1.8.06

Violencias de un conflicto.

John Galtung es director del Instituto Internacional de Investigación para la Paz, de Oslo, y uno de los más prestigiosos teóricos del mundo en Investigación para la Paz (que es un campo de estudio, aunque no se lo crean, real, serio y veterano, aunque no sé si demasiado eficaz), además de mediador en numerosos conflictos bélicos.
Probablemente su obra más famosa sea Tras la violencia, 3 R: reconstrucción, reconciliación, resolución, en la que explica, en resumen, qué es un conflicto, cómo se forma y cómo cree él que se debe enfocar su resolución. La cantidad de conceptos interesantes que en ella se tratan es enorme, y éste no es el lugar para hacer un repaso ni siquiera superficial; pero, de todos ellos, me gustaría comentarles uno o dos, para mí sobresalientes.

Lo que más destacable me parece de cuanto explica Galtung es la definición de violencia; o, mejor dicho, de violencias:


Violencia = violencia directa + violencia estructural + violencia cultural

Violencia directa: es la violencia material, física o verbal, la más evidente y visible; y es a la que nos referimos cuando habitualmente hablamos de violencia.

Violencia estructural: aquélla que surge de los fallos y los problemas estructurales de una sociedad, de los errores de su conformación; hay violencia estructural en una comunidad cuando su estructura dificulta o imposibilita adoptar soluciones pacíficas y civilizadas y fomenta el conflicto, cuando, debido a injusticias, desigualdades, desequilibrios, etc., la violencia encuentra un terreno favorable.

Violencia cultural: conjunto de actitudes, creencias, opiniones, convicciones, prejuicios, patrones de conducta, hitos históricos, etc., que una determinada población comparte y que la hacen proclive a las soluciones violentas, que hacen que la violencia directa sea aceptada como opción válida, que sirven para justificarla, que la legitiman a los ojos de dicha población.

La violencia directa o material es consecuencia de la violencia estructural y de la cultural, que le proporcionan motivos; la violencia directa realimenta, a su vez, las violencias estructural y cultural, que van extremando sus posturas y reafirmando sus argumentos; éstas, lógicamente, reproducen la violencia material si es que ha llegado a cesar, o la empeoran si persiste.

Tener clara esta ecuación y entender cada uno de sus términos es, en mi opinión, imprescindible para comprender cualquier conflicto y dar siquiera el primer paso hacia su superación. No hacerlo supone, de entrada, confundir la paz con la ausencia de violencia (directa), tal y como explica Galtung:

La palabra paz la utilizan tanto los ingenuos que confunden la ausencia de violencia directa con la paz y no comprenden que el trabajo de hacer y construir la paz está a punto de comenzar, como los menos ingenuos que saben eso y no quieren que ese trabajo empiece. Así la palabra paz se convierte en un muy eficaz instrumento de bloqueo de la paz. Nuestro ánimo es contribuir al esfuerzo mundial de desbloquear ese proceso hacia la paz más allá del alto el fuego, de forma que el “después de la violencia” no se convierta tan fácilmente en el “antes de la violencia”.

Y, más allá de esto, supone acercarse a cualquier problema de este tipo con un enfoque tan estrecho de miras que imposibilita desde el principio alcanzar una solución real, estable y permanente.
Por el contrario, tener en cuenta este planteamiento permite afrontar un proceso de pacificación en toda su complejidad, sin simplificaciones ni falsos atajos.

(Ojo, no cabe tampoco imponer un punto de vista, por claro que nos parezca; no se trata aquí de obedecer lo que la conciencia nos dicta, por seguros que estemos de nuestra posición, ni de dilucidar quién tiene razón y quién es culpable, sino de terminar con un enfrentamiento cuajado sin excepción de opiniones, juicios de valor, convicciones y sentimientos opuestos e irreconciliables.)

Cuando me encontré con estas teorías por primera vez, me pareció ver al fin, razonadas, estructuradas y bien explicadas, toda una serie de ideas que yo, desde mi desconocimiento, intuía. Y pensé también cómo era posible que no fuesen lectura obligada para cualquier gobernante; que cómo no se enseñaban en las escuelas y se explicaban a la población, en un intento de imponer el sentido común. Como ven, fue la reacción de un ingenuo. Ahora nada de eso me sorprende, y me limito a desear que se divulguen y, en la medida de lo posible, surtan efecto.

¿Y a qué viene esto ahora?

En realidad, viene tan a cuento como en cualquier momento; pero ahora pueden ustedes mirar a Oriente Próximo:

Piensen en los problemas estructurales de las comunidades que protagonizan el conflicto, en la evidente y manifiesta violencia estructural de unas sociedades (todas, no sólo las árabes) que viven sobre un poso de agravios, ofensas e injusticias, objetivas o no, en el que ya no es posible hacer pie.
Piensen en la violencia cultural de unos pueblos (incluyo al israelí, por supuesto) que sólo conocen ese remedio y son en buena parte educados en el odio y el rechazo.
Piensen en la violencia material que no desaparece ni desaparecerá mientras las demás no mejoren, y cuyo cese es urgente e imprescindible pero insuficiente.

En fin. Sobran razones para ser pesimista.

14 comentarios:

  1. Estamos todos dándole vueltas a los mismos asuntos. Como siempre, interesantísima tu entrada.
    Un abrazo

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  2. Yo debo ser uno de esos gilipollas que tan amablemente califica el "anónimo" porque me ha parecido muy interesante lo que se dice en este mensaje. Lo que no he llegado a entender muy bien (debe ser por mi gilipollez) las carcajadas finales qué las motiva.

    Sí, desgraciadamente, sobran razones para ser pesimistas Portorosa.

    Enhorabuena por el nuevo retoño, no había tenido ocasión.

    Un saludo.

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  3. Gracias, Alexandrós y Lentitud.
    Le damos vueltas a las mismas cosas, claro, no es para menos. Y sí, es difícil, o imposible, no ser pesimista, viendo qué mal estamos, y de qué poco nos valen nuestros errores.

    Un abrazo.

    [El comentario anónimo, como cualquiera que contenga un insulto explícito (es la tercera vez que ocurre en este blog), ha sido suprimido. Afortunadamente no había en él, en mi opinión, nada digno de conservar, así que no se ha perdido nada.]

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  4. Parece que la época de verano es la perfecta para encargarse del derecho internacional público,en ausencia de otro tipo de noticias y "navajeos" nacionales que se consideran más importantes.Efectivamente habría que hacer mucho más en la divulgación de los instrumentos internacionales de paz y de solución de conflictos,y en general,de eso que parece que no sirve para nada y que se conoce como el derecho de tratados y de la comunidad internacional.Un primer paso es el que magistralmente das otra vez.Enhorabuena por ello y tomo nota de la recomendación para este verano que comienzo.
    un fuerte abrazo

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  5. Creí que Carlos te había quitado la inspiración, además de ocupar tu tiempo...pero aquí estás, con esta nueva entrada, cuestionandote por escrito lo que muchos estamos haciendo para nuestros insteriores, algunos temiendo ponerlos en palabras, por miedo a que el pesimismo se agudice (es que siempre se puede estar peor, como bien se dice por ahí).

    Muy bueno!

    Saludos!

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  6. Gracias, Max. Gracias, Laura.

    De verdad que leer todas esas teorías fue como si alguien me abriese los ojos y me dijese: "Fíjate, si en el fondo ya lo sabías: todo esto es así de complejo, así de lógico y así de implacable, y el que no quiera ver el problema entero nunca acabará con él."; o algo así.

    Abrazos, y buenos días.

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  7. Bueno, en el caso de Oriente medio habría que añadir un nuevo factor al conflicto y este sería la voluntad deliberada y consciente de provocar la inestabilidad aprovechando el impulso de las violencias que tu citas (cultural y estructural) en la región, por parte de una potencia y sus aliados ejercitando el poder, de forma indirecta, ante posibles competidores y controlando la principal fuente de energia mundial: el petroleo.

    Diriamos que por encima de los conflictos localizados, en los que se dan los tres factores aludidos, existe (siempre ha existido) una violencia estructural universal que divide a los paises por su poderío militar y político en poderosos o débiles independientemente de que posean riquezas naturales o no.

    Como hacen los Continentes al ajustarse unos contra otros, la fricción (en este caso, política, entre las grandes potencias) causa todo tipo de catástrofes en puntos muy alejados del punto de contacto.

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  8. Sí, es que, como dices, la violencia estructural a escala mundial es evidente. No ya sólo en las diferentes condiciones de vida de los habitantes del planeta, en las desigualdades, en la pobreza, las injusticias, las condiciones de mercado, la presión económica, etc., etc., sino en cosas mucho más concretas, como por ejemplo el funcionamiento de la ONU (a la que yo, a pesar de todo, me agarro como a un clavo ardiendo).

    En cuanto a Oriente Próximo y Oriente Medio y el petróleo, pues más de lo mismo. La escasez del recurso y las diferentes capacidades son un ingrediente más.

    En fin, esto daría para mucho...

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  9. Gracias por dar a conocer las teorías de Galtung, todo un descubrimiento.


    Salu2

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  10. Anónimo3/8/06 19:25

    Tu artículo ha resultado al menos inquietante, es muy interesante todo lo que comentas respecto a las teorías de Galtung (que desconocia por completo) ya que como dices, se intuyen o se palpan cuando uno se mete en los "fregados que hay por el mundo". Me llama la atención profundamente que se tomen actitudes partidistas en estos casos como he podido leer por alguno de los que han publicado sus comentarios. Yo estoy al otro lado del Atlántico (en EEUU) por vacaciones y llevo un mes. Puedo aseguraros que de este lado la preocupación es máxima y se ven las cosas desde el otro lado. No creo que nadie tenga la razón, ni unos ni otros, es cierto que es un problema de violencias de esos tres tipos comentados, metidos en una rueda que no para de crecer. Aquí, ya se especula con la idea de que si no se soluciona el problema de Israel y el Libano, y si no hay voluntad de colaboración por parte de Siria, Iran e Irak por erradicar el terrorismo y el extremismo de sus mensajes, estamos ante las puertas de una posible 3ª Guerra Mundial en no menos de 5 años. Eso es exactamente lo que se piensa en algunos medios y lo que ciertos "expertos" en política internacional estadounidenses contemplan como escenario futuro.
    Dios quiera que todos lleguen a algún acuerdo, no solo de paz sino más profundo y como dice Portorosa, con medidas culturales y estructurales (que son las más importantes a medio y largo plazo).

    Un saludo a todos. Yo tambien soy pesimista

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  11. Un saludo, Rafa; de nada.

    Bull, ante todo un abrazo enorme, y besos a todos.
    No puedo añadir nada a lo que ya he comentado, pero puedo insistir en que para resolver un conflicto de esta envergadura una de las primeras medidas que deben tomarse es, aunque duela, olvidarse de quién tiene razón. Esto no siempre es factible, ni conveniente, pero, repito, en casos tan enquistados como éste, en los que es completamente irrealista pensar en que alguien va a dar marcha atrás, es imprescindible.
    Plantearse una solución en términos de qué se hizo con el protectorado palestino, y de si la creación de Israel fue una injusticia, sólo ahonda en el problema, me temo.
    La postura de EE.UU. nos parece, desde aquí, en general muy criticable; pero es ridículo enfrentarse a este asunto diciéndoles que no tienen razón y que lo reconozcan, o prescindiendo de ellos.

    No sigo, porque resumir estas ideas sólo hará que meta la pata.

    Un abrazo enorme.

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  12. Juan Goytisolo publica hoy en El País el siguiente artículo http://www.elpais.es/articulo/elpporopi/20060804elpepiopi_5/Tes/fuerza/razón/razón/fuerza

    Tan razonable como pesimista.

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  13. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  14. Alicia, he leído el artículo y me ha parecido magnífico.
    Es la ventaja de ser inteligente, razonable, y aun encima saber del tema.

    Besos.

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