"La cultura". Toma segunda.
¿Os ha pasado alguna vez que os hayáis quedado dormidos mientras escribíais, y el papel acabase lleno de caprichosas líneas descendentes, cuales caídas en barrena de moscas noqueadas?
Pues ayer me pasó eso, pero en el ordenador. Cuando escribí mi último comentario, casi a las dos de la mañana, estaba más dormido que despierto, y el resultado, además de que en pantalla de repente apareciese algo como estoooooooooooooooooooooooooooooooooo, fue que lo que dije está de lo más embrollado y poco claro. Así que os pido disculpas, porque creo que vuestros comentarios merecían mejor réplica.
Intentaré recapitular y explicar qué es lo que, finalmente, opino sobre todo este tema (espero que las reflexiones de esta mañana mientras hacía cola en el puesto de fruta del mercado -la plaza, decimos aquí- hayan dado algún fruto -nunca mejor dicho-).
Ante todo, ¿por qué he ido hoy a la plaza en lugar de a trabajar?. Porque a mi mujer le hicieron ayer una prueba que exige un par de días de reposo; y yo he pedido permiso en el trabajo para quedarme a atenderla. Y en eso estamos (mi mujer está bien, y el embarazo marcha sin problemas, gracias).
Bueno, al grano:
1. Creo que las cualidades de las que hablé en el post son intelectuales y sólo intelectuales (intelectual: perteneciente o relativo al entendimiento), e independientes por tanto de la sensibilidad, los sentimientos, la espiritualidad, o como queráis llamarlo.
Lo que sí depende de la voluntad, de la sensibilidad y de otras características de la personalidad es que dichas cualidades se manifiesten, que rijan el comportamiento del individuo que las posee, o, por el contrario, éste, movido por sus sentimientos, sus miedos, traumas, circunstancias materiales, debilidad de carácter, celos, amor, o lo que sea, se comporte haciendo caso omiso de lo que su entendimiento sabe y le aconseja.
Creo responder así a la pregunta de si, según mi definición de cultura, alguien culto puede ser malo: puede serlo, sin duda; puede comportarse ambiciosa, débil, perezosa, ansiosa, caprichosa…, o perversamente (pero, ¡ojo!, en mi opinión será -lo reconozca o no- perfectamente consciente de ello).
2. En cuanto a si esa mentalidad, ese conjunto de cualidades que a mi modo de ver son el objetivo a conseguir puede denominarse cultura o debe acudirse a un término más amplio, me gustaría decir un par de cosas:
Sigo defendiendo un concepto de cultura mucho más amplio que el dado, por ejemplo, por María Moliner. No creo, mitos personales (en la medida de lo posible) aparte, que ser culto sea sólo acumular conocimientos; y menos aun que esos conocimientos sólo se adquieran mediante la lectura, el estudio, etc. Ser culto, para mí, implica que esos conocimientos sean no sólo amplios sino variados, y que su aprendizaje haya tenido lugar, tanto como en las bibliotecas, en la calle, en el cuerpo a cuerpo, manchándose las manos, desgastando las suelas, y hablando y escuchando; y, además, debe haber habido una correcta asimiliación de lo aprendido, debe haber sido entendido, no llega con poder repetirlo.
Por tanto, rechazo el que considero el uso más común del término.
Pero, una vez dicho eso, confieso que me imagino que tendréis razón todos los que consideráis que mi definición de persona culta era demasiado generosa y se había convertido en un saco sin fondo en el que cabía todo lo que a mí me convenía (que conste que ya lo advertí).
Así que renuncio a mi primera afirmación, según la cual el individuo verdaderamente culto era el que, partiendo de una buena formación, del aprendizaje de amplios conocimientos, llegaba, tras su correcta asimilación, a tener una mentalidad como la descrita.
3. ¿Y entonces?
Inteligencia: capacidad de entender o comprender.
A la vista de esta definición, y hechas las aclaraciones de los puntos 1 y 2, digo que una persona inteligente y culta debe poseer las cualidades azules, las muestre o no, se comporte de acuerdo con ellas o no.
Una amplia cultura, en manos de una inteligencia suficiente, debe dar ese resultado.
Eso, tan discutible (y aquí os espero), es lo que creo. Bueno, lo que creo hoy, mañana cualquiera sabe.
Dios mío Señor Portorosa..¿Dónde se quedó aquel Portorosa, romántico y buen hijo de vecino, lleno de cualidades...-A ver, como lo diría...?..lleno de un intensísimo contenido personal....emmmmmm, y ese talante tan bien puesto a la hora de sentarse en su silla...?...)
ResponderEliminarPor Dios bendito....No nos haga más currar la mente..en temas tan, tan........Bueno son interesantes...se nota sobre todo, la verborrea, la liquidez inmediata de soltar lo que se piensa..y lo debatiente que llega a ser su blog...
Es admirable ( en-cualquier caso, que conste en acta, señor Portorosa..).
Un beso, y me alegro de que el embarazo siga su curso.
Por cierto, ¿Qué prueba es esa, en la que tiene que estar en reposo?..
(debe de ser nueva, porque yo no la conozco...).
Yo sigo estando de acuerdo, aunque no tenga mucho tiempo como para entrar en el debate.
ResponderEliminarPor ejemplo, tú dices:
- una clara conciencia de las propias limitaciones y de la propia ignorancia;
de la que se deriva:
- humildad;
Si una persona tiene cultura y no es consciente de eso a mí se me hace difícil llamarla culta.
Podría seguir con todas las demás. Me acuerdo de un debate que escuchñe en la radio donde estaban varios economistas y un antropólogo. El tema derivó -no se por qué- a la juventud. Los economistas se limitaron a soltar los típicos tópicos, mientras que el antropólogo era el único que decía cosas con sentido común. Sin prejuicios ni estrechez de miras. Pensé 'Claro, se lo da su profesión'.
No, no es nueva, Siempreasí; pero prefiero no dar detalles aquí. Pero muchas gracias (y no te vayas a disculpar, que te veo venir; la pregunta no me ha molestado nada).
ResponderEliminarPalimp, muchas gracias. Fíjate, esa lista, al principio, la había puesto más explicada, y empezaba más o menos así:
- una clara conciencia de las propias limitaciones y de la propia ignorancia, de la que se derivan
- humildad, y
- un aumento de las inquietudes, la curiosidad y la capacidad de asombro, así como
- el cuestionamiento de las convicciones personales y la casi completa desaparición de las certezas y las fes (no confundir con la confianza) de todo tipo, incluida la actual fe supersticiosa en la ciencia;
Un abrazo.
Siempre he pensado que una muestra de gran inteligencia es la capacidad que se tiene para adaptarte al medio que te rodea. Esto es fruto de la observación, reflexión y ponerse en el lugar del otro, y además hacerlo bien.
ResponderEliminarLlevado a las últimas consecuencias, un hombre / mujer verdaderamente inteligente sería capaz de desenvolverse perfectamente y ponerse a la misma altura que los demás comprando en la plaza, jugando con los niños, leyendo "La crítica de la razón pura", yendo a la ópera, diciendo de quién es en su pueblo o comentando en este blog.
Saludos; que descanses.
Cultos más inteligentes. Bonita suma. ¿Es posible lo uno sin lo otro?
ResponderEliminarPara mí es posible el inteligente inculto pero no al revés. Y sigo pensando que tu posición es idealista, utópica y que, en consecuencia, no se corresponde con la realidad. La historia te desmiente en cada página, querido Porto.
Y me alegro mucho de que todo vaya bien en ese embarazo.
Aprovechando que repites aquí la expresión me traigo a este recuadro la pregunta: ¿qué entiendes por "la actual fe supersticiosa en la ciencia"?
ResponderEliminarPor otra parte, me parece que el comentario de MrMann resume muy bien mi opinión.
Por supuesto que los ejemplos de ese tipo abundan, pero también sus contrarios. Véase Cervantes, Antonio Machado, Unamuno o Borges.
ResponderEliminarLa cultura es algo que se superpone a la personalidad. Y la personalidad es algo que depende de muchos factores (genética, vivencias personales, inclinaciones, etc.). Un cabrón será un cabrón culto y una buena persona no se corromperá con la cultura, si es que realmente era buena persona.
Por otra parte tampoco creo que se deba confundir la cultura con el genio artístico, también independiente de la personalidad y que suele llevar al engreimiento con más frecuencia, porque si bien la cultura suele ser el resultado de un esfuerzo bastante notable, el genio artístico es un don.
Es una pena que no tenga tiempo para profundizar en el tema, porque tendría mucho que decir.
Un saludo.
Hola.
ResponderEliminarUf, menos mal. Se nos ha fastidiado el adsl de timofónica y, vaya, ardía en deseos de leeros y de comentar (además con semejante tema que me encanta y genera cada vez más dudas en mi persona. Tremendos pensamientos íbamos dilucidando mi adorado y yo anteayer en el coche a cuenta de tus artículos, señor de Portorosa).
A ver que me desvío (Nota al margen: también guardo en mi corazoncito el artículo de Ignacio sobre la mezquita hayada, junto al tuyo, al de Amanda y al de Rythmduel. Si no lo digo, reviento.)
Santino ha sacado un tema que me parece interesante: el genio artístico. Nunca suelo estar muy segura de lo que digo/pienso y a menudo cambio de parecer, pero creo, es más hoy afirmo que genio y cultura no van de la mano. Uno de los más grandes creativos (publicitarios) que he conocido yo, vamos un genio de los de verdad, es una persona con una cultura (conocimientos, me refiero) ínfima, de asustar. Eso sí, asimilando conceptos para vender productos/servicios un genio de tomo y lomo. Y adaptándose a la circunstancias, también.
Respecto a que lo culto va asociado a buenos valores y cualidades que se puedan dar en una persona, sí, pero no. Ojalá una persona "culta" fuera por ende "buena gente", pero no, no tiene por qué. Debería serlo, pues sí. Y, si es realmente inteligente, se estará dando cuenta de sus actuaciones frente a los otros.
Vale, vale. Lo dejo. Tengo mono blogueril y vengo aquí rauda como el rayo a soltar mis desvaríos nocturnos. Un beso muy fuerte para tu mujer (creo que sé cuál es la prueba; a mi jefa ¡oh, primicia! que está embarazada se la harán la semana que viene). Otro para todos vosotros y para ti, Portorosa. Calamity.
Dice Portorosa:
ResponderEliminar"A la vista de esta definición [la de inteligencia], y hechas las aclaraciones de los puntos 1 y 2, digo que una persona inteligente y culta debe poseer las cualidades azules, las muestre o no, se comporte de acuerdo con ellas o no."
Me ha dejado intrigado la última frase: si uno no muestra o no se comporta de acuerdo con las cualidades azules, ¿cómo se sabe que las posee?.
Pero esto al margen, en una cosa parecen coincidir el anfitrión y todos los comentaristas: el mundo se divide entre gente buena e hijos de puta; y unos y otros, aunque traten de disimularlo, son conscientes de su condición. Bueno, algo es algo.
A partir de ahí me gustaría formular una reflexión. Millones de personas en el mundo, de toda condición (ricos y pobres; cristianos, judíos o musulmanes) a pesar de estar medianamente o muy bien instruidos, y tener un C.I. dentro de la media, abrazan un conjunto dogmas y creencias, o bien tienen una escala de valores, que, en mi opinión, les incapacitan para poseer las virtudes azules tal como las concebimos nosotros: una clara conciencia de las propias limitaciones, el cuestionamiento de las convicciones personales, la erradicación de los propios prejuicios, amplitud de miras, transigencia con los errores ajenos y tolerancia con sus ideas, etc, etc. Me pregunto, te pregunto, Portorosa: ¿quiere ello decir que son incultos o bien idiotas, o ambas cosas a la vez?.
Muchos de ustedes dicen cultura cuando quieren decir "erudición". Ese sesgo es el que produce el desacuerdo. Ya decía antes que es la antropología en este caso la que nos sacará de dudas, pero, lastimosamente, ni yo soy antropólogo ni tengo tiempo suficiente. Asín que:
ResponderEliminar- pensar que "cultura" es lo referido exclusivamente al acontecimiento estético, histórico, a la actualidad o a una pantagruélica enciclopedia es reduccionista.
- como la inteligencia sigue un patrón de campana de Gauss, habrá que convenir que casi todos nos encontramos en una situación de igualdad o parecido.
Así que lo que determina la cultura es el aprendizaje; pero no el aprendizaje académico, sino el adaptativo, situacional. Esto no es relativista; se limita a reconocer que cada situación demanda una estrategia para la que cada cual se prepara según su acervo cultural. O sea, cultura.
Ahora bien, si, como hace mrmann, uno asimila cultura a genio artístico o erudición cantada, entonces sí, ninguna duda. Ejemplos hay de genios egoístas, insoportables, solitarios (también de los otros). ¿Eran cultos?
- en el sentido situacional, no.
- en el sentido artístico, sí (realmente, el arte es una situación, pero entiendan lo que quiero decir, ya digo que no soy antropólogo). Pues eso, que a sabiendas de que lo expuesto tiene algunas carencias y elipsis, espero que al menos sirva para embarullar o aclarar el debate, según y cómo. Un saludo.
En cualquier caso se mantiene la objeción gigantesca de Brian. Millones de personas se consideran religiosas; el cuestionamiento de las convicciones personales no es una pción para ellos: ¿los tachamos a todos de la lista?
ResponderEliminarNo creo que sea posible desvincular cultura y religión, la historia del arte, la antropología y gran parte de la filosofía occidental y oriental están para desmentirlo.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con Agúndez, pero totalmente de acuerdo...que bien lo ha definido...pero como se nota que sabe bien lo que dice, a eso lo llamo yo.....Inteligencia adaptativa...
ResponderEliminarGracias, porque yo, no lo hubiera dicho mejor...(Ya lo decía mi amada abuela..."nunca te irás a la cama sin aprender algo nuevo....")
Besos..
Buenos días.
ResponderEliminarYo mantengo que esas cualidades son únicamente intelectuales. Ante eso, surge la obvia cuestión de por qué, entonces, tantas personas supuestamente cultas e inteligentes no se comportan de ese modo.
Dejando al margen cuáles son ejemplos válidos de personas cultas e inteligentes y cuáles no (pues no es, ni mucho menos, identificable sin margen de error, y más bien se trata de una clasificación teórica utilizada para un razonamiento teórico), yo intento explicar que ahí no hay contradicción alguna.
(Antes de contestar, un inciso: un artista genial o un genio de la ciencia no tienen, ni mucho menos, por qué ser cultos. Para mí eso es evidente)
Comprendo que con esto me estoy metiendo en berenjenales de nada fácil salida, pero, desde mi ignorancia, me atrevo a decir que el comportamiento de un individuo depende de muchas más cosas que de su intelecto, que de lo que su razón, su entendimiento, le dictan. Otros aspectos de su personalidad, conscientes o inconscientes, plausibles o inconfesables, influyen tanto o más, en última instancia, sobre el resultado final.
Una fuerza de voluntad débil, los sentimientos y las pasiones, las filias y fobias “irracionales”, los miedos y traumas insuperables, etc., pueden, en primer lugar, impedir o dificultar una correcta formación intelectual (creo que esto es lo más frecuente); y, en segundo, pueden impedir que la supuesta persona culta e inteligente sea capaz de comportarse como tal.
Que conste, en todo caso, que considero que sólo una minoría cumple las condiciones teóricas que yo he puesto para alcanzar ese walhalla intelectual; ni somos tan cultos, ni tan inteligentes. Así que no creo que haya miles de millones de ejemplos que me contradigan, como se pretende aquí.
Pero, bueno, creo que, teóricamente, alguien con las cualidades que he dicho podría ser un perfecto miserable. La verdad es que me parece muy difícil que un miserable llegue a ser una persona culta tal y como yo la concibo, pues su carácter muy probablemente le impida acceder a la cultura con la disposición necesaria para asimilar los conocimientos correctamente, como si su carácter (por decirlo así) fuese un mal abono para el terreno en el que aquéllos deberían dar fruto (aquí hago uso de la diferencia entre erudición y cultura); pero, si se diese el caso, yo creo que esa persona podría ser plenamente consciente de cómo debería actuar y sin embargo no seguir ese camino.
¿Que cómo se sabe, entonces, que posee esas cualidades? Pues, en muchas ocasiones, de ningún modo; no se sabe. Es algo que queda en la esfera interna del individuo, sin trascendencia para el resto. Y en otras, en la medida en que esa faceta suya sea perceptible desde fuera (por ejemplo, en una conversación, o leyendo su blog), uno podrá darse cuenta de cómo es, aunque el comportamiento del individuo se vea mucho más marcado por otros aspectos de su personalidad, en ocasiones hasta hacer que sus virtudes “intelectuales” sean irreconocibles.
En cuanto al tema de la religión, me gustaría decir dos cosas:
No creo que esto, “...una clara conciencia de las propias limitaciones, el cuestionamiento de las convicciones personales, la erradicación de los propios prejuicios, amplitud de miras, transigencia con los errores ajenos y tolerancia con sus ideas,...”, sea incompatible con ser religioso. Creerlo sería lo mismo que afirmar la incompatibilidad entre religiosidad e inteligencia, y yo no creo que eso sea cierto. Ninguna de esas cualidades impide tener unas creencias; lo que sí harán es que el creyente tenga una actitud más crítica y reflexiva hacia ellas, de la que probablemente se derivará una práctica religiosa mucho más consciente y asumida (lo cual no resta sinceridad a otro tipo de fes, en gente a la que no es lícito pedirle una actitud intelectualmente tan exigente). No creo que un creyente tenga que excluir de sus opciones el cuestionamiento de sus convicciones religiosas; al contrario, me parece de lo más recomendable.
En cambio, sí se me puede decir que esto, “...la casi completa desaparición de las certezas y las fes...”, no es compatible con la religión. Y aquí diré lo más controvertido, pero en la línea del párrafo anterior: creo que alguien culto e inteligente puede ser creyente, puede ser religioso, y “tener fe”; pero, a la vez, debe ser consciente de la cuestionabilidad de esa fe; alguien culto e inteligente no puede ser un juramentado de fe alguna, ni puede afirmar que sin duda sólo él está en el camino correcto; y por supuesto no puede ser un inquisidor que persiga a los equivocados.
¿Qué pasa con los millones de religiosos del mundo? Pues que, dependiendo de su formación, de su cultura, de su capacidad intelectual, vivirán su fe de un modo u otro; algunos criticables y otros muy loables. Desde el fanatismo más bruto y cerril hasta la religiosidad basada, además de en una fe por definición irracional, en argumentos filosóficos, históricos, antropológicos, etc.
¿Qué entiendo yo por fe supersticiosa en la ciencia?
Me refiero a la actitud, no digo que mayoritaria pero sí bastante común en nuestra sociedad, que consiste en conceder un carácter de infalibilidad e incuestionabilidad (muy poco científicos, por otra parte) a cualquier afirmación que se presente como científica. La habitual escasa o nula formación científica (formación que, además, cuando se tiene es a la fuerza muy especializada, y por tanto limitada), hace que para gran parte de la población la ciencia sea una referencia a la que se le presume una certeza, una seguridad, que traspasan el terreno de lo racional, en mi opinión. De hecho, a veces da la sensación de que la ciencia, junto con otras nuevas creencias, ideologías, pseudo-filosofías, altruismos extravagantes, o causas variopintas, ha entrado a formar parte de todo lo que alguna gente utiliza para ocupar el puesto dejado libre por la religión como gran referencia vital.
A los que hayan llegado hasta el final, enhorabuena, o perdón... Gracias a todos.
Un abrazo.
Una interesante aportación:
ResponderEliminar...la directora de la prisión de Algeciras declara que los presos de ETA "son personas tan normales como cualquiera y de trato ameno", "personas muy cultas, muy honradas, de un alto nivel intelectual". "Incluso", afirmaba, hasta "se puede aprender de ellos. Saben estar, saben comportarse".
Sin entrar en la inteligencia que puedan o no tener, dudo mucho que su formación haya alzanzado los mínimos imprescindibles. A la vista (y no ya en sus actos, sino en sus ideas y razonamientos) está el resultado. Otra cosa es, de nuevo, lo que esta señora entienda por “persona culta” (y perdona las comillas, pero no veo alternativa, que la cursiva da mucho trabajo...).
ResponderEliminarEs bueno, amigo Ignacio, que la susodicha directora descubra que aun puede aprender, eso sí, mientras no sea como fabricar bombas de amonal.
ResponderEliminarYo, a veces, aprendo de mi hijo. Nunca se sabe de quién vas a sacar algo.
Si a la directora de ese centro, le aportan, él como saber estar y comportarse los etarras, pienso que sus padres no le habrían enseñado demasiada educación... a comer con cuchillo y tenedor, a esperar que uno termine una conversación para abordarlo...
Brevemente me asomo para decir lo siguiente:
ResponderEliminart. : Coincido con lo que dices. Plenamente.
Portorosa: Respecto de tus dos últimos comentarios acerca de la religión y el que se refiere a la fe supersticiosa en la ciencia, mira por donde, esta vez sí que estamos de acuerdo en líneas generales. Y me alegro de ello.
Pau: También estoy de acuerdo con tus palabras (y por ende también con las de ignacio y Portorosa) respecto de las declaraciones de la Señora Directora. ¿Ves como tampoco es que estemos en las antípodas?. Seguro que si tomáramos unas copas en tu café-jazz habitual, encontraríamos algún punto más en común...o cuanto menos, un rato agradable.
Y si me permite nuestro anfitrión un comentario "poco técnico" pero que me lleva rondando la cabeza desde que he leído lo que se ha escrito; ¡hombre!, que no hago más que acordarme de Aníbal Lecter...(por lo del "culto miserable" digo...).
Un abrazo a todos, todos.
Pues querido amigo Portorosa, sigo discrepado contigo (si al final hasta le voy a coger gusto a esto).
ResponderEliminarEn tu texto inicial, en la lista azul de cualidades, has unido 2 palabras clave: capacidad y voluntad. Y es que para entender al prójimo, para poder ponernos en su lugar, no basta con tener capacidad, hay que tener voluntad, y esa voluntad es la que, desde mi punto de vista, no forma parte de la inteligencia ni de la cultura.
He dicho.
Ya sé que me vas a replicar, ay, ay, ay,
¿quién me manda a mí meterme en estos fregados?
En definitiva: una persona culta es aquella que reune el conjunto de cualidades éticas, culturales e intelectuales que yo creo que debe reunir una persona culta.
ResponderEliminarHola Portorosa,
ResponderEliminarHe vuelto atrás y he releído la lista de condiciones que según tú debe cumplir una persona culta. Estoy de acuerdo contigo en todos los puntos, y aún añadiría alguno más, sólo que... ¿puedo preguntarte como llamas tú a los que no reúnen estas cualidades? Porque para mí, sólo cuando lo hacen pueden empezar a llamarse personas. Yo, por ejemplo, aún no lo soy. Y de hecho, conozco a pocas personas que se hayan convertido en Personas.
Un abrazo.
Querido portorosa, creo que llego tarde. Aún así me gustaría daros mi definición de cultura aunque sirva para liar un poquito más el asunto (promete que me reñirás si incordio demasiado). Toda pauta de conducta y pensamiento característica de un grupo social. Y si me atengo a esa definición no creo que pueda haber nadie inculto. Desde el momento del nacimiento estamos sometidos a un proceso de enculturación que durará toda la vida. Podremos ser más o menos eruditos; podremos estas más o menos de acuerdo con la cultura adquirida y podremos ser más o menos inteligentes para hacer buen o mal uso de esa cultura.
ResponderEliminarY aprovechando mi cultura me marcho a cenar una sabrosa tortilla de patatas que mi madre me enseño a cocinar con la receta que le enseño su abuela y a ella la suya y ... Y digo yo: ¿serán los franceses unos incultos por no saber preparar ni comer una tortilla de patatas?
¿Gustáis?
Besos, Puerto
Buenas noches a todos.
ResponderEliminarNo me es posible contestar ahora a nada, por falta de tiempo. Os pido una prórroga hasta mañana.
Besos y abrazos (de buena gana me iría al café-jazz contigo y Pau, Almach, si me lo permitieseis).
Hola.
ResponderEliminarYo no creo, Brian que esas cualidades tengan relación alguna con la ética. Y no "debe" tenerlas, creo yo, sino que indefectiblemente las tendrá.
Me alegro de la coincidencia, Almach.
Puerto, ya ves que yo no me refiero a esa acepción, más antropológica, de cultura.
María (¡María, María..!), cuando al lado de la capacidad de comprensión pongo la voluntad, lo que quiero decir es que el individuo C+I (es que ya no sé cómo llamarle) no puede sólo ser capaz de comprender, tener esa capacidad intelectual, sino que, ante un problema, ha de saber que si pretende tanto solucionarlo como aprender de él es necesario analizarlo, preguntarse por sus causas y sus antecedentes, y llegar así a comprenderlo. Eso quería decir al añadir “voluntad”: no sólo capacidad de comprensión, sino certeza de la necesidad de emplearla en lo que lo rodea (poniéndome pedante: no sólo comprensivo en potencia, sino en acto). Pero, ojo, ¡lo demuestre o no, haga luego uso de lo que ha entendido o no, se comporte como alguien comprensivo, en el sentido habitual de la palabra(este “comprensivo” sí tiene que ver con los sentimientos, con la sensibilidad, y aun con la compasión, pero no es ése el significado con que lo estoy utilizando), o no!
El ejemplo de Lecter me parece bastante exacto: inteligente, culto, comprende todo, analiza todo, es consciente de su perversión, etc..., pero es un asesino, porque hay algo, aparte de su intelecto, que le hace serlo. Pero él ha comprendido, no sólo es capaz, sino que lo hace; aunque, en la práctica, eso a sus víctimas les valga de bien poco.
Y vuelvo al caballo de batalla: las cualidades ésas de marras (después de esto, las voy a odiar, y me van a parecer totalmente indeseables, propias de cantamañanas) son para mí, como he dicho, fruto de una adecuada formación y de una buena capacidad intelectual. Si alguien recibe una buena formación, si tiene acceso al “conocimiento”, si ha visto mundo y conoce a las personas, y no se da cuenta de esas cosas, yo creo que no ha entendido nada de nada. Después será un cabrón, un iracundo peligroso o un pusilánime indeciso, pero es mi opinión sincera: una persona inteligente y culta tiene que tener la cabeza así amueblada; no veo alternativa.
Y llegados a este punto es donde yo defiendo que una cosa es el entendimiento y otra la personalidad completa, y que ésta no se limita a aquél, y eso hace posible que el comportamiento pueda contradecir, no tenga por qué dejar ver, ese mobiliario.
Ahora bien, que conste que cuando hablo de una buena formación hablo de mucho más que de saber un montón de literatura y música, y de conocer todas las capitales del mundo; hablo de algo más profundo, variado, amplio, “abridor de puertas” (algo sin duda muy distinto de lo que se mama en los ambientes de los que habla Mrmann), algo que se convierta en una verdadera herramienta en manos de la inteligencia, y no una mera base de datos. Algunos de los típicos ejemplos que han salido aquí no me parecen buenos, por ello.
Y que conste también que la conjunción de esa formación con la inteligencia me parece algo excepcional, no lo normal. El individuo descrito es muy excepcional, en mi opinión. El resto, Danae, somos todos los demás.
Creo que a estas alturas he conseguido que todo el mundo esté no sólo cansado del tema sino que me odie y odie cualquiera de esas (otrora) virtudes, y que esté dispuesto a perseguirlas (para destruirlas) toda su vida. Así que, mejor, paro.
Un abrazo.
Porti, no creo que nadie te pueda odiar, la verdad, por más que te empeñes.
ResponderEliminarY siguiendo con tu propuesta, yo creo que es que eres una buena persona con buenos sentimientos y esperas que las cosas casen como un puzzle y que la bondad etc...prevalecerá. No lo digo como defecto infantiloide, digo que lo percibo como consecuencia de tu bonhomía.
Tú, por medio del conocimiento, la introspección, la lectura y el cultivo de tu personalidad has llegado a un estado intelectual como el que describes...y crees que cualquiera, siguiendo los mismos pasos o conducido convenientemente puede hacer lo mismo.
No cabe duda de que la cultura es una especie de ventana abierta si vives en la obscuridad de la ignorancia, pero no es menos cierto que los caracteres personales van a prevalecer y marcar la posible evolución del ignorante.
Hablamos hace tiempo de que la capacidad para ser feliz, o para disfrutar era absolutamente genética, es decir, que lo mismo que a alguien le producía un alegrón, a otro, con depresión congénita, por ejemplo, o con neurosis obsesiva, o con ansiedad etc...le producía un soponcio.
Creo que con la cultura pasa más o menos lo mismo. El que tiene capacidad para la felicidad, el equilibrio y la convivencia, es decir, el ser social capaz de hacer de su vida en sociedad algo más que una actitud gregaria, ese será un elemento como el que tu describes, pero el asocial, el egoista, el miserable de natura, seguirá así hasta la sublimación...y será muy culto, y puede que hasta divertidamente encantador...pero un perfecto cabrito a los efectos oportunos.
Hace tiempo comenté esto y tu dijiste que algun día hablaríamos sobre ello, lo vuelvo a dejar porque creo que no hay más cera que la que arde.
La cultura es más que una actitud, una manera de vivir...y según decía Unamuno (ahora tan de moda en citas y tal) "La cultura es lo que queda cuando se olvida lo que hemos aprendido".
Rien ne va plus.
Beso.
M.
Gracias, Miranda. Ya está todo dicho, así que no me repetiré (sí, sí, lo voy a hacer, mira, mira...) diciéndote que no identifico la mentalidad de la que hablé con la bondad; ni te diré que también creo que mi C+I puede ser un cabrón, y que todas esas cualidades, teóricamente, le servirían de trampolín para, como dices, sublimar su perfidia, pues lo único que hacen, al fin y al cabo, es que su mente funcione mejor, que sea una más poderosa herramienta, para bien o para mal(sí, incluso algo aparentemente tan "bueno" como la transigencia o la humildad, porque se traducen en una mayor claridad de ideas y en una visión de la realidad más objetiva y lúcida; pero no determinan qué hacer una vez en esa situación de ventaja).
ResponderEliminarDe cualquier modo, lo principal ahora es protestar, y lo hago, por lo que dices de mí. Yo no soy así, no he llegado a ser así ni de lejos. Y no es falsa modestia, M., de verdad que no lo es.
Pero gracias. Un beso.
Una de las evidencias es precisamente la autocrítica.
ResponderEliminarEl que digas que no eres así me reafirma.
No hay en el mundo nada más peligroso que un bueno de c. (con perdón) y si te pones a fisgar por los blogos lo verás. Nadie se tiene a si mismo por malo o por cabrito o por mala leche o por lo que sea que pueda parecer semi malo.
La autocrítica es lo único que mantiene el coco en su sitio y que por lo tanto te situa en justo equilibrio entre lo que te gustaría ser, lo que eres y lo que te dejan ser las circunstancias.
Y luego...asumiendo todo. Comiendo con patatas la ira, el odio, el rencor, la miseria, la cobardía, o la perfidia.
Que bonita palabra ¿verdad?: perfidia.
Hace falta mucho cuajo para eso.
Pero tranquilo, que no es tu caso por más que te empeñes...jejejeje.
Eres bueno, ¡chincha!.
Beso.
M.
Un beso, Miranda.
ResponderEliminarAunque eso me recuerda a las películas en las que dicen "Es lo típico, el culpable siempre lo niega, es la prueba definitiva". ¿Entonces, los inocentes qué hacen, confesarlo?
ResponderEliminarOtro beso.