En el fondo
Como ya llevo unas cuantas chorradas seguidas sobre el psicoanálisis, creo que aunque añada otra no voy a empeorar mucho las cosas. En cualquier caso, procuraré ir parando, para que no huyan.
El psicoanálisis pretende, por lo que yo he entendido, ponerle a uno frente a su deseo, a sus deseos más profundos, demasiado a menudo rechazados o directamente desconocidos. En otras palabras: el psicoanálisis busca desengañarnos con respecto a nosotros mismos; y lo busca porque supone que el primer paso para poner un poco de orden y concierto en nuestra cabeza es saber a qué atenernos.
El psicoanálisis, hasta donde yo sé, explica todas nuestras acciones, decisiones y actitudes como resultado de esos deseos, los propios, aun en los casos en los que más chocante nos parece. Decía un profesor de una amiga mía:El mártir que está vuelta y vuelta en la parrilla, lo está por su propio interés.
Aunque no cabe duda de que algunos "propios intereses" resultan mucho más defendibles y convenientes que otros. Pero ésa es otra cuestión.
Según sostenía el gran Karl Kraus, "el psicoanálisis es una ocupación de racionalistas lascivos, que todo lo reducen en este mundo a causas sexuales, con la salvedad de su ocupación".
ResponderEliminarNo seré yo quien discuta con usted (ni con casi nadie) sobre psicoanálisis, pero a mí me parece que la naturaleza del deseo del que hoy en día habla el psicoanálisis (al menos el deseo con el que en la práctica se trabaja) ha dejado de ser, con independencia de lo que dijera Freud en su momento, eminentemente sexual.
ResponderEliminarYo diría que el psicoanálisis no pretende desengañar al paciente (si así se le puede llamar) sino, al contrario, reconciliarle consigo mismo. Conocerse y aceptarse tal cual es. De todas maneras, he echado un vistazo muy fugaz a la Wikipedia en tres idiomas distintos y la dispersión es más que notable. O sea, que sí, que puede ser cualquier cosa y su contraria.
ResponderEliminar¿Sólo los deseos?
ResponderEliminar¿Por qué tanta reducción?
Hay más, bastante más, que los deseos...
Pero yo no soy psicoanalista. Ni considero que esa forma de terapia sea la única posible. Ni siquiera la más beneficiosa.
Ayer estuve hablando de ella largo y tendido con una psicóloga. Revelador, sí.
Los deseos, las pulsiones...el psicoanálisis es una corriente que tuvo mucho éxito en el pasado. Actualmente hay muchas otras corrientes (humanista, cognitivo-conductual, biologicista...) y cada una tiene su paciente tipo. Me llama la atención tu querencia (?) por el psicoanálisis, yo te veo humanista a tope. Según una amiga psicóloga, el humanismo trata a los pacientes que no están enfermos. Como tú, vaya.
ResponderEliminarUn beso, interesantes diserciones las de estos días, el hombre de la silla está creciendo mucho.
Buenos días, de regreso del fin de semana.
ResponderEliminarBueno, Brian, aquí tenemos una discrepancia tan sólo aparente, creo yo, y causada, como tantas (¿cuál no?), por una falta de acuerdo "verbal", o sobre los términos empleados. Porque ese desengaño del que hablo, si no es exactamente una reconciliación, es la condición necesaria (aunque insuficiente, creo) para ésta. Precisamente ese "conocerse" tuyo es el desengaño; y luego queda aceptarse.
Buenos, Viajes, yo tampoco lo soy, ya lo sabes; sólo te puedo decir que este deseo es algo muy amplio, más profundo que los deseos de los que hablamos comunmente. De hecho, éstos no suelen pasársele desapercibidos a nadie.
Muchas gracias, Princesa. ¿Sabes?, es que yo sólo conozco (es un decir) el psicoanálisis. El humanismo del que hablas, por ejemplo, no sé qué es ni cómo trabaja; no estaría mal enterarse, aunque sólo fuese por si aprendía algo.
Saludos a todos.
Una de las cosas que le achacan al psicoanálisis es que tarda mucho en sanar a quien lo necesita: las terapias más breves son mejores porque, además de ser más baratas al extenderse menos en el tiempo, te ayudan a enfrentarte antes con la sociedad.
ResponderEliminarOtro asunto es que quieras seguir urgando en las motivaciones que te hicieron ser cómo eres: en mi caso, estuve varios años de psicoanálisis. Y si luego lo comparas con la Gestalt o la Terapia Breve Estratégica o las Constelaciones Familiares, es mucho más aburrido. Y angustioso. Más angustioso, sin duda.
Pero una vez has removido esas aguas, no quedas impune.
Para psicoanalizarse hay que ir a un psicoanalista y la mayoría de las veces desconocemos en que estado mental se encuentra el profesional y si a su vez se está psicoanalizando con otro psicoanalista y si lo está, nos puede hacer trizas y dejarnos fatal hasta el final de cada una de las caras que tiene nuestra vida.
ResponderEliminarPersonalmente tengo una teoría...Tengo que cuidar mi cuerpo y mi mente para que me dure hasta el último minuto de la vida y si me psicoanalizo, no me va a llegar hasta ese día...
Creo que me he hecho un lío de nuevo.
Un bezo
Tengo entendido que cualquier psicoanalista debe pasar años de análisis propio antes de meterse con los demás. Que debe, repito.
ResponderEliminarYa digo, Koldo, que no conozco más ramas de la psicología; pero, al menos en mi caso, el psicoanálisis no ha sido sólo una terapia, sino una introducción en mi forma de ser, una profundización para tratar de conocerme. En mi caso, lo veo sobre todo como un ejercicio de formación personal.
Pero, ojo, aun así tuvo momentos bastante duros, sobre todo al principio, cuando ves, o te dicen, que la mitad de los muros del edificio que llevas construyendo toda tu vida, y buena parte de sus cimientos, están torcidos y deberías, de entrada, tirarlos, y luego ya, si tal, levantarlos de nuevo.
Buenos días a todos.
¿Qué muros?
ResponderEliminarEs que me resulta complicado darles un nombre real.
¿Somos peores de lo que pensamos, siempre? A mí me suena a eso. A "vas a descubrir la mierda que eres y lo poco que mereces vivir. Vamos a hacer que te destroces -que rompas tu matrimonio, por ejemplo; y que no estés con nadie más, porque a todos psicoanalizarás tú también y no te fiarás de lo que nadie diga de sí mismo". Etc. etc.
Una cosa es el conocimiento y otra la autodestrucción. Y otra bien distinta creer, de entrada, que lo que uno dice de sí es completamente falso. No hay ciencias, con esto.
Hombre viajes, que son profesionales que se dedican a eso, dales un voto de confianza! (Como en todas las profesiones los habrá buenos y malos eso sí. Pero globalmente se merecen un respeto). El psicoanálisis tiene sus adeptos y para algunas patologías es la terapia más indicada. Luego están los que la utilizan como Portorosa para crecer y conocerse. Soluciones, pócimas mágicas no te dan porque no existen. Como dice Portorosa, los muros los tiras tú cuando te das cuenta de que ya no sirven. Yo a eso le llamo crecer. Acertar es otra cosa.
ResponderEliminarHola de nuevo Porto. Bueno yo es que en el primer comentario me tiré alegremente a la piscina tomando como sinónimos psicoanálisis y psicoterapia en general y evidentemente no es el caso. Yo, por ejemplo, acudí durante una temporada a una psicóloga, que me ayudó a reflexionar y a poner en orden mis emociones, pero jamás me he hecho un psicoanálisis.
ResponderEliminarEn resumen: que retiro lo dicho en el primer mensaje porque seguramente estamos hablando de cosas distintas. ;-)
Buenos días.
ResponderEliminarViajes, yo sólo hablo por mi experiencia, que además se limita a uno solo de esos profesionales (en mi caso, creo que me tocó uno de los buenos). Y te aseguro que, aunque hubo momentos durillos (por algo he hablado de desengaño, que recuerda a darse una bofetada, ¿no?), la dureza viene de darse cuenta de errores, de lo poco que a veces nos conocemos, o de lo que nos equivocamos al considerar nuestras posibilidades y las razones que nos damos para hacer o no hacer en la vida.
(Ojo, hablo de mí solamente.)
Pero en absoluto describiría ese proceso como la búsqueda de la propia mierda (a no ser que sea eso lo único que tienes dentro, claro, pero en ese caso...), ni, desde luego, un proceso autodestructivo; mi experiencia personal, al menos, supuso para mí lo contrario, ese crecimiento (dentro de un orden, tampoco hay que pasarse) del que hablas y habla Princesa.
A mí me parece que entender (a ti mismo y a los demás) siempre es mejor que no entender. Aunque admito quien defienda lo contrario como antídoto de muchos males.
Un abrazo a los tres.
Pues creo que el proceso es al contrario.
ResponderEliminarLa mierda es lo que está fuera, lo que notamos, lo que hay que sacar es lo que uno lleva dentro, la parte que nos haga valorarnos, querernos y ver el horizonte un poco claro.
buen día a todos.
Yo es que sigo sin entenderlo, Porto. Sigo sin entender qué se consigue y cómo.
ResponderEliminarPrincesa, yo es que en esto pienso lo que un neurólogo amigo de mi madre, que le decía, señalándose del cuello hacia abajo: "De aquí p'abajo, [conocemos] algo. De aquí p'arriba, ni puta idea"...
¿Conservas el correo aquél en el que te hablaba sobre esto, Viajes? Es que me temo que más que aquello no te puedo decir...
ResponderEliminarMe parece, al margen del problema que le haga a uno acudir a ésa u otra terapia, una forma muy buena de conocerse a sí mismo (y, cómo no, también a los demás) y una ayuda para aclararse y estar mejor (y no me refiero al estado de ánimo, sino a su posición y disposición en la vida).
Pero, ojo, cuando hablo de conocerse a uno mismo estoy refiriéndome a profundizar bastante (y eso que supongo que esto no ha hecho, en cierto modo, más que empezar). Y te lo dice alguien que consideraba que se conocía, no bien, sino muy bien, y que estaba seguro de que un psicólogo no le iba a decir nada que no supiese de sobra... Y el primer día salí, ya, impresionado, noqueado. Fue como abrir una puerta que no tenía ni idea que existiese, y que me mostró una parte de mí (muy por debajo de "los pisos por donde me suelo mover"... Y no me considero muy superficial, la verdad) en el que nunca había estado.
¿Algo mejor, ahora? :)
Que conste, repito, que hablo sólo de mi experiencia personal, sin sacar conclusiones generales ni, mucho menos, pontificar. Y que seguro que hay mil alternativas igual de positivas.
Un beso.
Haré una enmienda a la totalidad, así, con un par (de razones).
ResponderEliminar1. Lo malo del psicoanálisis -creo que ya te lo comenté una vez- es que es irrefutable, no se puede contrastar con los hechos, con la realidad. Alude siempre a unas causas oscuras, inconscientes, inaprensibles..., que se concretan fantásticamente en un trauma de la infancia o en una pulsión sexual o en lo que sea (según la rama psicoanalítica). Pero ¿por qué? ¿Qué base hay para inferir esa "causalidad"?
2. En el ámbito literario y artístico me parece que el psicoanálisis ha sido (y es) muy fructífero. Sin duda es muy interesante.
Ahora, desde el punto de vista científico, me parece un fraude total.
Admito que quizás ese fraude pueda tener (¿por autosugestión?) una eficacia terapeútica en los pacientes. Puede ser, no lo sé.
[Supongo que mi racionalidad sigue moviéndose en términos demasiado parecidos a los de causa-efecto, aun sin negar la libertad; en el ámbito de la acción humana, esto incluiría -naturalmente- intereses, motivaciones, deseos, etc.]
3. Desde dentro del psicoanálisis, todo lo que afirma éste tiene sentido (¡y hasta es curativo!). Desde fuera, resulta bastante absurdo. Pasa un poco como en las sociedades totalitarias.
4. Sólo por ser el hobby favorito de los argentinos ya me haría sospechar. (Sí: asumo mis prejuicios frente a la verborrea valdanista).
5. Otro motivo de sospecha: el psicoanálisis convence a los adeptos y los vuelve más seguros de sí mismos y sentenciosos, como si estuviesen en posesión de la verdad (de unas razones que a los demás, pobres ciegos, se nos escapan).
Supongo que es una consecuencia (teórica) de la búsqueda (práctica) de la seguridad en uno mismo: ese nuevo vellocino de oro que es la autoestima. O, como dice Brian, reconciliarse con uno mismo. Todo lo que hago está bien, por algo lo hago, no debo flagerlarme con dudas, responsabilidades, cargos de conciencia, ¿no?
Quizás también es cuestión de carácter.
Por todo esto, me parece a mí, no fomenta el debate racional. Y no, no me fío.
Buff... me he pasado. Seguro que muchas de mis ideas son malentendidos respecto al psicoánálisis.
Una de mis mejores amigas y con la que conviví un tiempo, es psicoanalista y... encima, ahora freudiana. Y aún no sé lo que es el psicoanálisis.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarHola, Pau. Me alegro de verte.
Conde, yo creo que al final no hablamos de esto lo suficiente, en Madrid.
Hasta donde yo sé; o, mejor dicho: por lo que respecta única y exclusivamente a una psicoanalista (la mía), un paciente (yo) y un análisis (el mío), creo que hay cosas que sí malinterpretas.
Las puedo resumir en dos:
1. Yo no veo nada irracional ni "revelado" en lo que te explica un psicoanalista, sino todo lo contrario: me parece todo abrumadoramente lógico, aunque difícil de ver por los medios propios, precisamente porque cuesta mirarse, digamos, imparcialmente (y además llega un momento en que lo que vemos puede hacer daño, o puede tocar demasiadas cosas).
Las únicas ocasiones en que me ha sonado un poco de coña ha sido cuando un supuesto lapsus (linguae) mío ha sido interpretado hasta llegar a extremos que a mí desde luego me parecían excesivos. Esa faceta de interpretar tan puntillosamente lo que se dice en las sesiones a mí a veces se me escapaba, lo confieso (otras, en cambio, había conclusiones que me parecían brillantes, esclarecedoras).
En fin, en cualquier caso, yo sinceramente creo que sobre lo poco que he aprendido puedo discutir a base de argumentos lógicos y racionales, exclusivamente.
2. El psicoanálisis (y diría que la psicología en general, pero no lo sé) no proporciona excusas ni facilita la exculpación de responsabilidades. De nuevo, todo lo contrario: no te permite echar balones fuera y pone el acento en la propia responsabilidad sobre las decisiones y actos.
Ojo, distinto es que se meta o no (que no) en cuestionés éticas: el psicoanálisis te ayuda a conocerte y saber qué quieres; pero no te dice si está bien o mal, ni lo pretende. Y esto puede ser criticable, pero al menos no hay engaño: "eso es otra cuestión, ahí entra la ética", te dicen.
Te prometo que la próxima vez que nos veamos en Madrid... NO hablaré de psicoanálisis :)
Un abrazo.
la próxima vez te secuestro y Santas Pascuas.
ResponderEliminarBuen día a todos
No, hombre, siempre es bueno hablar de todo. A mí me interesa mucho el tema, en serio, aunque tenga una posición tan enfrentada. Me gusta poner en cuestión mis propias convicciones. Y como me resulta bastante extraño, pues me interesa.
ResponderEliminarPor cierto, ¿leíste al final "Sobre la conquista del fuego" (en "El malestar de la cultura")?
Para mí sigue siendo el modelo teórico de metodología psicoanalista. Cuando hablo sobre el tema me refiero a eso. Es cierto que sobre la práctica real paciente-psicoanalista no tengo ni idea. Seguiremos investigando.
Un abrazo.
¿Secuestrado por Luna? ¡Qué lírico!
ResponderEliminarNo lo leí, Conde. Acabé a duras penas "El malestar en la cultura" y dejé el libro. Supongo que los fundamentos teóricos no me interesan tanto, al menos los históricos. Además, me sonó tan ridículo lo que contaste que se me quitaron las ganas.
Hola Porto, gracias por la visita (he estado un par de días fuera). Ahí te cuento un poco el porqué de tu "desmemoria". ;-)
ResponderEliminarVoy, Brian.
ResponderEliminarDe todos modos, he estado pensando que, claro, al no conocer más que lo que he visto, es más que probable que esté tomando por elementos propios y definitorios del psicoanálisis muchas características, técnicas, fines, etc., comunes a toda la psicología.
Buenos días a todos.
Por descontextualizar: Aquí en Chile, donde me encuentro, utilizan el psicoanálisis como un argumento más para mofarse de sus poco queridos vecinos los argentinos.
ResponderEliminarSaludos desde la Patagonia, casi en el fin del mundo
Muchas gracias por tu enlace, procuraré merecer el honor que me brindas al incluirme en tu espacio.
ResponderEliminarAhora sí que tendré que esmerarme en mis exposiciones.
El honor es mío.
ResponderEliminarTodo es ridiculizable, e incluso susceptible de ser ridículo, Occam. Boa viaxe; que a desfrutes.
Buenos días a todos.