, una película irlandesa de dibujos animados, nominada al Oscar hace unos años y que encontré por casualidad en la biblioteca municipal.




Trata de un pequeño monje que vive en una abadía irlandesa amenazada por las incursiones de los vikingos, del trabajo de los miniaturistas religiosos medievales, y de la relación del niño con el más famoso de ellos, y con el bosque y algunos de sus habitantes.

La historia es muy bonita. Y estéticamente la película es preciosa. El dibujo, en las antípodas del de Disney (sin por ello querer criticar a este), es mucho más plano y menos realista, está lleno de formas geométricas, de motivos celtas, y es muy... ¿simbólico? Es realmente expresivo y, ya les digo, estéticamente es una maravilla.

Además resultó ser una elección ideal para Paula y Carlos, que tienen una sensibilidad y un interés por el dibujo muy marcados.


Pasar un rato a solas con Carlos ayer por la mañana. Mientras Paula estaba en catequesis, él y yo fuimos a la feria (o sea, al mercadillo que hay una vez al mes).

Carlos es un niño (como alguna vez ha quedado patente aquí) en general muy movido; hay días en que uno le puede estar riñendo desde que se levanta hasta que se acuesta. Pero cambia radicalmente cuando nos quedamos solos: entonces se calma, deja de hacer locuras, habla como él sabe, y muestra todo lo maduro que puede llegar a ser.

Ayer quería comprar una planta para su habitación. Y compramos una para él y otra para mí: dos azaleas, la mía blanca y la suya rosa. Escogió una con los capullos aún cerrados, porque quería verla florecer. Fuimos los dos de la mano por entre la gente, hablando sin parar; él preguntándolo todo y yo contestándole, verdaderamente feliz.


Pasear, ayer al mediodía, con M.


16 comentarios:

  1. La vida, por ejemplo.

    http://madredemarte.wordpress.com/

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  2. Que bonita la escena del paseo de la mano, enfrentándose a las preguntas!

    Creo que el mejor regalo que se le puede hacer a un niño es ayudarle a perfilar mejor sus preguntas, dándole las menos respuestas posibles, tan solo aquellas que nuestro “feeling” nos indica, excepcionalmente, que son necesarias para un consuelo al alma infantil (al margen de las informativas, por supuesto).

    Soy más del Espíritu Santo (Hermes - Mercurio) que de San José.

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  3. Sí, bueno, aunque ya sabes que soy un poco cartesiano de más, creo que mis respuestas (las no meramente informativas, como dices) son casi siempre bastante abiertas, mostrando alternativas más que zanjando el asunto.
    Aunque, por supuesto, yo voy en la respuesta.

    Sí, muy bonita. ¡Me sentí tan a gusto!

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  4. Por cierto, Taliesín, o mucho me equivoco o la película te gustaría.

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  5. Suena muy bien, todo. Típico ejemplo de esas etapas en las que estamos bien y todo fluye y se disfruta (o todo fluye y se disfruta porque estamos bien)

    Beso gordo.

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  6. ¡Anda, lo ha escrito dos veces!

    Voy a volver a probar a ver si ahora también ...

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  7. Pues no, ahora no, y te juro que he hecho lo mismo.

    Te estoy llenando esto de SPAM. No me lo tengas en cuenta ...

    Beso.

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  8. (No te preocupes, que ya te hago limpieza. Es que tú y la informática...)

    Eso mismo.

    Y más "eso mismo": con pocas cosas es tan evidente como con los hijos, que nuestro estado de ánimo configura nuestro entorno, y hace que todo fluya, o que no fluya nada. ¿No crees?

    Un beso. ¡Y ya era hora!

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  9. Sin con eso querer decir que nuestro estado de ánimo sea algo independiente de ese entorno, que varía caprichosa y aleatoriamente al margen de los acontecimientos y circunstancias, claro.

    Beso.

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  10. Sí, son esas pequeñas cosas.

    Fortalecen el espíritu y son las que luego se recuerdan.

    Por tener solo un hijo, no me enfrenté a esa situación, pero es evidente que a veces tienes que estar con uno solo de ellos.

    Me he pasado por donde Jesús, cuya última etapa coincidió con mi murria cibernética y me la leí toda de un tirón. Me he vuelto a leer los últimos y me ha dejado una sensación de nostalgia. También estas pequeñas cosas cuentan.

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  11. Buenos días, NáN.

    Sí, hay que dedicarle tiempo a solas a cada uno, de vez en cuando. Tener hermanos es, de entrada, estupendo; pero no deja de ser un poco injusto ese ser tratado siempre como parte de un colectivo.
    Cuando Paula, la mayor, se queja alguna vez de que se le haga más caso a su hermano (en fin, la típica ventaja de los pequeños, en lo que a gracias y esas cosas se refiere), le recuerdo que ella tuvo más de 3 años para ella sola, sin "compartirnos" con nadie; y que en cambio Carlos tiene que repartirlo todo (empezando por el tiempo) con alguien desde que nació.
    Por eso me gusta aprovechar los raros momentos en que puedo estar solo con uno u otra (Paula, cuando volvemos de Vicedo, está deseando que su hermano se duerma; y en cuanto lo hace me pregunta de qué hablamos). Son una oportunidad, normalmente, para acercarnos más.

    En cuanto a Jesús, es mejor que no tarde mucho en volver a aparecer, porque me iba a poner a decir cosas como No se ha ido del todo, siempre estará con nosotros, etc. Y tampoco es eso... :)

    Besos y abrazos.

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  12. A mí esto del tiempo en exclusiva es algo que me preocupa poco. Como madre monoparental y con poca familia cerca, tengo muy pocas ocasiones de estar a solas con cada uno de ellos. Como el mayor ya tiene más vida social, sí que hay ocasiones (a veces días enteros) en los que estamos solos el peque y yo; pero muy raramente sucede al revés, y ambos lo echamos de menos. Él también atesora como lágrimas en la lluvia esos momentos (siestas, noches) en los que su hermano se duerme antes y a veces, simplemente nos echamos juntos en el sofá a ver una peli, sin más...

    http://madredemarte.wordpress.com/

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  13. Error: algo que me preocupa mucho. ¿Cómo se me coló un "poco" ahí?

    http://madredemarte.wordpress.com/

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  14. Creía que querías decir "un poco".
    Ese lapsus tendrás que consultarlo con tu psicoanalista :)

    Ya. Para mí también es importante.
    Cuando veo familias numerosas (en mi entorno hay muchas, algunas exageradísimas), más que en las dificultades económicas o de espacio, pienso sobre todo en si serán capaces de darle algo de tiempo "privado" a cada hijo, hablando a solas, estando juntos sin nadie más, mirándolo bien...
    Aunque supongo que pensarán que a cambio de eso reciben otras cosas. O incluso que eso que yo considero deseable está de más...

    Un beso.

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  15. Quizás quise decir "un poco". Cuando releí el comentario se me había olvidado... pero "un poco" me supo a poco.

    A mí me hacen tener pensamientos parecidos las personas que tienen (o adoptan) hijos muy seguidos... que no ha habido espacio para cada uno, si no ya en exclusiva, al menos sí para ser el pequeño, el recién llegado, la novedad...

    http://madredemarte.wordpress.com/

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