Toda la verdad sobre el matrimonio
Hace tiempo que los libros que compro responden sobre todo a recomendaciones, directas o indirectas, de blogs. Uno de los últimos, regalado, vino de Viajes, se titula Te joden vivo y aborda, desde el punto de vista, más o menos, del psicoanálisis, el fascinante tema del determinante papel que en nuestra primera infancia juega la familia en la formación de nuestra personalidad.
Todavía estoy en la introducción y no sé cuántas cosas llevo subrayadas ya. La que les espera...
Bueno, pues ha tenido que ser ese libro el que llamase mi atención sobre todo el significado de un chiste que ya conocía, el que pone fin a Annie Hall, del genial Woody Allen.
Ante ustedes, la explicación psicoanalítica del éxito de muchos matrimonios (sustituyan al hermano por el cónyuge):
Este tipo que va al psiquiatra y le dice Doctor, mi hermano está loco; ¡cree que es una gallina! Y el doctor le dice ¿Y por qué no lo interna?, y el tipo le dice Lo haría, ¡pero necesito los huevos!
En ese necesito, en ese necesito está la clave de todo, la explicación de lo inexplicable.
Mientras sólo sean necesidades materiales, que muchas veces lo son...
ResponderEliminarPero pocas veces lo son, como bien sabrás.
ResponderEliminarAunque tampoco (cambiando de tema un poco) deberíamos infravalorar el aspecto material de todo esto. Como dice un amigo mío, la filosofía más profunda no tiene más profundidad que un plato de caldo [gallego, deben sobreentender ustedes].
ResponderEliminar"...el determinante papel que en nuestra primera infancia juega la familia en la formación de nuestra personalidad".
ResponderEliminar¿Te has fijado en que nos pasamos media vida buscando a quién le echamos la culpa de nuestras frustraciones?. El otro día le eché un vistazo a una lista libros más vendidos de "no ficción" : más de la mitad eran de autoayuda.
¡Me alegro de que me haga usted esa pregunta!
ResponderEliminarPorque me permite dar mi opinión sobre lo que considero uno de los malentendidos más extendidos sobre el psicoanálisis: en mi corta experiencia en el tema, JAMÁS he visto que se le echase, o se me ha "permitido" echar, la culpa de mis problemas a nadie más que a mí. De hecho, el psicoanálisis que yo he conocido ha puesto el acento, siempre, en mi propia responsabilidad sobre todo lo mío, sobre mi vida en general.
Evidentemente, no se niegan las influencias externas (sólo faltaría), ni mucho menos las familiares/paternas, pero nunca para responsabilizarlas de los problemas de uno, sino para permitirnos superar lo que haya que superar; a base, entre otras cosas, de dejar de echarles la culpa, precisamente.
En cuanto a los libros de autoayuda, creo que son otra cosa, francamente.
Un abrazo.
¿Qué subrayas?
ResponderEliminarPues lo que me parece más significativo, lo más relevante, lo más interesante, lo más curioso...
ResponderEliminarLo que quiero leer si algún día, más adelante, ojeo el libro.
¿Qué huevos necesitas?
ResponderEliminarUy, Viajes, para contestarte a eso (suponiendo que lo sé, que es mucho suponer) tendríais que meterme muchos más billetes en el tanga éste...
ResponderEliminarCada uno necesita una cosa, claro. Incluso cosas que él mismo cree que están acabando con él.
Mañana, o así, pongo una frase que es otra buena explicación psicoanalítica de nuestras motivaciones.
¿Y tú, qué coño necesitas?
ResponderEliminar(Lo siento, no he podido evitarlo. Es que me lo has puesto... a huevo.)
Un beso.
Creo que ese axioma Alleniano no sólo explica el éxito conyugal sino también cualquier relación humana: Somos auténticos devoradores de huevos que buscan desesperadamente gallinas. La necesidad de huevos es algo consustancial a nuestra naturaleza, lo llevamos adherido en las entrañas. Por ello, la gran tragedía de las relaciones humanas es que todos necesitamos los huevos... pero casi ninguno somos gallinas.
ResponderEliminarSubrayar libros es una práctica negativa en todos los aspectos; una pésima costumbre que hace que una primera lectura, determine las siguientes, apuntalando el primer error de interpretación. Aceptaría que se subrayara absolutamente todo el libro, si no pensara que es inútil (y feo). Lo peor es que, cuando mancillamos un libro, lo hacemos en la propiedad de otro, puesto que es altamente probable que muramos un día, y todos nuestros efectos cambiarán de mano, haciendo difícil la pervivencia del libro tal como fue concebido: una propuesta que aspira a la comprensión o el disfrute. ¿Subrayar libros?, ¡nooo caaca!
ResponderEliminarNo creo en el psicoanálisis, porque pretende dar una explicación radical vertical a lo que es rizomático, o sea motivaciones que se dispersan en todos los sentidos; tíos, amigos, enemigos, compañeros de juegos o desconocidos. Con respecto al matrimonio, creo que ha escogido inmejorablemente la metáfora.
Quentin Crisp, tipo brillante y descarado dio esta visión del matrimonio:
Marriage is for a while; alimony is for ever.
No voy a ponerte ningún billete en ningún tanga. Sólo de pensarlo me entran escalofríos...
ResponderEliminar¿Yo? ¿Qué necesito yo?
Depende del momento del día.
Había comenzado a escribírtelo, pero al final siempre terminas pensando que me engaño o me pongo excusas. Y hoy no tengo el día para juicios...
Simple:
ResponderEliminarEl matrimonio es una UTE entre un apañaenchufes y una planchacamisas.
Sirwood.
Hablando de huevos, en el contexto en que lo hace el dueño del garito, no me cabe duda de que, parafraseando a no se quién, el mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio. Eso por un lado.
ResponderEliminarPor otro, y como las estadísticas que nos hablan de la crisis también merecen ser, sino "parafraseadas", sí al menos consideradas, vemos que cuando la economía achucha el número de rupturas matrimoniales también caen. Tampoco ha de sorprendernos. A fín de cuentas la idea del matrimonio por amor -y no por interés, o no sólo- no deja de ser una veleidad burguesa de antes de ayer.
Cuando hablo de "culpa" no lo digo tanto en el sentido de eludir la responsabilidad (en la cual creo solo muy relativamente) como en de sinónimo de causa, origen, antecedente... como quieras llamarlo. Queremos saber porque somos lo que somos y hacemos lo que hacemos. ¿Que es sólo influencia y no determinación?, bueno, todo es relativo.
ResponderEliminarPor cierto, a propósito de subrayar los libros. Yo los dejo hechos unos zorros, pero con un agravante: cuando vuelvo sobre ellos subrayo cosas nuevas y me parecen poco relevantes las que subrayé la primera vez. ;-)
Buenos días, hoy sábado.
ResponderEliminarSí, Sirena, de hecho en la película se utiliza para ilustrar el "misterio" de las relaciones personales en general, no sólo las conyugales.
Luzbel, bienvenida. Por lo poquísimo que sé yo del psicoanálisis, no estoy de acuerdo con que explique todo con una verticalidad radical; creo que sí mira hacia los lados. Pero ya digo que no sé mucho del tema.
En cuanto a tu cita, me hace pensar que la mía se haya entendido en un sentido material, cuando yo en realidad iba por otro lado.
Viajes, ¡pues no estoy tan mal en tanga!
A todos, gracias, y saludos.
Yo es que soy más de boxers, Porto. Ni tangas, ni slips.
ResponderEliminarCada uno se lo hace como puede.
A mi no me engañas Porto, tu no te has puesto un tanga en tu vida, ja,ja. No dudo que lo hagas cuando llegue ese famoso cambio de imagen y es que...¡ en el fondo eres un coqueto!.
ResponderEliminarOtra cosa: apoyo el hecho de que te tomes la libertad de subrayar tus libros; eres su único dueño mientras vivas. Faltaría más que tuviesemos que cambiar nuestras costumbres para no molestar a los que vienen detrás que, espero, tendrán las suyas propias.
Yo también soy más de boxers, Viajes, pero, pero SÍ ME HE PUESTO UN TANGA ALGUNA VEZ, primita.
ResponderEliminarNo daré más detalles.
Por cierto, Sirwood, que si el matrimonio es eso que dices, así se explican muchas cosas...
ResponderEliminarAh, la frase no es sufí, esta vez, ¿no?
Cuando oigo la palabra matrimonio me entra urticaria...
ResponderEliminarJobá, Lunita, pues no sé yo si eso será muy admisible en tu estado civil...
ResponderEliminarJi,ji...no des más detalles porque al final confesarás que era de cuero negro y si se entera mi madre me prohibirá que te vuelva a hablar.
ResponderEliminarPerdón, Alicante se escribe con mayúscula, es que con estos temas, ME PONGO (nerviosa, quiero decir) y me he confundido.
ResponderEliminar¡Calla!¡qué es tu blog el que lo cambia a minúscula! y yo pensando que ya me tocaba corrección.
ResponderEliminarA propósito: ¿por qué ya no me corrijes? ¡te voy a despedir!
Pero si lo haces muy bien, mujer.
ResponderEliminarOye, que Alicante yo veo que sale en mayúsculas, no te vuelvas loca.
(Nada de cuero, tranquila)
¿El matrimonio o las relaciones?
ResponderEliminar¿No son lo mismo?
(¿O es que un papel firmado hace que las relaciones cambien?)
Es que parece que el matrimonio es la causa de todos los males, pero oye: que no conozco a nadie que se haya separado y no haya tenido tropecientas mil relaciones más...
Oye, que sigo aquí y no pretendo preguntarle al aire, oiga...
ResponderEliminarAy, no, no, perdona. La tomé casi como una pregunta retórica.
ResponderEliminarYo la diferencia principal, a la hora de considerar una relación (y dando por hecho que se exige exclusividad, que eso también lo cambia todo) la pondría entre convivir-no convivir. Aunque creo que el papel firmado, el estado civil-legal, importa, y mucho; al menos para la mayoría cambia la relación.
Besos.
¿Y para tener una relación es preciso convivir?
ResponderEliminarNo, claro, no me refería a eso.
ResponderEliminarPero sí relaciono con la convivencia la aparición de ciertos cansancios, de cierta rutina, de cierto agotamiento del "misterio".
Lo que quería decir es que la gran diferencia, a la hora de ver las relaciones, no es si hay o no papeles, sino si hay o no convivencia.
Besos.