El espíritu de la Navidad.
[A M., para quien no tengo consuelo, sólo cariño. Porque nada me gustaría más que hacerla sonreír un poco.]
Pocas cosas habrá en el mundo más subjetivas que lo graciosos que son nuestros hijos. Pero me van ustedes a permitir:
Mi hija: A Belén pastores, a Belén pastores, que los angelillos se lo están comiendo...
Yo: ¿Cómo?, ¿quiénes?
Mi hija: Los angelillos.
Yo: ¿Y qué hacen?
Mi hija: Comiendo.
Yo: ¿Y qué están comiendo?
Mi hija: ¡A Jesús...!
Si ven Vds. que sale humedad entre las teclas, no se preocupen: son las babas del abuelo de la hija de Portorosa...
ResponderEliminarPues sí, Mrmann, si no le falta razón.
ResponderEliminar¡Papá, anónimo, anónimo, y anónimo no es sólo que arriba ponga anónimo!
Lo has conseguido, no sólo sonrío, me río y con ganas.
ResponderEliminarMe alegro mucho (bueno, espero que sea tú de verdad...). Un beso muy grande.
ResponderEliminarMe encantan (los niños)
ResponderEliminar¡Tanto!
De las pocas cosas que tengo guardadas... -creo que tengo el "mal del tránsito", una especie de fijación por la no perduración de los recuerdos- una de ellas es la cartilla de escritura de mi hijo pequeño, la que hacía en el colegio cuando tenía seis años. Era zopaz, incapaz de decir correctamente la "s", por más que le corrigiéramos y que él lo intentara.
Asi que en una de las páginas de la cartilla, bajo un perfectamente coloreado dibujo de unas rosas, hay unas veinticinco líneas que dicen lo siguiente:
"Laz rozaz zon preciozaz cuando abren zuz pétaloz"
Qué bien me cae tu hija, Portorosa. (risas)
ResponderEliminarEsa niña promete, Portorosa, ¡Vaya que sí!
ResponderEliminarUn abrazo entrañable
Hannah
Gracias a todos... no, a todas (lo del sexo de los comentaristas seguro que da para un estudio).
ResponderEliminarIa, ya te he visitado; considérate muy bienvenida. Menos mal que contamos con los recuerdos.
Qué buen ambiente se ve, desde fuera, Donna. Envidiable.
Hannah, Danae, ¡qué os voy a decir yo!
Un abrazo a las cuatro.
Pues gracias, Ja. Eso pretendo a cada momento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un grupo de compañeras y yo lo llamamos revisión de textos, corrección de borradores,reversionado... y hay veces que nos gustan más las segundas versiones. Las hay para no parar de reir.
ResponderEliminarUn besazo para esa niña y otro para el padrazo, Puerto
Este blog ya me gustaba mucho pero desde que ha hecho su aparición tu padre en forma de usuario anónimo, es que...me encanta!. Menuda adquisición. Un beso para tí y otro para tu padre.
ResponderEliminarEstoy emocinado porque alguien tan joven (deduzco) como esa Princesadehojalata me remita un beso virtual.Que sepais:casi todo lo bueno-que es muchísimo- de Portorosa seguro que lo ha heredado de su padre:el amor por la Música,la pasión por la Literatura,etc.Se intuye.Trataré,lo prometo, de no interferir demasiado. Sólo leer y callar.
ResponderEliminarHe ahí una niña inteligente.
ResponderEliminarY una familia con sentido del humor. Me encanta.
Un abrazo y una sonrisa a los tres.
¡Manda carallo! Ya me estaba costando meter en cintura a mi padre, y vais y le dais alas.
ResponderEliminarEs más que probable que alguna cosa buena haya heredado de mi padre, que tiene muchas; pero la humildad, no, como salta a la vista.
¿Sentido del humor, Innes? Ya verás cuando escriba de política...
Besos a las tres.
Bueno, a los cuatro.
(Papá, con ese beso virtual has probado un poco de esa cosa tan agradable pero extraña y difícil de definir que son los vínculos afectivos que en ocasiones surgen aquí)
ResponderEliminar...casi todo lo bueno (...) de Portorosa seguro que lo ha heredado de su padre...
¡Es que manda carallo...!
Menos mal que estoy sola en la ofi y así me he podido reir a gusto; no sólo por tu escrito que también hay comentarios desternillantes. Ya había leído antes tu entrada y ayer, en medio de la comida, mi adorado tormento y yo hablábamos de tu niña (cierto), de los angelillos y del niño Jesús. Qué monada de criatura. Fíjate que hasta me entra instinto maternal y todo.
ResponderEliminarUn besazo. C.
Oye Donna, pues yo no puedo evitar reir con las palabras "pocho" o "podrido" y "rotonda". Me lo tengo que hacer mirar. Sí, definitivamente lo tengo que hacer. ;)
Me estás asustando...
ResponderEliminar¿Así que en esta oficina estás más cómoda, Calamidad? La verdad es que no deja de ser increíble que una pareja que no conozco (al menos convencionalmente) de Madrid esté hablando de una frase de mi hija; no acabo de acostumbrarme.
ResponderEliminarUn beso, Cal.
Bueno, Innes, tampoco es eso, no temas.
Querido milord, lloraba cuando lo leía por primera vez (paso tantas veces por aquí antes de tener ocasión de dejar huellecita) y he seguido llorando cada una de las veces que he repetido la lectura. Los niños ¡qué irreverentes! ¡qué inocentes! Te queda poco de escuchar palabras de este estilo. Aprovecha esos buenos ratos y, sobre todo, compártelos con nosotros. Después de Betobem creo que no me había reído tanto con las palabras de una niña.
ResponderEliminarUn beso para ti. Otro para ella.
Me alegro mucho, milady.
ResponderEliminarPoco tiempo, sí; hoy he ido a por los papeles de la solicitud de plaza en el colegio... ¡ya!
Un beso.
Cuando le intenten explicar el sacramento de la Comunión a tu hija no le sonará raro.
ResponderEliminarUn beso.
Un beso, Carmen.
ResponderEliminarConocí un japonés, sintoísta devoto pero no muy estricto, muy observador de nuestra cultura, que me hizo observar las particularidades de nuestra religión:
ResponderEliminar"Tenéis a Dios clavado en un palo, y os lo coméis en lonchas finas, es como esa cosa turca, como se llama.."
Me dí cuenta en seguida... "Quebap, se llama quebap"
Quieres ser como un niño? capaz de toda incoherencia? Viaja a Japón.
En "El teatro de Sabbath", de P. Roth, el protagonista odia lo japonés, y cuenta una anécdota que a su juicio ilustra la incapacidad de aquella cultura para entender la nuestra (o lo lejos que están de hacerlo, al menos -en su opinión, repito-): en unos centro comerciales nipones, en Navidad, adornaba la fachada un gran... ¡Papá Noel crucificado!
ResponderEliminar¿No es buenísimo?
Cuando crezca, tu hija, Portorosa, tal vez se tope con la Iglesia, pero seguro que se redime con la literatura. Es memorable. Felicidades (a ambos).
ResponderEliminarAsí sea. Muchas gracias, Dionisio. Un abrazo.
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