Libertades, ofensas y cultura.
Una amigdalitis galopante que a lo largo de la noche del viernes se adueñó de la garganta de mi mujer nos obligó a huir del frío lucense (¿les he dicho alguna vez que para mí Lugo es la provincia más bonita de Galicia?) y volver, deseosos de comodidades, al calor del hogar. Así que el sábado por la mañana dijimos adiós a las agresivas ocas que guardaban la finca de la casa y emprendimos el regreso.
Me he pasado el fin de semana cuidando a mis dos chicas y, de vez en cuando, leyendo los comentarios al texto anterior. No he querido participar, pues lo he cogido muy avanzado, y además pretendía escribir algo nuevo; pero no me ha sido posible hasta ahora.
De la fugaz escapada me quedo con mi cena del viernes: caldo (añadir gallego es para mí una redundancia) y huevos fritos con patatas y chorizo.
Después de oír las noticias durante el fin de semana, leer sus comentarios y pensar algo sobre el tema, me gustaría matizar algo lo que escribí y añadir alguna otra cosa.
1. Nosotros.
No creo que la nuestra sea la mejor de las sociedades posibles, y ni siquiera estoy seguro de que sea la mejor de las existentes; pero es la que, de todas las que conozco, sin duda elegiría para mí y los míos.
Con todas sus contradicciones y limitaciones, a pesar de sus bajezas, sus miserias y sus estrepitosos fracasos, aun siendo consciente de los motivos que hemos tenido y tenemos para sentirnos avergonzados, ésta es mi opción. No es mi verdad, ni mucho menos la verdad que creo deber imponer, pero sí mi opción.
Y si de algo estoy medianamente orgulloso (fíjense, como si me cupiera a mí mérito alguno en ello) es del humilde, insuficiente, manipulado, farisaico, y sin embargo imparable y maravilloso paulatino proceso de consecución y afianzamiento de las libertades individuales. Y porque creo en ellas y las considero inseparables del modo de vida que a mí me convence, creo que es un logro al que no podemos renunciar y por el que merece la pena luchar.
Y aunque no creo que debamos imponerlas a nadie, pues en mi opinión ello supondría una contradicción insalvable, ni que podamos hacerlo, pues creo que es un camino que uno debe recorrer por sus propios medios si pretende encontrar alguna recompensa en la meta, sí estoy convencido de su bondad y su conveniencia, por así decirlo, universales.
2. Ellos.
Lejos de pensar que la suya sea una opción libremente elegida, creo que la sociedad de la mayoría de los países musulmanes está efectivamente muy atrasada. Y no sugiero con esto que Islam sea sinónimo de retroceso y barbarie, ni mucho menos, pero sí que el modo en que actualmente se vive esta religión en la mayor parte de esos países, con un dominio cada vez mayor de las interpretaciones más integristas y las tendencias más islamistas (esto es, las partidarias del estado islámico, de la total conjunción entre poder temporal y poder religioso), es síntoma y consecuencia de ese atraso.
Atraso material, pero atraso también cultural y social, por falta de acceso al conocimiento (a todo, no sólo al nuestro, también al propio), por unas limitaciones para el desarrollo del individuo que hacen que las nuestras sean menudencias, por no contar más que con una limitada, sesgada y manipulada (de nuevo, la nuestra resulta, por comparación, casi la panacea) fuente de información, por vivir de espaldas al resto del mundo y desconocer, por tanto, otros modelos alternativos de sociedad, etc.
Y este, para mí, atraso, se hace evidente a diario. A diario: tiranías, falta absoluta de libertades, sistemas penales comparables a los de nuestra Edad Media, delitos de pensamiento, delitos de opinión, identificación de leyes y creencias, pobreza extrema, incapacidad para sacar partido a los propios recursos, contrastes inauditos entre las distintas clases sociales, poco valor de la vida de algunos, inseguridad, inestabilidad social, etc. No puedo aceptar en absoluto la idea de que algo de esto pueda responder a una libre elección, a una decisión voluntaria, y por el contrario estoy, como digo, convencido de que no obedece más que a un abrumador retraso (retraso sobre cuyo origen, causas y culpas no pretendo opinar, que bastante tengo con esto).
3. El sentimiento de ofensa.
Los musulmanes no son los únicos que se ofenden por cosas así.
Nosotros, los civilizados europeos, no nos enfadamos sólo cuando se nos insulta personalmente o se insulta a quien nos importa; también lo hacemos si entendemos que ciertas ideas y conceptos fundamentales para nosotros, o los símbolos que los representan, por muy abstractos y subjetivos que sean, son atacados. Tanto es así, que algunos de estos ataques están penados por la ley.
Personalmente, creo que cuanto más culto (¡ya estamos!) es alguien, más difícil es que se ofenda por cuestiones de esta índole, pero a nuestro alrededor sobran ejemplos de susceptibilidades individuales y colectivas heridas por acciones, palabras u omisiones que para otros no podrían ser más inocentes.
Ocurre en esta ocasión que, juzgado por nuestros patrones, a muchos de nosotros su sentimiento nos parece excesivo, desmedido (pero fíjense en las declaraciones de algunos líderes religiosos europeos y comprobarán que ni siquiera en esto estamos de acuerdo) y casi irracional.
Personalmente, creo lo mismo de otros sentimientos que me rodean y que casi a diario protagonizan nuestra actualidad informativa. Y, ni que decir tiene, de muchos de los que hasta hace poco, y durante siglos, nuestros antepasados consideraban incuestionables y, en ocasiones, sagrados. Pero eso no me impide darme cuenta de que, en aras de una convivencia pacífica y soportable, debo medirme a la hora de opinar sobre ciertos asuntos, y mostrar, siquiera formalmente, cierto respeto a muchas de esas ideas y creencias. Y sé que, en muchas ocasiones, si yo no me acuerdo de hacerlo la ley me lo recordará.
Y, naturalmente, no estoy hablando de traicionar mis principios, ni de volver a las tinieblas, ni de desandar lo que tanto trabajo ha costado andar. Estoy hablando de respeto, estoy hablando de que, en el (interminable) camino hacia lo que para mí es el objetivo a alcanzar, uno ha de ser firme en lo esencial pero, a la vez, debe saber templar gaitas, contemporizar, o como quieran llamarlo, pues de otro modo ese camino acabará regado de sangre (más de lo que lo está, si cabe).
4. Un inciso: La libertad de expresión.
¿Están cuestionando nuestra libertad de expresión, o el uso que de ella hemos hecho?
La libertad de expresión garantiza el derecho a (resumiendo) hablar, no proporciona inmunidad frente a los efectos de nuestras palabras.
Apelar a la libertad de expresión cuando nos enfrentamos a una protesta por algo que hemos dicho, publicado, o emitido es como si, tras pegarle un tiro a alguien, decimos que tenemos licencia de armas.
Nosotros somos responsables de las consecuencias del ejercicio de nuestros derechos y libertades. Y yo creo que aquí nos están exigiendo, con razón o sin ella, responsabilidades.
5. Su reacción.
Tengan o no motivos para ofenderse, sea lógica o no su indignación, creo que el verdadero problema (y el motivo por el que estamos prestando atención a este asunto; si no, tal vez nos habríamos reído un poco de ellos y punto) es cómo han reaccionado.
Porque han optado por una vía que nosotros hemos dejado de considerar (esto es tan, tan, tan matizable y yo tengo tan poco tiempo...) una alternativa válida: la violencia (ya, ya sé cuántos contraejemplos nuestros me pueden poner, y recientes; hablo, en fin, más de nuestros deseos que de nuestros actos). Y ante esto, yo soy partidario de que nuestra postura sea la de rechazo firme y unánime, y la de apoyo incondicional a los amenazados (ante esto, ante el riesgo físico, insisto).
6. De nuevo ellos, sus sentimientos y su reacción.
Si en mi día a día, sin salir de mi entorno ni de mi cultura, me enfrento a situaciones que exigen mano izquierda y me obligan a morderme la lengua (para no reírme, generalmente) para no empeorar las cosas, si me callo ante actitudes y mentalidades que no comprendo e incluso llego a considerar ridículas, cuando no denigrantes, ¿qué no tendré que hacer si creo que quien tengo enfrente no está a mi nivel, si presumiblemente no me puede comprender, si no habla mi mismo idioma ni juega al mismo juego que yo?
¿No debería demostrar mi supuestos cultura y civismo para entenderle e intentar convencerle, en lugar de usarlos como podio desde el que amonestarle?
Desde luego, habrá un límite entre ese respeto, esa tolerancia, y la tan denunciada bajada de pantalones. Y ese límite no se puede traspasar sin poner en peligro los principios de nuestra convivencia ni los logros fundamentales de nuestra sociedad.
¿Pero supone pedir disculpas por ofender su sentimiento religioso traspasar ese límite? ¿Y repetir la ofensa públicamente es de verdad defender nuestros principios?
Yo lo dudo.
Creo mucho más digno, valiente y necesario sacar pecho en otras lides y ante otros enemigos, más cercanos y poderosos, pero más sutiles.
En cuanto a la violencia, y una vez dicho lo dicho en el punto 4, repito lo que dije en su día: ¿de qué nos sorprendemos?
Ayer hubo otro atentado, o lo que sea, en Pakistán; murieron ocho personas. En Túnez el presidente suele ganar con el 98% de los votos; en Siria, Libia o incluso Egipto la situación política es similar. Hace décadas que en la India se matan hindúes y musulmanes, de mil en mil, por lo que ellos creen que son motivos religiosos. En Palestina ha ganado las elecciones quien las ha ganado; enfrente, un país apela al Antiguo Testamento para justificar su existencia; y entre ambos llevan muertes y tragedias sin cuento. En Arabia Saudita rige la ley islámica más retrógrada que imaginar quepa. En Líbano, hace poco, se cargaron al primer ministro con el apoyo del país vecino. En Afganistán la sociedad apenas ha cambiado desde la derrota de los Talibanes, los cuales no fueron combatidos por ninguna de las atrocidades que impusieron a su pueblo, sino por meterse con quien no debían.. Etc., etc., etc.
No voy a hablar de culpas, ni de justificaciones, ni siquiera (esta vez) de causas; sólo diré que ésa y no otra es su realidad. Una realidad en la que la violencia es una presencia diaria que no sorprende a nadie, y en la que hablar de libertad de expresión, o de culto, o incluso del derecho a la vida, es en muchas ocasiones una pura entelequia.
Y nosotros todo eso lo sabemos; o deberíamos saberlo. No juegan en nuestra liga, sus reglas no son las nuestras, su mundo no es el nuestro. ¿Es que no nos lo creíamos? ¿O es que mientras no nos afecta nos da igual?
Yo ya he dicho que creo que si nos interesa que eso mejore, y que además lo haga lo más rápidamente posible, deberíamos contribuir a ese cambio.
Y, si no (porque muchos dirán que no es asunto nuestro y que no tenemos obligación alguna hacia ellos), tendremos que esperar que evolucionen a su ritmo... si es que lo hacen. Y, mientras, sufrir las consecuencias cada vez que éstas sobrepasen su ámbito natural, superen nuestras defensas, y nos salpiquen.
7. Limitadas conclusiones:
Firmeza ante la violencia, sin duda.
Cuando de verdad estén en juego nuestros principios, luchemos por ellos. Cuando no lo estén, demostremos en nuestro trato con los demás que de verdad somos cultos y avanzados (y no nos pongamos a su altura).
Nos conviene (por si a alguien no le bastan otros motivos) que el resto del mundo viva bien. Nos va la vida (y las libertades, y nuestra civilización) en ello.
Este blog se las apaña muy bien sin mí, por lo que veo...
Sr. de Portorosa:
ResponderEliminarCuando la jerarquía católica y el Estado Vaticano emplean todos los medios asu alcance con el fín de que la ley sancione sus dogmas yo me siento gravemente ofendido. Pues bien: no solo no desisten de tales actitudes sino que no cejan en su empeño, provocándome una ira creciente.¿Quemo sus iglesias?, ¿asesino sacerdotes, monjas ocatólicos de cualquier tipo? No, porque creo en la libertad de expresión(en esa en la que ellos no creen).
En tu inciso 2, hablas de las dificultades que ellos tienen de acceder al conocimiento y de sus atraso cultural y social.
ResponderEliminarAlgunos de los países islámicos más radicales y en los que impera la teocracia, tienen recursos económicos como para dar de comer al tercer y al cuarto mundo y que todavía les sobre para ir a a vaciar las joyerias suízas en agosto.
¿Por qué no los utilizan para paliar ese retraso? Porque no les interesa.
Y eso de pasar el fin de semana de simple lector me parece fatal. Que lo sepas.
Creo que a muchos de ustedes se les está olvidando lo principal: que las viñetas están publicadas.
ResponderEliminarEl editor danés no ha venido a preguntarnos de blog en blog si debía hacerlo o no. El editor danés publicó lo que le pareció oportuno y sufre amenazas, gravísimas amenazas por ello.
Lo único que sigue encima de la mesa es nuestra reacción a las amenazas. Podemos defender a los amenazados o contemporizar con los amenazadores. Hay quien ha escrito "que se atengan a las consecuencias". Es una reacción posible. Es, también, una reacción repugnante.
Yo prefiero estar del lado de las víctimas.
Otra cosa que se está olvidando es que los que protestan no parecen tener un objetivo claro. Han recibido palabras contemporizadoras de casi todos los mandatarios occidentales, y excusas formales de las publicaciones. Mucho, muchísimo más de lo que merecían. Mucho, muchísimo menos de lo que recibo yo las incontables veces que me ofenden en lo más íntimo las cosas que leo por ahí (por ejemplo, "que se atengan a las consecuencias").
ResponderEliminarY ahí siguen, quemando embajadas. ¿Alguien sabe qué quieren? ¿Qué proponen los apaciguadores que les demos? ¿Las cabezas de los dibujantes, o tal vez con las manos será suficiente?
Yo tengo muy claro de que lado estoy, en el anterior post de Porto creo que me expresé con claridad meridiana pero por si acaso, lo repito. Estoy del lado de los dibujantes daneses y del primer ministro danés.
ResponderEliminarMe repugna la tibieza que están exhibiendo muchos gobiernos y el artículo que nuestro presidente de gobierno firma hoy con su homólogo turco me parece bochornoso.
Estoy muy de acuerdo con su reflexión. Si la reacción a las viñetas hubiera sido diplomática y civilizada, no nos encontraríamos en esta situación. Quien se manifiesta violentamente no es religioso, ni islamista necesariamente, es simplemente un fanático. ¿Producto de la incultura? No creo que la incultura sea desconocer otros modos de vida. Más bien es cuestión de tolerancia, que quizá se adquiera con la cultura, no lo discuto, pero que es un valor al fin y al cabo. Saludos.
ResponderEliminarHola a todos; esta vez participo.
ResponderEliminarMe alegro, Mrmann.
Claro que no cejan en su empeño y siguen quemando cosas, Duque, claro que no se contentan con las justas o excesivas disculpas, claro que no saben ni lo que quieren, Ignacio. Es que si no fuese así, entonces serían otros, serían como nosotros, y tendría sentido exigirles respeto a la libertad de expresión, sería lícito pedirles civismo, y tendría sentido hablar de igual a igual. Pero es que la realidad es otra, y somos unos ilusos, a pesar de todo nuestro avance, si creemos que la suya y la nuestra funcionan igual.
Y por supuesto que tienen recursos y los utilizan de un modo deleznable, T: ése es uno de los motivos por los que están así. ¿O es que acaso ha entendido alguien que yo los estuviese disculpando?
Supongo, Nacho, que el amenazador y falto de compasión "que se atengan a las consecuencias" no me lo atribuyes a mí, ¿no?. En cuanto a estar o no con los amenazados, creo que no lo habría podido dejar más claro.
Un saludo, Rafa.
Me alegro de estar de vuelta.
Ah, y haciéndome eco del último comentario de Danae, debo decir Ante todo, mucha calma. Que nosotros somos los civilizados.
Abrazos.
Perdón Portorosa, este blog no sería nada sin ti. Que lo sepas. :)
ResponderEliminarDespués de este apunte (necesario), me reafirmo en lo que dije en el anterior post/entrada tuya. Y además me adscribo punto a punto con este que escribes ahora.
Qué complicado parece todo, ¿verdad? Con lo relativamente sencillo que sería mirar al que tienes al lado e intentar comprender su circunstancia (la compartas o no, claro está; hablo de comprensión, no de compartir ideas).
Besos y saludos para todos. Calamity.
A ver si me explico. No tengo ninguna expectativa sobre los fanáticos salvajes, sólo tengo curiosidad inquieta por saber cuántos son y cuánto mandan en sus comunidades, y pocas esperanzas sobre la respuesta a esa intriga.
ResponderEliminarNo espero nada de ellos: espero de mi gobierno que me proteja de ellos. Y toda mi decepción, toda mi preocupación y también toda mi rabia van contra mis gobernantes, porque me están traicionando, porque están pidiendo disculpas no debidas y echando a los perros a las víctimas de esta historia para apaciguar a los agresores.
Porque han introducido definitivamente el miedo como motor de nuestras acciones. Porque ante unos energúmenos gritando no han considerado ni por un segundo la opción de dejarlos gritar hasta que se queden afónicos, como se hace con los niños pequeños. ¿No habría sido esa la máxima expresión del mucha calma?
Insisto en preguntar: ¿qué quieren los fanáticos?, pero también y sobre todo ¿qué queréis, los que no estáis de acuerdo con lo que escribo; en qué no estáis de acuerdo? ¿qué se supone que tienen que hacer los gobiernos, aparte de lo que han hecho ya (mal)?
P., la frase repugnante que he entrecomillado la ha escrito alguien aquí, no recuerdo quién ni lo voy a mirar.
Y ya que estoy en vena de preguntar: ¿qué diantres son las sámaras?
ResponderEliminarLa firmeza comienza en exigir respeto a tus costumbres y leyes dentro de tu propio país.
ResponderEliminar¿De qué le sirve quejarse ahora a los franceses, cuando han permitido que las niñas entren con velo en las escuelas, cuando han hecho la vista gorda ante la poligamia?
Una persona que entra en nuestra sociedad, debe, antes, comprometerse a aceptar sus leyes y costumbres, sino, que se vaya de inmediato.
Y claro, para mí es más culpable el asesino intelectual que el físico. El intelectual posee la fortaleza de convencer al débil para que este mate.
¿Quién fue culpable... Hitler o los soldados de la Wermarcht?
¡Qué fácil es ser intelectual y lavarse las manos! Tan fácil como cínico y criminal.
Tan sabios y cultivados que no sabían lo que pasaría.
Sí que lo sabían, eran conscientes de ello, sabían que unas viñetas llevarían terror y muerte.
Yo no dormiría tranquilo... pero claro, es que yo no tengo un Dios al que confesarme, no tengo un Dios culto y civilizado, al que rezar una penitencia para que perdone mis pecados. Tal vez por eso, no dormiría tranquilo.
Este es un mensaje para T, ya que supongo que no lo leería en el post anterior. En la Guerra Civil española de 1936, para mí muy reciente, aun están vivos muchas de sus victimas y algunos de sus protagonistas, la Iglesia Católica la etiquetó de Cruzada, y creo que no fue en la Edad Media. No sé si refería a este comentario Ignacio cuando hablaba del bajo nivel del debate.
ResponderEliminarMrmann no sé si has leído el Pais en los últimos días, pero en la edición del pasado 3 de febrero aparece en la portada una caricatura de Mahoma. Machote, valiente, olé tus güevos
ResponderEliminarSe le llamó cruzada, entre otros, por Franco y la Iglesia asintió. No me parece bien, pese a que el contexto no es comparable con el que está ocurriendo ahora mismo.
ResponderEliminarSé que esto va a levantar algunas ampollas, pero no está de más recordar que sólo en Cataluña, que son los datos que he podido consultar en este momento, durante esa guerra fueron asesinados los obispos Irurita, de Barceloma; Huix, de Lérida y Borrás, auxiliar de Tarragona. En Lérida se asesinó al 65,8% del clero diocesano (270 sacerdotes de 410); en Tortosa el 61,9% (316 de 510); en Tarragona el 32,4% (131 de 404); en Vich el 27,1% (177 de 652); en Barcelona el 22,3% (279 de 1.251); en Gerona el 20% (194 de 932); en Urgel el 20,1% (109 de 540) y en Solsona el 13,4% (60 de 445).
Durante la revolución de Asturias, en el 34, también fueron asesinados muchos sacerdotes y religiosos y la quema de iglesias y conventos fué algo habitual en esos años.
Me parece que no es el mismo contexto y no justifico, en modo alguno, el nombre de cruzada para nuestra guerra civil.
Dicho esto, me gustaría añadir que me resulta bastante molesto responder anónimos.
Quien primero llamó cruzada a la GCE fueron los obispos, no Franco. Y aunque se ha exagerado mucho los asesinatos de religiosos éstos no fuero sujetos pasivos en la contienda sino que tomaron claro partidop por un bando, por lo que no es dextrañar que pasase lo que pasó, aunque de todas formas debían estar contentos ya que se iban derechitos al cielo, en todo caso lo que debían hacer es poner la otra mejilla. También fueron asesinados por el bando franquista muchos religiosos vascos nacionalistas.
ResponderEliminarEs muy divertido (a la par de instructivo) oir hablar de esos recientes acontecimientos de los que no tenemos apenas noticia. Resulta una oportunidad única de instruirnos en tema tan rabiosamente actual.
ResponderEliminarEs realmente instructivo, sí, porque sirve para ver que resulta más facil llamar intransigentes e intolerantes a los demás cuando a lo mejor entre nosotros mismo hay otros igual de intransigentes y que por motivos religiosos son capaces de salir a la calle (pacíficamente, eso sí) para intenat quitar derechos a otras personas (como tuvimos oportunidad de observar con las manifestación en contra del manitromonio homosexual). Cada uno es intolerante e intransigente a su manera. Y si efectivamente las sociedades de muchos paises islámicos son bárabaras e incultas es normal que se comporten barbaramente cuando se sienten atacadas. Hace poscos días el cardenal Herranz (cardenal, y no el parroco de Villarriba) decía que la libertad de religión estaba mal entendiad en nuestro pais, que lo que hay que entender es que hay una religión verdadera, la suya y los demás son otras cosas con las que no cabe comparación. evidentement, el cardenal no persiguió a judios ni quemó sinagogas, pero como ciudadano de una pais europeo, medianamente avanzado y civilizado sus declaraciones las veo más proximas a las de los exaltados musulmanes que a lo que debería decir un lider religioso occidental. por otra parte, repito, cada uno es intransigente a su maner, tú por ejemplo, Ignacio, cuando alguna opinión no te gusta dices que el nivel es muy bajo o empleas la ironía diciendo que se trata de temas poco actuales, cuando una conducta de hace 70 años en la Iglesia, que presume de ser eterna y de tener más de 2000 años de historia me parece bastante próxima en el tiempo y que permite ver quines son "nuestros fanáticos", dispuestos si hiciese falta a echarse al monte.
ResponderEliminaren cualquier caso es una pena que te hagan tan poco feliz tus gobernantes, comprendo que prefieras la épica del fuerte viento de Levante aquel, eso si que fue ridículo y bochornoso muestra del más estrepitoso fracaso diplomático de una pais europeo, incapaz de conseguir nada con la fuerza de la palabra. te sientes traicionado, pues tal vez la próxima vez tengas más suerte y si participamos en otra guerra podrás alistarte voluntarios y no que vayan los jovenes de las clases más bajas, ese es el valor de Bush, de Aznar y otros tantods que sí, lanzan los perros contra los agresores, pero ellos están bien protegidos y son otros los encargados de cuidar de la jauría y recibir en sus espaldas los daños colaterales.
Joder, mis lumbares...
ResponderEliminarJuaaaa, cuídeselas don Paolo.
ResponderEliminarLas posturas parecen suficientemente claras y distintas, pero circulan todavía por ahí algunas especies que conviene combatir, que ya está bien de que caigan más infamias sobre las victimas.
ResponderEliminarPor ejemplo:
"¡Qué fácil es ser intelectual y lavarse las manos! Tan fácil como cínico y criminal.
Tan sabios y cultivados que no sabían lo que pasaría.
Sí que lo sabían, eran conscientes de ello, sabían que unas viñetas llevarían terror y muerte."
"Intelectuales", les llama. Supongo que los conoce a todos. Y dice que sabían perfectamente que sus dibujos "llevarían terror y muerte". ¿La prueba? Que cuatro meses después y a varios miles de kilómetros de distancia una horda de fanáticos se iban a dar al pillaje y a la quema de banderas y edificios. Con argumentaciones así, seguro que Sócrates no habría terminado dándose a la cicuta.
Creo que llamar 'bárbaros' o 'atrasados' a más de 1300 millones de musulmanes es una exageración o es simple muestra de ignorancia. Aparentemente lo son porque usan reglas y leyes dictadas hace miles de años y porque existe una evidente implicación de la religión en lo que es la vida política, algo que no sucede en los páises occidentales. No se trata de una 'guerra de civilizaciones', esa barbaridad filofascista de Huntington, es más bien un choque provocado para demostrar o constatar que la 'civilización' occidental es mejor y más bonita y más libre y más eufemística. Parece que nuestra libertad (esa tan manida 'libertad de expresión') está en juego cada vez que alguien escribe o dice algo que molesta u ofende a un grupo de 'bárbaros' y 'salvajes'. Da la sensación de que nuestras instituciones son tan débiles que cualquier cosa nos parece una amenaza. Que yo sepa no ha habido ni un solo ataque/brote de violencia/quema de banderas en ningún país occidental, así que no comprendo de donde nace el miedo a perder nuestras libertades. Que unos tipos en Siria o en Yemen o en Irak quemen la bandera española ¿es un ataque a la libertad de expresión? ¿no es hacer uso de esa misma libertad de expresión? ¿es un insulto que merece una respuesta rápida y contundente? ¿alguien se siente ofendido porque se queme un trozo de tela pintado en dos colores? Por lo que he leído aquí, el que se sienta ofendido debería recurrir a la ley y denunciar y dejar en manos de un juez si tienen motivos o no para sentirse ofendidos que es lo que, aparentemente, exigimos a los musulmanes que se sienten ofendidos.
ResponderEliminar¿Por qué en los debates todo el mundo se tiene que posicionar de esa manera? ¿Es que estamos en uno de esos de la tele y no me he dado cuenta? ¿Tenemos que defender el blanco o el negro sin ningún matiz para no confundir al espectador?
ResponderEliminar¿Es que no es posible que en un mismo mundo quepan la intransigencia actual de los musulmanes, la nuestra propia (que nos debería servir para entender lo que pasa en lugares más lejanos) y la de la Iglesia Catolica (ahora, hace 60 años y siempre)?
¿Es que da risa que alguien lo compare para mostrarnos que, con diferente intensidad, eso que ahora criticamos no nos queda tan lejos? ¿Es que da risa hablar de la Guerra Civil? ¿Es que cualquiera que lo haga se convierte inmediatamente en un Abuelo Cebolleta, anclado en un pasado que no existe? ¿Sí? Pues por favor que alguien me explique, que yo también me quiero reír.
Me quiero reír de eso y de todo el mundo que tenga una opinión diferente a la mía, quiero ningunear de tal forma las opiniones de los demás que ni siquiera haga falta explicar el porqué, quiero tener una convicción infinita en mis propias opiniones, tanta que no sea necesario participar en un debate para oír las contrarias, sino sólo por el placer de oír la mía amplificada.
Me parece increíble la vulgaridad con la que he visto, a unos y a otros -independientemente de su postura, que puedo perfectamente compartir- mostrar una absoluta falta de respeto por las opiniones de los demás. Y me parece increíble que esto lo haga gente que me dobla la edad, porque la verdad es que esto parece más un debate de clase de ética que una conversación de personas adultas.
Un saludo.
Recomiendo la lectura, en El País de hoy, del artículo firmado por Juan F. González (página 36). Expresa perfectamente mi opinión sobre este asunto.
ResponderEliminarPuede que este Blog se "las apañara" sin ti, Portorosa, más o menos bien; pero, desde luego, no sería lo mismo ni de lejos.
ResponderEliminarSólo me resta añadir un par de cosas a la consideración de los lectores:
a) ¿Sabían que ese mismo periódico danés, rechazo antes de septiembre -fecha en que salieron publicadas las viñetas de Mahoma- unas viñetas sobre Jesucristo so pretexto de que no serían del agrado de sus lectores? A mí me parece que ello no habla muy bien del posicionamiento ético de dicho periódico, al menos, me da la impresión de que tienen un doble rasero de medida bastante hipócrita. Desconozco la orientación política del periódico en cuestión, pero si conozco la orientación actual del gobierno danés: derecha conservadora coaligada con un partido de ultra-derecha...
b) Si las viñetas se publicaron en septiembre, y ello es un hecho, ¿por qué ha tardado tanto en montarse este desorbitado "follón"? ¿Quién está detrás y lo instrumenta, y para qué fines? ¿Es sólo una casualidad que el estallido se haya producido en el momento actual contingente al conflicto iraní?
En fin, puede que estos interrogantes se deban a mi ignorancia y a mi ingenuidad...
Y disculpen por mi larga ausencia, estuve ausente de casa por el ancho mundo hasta hace un par de días.
Un abrazo entrañable y espero que tu esposa, Portorosa, esté ya del todo recuperada.
Hannah
Por cierto: no dejan de resultar fascinantes, como siempre, las últimas declaraciones de Rajoy al respecto en las que hace una (como no) firme defensa de la libertad de expresión como uno de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene el modelo de democracia occidental(opiniones que por una vez, y sin que sirva de precedente, comparto). Digo fascinantes porque, si la memoria no me falla, desde el PP se contribuyó con largura a alimentar la polémica generada a raiz de la famosa corona de espinas sobre las testas de Maragall y Carod (de nuevo si la memoria no me falla,"se estaba insultando a millones de españoles"). Claro que en este caso,creo, el problema consistía, precisamente, en que se trataba de Maragall y Carod.
ResponderEliminarDos cosas: no niego que hubiese sacerdotes y religiosos que participasen de manera activa en la guerra civil. A lado de éstos hubo cientos de monjas de clausura pasadas por las armas por ser monjas.
ResponderEliminarEl cardenal Herráiz es español, de Córodoba exactamente y miembro del Opus Dei para más información pero orgánicamente está en la Curia. No es uan jerarquia de la Iglesia española.
Y una tercera: ¿Vió usted a algún miembro de la conferencia episcopal española o a algún católico de a pie quemando sedes de ERC o del PSC por la 'bromita' de la corona de espinas? ¿Se llamó a la insurgencia desde algún púlpito y yo no me enteré? Lo repito, si hacen algo similar en La meca, NO SALEN VIVOS.
Y ya lo último: ahora la culpa de la quema de embajadas y otras algaradas la tendrá el gobierno danés, más que nada porque es de derechas. ¡Por favor, ya está bien!
Buenos días a todos.
ResponderEliminarFirst of all: muchas gracias, Calamidad y Hannah (me alegro de verte de nuevo). Un beso.
Siento no haber podido, esta vez tampoco, participar; pero de nuevo los médicos (nada grave, gracias) me lo han impedido.
Yo no puedo añadir nada más a lo dicho. Creo que mi dubitativa postura ha quedado en el texto todo lo clara que puede quedar (que es poco).
Sólo un par de cosas:
Duque, fariseísmo y doble rasero, once more; pero no son los únicos, ni mucho menos.
T, estoy de acuerdo con tu último comentario. Pero, insisto, sólo faltaría que nos quedásemos contentos porque nuestra iglesia no hace lo mismo que algunos imanes chalados; mejor sería tomar otras actitudes y otros protagonistas como referencia, ¿no?
A Ignacio le aclaro que sobre el papel de nuestros gobiernos no he hablado, ni hablo, porque, por los motivos que sabéis, apenas he leído la prensa y no sé qué han hecho o dicho (o escrito, o mandado escribir); por eso, mi comentario se refería más a las opiniones generales, a las posturas que veo a mi alrededor, que a hechos concretos que no puedo juzgar. Por eso mismo, ni siquiera sé en qué estamos en desacuerdo tú y yo, más allá de (y no pretendo dar una visión interesada del asunto) que yo crea oportuno hacer algunas matizaciones que tú consideras improcedentes (que no es poco, supongo, pero tampoco tanto, ¿no?).
Ah, y las sámaras, al parecer, son los frutos del olmo (¿?).
Además, debo decir que comparto la reflexión en voz alta de Danae. Comprendo que hay temas en los que, porque creemos que afectan a cuestiones fundamentales para nuestras vidas o nuestro modo de entender el mundo, porque nos importan extraordinariamente, e incluso porque los consideramos una cuestión de justicia, no estamos dispuestos a ceder, ni a admitir visiones distintas, ni a oír afirmaciones que nos parecen equivocadísimas. Incluso comprendo perfectamente que hay temas que nos sacan de quicio. Y creo sinceramente que en ocasiones es no sólo inevitable sino positivo e incluso esperanzador que nos enfademos.
Y creo también que no hay que caer en la corrección política y dedicarse a decir vaguedades o hacer concesiones no sinceras.
Pero, en cualquier caso, si alguien quiere participar en un “debate”, se supone que es para, además de hablar, escuchar, como dice Danae. Y coincido también con ella en que hay dos motivos por los que mantener una discusión: para llegar a una conclusión, o para ganarla. Y éste último me parece, sin duda, el peor de los dos.
Perdonad este tono paternal, pero, al fin y al cabo, uno tiene su idea de cómo le gustaría que fuese su blog.
Un abrazo sincero a todos los que venís, participéis o no.
Imagino que ya ha remitido el debate y abundar en el mismo puede resultar anacrónico y aburrido. Sobre todo porque no puede haber acercamiento cuando hay quien tiene claro que existen suficientes razones como para evitar palabras como: concordia, contemporizar, inteligencia etc. y en cambio emplear otras como: valentía, firmeza, orgullo, etc.
ResponderEliminarEvidentemente, es solo cuestión de formas de pensar (que no de carácter) y hay que tener en cuenta además que entre la palabra y la acción, generalmente, hay bastante trecho por recorrer.
Yo espero por el bien de todos que pese a los activistas de la manguera "este" temporal amaine. Desde luego tormentas no nos van a faltar en el futuro para poenernos a prueba a unos y a otros.
Por último, solo añadiría que, en opinión de algunos toreros y mía, el valor solo es inteligente cuando tiene en cuenta el miedo.
Perdon amigo P. por la tardanza pero ando un poco así de la columna vertical y he tenido que hacer un descanso.
Sólo quiero decir tres cosas:
ResponderEliminar1. Gracias, Portorosa, pero me temo que yo no soy tan tolerante como tú. Creo que yo sí que puedo llegar a entender una discusión como una 'batalla'. Lo que no entiendo es que para ganarla se pierdan las formas. Una actitud, por lo demás, contraproducente, porque todos sabemos que las mejores maneras de persuadir son la seducción y la inteligencia. La vulgaridad me parece odiosa, por eso te dediqué esa frase en mi blog y por eso me acerco por aquí casi cada día. En fin, no es necesario extenderse más, tú lo has explicado perfectamente.
2. Sólo una opinión: si el PP estuviera en el gobierno en lugar de en la oposición, también se hubiera disculpado por esas viñetas. Una cosa es opinar desde casa y otra muy distinta, tener la responsabilidad de las relaciones diplomáticas de un país.
3. Añadan un "casi" a ese "me doblan la edad" de antes... Soy joven, pero no tanto.
Un saludo.
Estoy de acuerdo con lo que dice y cómo lo dice (ese estilo delicioso) el Señor de Portorosa. ¡Ea!. Y aprovecho la ocasión para pedir públicas disculpas (ya que la ofensa fue pública) a mi querida Miranda por mi deleznable comentario del post anterior. LO SIENTO. Por favor, no me (nos) quites tu risa, tu golpe de vista, tu reflexión tan chispeante. (Se hace demasiado duro el silencio tuyo).
ResponderEliminarBásicamente estoy de acuerdo contigo, Manolotel.
ResponderEliminarY contigo, Danae.
Me alegro muchísimo, Earnest, darling (¡Miranda, venga...!).
Un abrazo a los tres... a los cuatro.
Danae... incluso con la rebaja última no hay caso: me has hecho viejo de un plumazo. Uno no ve la edad que tiene hasta que no se mira en unos ojos más jóvenes, qué se le va a hacer.
ResponderEliminarY mira, sí, la tolerancia y el respeto se van haciendo relativos con los años: yo, si llego alos 80, me veo como Fernán Gómez. Será que el tiempo se va haciendo cada vez más valioso, será que uno recuerda lo estéril de desperdiciar argumentos donde reina lo epidérmico y el slogan, o será incapacidad acentuada por el tiempo, pero el caso es que no puedo desmentir tus impresiones por la parte que me toca, pero tampoco cambiar de actitud.
No todas las opiniones son igual de respetables (ahí me gustaría verte asentir con la cabeza). Ten por seguro que sólo expreso mi desprecio a las que me lo merecen después de muchos intentos, a aquellas que me revelan que la seducción o la lenta limadura mutua de asperezas no tienen lugar ni sentido.
Hala, a seguir bien.
Sé que me contradigo, pero, oiga, a mí los cruzados como Fernán Gómez, me caen bastante bien. Quiero decir que los entiendo, y a ti también Ignacio, más de lo que podría parecer. (Y lo que me he reído con tu comentario).
ResponderEliminarEvidentemente, no todas las opiniones son igual de respetables. Asiento con tal vehemencia, que estoy a punto de descoyuntarme, créeme. Pero, ¿y qué? Como dijo una vez Portorosa, eso no implica que dejen de ser respetables las personas que las emiten. E incluso en caso contrario, tengo mis reservas.
Yo soy la primera que tiene que hacer auténticos esfuerzos para controlar sus devastadores instintos asesinos, pero creo que si caemos en la vulgaridad, lo peyorativo, el desprecio, los que salimos más perjudicados somos nosotros mismos. Al menos, y esto no me lo puede negar, desde el punto de vista estético.
Y en fin, que así se empieza a desandar el camino. Como nos dijo un día un profesor de cultura clásica: "Preocúpense el día que comiencen a demoler el Coliseum".
Un saludo a todos.
señor de portorosa,una vez más la mesura y el acierto de sus argumentos me han convencido.En otro tipo de expresiones que no son las religiosas sí que parece más normal defender los principios (pensemos en la ablación,en casos de pena de muerte, etc...)
ResponderEliminarEl sistema de convivencia del que nos hemos dotado, es el mejor de los peores regímenes(que diría Platón,simplificando claro) y hay que defenderlo con firmeza.
Y creo que efectivamente nos va la vida en que el mundo viva bien.Tenemos un conflicto de civilizaciones en ciernes,son distintas visiones del mundo las que se enfrentan.Es como si vivieramos en un apartamento lleno de comodidades y fuera estuviera todo lo demás,pero todo lo demás (me refiero a la pobreza,la inmigración,etc...)empieza a hacersenos presente por debajo de la puerta.11-S 11-M y 7-J no fueron sino el timbre que avisó en nuestra puerta del peligro latente que hay.
Un saludo
Parece que tuviéramos un avispero junto a nosotros y que no hiciéramos otra cosa más que azuzarlo, a ver si las avispas pican. Y cuando lo hacen, gritamos que son bárbaras y descerebradas, que no comprenden lo bueno que es nuestro sistema de valores y principios y blablablabla, que no deberían picar sino hablar y tolerar, porque nosotros, que somos una 'civilización moderna' somos el bien y ellos, esas avispas musulmanas, son el mal y se enfadan por cualquier cosa, incluso cuando las azuzamos sin sentido. Es curioso que, con tanto sentido del humor y tanta libertad de expresión y tanta civilización , no azucemos a los chinos, otra civilización con la que es posible chocar y que es un atentado constante contra los derechos humanos (no sólo los derechos de las mujeres, sino de los hombres y que tiene un amplísimo margen de libertad de expresión por todos conocido). No, a los chinos no les azuzamos nada... o no son civilización o es que son tan civilizados como nosotros, nos guían los mismos principios y valores de libertad, igualdad y fraternidad. O que tienen un sentido del humor de amplio espectro, mucho más que esas avispas musulmanas que fíjate tú como tienen a las mujeres y fíjate tú, con esa religión metida en lo más hondo. Casi parecen suecos pero claro, los suecos son tan civilizados.. ¿y si hiciéramos chistes con el Jefe de la Iglesia Luterana Sueca? ¿se molestarán los suecos o les dará igual? Porque no hay un país europeo en el que la religión esté tan metida en lo que es el Estado como Suecia... podríamos intentarlo, sí, hagamos chistes de popes suecos, que seguro que se desternillan. Oh, es verdad, los suecos no van a quemar consulados ni banderas, son civilizados, no son avispas descerebradas como los musulmanes, que en cuanto les haces mención a la madre, se ponen de un furioso que ya te digo...
ResponderEliminar¡Anda ya!
Me parece muy bien todo lo que has dicho en tu último post c.b., estoy totalmente de acuerdo. Aunque creo que es más o menos lo que se ha venido diciendo, o intentado decir, durante toda la disputa dialéctica iniciada por el post de Portorosa. Me parece muy que incluyas a China en el "eje del bien", aun cuando por sus actitudes podría estar merecidamente en el "eje del mal", pero claro ellos sólo matan chinos, que total hay muchos, y si nos bombardean lo van a hacer con camisetas a 10 ctms de euro y ahí si que nos duele
ResponderEliminarYo, Cecilia, ya he dicho lo que, en general (muy en general), pienso, así que ya sabes en qué no coincidimos.
ResponderEliminarPero tal vez no haya quedado claro en qué estoy de acuerdo contigo:
- veo hipocresía por todas y cada una de las veces en que nuestros preciados derechos y libertades son mucho más violentamente despreciados en aquellos mismos países y nos callamos;
- veo doble rasero dependiendo de quién sea el juzgado, de su posición y capacidades (de respuesta, por ejemplo), y del concepto como pueblo, como cultura, que tengamos de él; juzgamos mucho por el delincuente y no solamente por el delito;
- veo doble rasero dependiendo de si las rarezas y simbología nos parecen aceptables, normales, cercanas e incluso compatidas, o no; aunque nosotros tengamos las nuestras;
- veo hipócrita (o muy poco inteligente, en caso de que se haga sinceramente) exigir respeto a las libertades y talante dialogante a quien no comparte nada con nosotros (por desgracia para ellos, añado yo) salvo el planeta, como si no diésemos crédito ante su cerrilidad, su incapacidad para percibir las cosas como nosotros y arreglarlas charlando;
- veo hipocresía por parte de los que han demostrado con creces su incapacidad para aceptar esos mismos sarcasmos y burlas cuando tocan su fibra sensible, y en cambio ahora juran estar dispuestos a morir por la libertad de expresión.
En fin.
Lo que más me enfada es que coincido en casi todo con los que dicen no estar de acuerdo con nada de lo que yo digo. Desde luego (sólo faltaría), comparto infinitamente más con ellos que con quienes están quemando consulados (es triste tener que decirlo; pero estas explicaciones no sobran, es mejor decirlo muchas veces).
Pero la bipolarización hace acto de presencia en todo conflicto, en mayor o menor medida dependiendo de la entidad y consecuencias de éste. Y la bipolarización impide matizar, impide criticar y por supuesto cuestionar al bando propio, aunque sean en una menudencia; si se hace, uno pasa a ser del enemigo.
¡Hay que estar con las víctimas, hay que estar con las víctimas!
¡Ya, pues claro que hay que estar con las víctimas! Hay que defenderlas y protegerlas. Pero se pueden hacer otras cosas al mismo tiempo.
Un abrazo, y otro para Fernando.
Un artículo de opinión de Olivier Roy publicado en El País de hoy, día 8, aporta datos muy interesantes (al menos para mí, que no los conocía) sobre qué países y, dentro de esos países, qué grupos, están protagonizando los actos vandálicos.
ResponderEliminarPor otra parte, el mismo diario recogía ayer opiniones (probablemente tras una selección no casual) de gente que por su formación o profesión aportaban una visión del tema que, compartida o no (no coincidían todos, claro), era interesante.
Manipulación, intereses políticos, sentimiento de humillación, política exterior, etc.
Casi todo me hacía pensar en lo mal que, efectivamente, están aquellas sociedades. También en cuántos sentimientos, aparte del religioso, hay detrás de su(dirigida, manipulada) reacción; y en hasta qué punto no será posible establecer un paralelismo (salvando las enormes distancias) con lo que pasa aquí: cuántos sentimientos e ideas, aparte de la firmeza en la defensa de las libertades, hay en nuestra contra-reacción.
Me pregunto si habrá algún problema en el mundo que se pueda analizar, y sobre el que se pueda opinar (ya no digamos que se pueda resolver), considerándolo aisladamente, sin alejarse un poco y ver qué tiene alrededor y cómo este alrededor le afecta.
Abrazos.
Si nos ponemos estupendos, pues sí, tenéis razón, los chinos conculcan a diario los derechos humanos más elementales, igual que Castro en Cuba y que toda la colección de sátrapas de los emiratos árabes. Y aquí también tenemos a etarras que cuando pueden matan españoles y que extorsionan y conculcan a diario los derechos humanos de muchos ciudadanos pero me parece que eso es desenfocar la cuestión que estamos discutiendo.
ResponderEliminarComo si las viñetas tuvieran algo que ver con lo que está pasando...
ResponderEliminarAh, ¿pero alguien lo pensaba?
ResponderEliminarLibertad: cuantos crímenes se cometen en tu nombre. Creo que se atribuye a Bruto cuando se suicidó.
ResponderEliminarLos valores, los principios, son palabras pero detrás de ellas pueden convivir ideologías de distinto signo que nunca deben servir para justificar la agresión o la violencia.Ni a "ellos" ni a "nosotros".
Como he oido por ahí, la licencia de armas no quiere decir que se pueda matar, como la libertad de expresión que se pueda ofender sin sufrir las consecuencias.
Con respecto a la frase:
"El gobierno del más fuerte" hay que decir que es uno de los sloganes con los que Hitler gano las elecciones. Pienso que la expresión buscada, y en la que coincidiríamos casi todos, quizás era: Un gobierno fuerte... que actue con honradez e inteligencia. O lo más parecido a eso.
Mrmann, a los principios y los valores no los tenía yo por problemas. Yo me refería a problemas, situaciones conflictivas (¿?) que resolver.
ResponderEliminarInnes (me alegro de verla), Danae, pues, fijaos, yo creo que casi todo el mundo que está opinando. Pero en cuanto te separas del foco para ver un poco más y compruebas que no hay nada nuevo, que el problema es el mismo de los últimos tiempos, te das cuenta de que lo único que varía en cada episodio es el detonante: en este caso las caricaturas.
Pero incluso ese en principio recomendable distanciamiento (ojo, no confundir con la filosofía/política de salón, caracterizada por la indiferencia), es a menudo considerado inadmisible, otra traición (y no me refiero, ni mucho menos, a tu comentario, T).
Un abrazo a los cinco.
Un abrazo para ti también, Portorosa.
ResponderEliminarLa 'libertad de expresión', supongo que por incluir la palabra fetiche 'libertad' no está regulada, no fija límites ni se explica en ninguna parte qué es. Es más bien un deseo en el que se sobreentiende el respeto por el Otro. No es 'libertad de expresión' gritar FUEGO en un teatro abarrotado, aunque el que lo haga pueda apelar a un sentido del humor de dudoso gusto o a su 'libertad de expresión'. Así, suponer que en nombre de la 'libertad de expresión' uno puede decir lo que quiera de las creencias de otro y sentirse respaldado por ese 'derecho' choca frontalmente con lo que es el principio de los estados que aseguran ser democráticos y que es la tolerancia y el respeto mutuo. El insulto,por ejemplo, está fuera de esa 'libertad de expresión', fuera de lo que es una libertad de expresión. El insulto, y Mahoma con un turbante-bomba lo es, no puede ser defendible bajo ninguna circunstancia como la aplicación más pura de la 'libertad de expresión', en la misma forma que repetir ese insulto no es 'libertad de información'. Y creerlo, es creer que, realmente, no hay principios y valores que deban estar por encima de ideologías o creencias, por encima de lo que es el estado o la nación. O más exactamente, el estado se apoya en esas libertades. Cuestionarlas, atentar contra ella a través del insulto, es atentar contra los cimientos de las democracias occidentales. Es creer que el delito o la falta pueden quedar impunes si somos nosotros los que los cometemos, los superdemócratas. Y no. En absoluto estoy de acuerdo con esas tesis totalitarias.
ResponderEliminarHola, aunque parezca el típico saludo radiofónico del oyente que durante escasos minutos es protagonista del micro, quiero saludar al anfitrión de ésta casa y a sus invitados. Llevo disfrutando de vuestra lectura desde hace unos meses, y hoy, -aunque hubiera podido ser ayer, pero no mejor que mañana- quería compartir con vosotros una conversación cualquiera en un lugar cualquiera entre gente corriente. Evidentemente viene al caso de lo que aquí y ahora se plantea:¿dónde empieza la libertad de uno?¿dónde termina la libertad de otro?¿en qué momento la libertad individual deja paso al bien colectivo?¿cuándo el bien colectivo está por encima de la libertad individual? Cuando hay un choque entre bienes colectivos¿ cómo se dirimen los desencuentros?
ResponderEliminarA raíz de un viaje a Londres, una escapada de un puente de tres días, un compañero comentando el viaje dijo: "...Pero lo que más me llamó la atención, fue ver a un árabe paseando por X street seguido de dos mujeres cubiertas con una máscara". La sorpresa, no fue correspondida por mi parte, lo primero que se me ocurrió pensar fue una fiesta de disfraces. Así se lo dije. No, no iban disfrazadas. Llevaban una mascara de Metal que solo dejaba ver sus ojos. Al ir pillando el matiz, me indigné. Me pregunté como se podía tolerar, admitir, tomar como natural o simplemente pintoresco, algo tan humillante en pleno Londres en el año 2005¿?. Es cultura, argumentó mi amigo, hay que respetarla. Pensé, ¿y esas mujeres qué pueden concluir si yendo al otro lado del mundo no encuentran a alguien que les diga que ir por la calle con la cara tapada con una máscara no está bien?¿no es lo correcto?.Intervino otra compañera en la conversación, y me dijo: Es su cultura, para ellos es lo normal, hay que respetarlo. Argumenté: sí, es su cultura, pero qué pasa con la mía, que me dice, que es una aberración obligar a nadie a que se tape la cara para poder salir a la calle¿?. La contrarrespuesta estaba servida en bandeja: “Pero no la llevan por obligación, son sus ideas, su religión...”Ahí quedó la cosa. Seguimos tomando café y cada uno se quedó con su pensamiento. El mío era , y es, ¿ideas por encima de personas?¿religión por encima de dignidad humana?¿me habré vuelto una carca?.:)
Ay madre, qué jaleo hay por aquí. Lo siento. Yo sólo venía a decir que sí, que las sámaras son los frutos del olmo. Son unas semillitas que salen después de florecer, claro, y que tienen forma alada (una fina capita con forma oval que recubre la pepita o semilla).
ResponderEliminarSé que no tiene nada que ver (poco o nada) con el tema. Pero así también quitamos un poco de tensión al tema, ¿no? Si total... ;)
Besillos para todos. C.
De libertades, ofensas y cultura:
ResponderEliminarEl Centro Jurídico Tomás Moro ha presentado una querella contra Leo Bassi por representar en el madrileño teatro Alfil (ya hace años fue cerrado por el muy liberal ayuntamiento del PP) una obra en la que al parecer se ridiculiza al Papa, el bufón italiano se viste de Benedicto XVI, y entre otras cosas se pone un tricornio de la benemérita (aunque bueno, eso ya lo hizo él en realidad). El periódico L'Osservatore Romano, del Vaticano ha comparado el episodio de la corona de espinas o la cocina de un Cristo por Javier Krahe en televisión con el ausnto de las caricaturas danesas.
Yo hoy he visto en la tele con estupor como muchos chiíes se autolesionaban celebrando no sé qué y no dejó de recordarme a lo que pasa en muchos pueblos de España durante la Semana Santa.
Ayer aparecían en El País unas declaraciones de Saramago y de Grass sobre el tema. La visión del asunto de G. Grass me parecía muy lúcida y sensata.
ResponderEliminarSobre lo que dice 3SPUM4 (a quien le doy la bienvenida y las gracias), creo que es un tema complejo (siempre se dice eso, cuando uno no sabe qué contestar, ¿no?) y, además, en muchos casos muy delicado.
En general, yo, como casi siempre, creo que la “solución” pasa por la educación y la cultura (parezco el tonto de la cultura). Intentaré explicarme:
Creo que hay multitud de aspectos del modo de vida dominante en cada cultura en los que no podemos imponer nuestra visión de lo correcto y lo incorrecto, máxime cuando estamos ante decisiones tan voluntarias, al menos, como las nuestras (y con esto quiero decir que, si ellos están condicionados y limitados por su sociedad, sus creencias, sus prejuicios, etc., nosotros, salvando las distancias (no siempre tan grandes como nos parece), también). En principio, y a pesar de que nosotros estemos convencidos de la bondad de nuestras opciones, de la lógica de abandonar lo que a nuestros ojos son como mínimo costumbres arcaicas (como máximo, atrocidades inadmisibles), y por tanto cambiar, no creo que nada de eso deba imponerse. Por dos razones: porque en la mayoría de los casos no es ni mucho menos indiscutible que nuestra visión sea la cierta (caso tópico pero en mi opinión ilustrativo: Imaginaos que una chica universitaria, viajada, leída y normal, decide convertirse al islamismo y adoptar su forma de vestir, con velo u otra cosa más exagerada incluidos. ¿Vamos a seguir diciéndole que no, que no sabe, que eso es una tontería?); y porque la imposición, aun en el caso de que fuera materialmente posible, no daría resultados reales, no si no hubiese un convencimiento.
En su lugar, creo que lo que debe hacerse es educar, ofrecer alternativas, mostrar otras opciones, conseguir que alguien tenga el mayor número de elementos de juicio para tomar una decisión al respecto. Alternativas, y libertad de decisión. Y de esa apertura, tan difícil y lenta, quizá surja un cambio de mentalidad, quizá no; quizá una persona crea que estaba equivocada, quizá salga más segura de sus convicciones; en cualquier caso, será beneficiosa.
En el caso de los inmigrantes, de las personas que sufren una inmersión completa en otra cultura, este proceso es más traumático, menos consciente, menos pensado, pero mucho más rápido. Y sus resultados presentan, de todos modos y como comprobamos, un enorme margen de impredecibilidad (y son peores, creo yo, cuanto menos natural y voluntario sea ese cambio).
Pero el gran problema surge cuando esos hábitos, esas costumbres, afectan a cuestiones que nuestra sociedad considera inviolables y en las que no admite excepciones. La desigualdad, por ejemplo, entre el hombre y la mujer, la postergación de ésta a un papel muy secundario, la desprotección de la infancia, o hábitos tan inadmisibles para nosotros como la ablación del clítoris o los famosos burkas.
¿Qué se hace en esos casos en los que los Derechos Humanos se violan?
Me parece dificilísimo responder sin dudar, pero yo creo que todo pasa por la información, la formación, la educación; creo que son ellos y ellas (ellas, que están convencidas en muchos casos de que las cosas tienen que ser así) quienes lo tienen que ver, que lo tienen que ver por ellos mismos, pues de lo contrario no se conseguirá nada.
La verdad es que no creo que los DD. HH. sean algo relativo y discutible, y creo que su respeto debe ser un objetivo universal. Y por eso apruebo (espero que los gobiernos respiren aliviados al enterarse) que para conseguirlo se recurra a presiones gubernamentales, sociales, económicas, etc., para acelerar los acercamientos a ellos, para acelerar que sean asumidos y respetados (del mismo modo, entiendo que el cambio del que hablaba en el caso de los inmigrantes puede ser incentivado e incluso obligado, al respecto de algunos temas... pero prefiero no meterme en ese fregado). Pero siempre buscando un convencimiento, un cambio profundo (no sólo formal) y voluntario en la población.
Pero, dejemos una cosa clara, esto no se refiere sólo a un burka o a la ablación y otras cosas tan llamativas como éstas; esto incluye miles de leyes, códigos penales, abusos de poder, injusticias, en todo el mundo. La ablación me parece terrible; pero, sinceramente, mucho peor me parece la pena de muerte (y ya no digamos si ésta se aplica en un país donde las garantías jurídicas no existen ni sobre el papel).
En fin, no pretendo agotar un tema (aunque por la extensión lo parezca) que requiere muchas matizaciones y mucha más reflexión que la que yo le he dedicado. Perdón por las vaguedades... y por las tonterías que haya dicho.
Un abrazo.
Que yo recuerde, en los Derechos Humanos (así, en general tal y como los pones tú) no existe ninguno que sea específico por sexo. Los Derechos Humanos se supone, desde tiempos de la Ilustración, que deben garantizarse por las leyes y se suponen naturales a cada individuo con independencia del régimen político en el que se encuentre inmerso. De hecho, esa abstracción de los Derechos Humanos sólo es aplicable a un ser humano despojado de cualquier comunidad, de cualquier estado político puesto que no existe ni uno sólo que garantice esos Derechos Humanos (derecho a buscar la felicidad, por ejemplo). Confundir los derechos civiles con los Derechos Humanos es un error. Y los derechos civiles son reconocidos por leyes. Otra cosa es que esos derechos civiles no sean los mismos para todos. Así es muy fácil hablar de lo malos que son los demás con los derechos humanos creyendo que, por ejemplo, la amenaza de la orden de expulsión a un inmigrante que se supone 'ilegal' por el hecho de estar sentado en un parque no es una violación salvaje y arbitraria de los derechos humanos de ese inmigrante ya que, sin cometer delito alguno, puede ser considerado un delincuente pòr el sólo hecho de estar, de existir en una plaza de un país que no es el suyo. Así que si, nos llenamos la boca con lo malos que son con los derechos Humanos (que, insisto, no son los derechos civiles) cuando nosotros sí que violamos esos Derechos Humanos (el expulsar a un extranjero por el sólo hecho de serlo sin más delito que ese, es negar un derecho humano esencial: la igualdad de todos ante la ley y el derecho inalienable de cualquier ser humano a bucar la felicidad).
ResponderEliminarPor otro lado, uno de los Derechos Humanos fundamentales es la libertad de conciencia y el derecho de cualquiera a tener la fe que desee, ya sea en su ámbito privado o público. Y el derecho a no ser insultado por causa de esa fe o creencia. De hecho, en los estados garantistas (puro eufemismo) se supone que debería perseguirse a esos violadores de los derechos humanos que se ríen o mofan de las creencias o la fe de otro, ya que están violando la libertad de creencias, pensamiento u opinión de una mayoría de ciudadanos. Esto quiere decir que, o bien Dinamarca no es un estado especialmente preocupado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art, 10 de la Libertad de Conciencia y creencias) y tolera que existan violadores de esos derechos humanos que puedan permanecer en la impunidad, o bien son los poderes públicos los que salvaguardan los derechos de unos frente a los de otros lo que convierte a ese régimen en inmoral y contrario al espíritu de lo que son los Derechos del Hombre en su conjunto ya que viola de forma tajante los Derechos Humanos. No sólo Dinamarca, por supuesto, ya que hay muchos violadores de los Derechos Humanos de esos musulmanes que se sienten ofendidos y que priman más el principio de la libertad de expresión (que es sólo un derecho civil y que no se puede confundir con el de Libertad de Opinión) que el derecho fundamental e inalienable de cualquier individuo a profesar su propia fe (algo reconocido dese 1789).
ResponderEliminarBien, si esto es así y aparentemente lo es, en absoluto me siento danesa. Es más, me parece abyecto defender la supremacía de un derecho civil a lo que está reconocido como Derecho Humano..
Eres la persona de la blogosfera que más difícil me resulta clasificar ideológicamente, Cecilia. Lo cual digo como un halago, por supuesto.
ResponderEliminarHe hablado de los DD. HH. para acabar antes y buscando algo que se pudiera acercar a tener una aceptación (al menos sobre el papel) universal. No me refería a que las tres o cuatro cosas enunciadas en el párrafo anterior a citarlos fuesen ejemplos de ellos. Con respecto a lo del sexo, no sé qué quieres decir, la verdad; que no haya ninguno específico para un sexo es una prueba de la igualdad de ambos, ¿no?.
Contigo me ocurre con mucha frecuencia algo muy extraño, y es que no sé si me estás discutiendo algo, si me estás dando la razón –no recuerdo ningún caso...-, o si simplemente no estás pensando en absoluto en lo que yo he dicho y hablas de lo que te interesa y punto. En cualquier caso, creo estar de acuerdo, en general, con lo que has dicho en esos dos comentarios.
Y, en cuanto a la autocrítica, también la comparto; aunque sigo pensando... mejor dicho, estoy convencido de que, a pesar de nuestras carencias, hay una evidente diferencia entre nuestro grado de cumplimiento de esos DD. HH. y el suyo.
Con la incertidumbre que me provoca no estar seguro de a qué atenerme y todo, es un placer y un lujo contar con tus comentarios, C. B.
Un saludo.
Oh. Sí, leo lo que escribes y lo que escriben los demás. Y a veces, tu propia tibieza me deja perpleja. A veces estoy de acuerdo con lo que escribes, otras veces no. Además me encanta polemizar porque es la única forma de, enfrentando lo que pienso con distintos puntos de vista, aprender.
ResponderEliminarLa de tibieza es sin duda la más habitual de las críticas que recibo.
ResponderEliminarY supongo que a veces es verdadera tibieza (y negativa, por tanto), pero en general creo (tal vez porque lo quiero creer, pero el hecho es que me convenzo) que surge de mis numerosas dudas y de los consciente que soy de ellas, de mis escasas y endebles certezas, y de la convicción (aquí sí) de que, por muy seguro que yo esté de algo, sigue siendo más que discutible, y susceptible de derrumbarse en cuanto alguien o algo me haga ver un poco más allá.
E influye también, en mi tono, que me resulte muy desagradable la agresividad dialéctica gratuita; y con esto quiero decir que, aunque sé que en muchas ocasiones es justo y necesario poner mala cara y ser contundente no sólo en el contenido sino en el modo de exponerlo, porque así lo requieren las circunstancias, creo que esas ocasiones son de lo más excepcionales. Odio que la gente adopte ese tono, un tono casi violento, sin razón; odio que la gente, incluso cuando discute sobre tonterías de las que no depende nada ni nadie (que es de lo que discute la gente el 95% de las veces), lo haga atacando, lo haga no porque crea tener razón, sino sólo para tenerla, y a veces ni siquiera para eso, sino para machacar al contrario y dejarlo fuera de combate. Odio que en general alguien discuta sin dejar una salida digna al otro (salvo en situaciones que puedes imaginar). Odio eso incluso en quien tiene razón (de hecho, esa actitud suele hacer que para mí sea como si en parte la perdiese), así que imagínate si no la tiene; y yo casi nunca estoy seguro de tenerla.
Creo que en el mundo sobra vehemencia y sobran convicciones incuestionables.
Y, como todo eso me cansa pero me rodea y tengo que soportarlo en mi vida real, yo prefiero no contribuir a ello ni fuera ni dentro de internet; fuera es algo más difícil, pero dentro de internet eso me lleva a no participar en discusiones en las que alguien sea desagradable, por lo que en su día abandoné un foro y por lo que no opino en blogs en los que sé, no que no me van a dar la razón, sino que las respuestas no van a ser agradables. Para qué buscar un mal rato.
Pero que conste (y tal vez estas aclaraciones te parezcan tibias, pero a mí me parecen lógicas) que nada de lo dicho tiene que ver con polemizar o no. Polemizar es bueno, si se hace con la actitud adecuada, creo yo. Y por eso considero tu participación un lujo y un placer.
Otro saludo.
Y lo que gana uno en riqueza expresiva cuando prescinde de las onomatopeyas y los insultos. Todo un desafío.(risas)
ResponderEliminarCada uno tiene su forma de discutir. El contrario no debe nunca sentirse desarmado, en caso de ser así, siempre tiene la posibilidad de retractarse, de reconocer su error. Otra cosa es cuando uno se siente menospreciado personalmente, cuando el contrario, con la razón o su razón en la mano, lo humilla y hace burla de él.
ResponderEliminarA Paolo le diré que no me refería a los dibujantes cuando hablaba de criminalidad, sino a los que las propagaron por internet para hacer daño, a los que se negaron a recibir veinte embajadores, aunque solo fuera para decirles que los acompañaban en el sentimiento... A los que manipularon dichas viñetas, tanto de un lado como del otro... A los que despreciaron públicamente a los musulmanes por ser tan atrasados. (muy cultos e intelectuales ellos, sí. Tan cultos que ahora se desgarran las vestiduras con cara de sorpresa, diciendo... ¡Yo no he sido!) Y es que los musulmanes leen, escuchan la radio, se enteran de que los insultan y desprecian... Y no por unas vulgares viñetas, no tan solo por eso, sino por lo que las ha seguido, por lo que las ha acompañado.
Y me pregunto que si alguien manipula y provoca, será por algo, pienso.
De los dibujantes... Pues hay lo que hay. De semejante gente tampoco se puede esperar demasiado. Aun andan obnubilados preguntándose lo que ha ocurrido. Del editor. Pues un tipo que edita y no sabe lo que hace... Las viñetas habían sido publicadas en distintos países musulmanes y nadie se quejó. Ahora andan a la greña prohibiéndolas como locos. De musulmanes conozco que no saben aún el porqué de tanto follón. Otros, en cambio, se sienten fatal. Vamos, como aquí cuando alguien como yo, habla de más sobre el Dios cristiano.
El problema que tengo con tu discurso, Porto, es que todavía no sé exactamente qué propones. Te has mostrado de acuerdo con tantas afirmaciones tan difíciles de conciliar que me he perdido. Si (por ejemplo) con Ferlosio piensas que no corresponde en exclusiva a los creyentes el tratar de las cosas de su fe (que nadie, en sus fieras palabras, puede usurparle el derecho a blasfemar del iracundo barbudo del Sinaí), no entiendo cómo puedes estar de acuerdo a la vez con Goytisolo, que por el contrario sostiene una especie de ley de finezas correspondientes según la cual como en el Islam se respeta religiosamente la figura de Jesús, el occidente que fue cristiano debe respetar religiosamente la de Mahoma.
ResponderEliminar¿Debemos o no debemos respetar a los sacros monigotes? ¿Puede el autoproclamado ofendido o no puede señalar los perfiles de la ofensa y trazar la línea roja?
La única manera que encuentro de conciliar ambas posturas, de buscarles un conjunto intersección en que ubicar tu postura es la siguiente: es lícito meterse con los símbolos cristianos porque los cristianos no se ofenden tanto (como si supiéramos medir ese tanto), o si lo hacen se aguantan. No debemos en cambio rozar siquiera los símbolos musulmanes porque los creyentes de esa fe viven entre nosotros (como si no vivieran entre nosotros, los cristianos) y se ponen muy burros. Y pasando de esas dos grandes pero no únicas ramas de ofendibles al principio general, tendríamos que llegar a la conclusión de que la libertad de expresión debe estar limitada (¿legalmente?) por el nivel del enfado que provoquen las expresiones.
O sea, volviendo al principio, que nadie puede usurpar a Ferlosio el derecho de blasfemar de Jehová, pero sí el de mencionar siquiera a Mahoma.
¿Y sabes lo que me pasa? Que me cuesta creer que tú (ni nadie) defiendas en serio esta posición.
Sr. Portorosa, Ignacio ha explicado muy bien un sentimiento que comparto con él cuando usted nos regala algún texto y le leo. Con todos mis respetos, me suele dar a mí la sensación (y atención, digo "a mí", aunque en esta ocasión también a Ignacio) que defiende usted una cosa y la contraria. Si no me equivoco, alguna vez ya se lo había comentado. Respecto a este tema, suscribo todo cuanto ha escrito Ignacio; yo, desde luego, no lo podría haber expresado mejor.
ResponderEliminarBueno, pues os agradezco vuestra sinceridad (en el caso de Ignacio, sobradamente probada con anterioridad).
ResponderEliminarDesde luego, no sostengo ni por asomo lo que dice Ignacio que parezco sostener (esto es, que las ofensas se deben permitir sólo cuando su víctima es la religión que no incendia consulados), pero entiendo que mi postura no esté clara. Sinceramente, creo que no lo está porque no es una postura de afirmaciones rotundas y de certezas (y con ello no intento salirme por la tangente), y por mis limitaciones a la hora de explicarla. Si os parece, y para no alargar más los comentarios, trataré de explicarla algo mejor en un nuevo texto (¡Oh, nooooo, maldita la hora!, me ha parecido oír...).
Os adelanto que por un lado tengo una idea clara de a dónde quiero llegar, a dónde debemos llegar, cuál es la sociedad que debemos buscar, pero por otro creo que en ese camino debemos ser conscientes de que nuestro mundo no es el que era, que se ha ampliado, y que, en aras de una convivencia soportable (y digo soportable, no buena ni siquiera aceptable), debemos ser capaces de lidiar con circunstancias novedosas que no sabemos valorar del todo.
Pero intentaré ser más claro.
Innes, eso que me dices (no ya por este texto, sino en general) yo lo relaciono con lo que le contesté a C. B. un poco más arriba, y con otro hecho: que casi nunca me parece que alguno de los discursos de los dos bandos mayoritarios que en casi cualquier discusión pública surgen tenga toda la razón, y suelo ver (aunque en distinta proporción) errores y aciertos en ambos; y muchas veces esa postura no es bien entendida, y se confunde con la ambigüedad, creo. Pero tal vez me equivoque y esté interpretando como una virtud lo que en realidad es un defecto, pues varios de vosotros coincidís.
Un abrazo.
Mi punto de vista, parecido, creo al de Porto, es que apelando al sentido común (por lo que se ve, el menos común de los sentidos) se pueden comprender, con los matices correspondientes, posturas muy diferentes a priori. Y aquí entramos en ese pequeño detalle que bastantes personas evitan: los matices. Quizás porque desde pequeños nos enseñan a pensar solo en dos términos: bueno,ó, malo (culpable/inocente) impregnando todos los aspectos de nuestra realidad.Los mismos matices que nos obligan a pensar considerando no solo una ley inmutable, sino tambien el contexto social en que se desarrolla al cual se debe adaptar (piensen cuantas situaciones delictivas han dejado de serlo)
ResponderEliminarComentarios como los que vertimos en foros como este, enriquecen y al mismo tiempo conforman una determinada tendencia de pensamiento y todos, incluso los más radicales (siempre que se conserven las formas), son positivos.
Y para que veais como es posible defender una cosa y con matices, la, aparentemente opuesta, os diré a continuación, que opino como vosotros que la postura de Porto (al menos en un tema tan resbaladizo como el que estamos debatiendo), es "tibia". Se acerca tanto a la equidistancia que llega a ser una delgada linea, casi inconsistente, entre los extremos.
En mi caso, la falta de una Fe y de unos interpretes de ella que me digan que es lo bueno y lo malo, me impide tener una postura concreta. Pero no me quejo.
Prefiero pensar que se puede llegar a compromisos para convivir cuando hallamos conseguido acallar un ruido mediatico que en el fondo está promovido por intereses políticos muy concretos.
Definitivamente, Un hombre tibio sentado en una silla.
ResponderEliminarVoy a empezar a insultar a diestro y siniestro, ya veréis.
En serio, pretendo explicarme (más).
Realmente me parece increíble que se puedan pisotear los derechos humanos de un individuo y que todo el problema sea si es 'justo' o no que se ofenda... Y no, no caben posturas tibias: o se defienden los derechos humanos (todos) o no. No hay muchas más opciones. Todo lo demás es retórica para justificar una barbaridad: que alguien, creyéndose con libertad de expresión pueda ofender a un individuo por razón de s fe o de sus creencias religiosas es una violación de los derechos fundamentales del hombre sobre el que se supone, se construyen las sociedades 'civilizadas'. Y no, no se puede anteponer, en las sociedades que presumen de 'civilizadas', que los derechos civiles del individuo estén por encima de los derechos humanos de todos los individuos. Y no se trata de si molestan o no, es que burlarse de las creencias de alguien, de su fe, es una violación de los derehos humanos del individuo (de cualquier individuo). Y si nuestro modelo de sociedad defiende con ahínco eso de los 'derechos humanos' entonces no queda más que admitir que siempre prevalecerán por encima de las libertades civiles del individuo. El Código Penal español sí recoge este espíritu de tal forma que los musulmanes que se sintieran ofendidos por esas viñetas podrían recurrir a la justicia española y meter en prisión de 8 a 12 meses al dibujante. Y la tibieza, esa tibieza que permite justificar algo que es en sí mismo contrario a los principios y valores que tanto definen lo que es Europa y la Ilustración y la Civilización, nos convirte en bárbaros arbitrarios.
ResponderEliminarNo, no cabe la tibieza si se defienden los derechos humanos y esa viñeta es un atentado a uno de ellos.
Un momento (aquí hago el gesto de tiempo muerto, una mano paralela al suelo y otra debajo, perpendicular). A mí no me parece que ser tibio sea nada malo, sólo faltara.
ResponderEliminarPero la tibieza no significa indefinición. Yo sólo pedía que me explicaras (si te pareciere bien) dónde estás, cuál es tu postura, si te parece que se deben aprobar leyes contra la representación de Mahoma o no, si te limitas a decir que te parece mal representarlo y por qué, y en tal caso si recomiendas la censura por parte del director o del propietario, o bien la autocensura, o nada; si los gobiernos hacen bien en reprender al dibujante, si como nuestro Presidente del Gobierno consideras que moralmente son condenables los que dibujen al profeta, si compartes la idea de nuestro ministro de Justicia de que los autores de la ofensa deberán asumir las consecuencias, qué forma, en tal caso, ha de tomar esa asunción. En fin, esas cosas concretas que no tienen nada que ver con la temperatura.
(Me dirijo a Portorosa, aclaro: lo que ha escrito después otra persona es una sarta de bobadas de tal calibre que lo último que me apetece en este momento es comentarla, más allá de un precedente que se me viene a la memoria: el hijo de Pinochet lloriqueando a la prensa porque a su papá lo habían arrestado, atropellando los derechos humanos, el día de su cumpleaños)
ResponderEliminarLo malo de los tibios es eso, que recibimos golpes por todos lados...
ResponderEliminarPero bueno, haya paz, libertad de expresión y respeto, please.
Ya, Ignacio. Ahora bien, te repito que hasta ahora no me he metido en el tema “reacciones oficiales gubernamentales o institucionales”, y siempre he hablado pensando en las reacciones populares (las de todos, las de allí y las de aquí) y en las opiniones no oficiales que oigo y leo. A ver si soy capaz de decir algo más.
¿Aprobar leyes contra la representación de Mahoma? No. ¿para qué si vivimos en un estado laico? Pero dibujar a Mahoma con una bomba en la cabeza es exactamente lo mismo que sacar a un tipo meándose encima de una pañoleta roja y gualda. A lo mejor a alguien le molesta. quizá no. ¿quién sabe? En teoría no estoy ofendiendo a nadie y estoy ejerciendo, aparentemente, mi 'libertad de expresión' o la 'libertad de ridiculizar' (vaya par de eufemismos) pero no estoy ejercitando mi 'libertad de opinión', porque mofarse de algo, ofender no es opinar. Aunque a la vista de los criterios que aquí se usan, ¿por qué hay que entender que esa pañoleta representa a algo más que una pañoleta?
ResponderEliminar¿Autocensura? No, claro que no. Siempre y cuando uno sepa cual es la diferencia entre opinar y expresarse. ¿quién crees que tiene más libertad de opinión, un disidente cubano en la cárcel o un disidente cubano libre? Yo creo que es evidente.
Si, debe reprenderse al dibujante ya que su 'libertad de expresión' choca frontalmente con uno de los derechos humanos que, aparentemente, la civilización occidental representa. Y sí, debe exigirse una disculpa de ese dibujante porque su 'libertad de expresión' no es la 'libertad de insultar' cuando, con ese insulto, se vulnera un derecho humano fundamental: creer lo que cada uno quiera, libertad de conciencia y creencias y el derecho a no ser insultado en nombre de ellas. Ignoro si el Código Penal danés recoge lo mismo que el código penal español. Aquí, en España, podría ser juzgado y condenado por esa viñeta lo que me parece defender un derecho humano esencial.
Porque aquí se habla del presunto derecho a la libre expresión y a su regulación pero nadie habla de la 'libertad de opinión' porque no creo que nadie considere 'opinión' esa estúpida viñeta. Y si lo es, la opinión es tan abominable como creer que todos los judíos deben morir por razón de su raza, por ejemplo, porque en absoluto todos los que creen en Mahoma piensan en matar con bombas.
Yo opino que creer en un dios, en cualquier dios, sólo es bueno para el que cree pero en absoluto es malo no creer. ¿Es eso un insulto?
Aparentemente y en virtud de esa 'libertad de expresión', puedo escribir ¡Muera Dios y todos los que creen en él! sin que eso deba suponer nada más que una frase por la que no hay que molestarse ni ofenderse. No debo autocensurarme, ya que mi libertad de expresión está aparentemente por encima de cualquier otro derecho. Y no debo asumir ninguna responsabilidad porque siempre puedo alegar que es un chiste, una boutade, una broma mal entendida o mal interpretada. ¡Anda ya!
Y detener a alguien que ha cometido un delito sea o no el día de su cumpleaños, no atenta contra los derechos humanos de esa persona. Imagino que saber qué principios y valores son los que ningún terrorista socavará jamás (Zapatero, Blair, Chirac y Schroeder dixit después de los atentados de Londres) podría ser el principio de algo. ¿Defendemos los derechos humanos o sólo algunos y cuando nos conviene o nos parecen 'justos'? ¿Defendemos las libertades civiles y las anteponemos ante cualquier otro derecho o sólo en algunos casos, cuando nos conviene y nos parezca 'justo'? Porque si es así, ¡vaya con los 'principios y los valores que ningún terrorista socavará jamás'!
ResponderEliminarMuy sentidos y perspicaces comentarios, muy intenso e interesante debate que he seguido en admirado silencio, mucha sangre antigua, ya seca clamando desde los mástiles de banderas que ya nadie izaba.
ResponderEliminarMuy agudos comentarios, perspectiva histórica, y el sonido de las cadenas con las que unos y otros arrastramos nuestros muertos, nuestra gloria y nuestro podrido rasero de civilización superior (unos y otros). Tan sólo Danae puso algo de sentido (del verbo SENTIR) aquí: todos nos equivocamos, necesariamente, al actuar como sociedad y no como individuos. Aquí, todos han fallado.
Tan sólo esto: no puedes evitar tener prejuicios.Conócelos y asúmelos al menos.
¿Salve al hombre?
Muchas gracias, Balcius. Me alegro de que te haya parecido que merecía la pena.
ResponderEliminarBienvenido, y hasta cuando quieras.