Vanitas vanitatis et omnia vanitas.
¿Se han fijado en que en las placas conmemorativas antiguas (digamos de hasta principios del siglo XX), curiosamente, el personaje o colectivo homenajeados eran los claros protagonistas de la inscripción, y desde luego tenían más importancia que la autoridad que los homenajeaba, la cual, cuando aparecía, era citada de un modo genérico y jamás personalizando (por ejemplo, "La ciudad de Cádiz y, en su nombre, el ayuntamiento" o "La corporación municipal de 1876")?
Ahora no, ahora el verdadero homenajeado es el homenajeador. Y, en el caso de la administración pública, en la que ninguna autoridad remotamente relacionable con el acto es obviada, lo es por riguroso orden de preeminencia jerárquica.
Significativo.
Portipinqui, en mi pueblo hay monumentos hasta a unas señoras que iban y venían de trabajar.
ResponderEliminarBueno, hay hasta un monumento al tenor Constantino, que ni siquiera era de aquí.
No se que es peor, si hacer monumentos con protas o hacérselos en plan prota. Mira, podíamos hacer un blogo con fotos de monumentos lelos. Legión.
Yo creo que es que como ahora no pueden poner primeras piedras ni hacer pantanos así como así, pues la vida política queda truncada en su raíz primigenia, que és el político propiamente con su ego y tal.
Es como lo de las calles. Hay una (que me saqué yo una foto debajo porque era muy adhoc) que se llama de la Amargura por ahí junto a Vivero. Pues que quiere que le diga, en plan remite, casi que prefiero poner C/Cenutrio Pérez 58, 1º que la Amargura...(por más que a los que tienen la cosa barda les parezca propicia) o la del Tenor Constantino mismamente, que pus!.
Una zona de Bilbao (zona curroide) de San Ignacio, tiene calles con todas las provincias de España y algunos países. Joe! eso es de dar una tranquilidad total, vamos! Vivir en Mérida y en menos de cincuenta metros pasar por Cáceres y Badajoz, Extremadura, Galicia, Rioja o las Canarias es un colmo total. De Bibao tenían que ser!.
Beso.
M.
Sí, Donna, es que era insufrible. Ahora no es mejor, pero por lo menos no doy el coñazo a nadie haciéndole perder el tiempo, se lee la tontería en 20 segundos y listo, se olvida. Ha valido la pena esperar, ¿verdad?...
ResponderEliminarAhora, Miranda, se ha llegado a la aberrante situación de que el político se hace un homenaje a sí mismo; decide gastar dinero público en una placa en su propio honor, es perfecto. Aquí en Galicia son legión: el presidente de la Xunta, el Conselleiro de tal, el presidente de la Diputación, el Alcalde y el concejal de la cosa... casi no caben todos, y aun encima son unas placas de unos 50 kg. (siempre he querido saber de quién era la empresa que las suministra). Pues en cada casa rural (y hay cientos), en cada paseo marítimo (y hay, snif, decenas, hasta en sitios de interior), en cada farola. En fin.
Je, je, pues venid a mi pueblo. Haré fotos, en serio. Hasta yo misma (no con mi nombre sino con el del santo que bautizaba el parque y toooooda la plana del ayuntamiento) inauguré una plaquita de esas allá por el 93 cuando era dama castellana de las fiestas (un horror). Y lo mismo que en Zaragoza, también en mi pueblo, en la plaza, quicir (MrMann, debe de ser contagioso).
ResponderEliminarManda carallo.
ResponderEliminar¿Ustedes son de los que creen que tenemos lo que nos merecemos? Yo, en lo que a política se refiere, sí.
Tengo un pésimo concepto de la mayoría de nuestros políticos. A nivel municipal, como se les ve desde más cerca, salta todo más a la vista (pero seguro que es extensible a los demás), y ni aun así la gente usa el voto para enderezar la situación (acuérdense de lo que conté del municipio danés en el que los contribuyentes pagaban con sus impuestos un endeudamiento público injustificado contraído por su alcalde...).
De los monumentos no sé qué decir... Pero a lo último que has dicho agrego: en Argentina los contribuyentes pagamos con nuestros impuestos un endeudamiento privado que se estatizó durante la dictadura militar. (cientos de miles de millones)
ResponderEliminarAlgo más?
Ahora sí.
ResponderEliminarPues me parecen unos pobres diablos los que para pasar a la posteridad se proveen te monumentos y placas recordatorias de sí mismos.
Pero aún así, prefiero quien deje su huella en una ridícula placa no merecida a aquél que la deja llevando a la ruina a un país. A éste lo recordaremos seguro.
Saludos!!!
Sí, bueno, sin ser lo mismo, en todos los países los gastos (deuda o no) se pagan con los impuestos. Pero tú fíjate: tu alcalde es acusado de corrupción, y la ciudad empieza a pagar más impuestos que el resto hasta saldar la cuenta, por haber votado a un delincuente. Está bien, ¿no? Aquí (¿y ahí?) no nos iba a llegar el sueldo.
ResponderEliminarY sobre lo segundo que dices: sí, claro, siempre hay cosas peores, mucho peores.
Saludos (quién sabe si conocerás a algún familiar mío que yo no conocí, emigrantes, claro). Un beso.
Muy bien traído el post (no sé cómo sería la versión extendida, jeje).
ResponderEliminarPero por ser positivos, en la Alameda de Ronda hay una zona con árboles jóvenes, y cada uno va asociado a un niño de la misma edad, cuyos padres plantaron el árbol y pusieron la plaquita el día que nació. Ahora pueden llevar al crío a ver cómo crece su árbol, y luego el crío llevará a los suyos... y lo mismo eso lo hay en todas partes, pero me llamó la atención.
Pues sí que es bonito, y excepcional, Donniña. A ver si vais a ser civilizados, en Elche.
ResponderEliminarAhora (hoy estoy enfermito, ¿sabéis?, del estómago; me he tenido que volver del trabajo a casa y me he pasado la mañana entera encogido en un sillón -lo cual no está mal, por otra parte-) voy a entrar en la página del día de interné, a ver qué es.
No te había leído, Ignacio. El post anterior decía lo mismo en aproximadamente cuatro veces más texto; incluso yo vi que me había liado demasiado.
ResponderEliminarPues también está bien eso. Yo creo que aquí se hizo algo así, y los árboles, o las plantas (porque estaban en macetas...), duraron una primavera. O eso creo, tampoco me hagas mucho caso, que además hoy no tengo ganas de pensar nada.
Un abrazo.
Natalia, he leído tus comentarios a lo de la felicidad. Te he contestado allí, en aquel post:
ResponderEliminarhttp://unhombresentadoenunasilla.blogspot.com/2005_08_14_unhombresentadoenunasilla_archive.html
Besos.
¡O sea, que las entradas desde Suiza eran de verdad! Pues me hace ilusión, ya ven.
ResponderEliminarLo del día de Internet no me ha interesado nada.
ResponderEliminarGracias, en mayor o menor medida, a Donna, han entrado en este blog tras teclear, entre otras cosas (entre las que abundan las relacionadas con hombres y con sillas, lógicamente): "Leif Garret", "mono bostezando" y "hombre con una polla de 45 cm". ¡Estarás contenta!
Dejadme daros dos consejos: el último post de Calamity ("Como vaca sin cencerro"), y el blog "Diario de un indeciso" (que muchos ya conocíais, pero que yo acabo de descubrir). En mi opinión, valen mucho la pena.
Saludos.
Imagino a los asesores del Faraón, digo de Gallardón, el alcalde de este mi Madridmemata, elaborando discursos glorificantes de la (indi)gestión municipal del gallardo inaugurador y pensando en metas más altas, acaso inalcanzables (¿qué tal un túnel a Moncloa?). El modus operandi parece bastante claro: el señor se va a tirar una buena temporada inaugurando tramos de la M-30, glorietas, túneles..., los concejales detrás sacando su humilde pecho... Este hombre tiene algo de renacentista, pero mal entendido.
ResponderEliminarA mí siempre me han gustado las placas que lucen los bancos de los parques británicos.En el 93, leí una en Princess Street (Edimburgo) que todavía recuerdo por lo que me conmovió (y porque la anoté en una libreta)
ResponderEliminarDecía así: A J. mi amada esposa, en memoria de todas las horas que pasamos juntos sentados en este banco, leyendo, hablando o en silencio: VIVIENDO, como ella seguirá viviendo en mí. Tu amante esposo, C.
Me parece una costumbre encantadora.
Donna, ya dije que en mayor o menor medida; y tú tuviste mucho que ver con aquello, que te pusiste como loca... no sé por qué.
ResponderEliminarBueno, supongo que, actualmente, y si os quejáis con razón los capitalinos, Madrid en este tema es caso aparte.
Lo de los bancos a mí también me encantó, T. Me pareció precioso, y también muy triste. Sí, es una costumbre muy bonita; aunque la verdad es que en el parque que hay al pie del castillo ya casi no cabían los bancos (que por otra parte son tan sencillos y tan bonitos).
La paradoja del homenajeador homenajeado con su placa conmemorativa, creo que viene de ese deseo compulsivo de nuestros mandatarios por permanecer en la memoria, de donde desaparecen al poco tiempo en un olvido justiciero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ostras. Qué lujazo. Gracias por la recomendación (una distinción por tu parte que apenas merezco). Vamos, vamos, ni una placa de 40x50 en la plaza de mi pueblo me haría mayor ilusión que tu comentario. Un beso. C.
ResponderEliminarPerdón por venir a tu casa y ni siquiera preguntar qué tal te encuentras. Mejor, ¿no? Si el estómago te sigue dando guerra, tómate una galletitas de jenjibre. Son manuca de santo (aunque a mi no me gustan mucho, la verdad). Más besitos.
ResponderEliminarPortorosa,
ResponderEliminarLo de la deuda lo dejo allí, pues no viene al caso.
Por supuesto que me ha gustado leer tu blog, (sino no lo hubiera hecho!) Como es mi costumbre he seguido mi comentario en el post que habla de la felicidad (muy buen título), pues no soy de largar el hueso así de fácil...
Por lo de tu pariente, creo que es poco probable que lo conozca, pero quién sabe...
Yo estoy en Suiza, si es a eso a lo que te refieres.
Espero que mejore tu estómago!
Hola Portorosa!. Hace mucho que te “sigo” pero hasta ahora no había podido escribirte –el ordenador no me respondía, quizá no quería que empezase una interamistad, ya que me tiene para él solito (un trabajo duro el mío)–. Por ahora solo te mando un saludo y espero que pronto pueda escribir algo más interesante.
ResponderEliminarEs curioso, pero cierto. En casi todos los edificios más o menos públicos de reciente construcción hay una enorme placa en la que figuran los nombres de todos los políticos más o menos implicados (estuvieran o no en el acto), aunque algunas veces se les olvida grabar en la placa qué alberga el edificio que se acaba de inaugurar. Posiblemente porque cuando se grabó la placa, poco importaba dónde iba a colocarse, lo importante era tan sólo que se colocase. Y los nombres de los políticos, por supuesto.
ResponderEliminarEn fin, un beso señor de Portorosa.
Bueno, para placa divertida una que a puesto en el ayuntamiento en el segundo piso de un edificio de la calle Sagasta de Madrid.
ResponderEliminarImagino que los vecinos del segundo, haciendo un esfuerzo, se enterarán de lo que pone pero desde la calle tan sólo se adivina que allí nació, vivió o murió (o las tres cosas) alguien supuestamente importante. Más que nada porque es igual a otras que han puesto en otros edificios, éstas sí, a una altura razonable.
Ya sé que no es el lugar pero ando perdida... dónde está la excursión dominical? Dónde anda Alvaro Cunqueiro? -es que te había dejado algún comentario y entré a echar un vistacillo y...-. Será que a estas horas ya estoy muertiña de sueño y no atino.
ResponderEliminarLa palabra de verificación: tasnfe
que si estoy en fe? Pues yo de fe no ando muy allá, la verdad.
Bicos adormilados!!
Ustedes perdonen por el retraso, pero ayer convalecí, y cuando convalezco prefiero -si puedo- leer (ya les diré qué, porque vale la pena).
ResponderEliminarMuchas gracias por el interés, y por el consejo, Cal. Ya estoy mejor.
Tana, lo del domingo en Mondoñedo lo tienes en el margen izquierdo, con el título "Literatura, historia lenta y paisaje" (fíjate, para mí es uno de los post más bonitos que he hecho; pero nunca se sabe, con vosotros...).
Cricro, bienvenida (femenino, ¿no?). Gracias por seguirme, y, ahora que tu ordenador ya no se cela (debe de haber visto que no valía la pena), a ver si hablamos más.
Y sí, lo de las placas es, casi sin excepción, patético.
Besos a todas (¿veis?, todAs).
por lo menos hay homenajes, homenajeantes y homenajeados (habría que determinar cuál es el más importante de todos)
ResponderEliminarBienvenido, F. con M., sea usted muy bienvenido.
ResponderEliminarGracias, Donna; pero solamente he mejorado en cuanto a salud, I'm afraid.