Self vs. Other.
Según el noruego John Galtung, director del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Oslo y estudioso de la resolución de conflictos, uno de los procesos sociales y culturales que surgen y se desarrollan a medida que un conflicto se hace más explícito es la polarización.
[¿Siguen ahí?]
Un conflicto no tiene por qué ser una guerra, claro, ni siquiera tiene por qué estar asociado a la violencia material. Un conflicto es cualquier situación de confrontación entre dos o más partes, sean cuales sean sus causas, sus implicaciones, el objeto de la disputa o la forma que ésta adopte.
La polarización reduce la confrontación a dos bandos, el Propio (bueno) y el Otro (malo), y a un solo tema, aquél en el que el bando propio tiene más claramente la razón.
La polarización, que es a la vez interna (mental) y externa (social), cumple una función de mentalización, y de creación y confirmación de identidad, muy útil cuando la violencia material estalla y somete a los protagonistas a una gran presión, pero, a la vez, cierra puertas de salida al conflicto y abona el terreno para futuros brotes (y otro día les hablaré de violencia cultural y violencia estructural, si me lo permiten).
Estamos rodeados de conflictos, unos globales y otros más cercanos e incluso íntimos, unos llamativos y evidentes y otros cotidianos, más sutiles y a menudo inconscientes. Y en todos y en cada uno de ellos se da en mayor o menor medida esa polarización, que no admite críticas ni preguntas, que rechaza la ampliación de la discusión a otras cuestiones relacionadas, y que considera la incertidumbre una traición.
No hay cabida para los matices y la duda no se admite, en lo que se convierte en un chantaje (a veces emocional, a veces más tangible) flagrante: o conmigo o contra mí.
Esto, que puede parecer exagerado, lo hemos oído, casi literalmente, más de una vez en los últimos años dentro y fuera de España, con las elites gobernantes y la clase política en general, que son las que deberían abrirnos los ojos y buscar la superación de esas situaciones de bloqueo, como principales e interesados culpables . Y no sólo eso: personalmente creo que algunas (algunas) de las acusaciones de equidistancia y relativización que, en relación con ciertos debates, de vez en cuando se vierten contra quien pretende dar una explicación menos tranquilizadora o introducir nuevas consideraciones en la discusión, no son sino una manifestación distinta de la misma postura: no hay alternativa aceptable a la adhesión total.
La polarización es prácticamente inevitable, y más que comprensible, en el momento álgido del conflicto, pero impide pensar, buscar soluciones y aspirar a algo parecido a conocer la verdad, y por eso no se debe permitir que los esquemas que de ella surgen se impongan y acaben asumiéndose como ciertos.
Me parece que se te ha olvidado decir algo muy importante, y es que la polarización surge de una simplicación. La realidad es demasiado compleja como para encasillarla en blanca o en negra. Y una simplificación que busca más o menos conscientemente falsear la realidad.
ResponderEliminarPrecisamente por tratar de huir de estas simplificaciones maniqueistas me han dicho más de una vez que no tengo el suficiente criterio como para elegir una opción y que estoy en un permanente estado de moratoria.
Buen post, un saludo.
Bueno, Santino, hay muchas cosas sobre el tema que no he dicho, por no alargar mucho el post, pero yo creo que eso ya se entiende del párrafo que está resaltado en negrita, ¿no?. Por supuesto, la polarización, la reducción a dos bandos y un solo tema, es en sí misma una simplificación.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y gracias.
Upsss, te pido perdón por decir que se te había olvidado decir eso. Por supuesto que se entiende perfectamente.
ResponderEliminarApuntas otra idea que me parece muy importante: si bien la postura intermedia conciliadora es imprescindible en algunas cuestiones, en otros temas no caben medias tintas.
Yo la tibieza la interpreto como el hecho de ser consciente de que nadie (ni uno mismo) está en poder de la verdad absoluta, y que por tanto hay que dudar de todo, comenzando por las propias convicciones. Todo debe ser sometido a revisión y no hay que dar nada por hecho.
Un saludo :)
Justo acabo de cambiar mi comentario, porque me parecía que era una obviedad, lo que decía.
ResponderEliminarEs importante saber que eso ocurre, es muy útil tenerlo en cuenta. Después, con cuanta más información mejor, cada uno llegará a sus conclusiones, y las defenderá como crea.
Un abrazo. Buenas noches.
¿Pues sabes qué se ma ha venido a la cabeza con la polarización?
ResponderEliminarA mi hija y a mí en el desayuno, yo con mi postura de que se tiene que beber la leche, y ella que no.
Un beso.
El otro día estuve en una clase de ética y el profesor explicó entre otros temas que aunque existen diversas teorías el se mostraba partudario de una (no recuerdo de quién procede ni como se llama) según la cual cuando 2 sistemas distintos de ver la realidad se enfrrentan es imposible el acuerdo: ejemplo madridistas y culés; musulmanes y judíos; PP y PSOE; etc, etc. El motivo de la imposibilidad de acuerdo es que perciben la realidad de forma distinta; añadía que enla realidad las cosas son aún más complicadas porque no somos una única cosa, por ejemplo del Barça, sino que uno puede ser de derechas, del Barça, judio, homosexual, republicano,etc, etc.
ResponderEliminarRealmente no sé si esto tiene mucho que ver con el tema de tu post, pero me pareció interesante su visión (suya, no mía).
Un abrazo
..de creación y confirmación de identidad
ResponderEliminar¿Y por qué esa necesidad de crear una identidad?
Quizá porque desde pequeños tenemos clavados en la cabeza los conceptos de "bien" y "mal" y, sin ellos, la existencia en este mundo tan tirano quede muy lejos de la supervivencia.
Y sí, simplificar, porque es más rápido, egoísta y vago.
Tu reflexión me ha dejado con el pensamiento de que todo lo hacemos más simple porque, o bien somos bobos, o bien somos muy listos, porque así se vive muy bien. Y cuando uno se encuentra incapaz de "polarizarse" es porque piensa demasiado, vive en su mundo o
déjalo, es uno de estos de gafas de pasta negra
Saludos mirando hacia arriba y abajo ;)
Pregúntale a tu hija su versión del desayuno, Carmen, a ver si te llevas alguna sorpresa.
ResponderEliminarIntentaré explicar una cosa sin decir más obviedades: saber qué es la polarización, y ser consciente de que es algo que ocurre, nos permite analizar el conflicto con más claridad, lo cual, en principio (ceteris paribus, que diría un economista), hace más probable llegar a una conclusión más acertada. Pero no hay que perder de vista que este tipo de análisis de los conflictos son una herramienta básicamente orientada a su resolución... no a ver quién tiene razón, no necesariamente; no se pretende hacer justicia, sino solucionar el problema. No son cosas independientes, claro, sino relacionadas (incluso, en algunos casos, estrechamente relacionadas), pero es necesario tenerlo en cuenta a la hora de acercarnos al problema y recabar información (y, si nosotros somos parte implicada, lo mismo: creo que es de lo más útil poder entender lo que está ocurriendo; me parece evidente que esto facilita la comprensión, la empatía, la flexibilidad de posturas... cosas todas ellas que casi siempre son aconsejables).
Fernando, yo creo que tiene mucho que ver, porque es una premisa necesaria para que la polarización sea inevitable; las diferencias de percepción facilitan lo que de otro modo no sería tan habitual, ni tan involuntario: contar las cosas como nos conviene. Yo cada día estoy más convencido de que las discrepancias surgen en muchísima mayor proporción por una percepción diferente de la realidad, que por distintas ideas de cómo deben ser las cosas.
El mecanismo de creación y consolidación de una identidad, en caso de conflicto (el caso de guerra es el más claro), ayuda a movilizar voluntades, anima, motiva, integra en una comunidad y hace sentir protegido y arropado; y eso, en momentos en los que la propia personalidad y las propias convicciones e ideas no aciertan a explicarnos lo que ocurre ni a protegernos de casi nada, es necesario.
Un abrazo, y gracias por aguantar esto.
Sr.Portorosa:La guerra y la religión son las dos formas más rapidas de aglutinar las voluntades de las personas,lleva Vd mucha razón con su planteamiento.
ResponderEliminarEs evidente que más que por verdades,hoy en día nos movemos por conceptos,que son la forma moderna de expresión de la vieja "Idea"que Platón expuso en su día,los conceptos son la forma más cercana a la realidad que conocemos,dentro de este mundo cerrado lleno de sombras y engañoso en el que nos movemos.
Claro que siempre podriamos acabar pensando como Antístenes(un crítico de Platón) y negar el concepto,negar la idea,y entonces diriamos que existe el "desayuno"de la hija de Carmen,pero no existe la"desayunidad".
Creanme si les digo que es un gozo seguir sus comentarios.
Bartolomé C.
Bartolomé, como ya ha visto usted, en este blog lo que uno no debe perderse son los comentarios.
ResponderEliminarSerá un verdadero placer contar con usted siempre que quiera, se lo aseguro. Un saludo.
Pues tienes razón en lo de perderse en comentarios, querido Portorosa. Estaba yo con una claridad mental enorme al leer esta entrada tuya. Mi cerebro (pobrecico de lunes total) me iba dictando mentalmente cosas que decir y ahora se me esfumaron casi por arte de magia...
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con lo que dice Santino. La polarización, creo yo, nace de la necerarísima simplificación de las cosas. Me explico. Si algo caracteriza a esta época que nos ha tocado vivir, es la súper información. Hoy en día no te hace falta irte, no sé, a la Biblioteca de Alejandría, si quieres ser el más especialista del mundo en algo.
Los medios de comunicación generalistas parten de una simplificación muy simplificada (polarizada, sesgada, llámela como quiera), valga la redundancia, para que el común de los mortales (las masas, vaya) pueda tener una, al menos, ligera idea de lo que son las cosas, de, hablando vulgarmente, qué se cuece por ahí afuera. Así se forman las opiniones, mejor dicho, las corrientes de opinión.
Luego uno es muy libre de informarse más en profundidad porque entre el negro y el blanco existen infinitud de tonos grises. Y sólo así el individuo sería capaz de distinguir dicha polarización y tener una idea propia del tema que se trate. Eso sí, esto conlleva un gran esfuerzo intelectual, temporal, etcétera.
No se puede saber de todo en profundidad. Y por eso muchas veces preferimos hacernos una composición de lugar superficial -para estar medianamente informados y tener algo de qué hablar con los demás, somos seres sociales- en vez de convertirnos en unos aburridos, por ejemplo, especialistas en el conflicto árabe israelí, pero no tener nada que decir sobre, no sé, la crisis del Real Madrid.
Vaya rollo que meto. No estoy a favor de la polarización, pero entiendo que en un mundo tan complejo es un recurso muy a mano para por lo menos entender algo de lo que pasa.
Un besazo. Cal.
Sobre el exceso de información como desinformación, que es algo que me parece interesantísimo, se podría hablar mucho. Estoy bastante de acuerdo con lo que dices; aunque de todos modos no hay que perder de vista que el proceso al que me refiero se aplica a los conflictos (o "situaciones conflictivas", para que quede claro que es un concepto bastante amplio), y no es lo mismo que la simplificación en general.
ResponderEliminarUn beso para ti, Cal.
Pues a uno le gustaría poder decir algo de la polarización inducida……(¡Dios que chorrada!.… ¡Toda mía!). Asistimos a la polarización individual de todo tipo de conflictos, como espejo cotidiano de la vida pública que nos hemos dado en consentir, y en la que la polarización se arraiga, al mismo tiempo que debe ser su objetivo indudable, en la demagogia en la que estamos sumergidos. No tengo nada claro, (aunque me temo que sí) que lo que polarizamos sean idearios legítimos o pura pseudo-ideología que no tiene otro soporte que el eslogan que la sustenta. El eslogan primero, después construiremos una ideología a su medida y que mejor se pueda adaptarse al eslogan que vende. El mundo al revés y millones de seres aplaudiendo………. polarizados.
ResponderEliminarYo sé, Portorosa, que este comentario le viene a tu post como a un Cristo dos pistolas, pero me estaba picando en la tecla y lo tuve que soltar….
Un abrazo.
Has hecho bien, has hecho bien... ahora respira.
ResponderEliminarEn fin, lo de polarización inducida no es ninguna chorrada, creo yo; al proceso involuntario e inconsciente se le añade así su faceta de instrumento: el resultado es el mismo, se basa en los mismos mecanismos, pero se le da un empujón, se potencia, en lo que sin caer en demagogia alguna puede considerarse clara manipulación.
Esto da para mucho; para mucho más que lo que aquí vayamos diciendo.
Un abrazo, Egonauta.
(Bueno, lo de que no es caer en demagogia alguna lo digo yo, claro)
ResponderEliminaruhmm vale, creo que ya he cogido el hilo bien :)
ResponderEliminarOcurre, amigo Portorosa, que los que procedemos del teatro nos planteamos todo esto con absoluta normalidad. La vida y el teatro son un permanente conflicto. Es más, si no existe es la prueba más evidente de la muerte, que es la ausencia de conflictos.
ResponderEliminarYo, desde por la mañana, entro en conflicto. Primero conmigo mismo, con quien mantengo unos estupendos monólogos inaudibles. Y después con los demás. Entonces dialogo, pero mantengo un subtexto, también en forma de monólogo inaudible. Las didascalias me las escriben el BOE, mi trabajo, los acreedores, etc.
Un abrazo admirado.
Un abrazo, Rafa.
ResponderEliminarY otro muy fuerte a Roberto, a quien llevaba mucho tiempo sin ver. Gracias.
Todo eso de la bipolaridad, querido P., me lleva inexorablemente a cómo está el patio celtibérico. Y pienso que la política sólo tiene algún sentido cuando sirve para resolver conflictos, no para generarlos; cuando media entre los ciudadanos y las organizaciones sociales, cuando concilia o armoniza divergencias de intereses, cuando administra conjuntamente el bien común. Pero lo malo es que, muy frecuentemente, es en el ámbito del pensamiento donde se inician, anidan y se cronifican los problemas. Hablo aquí de la bipolaridad como una condición inicial del pensamiento y, por lo tanto, verdadera etiología del conflicto mismo. Tú hablabas, me parece a mí, de la bipolaridad como un estadio `consecuencia´de la evolución del conflicto (que sí, que de acuerdo). Yo hablo, además (no en lugar de), de una simplificación inaugural, previa a esa visión posterior (igualmente lineal) cuya raíz podría enunciarse: "el modo en que vemos el problema, ése es el problema". Linealidades superpuestas, solapadas, retroalimentadas. Sólo eso quería apuntar, como añadiendo algo pequeño a un texto grande, sólidamente trabado y que, en líneas generales, comparto. No me lo tomes muy en cuenta. Un abrazo fuerte, querido amigo.
ResponderEliminar¡Claro que lo tomo en cuenta!
ResponderEliminarEn realidad, Ernesto, y aunque efectivamente hablo (bueno, os cuento, más bien) de la polarización como un proceso que surge en un conflicto, ya digo que cuando aquélla, y las posturas que de ella surgen, se evidencian y tienden a enquistarse, el conflicto se realimenta y crece, y además se aleja cada vez más de una salida deseable.
Es muy importante darse cuenta, de todos modos, de que se habla de conflicto mucho antes de que éste sea explícito; de modo que el verdadero conflicto es muy anterior a que seamos, en general, conscientes de él y nos preocupe, con lo que es verdaderamente difícil saber cuándo se inicia, y qué cosas son causas y cuáles consecuencias.
Dentro de poco os contaré otra cosa de Galtung, relacionada con los tipos de violencia (o, mejor dicho, con sus partes), que aclara un poco algunos conceptos (por decir algo) que salían en este texto, y que para mí es muy interesante.
Un abrazo muy fuerte.
Y, por supuesto, nuestro país ahora mismo es rico en ejemplos de polarización radical...
ResponderEliminar...inducida.
ResponderEliminar