Prueba irrefutable.
Me gusta la música clásica, y Beethoven sigue siendo, a pesar del tiempo transcurrido y de que intento no dormirme en los laureles (ajenos), de lo que más escucho. Desde hace ya un año (con uno y medio, fíjense qué lista), mi hija es capaz de tararear el sol-sol-sol-míííí inicial de la Quinta, de tanto oírla en el coche (es que no sé si se lo he dicho, pero mi hija, además de ser listísima, y muy linda, tiene un gran oído musical; pero no teman, no estoy creando un monstruo, también canta infinidad de canciones infantiles, y de hecho las prefiere... por ahora).
Hace años, mi tío, una persona muy aficionada a la música y que sabía infinitamente más que yo de ella, me dijo que Beethoven no le gustaba mucho, que le cansaba, que le molestaba tanto chan-chan-chan; demasiado golpe de batuta, demasiada energía, decía él.
Esta mañana, cuando mi mujer llevaba en coche a nuestra hija a la guardería, un autobús que no era capaz de girar en un cruce del centro de la ciudad hizo sonar su potente y grave claxon tres o cuatro veces. Mi hija preguntó: “¿Es betoben, mami?”.
Si, en efecto, tu hija ES listísima, y aún cuenta con algo que los adultos vamos perdiendo: sinceridad. A veces, por no pecar de tarugos, ignorantes, entronizamos cosas que no nos gustan para nada (no hablo de tí en este caso, Portorosa, pues a tí te gusta Beethoven) porque son consideradas como obras maestras. Reconocer la grandeza, SÍ. Torturarse con ella a pesar de nuestros gustos: NO!!!
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Con las dos cosas (es listísima y no hay que torturarse).
ResponderEliminarJa, ja, yo me "inicié" con la "Tocata y Fuga" de Bach (y la novena de Betoben en su quinto movimiento -qué tipico- que le chiflaba a mi padre). Qué riquina tu niña. Dale un beso sol-sol-sol-mi de mi parte. C
ResponderEliminarYa, hombre, yo no “le” pongo Beethoven, yo lo pongo, y ella resulta que está allí. Otras veces, tengo que poner el disco de “La abeja traviesa”, o el de villancicos (durante TODO el año), y resulta que el que está allí soy yo.
ResponderEliminarLo cierto es que creo que escuchar música, tener música en casa, tiene que ser muy bueno para un niño (y para un adulto), tiene que llenarlo de sensaciones, tiene que estimularlo y asombrarlo, y desde que llegó a casa tuvo música alrededor (o sea, que la situación siguió como antes de llegar ella). Y, claro, el que decide cuál es la música buena, por ahora, soy yo (aunque ya pide). No sólo pongo clásica (aunque me acuerdo de que los primeros días, en los que dormía todo el tiempo, Bach y Mozart no dejaban de sonar, y el ambiente era, para mí, maravilloso, se respiraba paz y tranquilidad), pero sí que “barro para casa”, y ya reconoce el jazz y a los Beatles, y (ojo) sabe cantar el estribillo de "Maria" de West Side Story. Me temo que le he tocado de padre, y que pasa mucho tiempo conmigo.
Vamos andando, vamos decidiendo ir por un camino u otro; sólo el tiempo nos dirá si elegimos bien. Es difícil. Pero es precioso.
Pa comérsela ;-)
ResponderEliminarNo es raro (por más que yo no lo entienda) el desapego por Beethoven en cierto tipo de temperamentos musicales; ayer mismo leí una lista de un blogger evidentemente muy culto musicalmente, una lista de al menos cuarenta músicos y no salía Ludwig Van.
Yo también escucho villancicos todo el año ;-)
Inmersión natural. Ni se da cuenta. De mayor, se acordará y sabrá que fue bueno, que fue mejor que si no hubiese sido así, que estimuló y enriqueció su espíritu, que descubrió la emoción estética, que cultivó su creatividad. Se dará cuenta. Lo sé, porque me ha pasado. Yo también tuve el privilegio de crecer (en todos los sentidos) con la música a mi alrededor. Cuánto me he acordado al leerte.
ResponderEliminar¡Cuánta ternura!
ResponderEliminarTe voy a prestar un rato mi pañuelo. Pero me lo devuelves,¿eh?, que yo también soy 'madre babosilla'.
Me encanta betoben.
Besos para ella. Y para ti, claro.
Pues sí. Beethoven es también para mí lo máximo de mi lado musical derecho. Y en concreto el segundo movimiento del quinto concierto para piano y orquesta. Si no lo tienes muy fresco, escúchalo con una copa de brandy en la mano, querido amigo.
ResponderEliminarBueno, Donna, muy bien, has estado pensando dos días y has llegado a la conclusión de que es un bombón (nunca pongo caritas de éstas, pero hoy, para que quedé claro, sí) :-)
ResponderEliminarSí, he oído; y también de un sucedáneo, el Yamaha (no es broma). Pero, ¿sabes una cosa? A mí me parece muy bien (creo que ya lo sabes) fomentar los gustos, las aficiones y las capacidades del niño, darle espacio y tiempo para desarrollar sus aptitudes, no permitir que sus posibilidades se queden sólo en eso por nuestra culpa, por no haberle dado oportunidades. Vamos, que estoy de acuerdo con estimularlos todo lo que razonablemente se pueda, con enseñarles, con que aprendan muchas muchas cosas, con abrirles caminos en todas direcciones para que puedan andar por donde quieran, etc., etc. PERO a la vez me da un poquillo de miedo pasar la barrera entre “dar opciones para desarrollar aptitudes” y “agobiar intentando que sepa muchísimo y sea el más listo”; y eso hace que las actividades que no sean ir al cole y jugar, las famosas extra-escolares, las vea con cierto recelo, cansado de conocer, como conozco, niños que están estresados ya desde pequeñitos por la acumulación de tareas, por la falta de tiempo completamente libre para no hacer nada más que jugar, o leer cuentos, o andar detrás de sus padres preguntando “¿Y por qué...?” (ya estamos en esa fase, y, tal y como esperaba, me encanta, no me canso de responder).
A mí, algunos amigos que no me conocen bien me decían que iba a agobiarla, a presionarla, a querer hacerla perfecta, etc.; pero era, y es, porque no me conocen de verdad, y juzgan (como decía Leopoldo Panero en “El desencanto”) el gesto, y no el discurso. Porque en realidad creo que vamos a dosificar mucho todo eso, y me gustaría ser capaz de mantener mi intención, que no es otra que llevarla sólo a lo que ella quiera (ya sé que si no prueba, no sabe si le gusta, pero bueno, habrá que ir tanteando).
Y, por todo eso, como por ahora no puedo preguntarle si quiere o no (y, además, la guardería a la que va unas horas cada mañana está muy bien, y hacen fichas de inglés, y ya dice kiss, y fish, y hand, y daddy y mummy, y bye-bye, y tienen música, e incluso ordenadores con unos ratoncitos enanos escala “mano de niño”, y lo mejor es que ella va muy contenta), no pensamos meterla en nada, ni tampoco a medio plazo. Ya habrá tiempo.
Como siempre digo, no para uno de tomar decisiones; y sólo el tiempo dirá si fueron acertadas o no... si es que lo dice.
Un beso.
Deberías tenerlo claro antes de que sea demasiado tarde.
ResponderEliminarSi la niña tiene oido y cualidades y puede hacer una carrera musical (ahora vendría un largo discurso sobre que la Carrera musical en sí es algo que no termina nunca y de lo que puede vivir igual o mejor que de abogado o arquitecto si trabaja) debería empezar a estudiar música cuando ello suponga un juego, como los idiomas (en sí el solfeo es un idioma).
Si eso no es así y esperas hasta que tenga diez años más o menos...será tarde.
Respecto a los métodos que te aconsejan son buenos para terapias, pero para fabricar un músico hace falta creación, no repetición y para eso hacen falta otro tipo de planeteamientos de estudio.
Eso sin contar con que igual tu hija quiere ser panista o violagambista o flautista...no tocar el violin (ese chisme insoportable).
Yo empecé a estudiar a los cuatro años, y lógicamente no quería hacerlo, mientras mis primas jugaban o hacían el gamba, yo hacía escalas en el piano...estudiaba estudios de esto de lo otro...
Ninguna de las carreras que estudié me ha servido para nada (tampoco lo intenté, claro) y finalmente me he ganado la vida con la música.
Si mi madre, mi familia no hubiera insistido en que trabajara, en que estudiara esto y aquello, no hubiera hecho nada, por molicie natural adecuada a cada edad.
Creo que hace falta un camino claro y seguro, y que te impongan principios de autoridad y te lleven por ellos, y te hagan tener responsabilidad y que te obliguen (sí obliguen) a estudiar, si eso no sucede si te dejan "ser feliz" no llegarás a ser más que lo que hay, "hijos de la LOGSE".
Tengo la evidencia en muchas de mi quinta. No son "nada" propio, salvo mujeres "de", o madres "de". Muy interesante si quieres hacer un artículo en National Geographic sobre la procreación humana y las leyes de Mendel. Prou!
Vete buscando colegios, centros, academias...te lo agradecerá, si es inteligente como dices, te lo agradecerá. Como yo aún lo hago cada día.
Cuanto más le des, cuanto más sea capaz de hacer más vidas le regalas. Y hacer es crear, no ser una diletante, para eso sólo necesita una discoteca o una buena librería cerca donde comprar las obras y vidas de otros.
La cultura no sólo es lo que queda cuando se olvida lo que aprendes, es una manera de vivir.
M.
Agradezco mucho tus consejos, Miranda. De verdad que estoy de acuerdo con casi todo lo que dices; el problema es saber poner límites, saber cuándo hay motivos para ir hacia un sitio o son imaginaciones u obsesiones o frustraciones tuyas (mías). Comparto muchas de tus opiniones, y cuando escribí ya sabía que estas cosas hay que empezarlas como juegos, no más tarde; lo sé, pero, de cualquier modo, aún no tiene ni tres años. En un año o año y pico creo que ya veremos por dónde va, y si vale la pena enseñarle esa posibilidad y probar.
ResponderEliminarEso sí, sin obsesiones, y sin caer en el peligro que siempre acecha a los padres: querer que los hijos les curen sus frustraciones.
Sobre lo que dices de la cultura, que me parece muy cierto, tengo pensado "escribir" en breve... si me sale algo.
Un beso.
sin caer en el peligro que siempre acecha a los padres: querer que los hijos les curen sus frustraciones.
ResponderEliminar¿Qué tiene de malo?, creo que se exagera este asunto.
Hay muchos padres que descubren sus cualidades demasiado tarde, me refiero a cualidades que necesitan de la artesanía (no del arte) para ejercerse, y todas las relacionadas con domar el cuerpo para trabajar con él es necesario que se comiencen cuando el sujeto no tiene capacidad de decisión.
¿Qué tiene de malo que un padre que descubrió que hubiera podido ser un buen oboista o un buen cellista y que no pudo ni estudiar oficialmente una carrera (hacen falta asignaturas complementarias en cantidad) quiera que si sus hijos tienen cualidades estudien un instrumento?
Ahora bien, si un niño tiene capacidad musical, o capacidad física para ser bailarín o bailarinao para lo que sea que su cuerpo le propicie y no se desarrollan esas cualidades en ese preciso momento, luego no pasará de ser un mediocre en lo que decida (si es que se decide), o un diletante.
Nada malo caso de que no se tengan más aspiraciones.
Siendo una niña...hay más razones para forjar su caracter,( y la disciplina de una carrera que involucre el cuerpo empieza como tarde siempre a los cuatro años), muchas más razones...como por ejemplo que sea independiente siempre. Autónoma y por lo tanto: LIBRE.
M.
No tiene nada de malo, “Si sus hijos tienen cualidades...”;está muy bien; es lo que ya dijimos. Pero es que ahí el padre, su pasado, no pintan nada. Da igual lo que al padre le haya ocurrido, como no sea para aprender de los propios errores.
ResponderEliminarQuerer curar frustraciones propias siempre desvirtúa la percepción de la situación, creo yo, y conduce a la obsesión. Sí tiene mucho de malo, en mi opinión. Porque tú debes elegir lo mejor para tu hijo, basándote en él y sólo en él, en sus cualidades, sus tendencias, sus gustos, sus necesidades, etc., etc., etc.; e intentar satisfacer las propias insatisfacciones con él llevará en la mayoría de los casos a forzar la situación, a obligarle sin necesidad, a querer que quiera, a “querer” ver en él cualidades que quizá no tenga.
Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices, pero creo que la única manera de elegir bien, de tomar las decisiones acertadas para él es pensando en él, y dejando tus aspiraciones, tus antiguos sueños, atrás. Él no está ahí para eso; no está ahí para completarte; él está ahí para vivir su propia vida; tú le ayudarás, pero por y para él.
Besos.
Es que el asunto está mal planteado.
ResponderEliminarUna cosa es que alguien frustrado o fracasado se empeñe en que su hijo sea lo que él no fué, así que sea un zote o que le importe una porra la carrera o las ambiciones paternas y otra cosa es que si un niño tiene cualidades (si las tiene y para eso hay que estar atento) se le propicie que las desarrolle.
Y vivirá su vida y tendrá albedrío, pero cuando hay que educar, en ese momento, no lo tienen, así que tendrás que tomar una decisión.
Lo de los sueños del padre sólo pueden servir para saber el vacío que se tiene cuando no se tiene nada. Pero creo, insisto, que estamos hablando de cosas distintas. Una cosa es la neura de un fracasado, y otra es la necesidad de decisión...y de ambición para propiciar de todo según capacidades.
Yo de lo primero no hablaba.
Y siendo mujer...recuerda, LIBERTAD de decisión, independencia económica y mental, albedrío, autonomía. PODER.
M.
¡Pues claro que estamos hablando de cosas distintas, mujer!
ResponderEliminarEs que yo te di la razón en casi todo, en lo de decidir los padres, en lo de guiarlos, en lo de empezar pronto, etc.. Y, acto seguido, añadí "Eso sí, sin obsesiones, y sin caer en el peligro que siempre acecha a los padres: querer que los hijos les curen sus frustraciones."; con lo que no pretendía negar nada de lo dicho por ti, sino añadir una observación de cosecha propia que me parece fundamental.
Y me lo sigue pareciendo.
Creo que has pensado que te estaba discutiendo algo, pero no era así.
Aclarado, ¿no?
Besos.
No no...no pensaba que discutíamos, pensaba que habíamos tomado caminos distintos.
ResponderEliminarOye, creo que a veces soy brusca cuando escribo deprisa, disculpa si lo he parecido.
Este asunto de la educación es algo que como profesora lo he visto con espanto muchas veces, pero tienes que callarte, porque los padres mandan (o precisamente "no").
Y ahora está muy en candente, con lo de la LOGSE, pero creo que el concepto de educación se ha matizado tanto que se ha transformado en algo melifluo padre de gominolas.
Me refiero a que te encuentras con padres que de pronto, como si compareciera el "conocimiento" cual espiritu santo, sienten en su ser que deben hacer felices a sus hijos y jugar con ellos y darles todo lo que quieran y dejarles GOZAR de la vida y la infancia (esa cosa que por lo visto dominan a partir de los treinta ¿¿??).
Y entre lo que ellos, los niños, quieren no va a estar, te lo aseguro, la disciplina, el estudio, el SACRIFICIO de unas cosas o diversiones en pro de su futuro dominio o conocimiento.
Salvo los niños prodigio (y a veces ni ellos) no hay un niño en el mundo que quiera estudiar un instrumento TODOS LOS DÍAS. Tal vez quiera tocarlo y aprenderse memeces (como hacen los del método Suzuki o los Kodalis) y salir tocando con ocho años todos juntos en unión y que les aplaudan y les conviden a chocolate (lo mismo podían hacer tocando bandurrias o las cien mil gaitas de Fraga), pero para de contar. La disciplina que hace falta para ser un buen instrumentista o para ser un buen biólogo, o un buen cirujano o un buen bailarín, es siempre producto del SACRIFICIO, del trabajo, de la persistencia y para eso hace falta detrás alguien que OBLIGUE al estudio, al esfuerzo, a la dedicación.
Y los que nos dedicamos a la enseñanza no hacemos más que ver desperdicios de vidas, de carreras, de voluntades.
Porque eso también, también la VOLUNTAD se forja.
Beso y perdona mis énfasis, es un asunto que me preocupa.
M.
Perdonada, M. Creo seguir estando de acuerdo con lo que dices.
ResponderEliminarPero, como todo, es una cuestión de equilibrio, creo yo. Hace falta autoridad y voluntad, pero no hace falta exceso de autoridad ni exceso de exigencia.
El justo medio, que permita disfrutar, y crecer sano y contento, y ser alegre y confiado, pero que también ayude a formar el carácter y la fuerza de voluntad, y a superarse, y a tener responsabilidad, y que permita aprovechar las propias posibilidades.
El justo medio, tan fácil de describir y tan difícil de encontrar.
Besos.
No Donna, tu no eres de mi opinión, tu le aconsejas un karaoke del estudio, y te parece que obligar está bien...pero no demasiado...sin agobiar...con naturalidad... (osea, ni puta idea de lo que es fabricar un estudiante de música).
ResponderEliminarNo.
Definitivamente no tendrás un hijo musico (clásico) salvo que le dé una rencontrajodra.
Es decir, que sea lo que sea para joderte, para ir de reto.
Con el método ese tal vez consigas que en lugar de ganarse la vida en Liria tocando una dulzaina se tenga que joder por los restos tocando de puta pena el violín, que ni siquiera hace falta para las bandas de pueblo, o dando clases de lo que IGNORA.
No Donna, no tienes ni idea. Lo cual no significa nada más que ciertos gremios..seguirán deficitarios.
Hale! cada cual en su corner...y sandios en los de todos.
M.
Que de tacos!
ResponderEliminarPerdonad la grosería, es que no veo más que gentes desperdiciadas y me habeis pillado en mal momento. No soy quien para decir lo que hacer.
Haceis bien, dejadles que sean felices.
Además hay cantidad de rumanos, rusos, y demás deseando meterse en las orquestas y tener un trabajo, ya estan llenas de ellos, pero cuanto más sitio pues mejor para Europa y sus integraciones. Y si no ya habrá chinos, que son legión.
No pasa nada, teneis razón los dos, que disfruten. Sorrys
Beso.
M:
Decía M.: "Oye, creo que a veces soy brusca cuando escribo deprisa,...".
ResponderEliminarPues creo que nos dejaste un buen ejemplo, la verdad.
Sólo se me ocurre decir que no creo que Donna esté hablando de crear un músico profesional ni nada parecido (ni yo lo hacía, tampoco), sino que se refiere a las actividades extraescolares normales, a las que acuden diariamente miles de niños a nuestro alrededor. Nada de pequeños genios o niños prodigios (en cuyo caso el planteamiento cambiaría, seguro, pero sin perder de vista, en mi opinión, las prioridades de cada uno, y sin dejar de pensar ex-clu-si-va-men-te en el niño). Niños normales, a los que hay que enseñar a esforzarse y a trabajar, pero también muchas cosas más.
Pero, en cualquier caso, y aun imaginándome que sea un tema que a ti te afecte personalmente, no me parece a mí que haya que ponerse nerviosos por esta discusión, ¿no, M.? Si yo creo que todos nos damos cuenta de que el que algo quiere algo le cuesta. Pero date tú cuenta de que en realidad nosotros estábamos pensando más que nada en todos esos niños que dedican cientos de horas a una actividad que a los padres se les ha metido en la cabeza que es la suya (porque sí, porque era la de ellos mismos, o porque queda guay, o para quitárselos de encima un rato), y de la que no van a sacar nada más que tiempo perdido y sacrificios sin sentido.
En fin. Calma, ante todo mucha calma. Saludos.
Estaba claro que nigunos de los dos piensa en tener un futuro profesional de música. Por eso todo.
ResponderEliminarUn niño, en las edades que hay que empezar con el estudio, no nace sabiendo trigonometría, o hace endecasílabos, no habla y dice hipotenusa así que no tienes ni idea si le va a gustar ciencias, letras, o leer tebeos.
Ahora bien, un niño/a que tiene cualidades musicales (oido, repentización -recuerda melodías y las repite- ritmo etc) lo va a demostrar en su más tierna infancia. Puede que luego, cuando pueda decidir se dedique a la repostería, la aviación o a sacarse pelotillas de las orejas, pero está claro que si cuando pueda decidir lo que ha recibido como formación son clases de kodali o de suzuki, y de ikebanas, no tendrá ni idea, cero, de lo que necesita para ser un músico profesional.
No conozco a nadie en la profesión, nadie, ni directores, ni pianistas, ni los que tocan el triangulo, nadie, que no haya comenzado sus estudios a los cuatro o cinco años.
Está claro que eso no es lo que deseas para tus hijos, pues adelante.
Y tienes razón, porque para que un hijo estudie eso, tendrías que estar encima (en casa, nada de extraescolar encajando el paquete, en casa) procurando que estudiara las horas debidas de instrumento, a parte del resto de las complementarias y de lo demás que estudia todo el mundo para acceder a la universidad, eso desde los cuatro años es una cruz.
Porque precisamente los que mandan a los niños a judo, pinturitas, y demás son los que los colocan en sitios para que se ocupen de ellos. Te repito que precisamente el estudio de cualquier instrumento es lo contrario a eso que cuentas, es en casa, estudiando horas como se hace.
No pasa nada, ya te lo decía, hay miles de músicos (no españoles) deseando trabajar y al paso que vamos esto irá a peor tendrán trabajo fijo por siglos.
Las cosas són así, no hay nada, absolutamente nada que involucre el cuerpo (y el cuerpo ha de dominar el instrumento y adaptarse a él) como la música, la danza o la gimnasia (eso también) que no se tenga que empezar a esas edades. Y son los padres los que tienen que detectar las cualidades...y estar encima.
Que no? ¿Que lo mejor es que no hagan nada y que sean felices? pues será verdad.
Siempre pueden ser cantantes, que eso lo pueden empezar a los quince años y cuanto más vagos mejor.
Lo dicho, que tienes razón, que disfruten.
Como parentesis te diré que yo empecé a estudiar a esas edades, que he estudiado al tiempo que la música tres carreras más (en la uni) y que me ha sobrado tiempo para todo y recuerdo mi infancia (sin neuras) como un tiempo feliz, con obligaciones, claro, pero feliz, más me costaba ir al colegio con las monjas que estudiar piano o flauta, eso formaba parte de mi, era mío personal...lo demás era lo incómodo, lo impuesto.
Pero claro, igual soy una excepción. Tal vez lo mejor fuera que consultaras con músicos profesionales, si los conoces, o si se pasan por aquí que hablen y que te cuenten.
Por otra parte, lo que no se tiene no se desea, quiero decir que ninguno de tus hijos echará en falta lo que no tuvo no teniéndolo, es más que probable, además, que unido a sus talentos musicales (eso que has contado de la niña es meridiano, tiene un don) tenga otros que pueda desarrollar cuando pueda decidir.
Otra cosa, yo siempre he hablado de niños normales, no conozco a nadie que haya sido niño prodigio de nada en nada, eran niños normales con una cualidad que detectaron y propiciaron, nada de genios. Y la mayoría de ellos hijos de profesiones no musicales, son precisamente los músicos los que menos empujan a sus hijos a hacer música, por muchas razones, sobre todo porque para vivir en esta profesión hay que tener mucho cuajo. Atrae a los miserables como la luz a las polillas.
Lo dicho, que teneis razón. Que disfruten, que da los mismo, y que no soy quien.
Y te matizo algo. Sin tacos, con ellos tachados, todo lo que dije lo mantengo. Me indigna desde hace años el sistema educativo que hay, me inflama ver incapaces potenciados hasta su peters en la enseñanza precisamente por no ser buenos en lo que no supieron estudiar, y de paso me llevan los demonios cuando veo gentes que con veintimuchos se dan cuenta de que si hubieran estudiado en su momento hubieran podido tocar o bailar, o ser lo que ya es imposible porque ya su cuerpo, para que pudiera hacer algo no llega, no responde...no lo logrará nunca.
No es una opinión, ¿comprendes? no es que yo crea esto o lo otro, es una LEY física.
Con tu planteamiento (medítalo) jamás habría salido un músico, un bailarín, (un gimnasta) en lo que el hombre está sobre la tierra creando.
Lo dejo, que igual lo empeoro.
beso.
M.
Bueno, yo tengo que aclararme y aclararte:
ResponderEliminarTus consejos me parecen en verdad útiles y valiosos, M., porque sabes de qué hablas.
Yo no sé qué va a hacer mi hija, ni qué quiero que haga, ni si tiene especiales aptitudes para algo. Así que no sé si "quiero" que sea músico profesional. Pero sí es cierto que, en cualquier caso, no hablaba de esa posibilidad.
Creo que sí tiene oído. Mucho antes de hablar tarareaba canciones sin parar, y muy bien, mucho mejor que bastantes adultos. Incluso en algunos villancicos hacía, en los silencios de la primera voz, el acompañamiento de la segunda. Otra cosa: imitaba a los animales muy bien (¿tendrá que ver?). Vamos, que sí que creo que tiene cierta facilidad.
Pero la verdad es que yo no sé del tema, y no conozco a nadie que me pueda ayudar. Y (muy importante) me aterra equivocarme y EMPEÑARME en que la niña tenga que hacer eso, ¿entiendes?(creo que es comprensible).
Ya sé que enseguida es demasiado tarde, ya lo sé. Y de verdad que tengo en cuenta tu opinión. Pero es difícil; por mi desconocimiento, y porque a mí me habría gustado mucho haber estudiado algún instrumento (no sé si en serio o no), y eso me hace temer que esté cayendo en lo que critico: que la niña cumpla MIS sueños.
Besos.
Te dejo dos direcciones, respecto a pedagogía esta:
ResponderEliminarhttp://www.colectivobgracian.com/panfleto/indice_panfleto_antipedagogico.htm
Y cambiando de tercio te dejo esto que he dejado en el foruco.
http://www.pandora.com/
Es un proyecto y es algo genial.
Se trata de una radio al gusto personal entras, te registras en su web (si quieres que te guarde tus preferencias) y realizas busquedas de musicos o músicas que te interesen. A partir de ahi, pandora crea una lista de reproduccion del artista en cuestion y de otros musicos relacionados (si la búsqueda es muy genérica).
Espero que te/os guste, a mi me parece algo pipudo, sobre todo si tienes que estar trabajando con el ordenas y te apetece escuchar determinadas cosas.
Kiss.
M.
Hola, Mirandaencalma.
ResponderEliminarPanfleto impreso; ya te contaré.
Escuchando “Portorosa Radio” en Pandora; muchas gracias.
¡Uf!
ResponderEliminarQué te parece la anécdota?
ResponderEliminarEsa niña, ahora con 9 años, estudia saxo en el conservatorio. Muy contenta, y no por iniciativa mía, que consten ambas cosas.
Bueno, si ha entrado en el Conservatorio por su propia iniciativa, si está contenta con lo que hace, quiere decir, también, que han visto en ella talento musical suficiente. Ahora se trata de conservar ese primer impulso, cuidarlo, potenciarlo, animarle sin agobiar, en fin, lo que ya sabes, hasta que decida por ella misma, aunque es trabajo de sus profesores de saxo, sobre todo, y de lenguaje musical encontrar cierto equilibrio entre deber y placer, ejercicios y música, y tener en cuenta su edad. Imagino que lo harán así, aunque al ser un Conservatorio la exigencia es alta. Siempre ha existido la polémica sobre si es más importante la música o el niño, si por la música hay que sacrificar al niño. Cuando yo estudiaba era más importante la música que el niño, pero todos los padres queremos que nuestros hijos sean felices. Creo que la clave es el equilibrio hasta que deciden por sí mismos si quieren dedicarse a la música de manera profesional o aficionada, una vez que llevan haciendo música, a la manera que se haga en ese Conservatorio, de manera regular, varios años, como probablemente será el caso. No me atrevo a decir nada más.
EliminarUn abrazo
Te comento por la noche, mejor.
ResponderEliminarCon 8 años, algo así no surge sin influencias externas casi nunca, creo yo. Y en este caso tampoco fue así; la idea le fue propuesta, pero no por mí, que incluso hice de abogado del diablo, tratando de hacerle ver el esfuerzo y compromiso que supondría.
ResponderEliminarCompromiso, de todos modos, que para mí es relativo: si deja de disfrutar, dejará de estudiar música; no hay otro objetivo que el placer y la propia satisfacción, para mí, en esto. Es verdad que yo siempre he querido darles la oportunidad de acercarse a la música y probarla, pero solo eso: ellos eligen.
Está muy contenta, en serio, y creo que tiene mucho que ver con sus profesores (tanto lenguaje como instrumento), que son magníficos, y con cómo son ahora los métodos, mucho más amenos, accesibles y aptos para niños.
Y sí, supongo que por ahora seguirá, hasta que decida si quiere hacerlo hasta el final, y cómo, o parar por el camino y seguir (o no) practicando por su cuenta.
Gracias. Un abrazo.
No me atrevo a decir mucho más porque no nos conocemos suficientemente, ni al Conservatorio al que va tampoco. Sería muy pretencioso por mi parte. Me alegro de que le guste, porque ese aspecto no es secundario, es el central, por eso digo que hay que potenciar ese gusto inicial hasta hacerlo tan fuerte que los altibajos que se produzcan sean eso, altibajos momentáneos.
Eliminar¿Qué suele pasar? Sobre los doce años, coincidiendo con el paso a la ESO, suele llegar una crisis, en parte porque el mundo se les abre, y hay otros muchos atractivos además de la música. En fin, la adolescencia. Puede ocurrir también que la música que ella estudia y toca habitualmente en el Conservatorio, el programa, tenga poco o nada que ver con la que escucha ella o sus amigos, eso depende mucho de los profesores, que tienen que ver esa contradicción entre una cosa y la otra. La disciplina personal que supone estudiar un instrumento es alta, como habrás visto, y los resultados son a largo plazo, o a medio. Por eso digo que si el gusto por la música, el sonido, es lo suficientemente alto, estas y otras cosas son crisis momentáneas. Lo importante, creo, es que establezca una relación sana con la música, que se convierta en algo normal para ella, como profesional o como aficionada. Cuando mi hijo estuvo en Finlandia la profesora de Microbiología o de Genética, no recuerdo bien, el primer día de clase se presentó diciendo que había dado clase en Pisa, Munich..., que practicaba el esquí de fondo y que tocaba el cello. A eso me refiero, a esa normalidad de la que aquí estamos lejos.
Cualquier cosa que creas que yo pueda ayudar no dudes en decírmelo, ya lo sabes. Otro día hablaremos de las innumerables ventajas que tiene estudiar música.
Un abrazo
Yo también veo posible un futuro divorcio entre el repertorio que va a ir viendo y lo que a ella le pueda gustar escuchar. Y no sé si el saxo es un instrumento fácil, en ese sentido (por ejemplo, solo ven y solo van a ver obras "clásicas"; y claro, ¡hay tanto saxo en otras músicas empezando por el jazz!).
ResponderEliminarAhora la están tentando con meterse en el "peque-coro", porque ven que canta bien. Y yo creo que sí, que lo hace. Pero no quiere ocuparse más tiempo, y lo entiendo. Me acuerdo de Jesús, siempre, y de su coral.
La mentalidad de otros países está, en algunos temas, a años-luz. Porque eso da una idea de cómo se acercan a las personas, cómo las consideran, qué es importante (también profesionalmente), etc.
Muchas gracias. Estaré encantado de escucharte.
Otro.