2.10.08

Cómo se hizo Non é o pasado

Contestando sobre todo a Taliesín:

Lo que quería decir con mi anterior post era, básicamente, que esa elección que es vivir, aunque conlleva una pérdida de oportunidades yo diría que innegable, sólo se convierte en una constante causa de pesar si el momento presente (resultante a su vez, por supuesto, de todas nuestras elecciones) nos pone delante un cristal de ese color: si estamos mal, al mirar atrás no vemos más que oportunidades perdidas; si estamos bien, vemos decisiones, elecciones, no sólo renuncias.

(Esto, ya digo, me parece obvio.)

Dichas decisiones, unas buenas, otras malas, van trazando el camino que nos ha traído aquí.Y desde luego, nuestra visión del camino dependerá de si queremos o no estar "aquí".

Mirar al pasado, nuestra infancia, nuestros escenarios de entonces, e incluso a nuestros mayores, puede convertirse, para nosotros, en una experiencia siempre dolorosa. Y creo, repito, que eso denota un malestar actual.

En psicoanálisis (atención, van a presenciar un desnudo integral), yo lo explico en función de si el niño que fui (y que no es sólo él, sino esos escenarios, las miradas de los demás, el cariño recibido...), y que esperaba todo de la vida, está contento conmigo, con el adulto que soy, o por el contrario decepcionado. En el primer caso, me reconcilio con la vida; en el segundo, me resulta muy penoso ponerme frente a él, aguantarle la mirada.

Creo que nos suelen sobrar motivos para la tristeza, y si uno piensa en la vida toda puede sin duda verla como una gran putada; claro que sí. Pero lo que me interesaba comentar era que, en mi día a día, yo miro atrás con pena o con tranquilidad dependiendo sólo de mi situación. Tanto, que el sentimiento que me provoca esa mirada me parece un muy fiable diagnóstico de mi grado de satisfacción.

18 comentarios:

  1. Ya, Porto. ¿Pero de qué depende que el cristal sea de un color o de otro?¿de qué depende que puedas mirar con satisfacción el pasado? Eso es lo que hay que explicar. Es que parece que el grado de satisfacción le cayó a uno del cielo o que es únicamente una decisión consciente: ahora ya estoy satisfecho.

    Yo no sé si estamos hablando de lo mismo. Tú dices que nos sobran los motivos para la tristeza y que depende de nosotros mirarla como putada o no. Yo no estoy hablando de ese tipo de tristeza que se puede manipular a nuestro antojo; hablo de una tristeza resistente a nuestros deseos de eliminarla, hablo de situaciones dramáticas que cambiaron el signo de nuestra vida. Por ahí puede venir la divergencia.

    Evidentemente, todo depende del color con que se lo mire. Y desde luego hay personas que viven una situación que sería trágica para el común de los mortales, con toda la frivolidad del mundo. Sé que ese no es tu caso, pero no acabo de entender de que clase de tristeza hablas.

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  2. Lo primero que debería aclarar es que no pretendo dar una receta para nada, sino comentar una reacción que, al menos en mí, me parece muy cierta.

    Parto de una situación en la que mirar atrás era muy triste, y me encuentro en un momento en que me he reconciliado con mi pasado (y lo que me queda por andar). Y el pasado no ha cambiado; han sido los cambios en el presente los que me han permitido verlo de otro modo.

    Ya está...

    Nada tiene que ver esto con que yo lamente la muerte de un ser querido, por ejemplo. Incluso hasta extremos insoportables. Porque no hablaba de eso.

    ¿Lo aclaro algo...?
    Un abrazo.

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  3. ¿De qué depende el color del cristal con que miramos?

    Jo, ésa es una de las Preguntas de la Vida. Si tienes alguna pista, o alguien sabe algo, ¡hablad!

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  4. buenos días:
    ya que nos das la opción a intervenir, voy a usar mi turno, aunque no me guste ponerme tan seria.
    Cualquier hecho dramático cambia el sentido de la vida y más si hemos pensado alguna vez que somos eternos o que siempre vamos a disfrutar de una salud de hierro.
    Nacemos, morimos y enfermamos cuando a la Naturaleza le da la gana, salvo que decidamos desaparecer voluntariamente.
    La diferencia a mi entender -soy bastante torpe - está en la forma de afrontar las cosas que cámbian el sentido de nuestra vida...y es vivir aceptando que "así es la vida" intentado hacerlo lo mejor posible de cara a los demás y a nosotros mismos o dejarnos llevar por la desesperación, la amargura, la apatía, que al fin y al cabo nos va a dar lo mismo.

    Y por supuesto que tengo la respuesta para el color del cristal ¡¡¡faltaba más!!!

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  5. Yo te noto triste. Profundamente triste e intentando convencerte de que no lo estás.

    ¿Por qué la pena y no la alegría? ¿O el cinismo? No sé. A mí no me sobran motivos para la tristeza...

    Y ojo: que te cambio mi historia por la tuya sin mirar.

    Estoy por pedirte que hagas un meme que sólo paso a gente que está muy jodida...

    Claro que, en fin: lo que me transmites a mí y la realidad pueden no coincidir un ápice. Así que ya está.

    Si estás mal, que te mejores. Y si no lo estás, lo disimulas muy bien.

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  6. Y otra cosa: ¿qué esperaba el niño que eras? ¿qué quería ser?

    Te lo voy a preguntar de otra manera: ¿CÓMO quería ser? ¿En nombre de quién quería hablar ese niño? ¿En nombre de qué? ¿Tú crees que lo sabía o que lo eligió el adulto? ¿Y crees, piénsalo por un momento, que el adulto no eligió ser la mejor persona que pudo ser?

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  7. Voy con prisas. Sólo para quejarme:
    !Ay! (no existencial)


    Disculpen las molestias.

    Sirwood.

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  8. Muy bueno Sirwood,
    También nos hace falta el sentido del humor. Por cierto, ese Ay, si no es existencial, qué es, ¿erótico? Ya sabes que, a veces, esos ays son quejas en la intensidad.

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  9. !Contesto mañana! !Contesto mañana!
    !Tengo que acabar el presupuesto!
    "Pre" y "supuesto".

    - !Ay!
    (Váse)

    Sirwood.

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  10. Pues yo creo que es todo bastante inexplicable. Hay días que ves todo mal y otros que te comes el mundo y no siempre tiene que ver con las experiencias, ni con la actitud, aunque influya, no digo que no. No sé, creo que es algo así como el biorrtimo de cada uno y que la biología tiene mucho que ver en esto. El cerebro es un organo más ¿no? y lo mismo que un día haces mal la digestión de un pure y otro te da un tirón al subir el escalon de todos los días, pues hay días que el cristal está más nítido. Creo que es algo involuntario, como las palpitaciones del corazón, aunque con un pequeño margen de "control voluntario".
    ¡No sé si entiende algo de lo que he dicho, ahora que lo releo!Bueno, lo dejo así.
    Saludos

    Ch

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  11. Buenos días a todos.

    No puedo ni creo que sea necesario ir contestando a todo. Aunque, por alusiones personales, sí lo haré con Viajes: eso que me preguntas creo que puedo tardarse años en desentrañarlo (y que cuando lo haga sabré mucho más); está claro que al niño lo miro ahora, y pongo en él muchas más cosas que las que había, pero es igual de útil: como otros buscarán un arquetipo, para mí el niño que recuerdo (y en el recuerdo hay tanta imaginación y tanto deseo como memoria) es una especie de testigo que me indica si voy bien o mal.
    Y seguramente no tiene mucho sentido insistir, pero no estoy triste. Precisamente con estos textos me estoy desembarazando de la tristeza. Lee, si te apetece, por ejemplo, este texto y me verás vitalmente triste.

    Besos y abrazos a todos.
    Y a Sirwood, ánimo :)

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  12. ¿Y cuál es la respuesta, Luna lunera? ¡¿Cuál?!

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  13. En estas cosas de la introspección y el psicoanálisis no es tanto lo que el niño quiso ser si no lo que aceptó o no como expectativas de los padres. En realidad somos un producto de la educación y las opciones que vamos tomando en la vida tienen mucho que ver con lo que aprendimos en casa

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  14. Hola, Julio, me alegro de verte.

    Jo, pero es que si ya nos metemos ahí, ¡hoy no salimos!, ¿eh?
    Justo ayer empecé un libro que me recomendó Viajes, y que, durante 300 o 400 páginas habla SÓLO de eso. Ya os contaré...

    Un abrazo.

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  15. Ahí estamos Porto, lo leí hace algún mes y también lo reseñé en mi blog. Deformación profesional

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  16. Pues mira tú que en ese enlace que me has dado no te noto tan triste como en estos dos últimos mensajes.

    Pero, obviamente, me cuido mucho de pensar que mi percepción es la correcta.

    No te conozco.

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  17. Aventuro una hipótesis y realizo una sugerencia: ¿por qué no olvidarnos un poquito de Freud y el psicoanálisis?

    Es decir, de la misma manera que no debiéramos permitir que los muertos condicionen la vida de los vivos (perdón por el oxímoron) más de lo indispensable por el recurso a la tradición, los usos, las costumbres y los prejuicios, ¿por qué demonios ha de ser siempre irreversible, indeleble o inapelable el sesgo que a nuestra biografía proporciona la infancia, por muy importante que sea esta fase de formación de la personalidad (cosa que por otro lado también parece obvio)?.

    Hago introspección y por mucho que me esfuerzo me cuesta remontarme mucho más allá de las interminables tardes de verano en la calle, los bocatas de Nocilla (¡qué merendilla!) y los tebeos de Mortadelo; ya no digamos imaginarme a mí mismo en pantalón corto exigiendo a mi otro yo adulto el pago de una deuda que tampoco estoy seguro de haber asumido a pesar de reunirse en mi persona la confusa condición de acreedor y deudor. En todo caso albergaría serias dudas en cuanto a su montante, o si éste devenga intereses o no, o su forma de amortización, de haberla. Por tanto no me gusta el determinismo, ni el fatalismo, aunque tampoco es que el libre albedrío sea mucho más que un mito simpático y por veces optimista. Sí, eso me gusta: el optimismo voluntarista. El poder de la voluntad, pero sin la Riefensthal para documentarlo porque es un proceso de autodeterminación personal y cotidiano...

    Aunque, bien mirado, seguro que detrás de ello también subyace la incesante actividad del sistema hormonal segregando al torrente sanguíneo las hormonas correspondientes. O mejor aún, del sistema nervioso. Simpático, por supuesto.

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  18. Pues no lo estaba, Viajes. Más sosegado, puede que sí, pero no más alegre.

    Pues a ver qué tal, Julio. Voy a buscar tu comentario...

    Pero es que, Cao, yo no creo que el psicoanálisis considere indeleble la huella recibida en la primera niñez. Tanto es así, que el análisis busca como fin último enderezar lo que uno vea que quedó torcido.
    Y eso me parece bastante optimista y bastante voluntarista; y nada determinista.

    Saludos.

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