El merluzo sentando cátedra.
Hemos escrito y leído. Casi todo muy loable. Todo bien intencionado. Algunas cosas, además, muy sensatas e inteligentes; otras, en mi opinión, no pasan de arrebatados ejercicios de poesía que -tengo la impresión- enseguida se desvanecerán en el aire (creo que en general la fugacidad de las ideas y de las intenciones es proporcional a la vehemencia con la que se exponen).
Hablar entre nosotros puede ser muy reconfortante, pero de ahí no pasa. Yo creo que si alguno de ustedes quiere hacer algo puede optar entre:
- Votar, cuando toque, a quien crea que más y mejor se preocupará por estos temas. Sería, en teoría, el método más eficaz; lo malo es que las opciones son no sólo limitadas sino insatisfactorias.
- Iniciar una revolución. Pero a mí me parece poco factible, a estas alturas, y creo que además resolvería poco.
- Dar dinero a quienes están haciendo algo. Y no me vengan diciendo que eso es lo fácil y que no vale para nada: es relativamente fácil, sí (depende de las posibilidades de cada uno, y de lo que se dé), pero vale, ya lo creo que vale. Pensar lo contrario, pensar que las cosas se arreglan sin dinero es de un irrealismo casi infantil.
- Hacer algo, apuntándose en una ONG que merezca su confianza, o algo por el estilo (a no ser que sea usted uno de los afortunados que trabaja en algo útil de verdad y ya esté poniendo su granito de arena). Esta opción, por supuesto, es dificilísima; hay quienes verdaderamente no pueden hacerlo, y hay quienes aun pudiendo no lo hacemos (que cada uno busque su justificación).
- Espolear a quienes hacen algo, tanto a los de a pie como, sobre todo, a quienes tienen poder (aunque no tanto como nos creemos; romper la cadena no está al alcance de nadie). El modo de espolear incluye opinar, claro; mejor cuanto más se les oiga. Pero háganlo con cabeza, razonando, desde dentro, desde el sistema, porque a los convencidos no hay que volver a convencerlos; a quienes hay que convencer es a los que no están de acuerdo, a los que piensan que esas cosas son tonterías. Y a base de gritos, de llamadas a la revolución, de proclamas incendiarias, de idealismo, no se convence a nadie. Eso los espanta. Y se juntarán y dirán, entre risas, ¡Vaya chalados! Éstos están de coña, ¿pero en qué mundo viven?
Esta última opción, incluso cuando se ejerce de forma madura y realista, no suele servir directamente para nada, pues no se llega a los oyentes y lectores adecuados, y si se llega no se hace desde una posición de autoridad (y eso, por supuesto, importa). Pero todavía creo que, indirectamente, sirve para ir conformando y alimentando un estado de opinión, de opinión pública, que (como ya dije ayer) tiene la capacidad, a corto plazo, de obligar a quienes ostentan el poder a disimular un poco, y, a largo, incluso a que vayan haciendo, muy poco a poco, algo de lo que se les reclama.
Muchas veces lo he pensado, y no sé si el mundo va a mejor o a peor. Sé que el panorama no es como para estar muy orgullosos, sino más bien al contrario, pero por ahora aún no nos lo hemos cargado del todo, lo cual no es nada desdeñable, teniendo en cuenta la cantidad de gente que en cualquier época parece intentarlo.
En fin, ya me callo.
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Perdón, se me había olvidado algo, quizá lo más importante. Al estar ahora con mi hija me he dado cuenta: puedo intentar educarla para que sea una buena persona.
Este verano leí "La madre" de Gorki. No será necesario que te recuerde que es un fiel dibujo de lo que fue el cambio de mentalidad y los primeros momentos de la revolución soviética.
ResponderEliminarEmpezó, como todo, por un descontento popular. Luego unos cuantos activistas (valientes) formaron grupos y escribían pasquines e informaban a la población de cuáles creían que eran los derechos que se vulneraban cada día......
Y eran otros tiempos -sin medios de comunicación como los nuestros-.
Me dirás que sí, que también han existido otras revoluciones, que todas son sangrientas y todas llegan tarde.
Pero mira. Mira alrededor y fíjate en los descomunales-mínimos progresos que nuestro mundo rico ha ido logrando, con épocas recesivas, sí, pero en continuo avance: La semi-equiparación de la mujer al hombre en todos los ámbitos, el reconocimiento de la igualdad de derechos sin contar el credo o la orientación sexual, el deber de recibir educación... y muchos otros.
Y todo se ha logrado porque unos abrieron los ojos, se lo contaron a otros, se unieron y actuaron.
Hay mucho por hacer, injusticias por todas partes y también crímenes. Pero pertenecemos a una sociedad que está despertando y que debe oponerse y hacer frente a tanta iniquidad.
No sirve -porque con ello no se hace nada- ser negativo o quedarse inactivo por puro desencanto. Si no crees que el mundo pueda cambiar -y tienes todo el derecho y todos los razonamientos para creerlo- no lo intentarás con la suficiente fuerza e ímpetu que contagie a otros...... o quizá sí, porque a veces que alguien piense que "no se puede" o que "nadie es capaz" es el revulsivo necesario para que otro emprenda algo con determinación.
Sólos no somos nada.
Pero unidos, sí.
Y quizá, quién sabe, tengamos la herramienta perfecta -esta manera de comunicarnos que llega a todas partes- para comenzar a intentarlo.
Y te lo digo, Portorosa: Pienso tratar de cambiar el mundo.
Saf-inconmovible-al-desaliento-y-al-sarcasmo. ;-))
Espero, Saf, que no creas que con lo que has dicho me estás llevando la contraria.
ResponderEliminarPorque no es así. Quizá sea que ya no se me entiende nada.
Ahora bien, sé realista (que no es lo mismo que derrotista), ten los pies en la tierra, y conseguirás mejores resultados. Eso sí lo digo. El idealismo y el romanticismo, como motores internos, están bien; pero no como métodos.
Y, por supuesto, esto último NO va por ti.
Un abrazo.
Me alegro que no vaya por mí.... ciertamente! (porque mujer y Tauro o Tauro y mujer como soy... tengo bastante de realista y de prosaica).
ResponderEliminarY sé, en mi caso -porque todos tenemos nuestro caso singular y único- por dónde empezar: por lo más cercano.
Primero a concienciar a los que tengo en casa, luego a la comunidad de vecinos, más tarde a todo el barrio, enseguida será el distrito quien esté contagiado. En pocos meses esta ciudad será mía y de ahí a tener toda la Comunidad autonómica y el resto de las provincias de acuerdo...
Te lo digo semi-en-broma peeeeeero: no sabes cómo puedo ser de tenaz.
Ésto tiene que cambiar. Y ya.
Totalmente de acuerdo en que iniciar una revolución a estas alturas de humanidad, valdría de poco.. en cuanto a dar dinero a los que están haciendo algo... les impulsaría irremediablemente a no hacer nada.
ResponderEliminarUn saludo
"Esto tiene que cambiar". Nunca tanta gente ha dicho pensar eso. Ya es algo. Pero para alcanzar un estado de opinión que, verdaderamente, obligue a los gobernantes a hacer lo que saben que deberían y podrían hacer, es necesaria, todavía, mucha más "agitación tranquila" y eficiente. Tiene razón Portorosa cuando señala que mueven a risa, o a espanto, las algaradas verbales, el discurso épico revolucionario: precisamente por lo que dice Saf, porque no hace falta hoy ese anacronismo soviético. ¡Tenemos esta poderosísima arma de comunicación masiva, ésta, la que sólo usamos para mirarnos el ombligo de nuestras neuras o nuestro esteticismo diletante!. Yo creo que, sin arrebatos románticos, sin falsas expectativas, sin sobrevalorar la influencia del medio, lo cierto es que a través de él podríamos, si quisiéramos, difundir realidades, denunciar situaciones, propagar pensamiento, reflexiones, ideas; concertar acciones, tejer redes, visibilizar lo incómodo, lo efímero (alimentar el fuego que, mañana, ya no arderá en los noticiarios). Quizás no sea gran cosa, es verdad, pero toda larga caminata empieza con un paso. Y dicho esto, quiero añadir que las diferentes propuestas que Portorosa nos presenta, irónicamente, como sucesivas y excluyentes, tal vez debieran ser consideradas de modo sincrónico e inclusivo, compatibles unas con otras (total o parcialmente). Educar, sí, de acuerdo: sin olvidar que la mejor forma de hacerlo es brindar un modelo referencial (dar ejemplo). Yo también padezco, lo confieso, un cierto melancólico desencanto (achaques de la edad). Sin embargo, es todo tan insoportablemente insostenible que, ¡diantres!, allá se me van solos los pies (encendido de una mala leche casi olvidada)a echarle un cable a Saf en la comunidad de vecinos, en el barrio, en la ciudad...
ResponderEliminarNo estaba siendo irónico (bueno, en lo de la revolución, sí).
ResponderEliminarMe parece bien lo que decís sobre internet, y creo que es una herramienta incomparablemente potente (disculpa, Donna...), pero no nos olvidemos de que aquí sólo entra, por ahora, gente de un determinado perfil (al menos en España); y, sobre todo, de que al final casi todos acabamos leyendo sólo las cosas con las que estamos de acuerdo, con lo que (si no se hace un verdadero esfuerzo, desde luego mayor que escribir un blog) seguiremos hablando entre nosotros: a mí me leéis vosotros, yo os leo a vosotros, de vez en cuando alguien pone un enlace, lo leemos, etc.; pero nosotros ya estábamos convencidos.
Creo que tenéis razón. Creo (aunque “parece que no lo parece”) que hay que opinar, protestar, quejarse, exigir, hacer apostolado y convencer. Pero creo, insisto, que cuanto más firmemente apoyados en el suelo tengamos los pies mejor nos irá. Por eso evito dejarme llevar por esa “ola de solidaridad fraterna”, porque creo que es mejor avanzar despacito y, cuando la ola ya haya pasado (¿alguien piensa que los 30.000 inmigrantes han surgido ahora, en una semana?, ¿o que se van a ir dentro de dos?), seguir andando consciente de que habrá que hacerlo toda la vida, y consciente de que nunca va a haber resultados espectaculares.
A todo eso hay que sumarle, claro, la inevitable desmoralización que me produce ver todo cuanto nos rodea (es lo malo de la información globalizada: que ahora nos enteramos). Un abrazo.
Caboblanco, no entiendo lo que dices sobre el dinero. Yo creo que el dinero es imprescindible.
ResponderEliminar¿Revolución?, la única que veo a la vista es la revolución neoconservadora, la vuelta a la selva, o peor que la selva, donde el grupo se protege, vamos hacia el individualismo extremo de características norteamericanas. La única revolución que veo en mi medio es la que busca comprar el mejor coche, la casa más grande y mejor decorada, llevar a los hijos al colegio de mayor prestigio y que no se les moleste con temas pseudosociales, de inmigrantes, homosexuales, drogadictos o cosas por el estilo. Por desgracia, salvo contadísimas excepciones son muy pocos los que hablan de solidaridad cuando están en una posición privilegiada, y precisamente lo que busca todo el mundo, ¿buscamos?, es situarse en esa posición de privilegio y poder olvidarse de los demás y de los problemas habituales. ¿Qué hacer?, no lo sé, en la transformación social soy francamente pesimista. Quizá lo único que podamos hacer las personas de a pie es adoptar una postura más social hacia los problemas intentado hacer algo de pedagogía entre los que nos rodean, votar a quién creemos que va a adoptar una postura más justa hacia ciertos problemas y por supuesto dar dinero a organizaciones de confianza, hay bastantes y creo que sí sirve para algo. Lo de participar activamente no creo que sea tan importante (quizá digo esto desde una posición egocentrica, ya que yo no lo hago), hay gente de sobra que colabora en muchas ONGs y por los que yo he conocido en muchos casos buscan más experiencias personales y vivencias al límite que ayudar a los demás.
ResponderEliminar¿Dónde están tus blogs, hoy?
ResponderEliminarsaf para portorosa...
ResponderEliminar-Barridos, Porto, barridos (Me estaba poniendo vanidosa e insoportable. Y nada mejor que una cura de humildad). Así que, desde ahora seré una mujer a pié de comentario hasta que se me pasen las tonterías.
¡Pero lo que no cambia es mi determinación a hacer algo que cambie el curso de los acontecimientos mundiales! -que lo sepas.
Saf ;-))
¡Coño, qué radical! Y con la cantidad de lectores que tú debías de tener y ahora pensarán que les falla la conexión...
ResponderEliminarBueno, Saf, pues considera ésta tu casa para lo que quieras.
¿Eres ya presidenta de tu comunidad? (es brooooma).
Besos.
Es muy importante si a tu hija le ayudas a ser una buena persona; no hay mejor empresa a la que puedas dedicar tu atención.
ResponderEliminarPero si algún día a tu hija le niegan sus derechos, si se encuentra con la injusticia, los que pagamos nuestra cuota en Amnistía Internacional y respondemos a sus "alertas", continuando con la labor de un romantico idealista, hace 25 años, que creyó en la eficacia de las cartas y las denuncias, hasta conseguir que nuestro testimonio sea temido y respetado, nos harmos cargo de levantar el silencio que garantizaría la impunidad, y la defenderemos.
Ámala incondicionalmente en nombre de los que nos beneficiaremos de su belleza moral, porque la necesitamos para que el universo funcione.
Un abrazo.
Oye, Gatopardo, aprovecho que vuelves por aquí para decirte que estoy intentando contestar a un comentario (no muy halagüeño) que me dejaron en tu blog, pero, no sé por qué, no puedo (a lo mejor es preferible que no pueda, y que no se remueva el asunto). Seguiré intentándolo.
ResponderEliminarNo sé qué te parecerá que te diga esto, pero que tengas 64 años me ha dejado impresionado. No creo que sea un prejuicio darle más crédito a lo que dice alguien con 64 años (aunque los haya a patadas que no dejan de decir majaderías, naturalmente) que a lo que dice uno de 24, sobre todo en ciertos temas, y sobre todo si me entero mientras se está defendiendo de una acusación (mía) de idealismo juvenil.
No sé nada sobre AI, aparte de lo que uno puede leer por encima en la prensa. Pensaré en lo que me has dicho.
Un saludo.
Gracias, Porto, me tomaré tus palabras como una invitación. ;-))
ResponderEliminarY que sepas que sí.
Sí.
La puritita presidenta de mi comunidad....
Saf
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ResponderEliminarBlogia2 está haciendo los últimos ajustes con unos cuantos blogs, entre otros el mío, y de vez en cuando nuestro webmaster ha de descolgar funciones. Pero es temporal.
ResponderEliminarTener 64 años no me exime de equivocarme lastimosamente una docena de veces al día... (lo digo para que no os hagáis ilusiones si pensáis que el diablo sabe más por viejo que por diablo) y es una suerte que así sea porque ya soy bastante insoportable sin estar segura de acertar, con que imagínate...
Si te interesa saber la labor de Amnistía Internacional, este es el enlace a su página web http://www.es.amnesty.org/
Un abrazo
Y por si no ha quedado claro: siempre me apoyaré más en la lucidez desengañada de la gente como tú a la hora de seguir adelante que en el histerismo emotivo de los que se rasgan las vestiduras. Te valoro mucho como interlocutor, aunque no esté de acuerdo en las conclusiones a veces, y siempre serán bienvenidas tus reflexiones.
ResponderEliminarRespecto a los que te dan estopa en mi blog, si lees comentarios anteriores verás que otras veces me pillan a mí al degüello. Me inquietaría no tener opositores, sospecharía que estoy diciendo melonada tras melonada y que me he hecho gurú de una secta.
Un abrazo.
Me halagas, Gatopardo (y no es una frase hecha).
ResponderEliminarMe has recordado una tira de Mafalda en la que el bestia de Manolito le cuenta a ella lo que le gusta el primer día de clase, porque la profesora no los conoce y puede pensar cualquier cosa de ellos; por ejemplo, puede pensar que él es aplicado y estudioso (y entonces Manolito estalla de risa ante la idea de semejante despropósito). Pues me lo has recordado; es lo bueno de conocerse poco.
Un beso, Gatopardo.
¡Eh, que me he leído tu blog entero! No te tengo "visto", pero te conozco y sé que me enriquece tu punto de vista.
ResponderEliminarUn beso
Bueno, pues muchísimas gracias, de verdad, Gatopardo.
ResponderEliminarMe alegro doblemente de que hayas aparecido por aquí (ya me alegraba por haber descubierto tu blog, tan denso y lleno (ambas expresiones, en el buen sentido)).
¡¿Entero, de verdad?!
ResponderEliminarDe todas las opciones que ha dado en su entrada la única que no pongo en práctica es la de educar a un hijo para que sea buena persona(pues aún no tengo hijos). Querer un mundo mejor (cambiarlo completamente a nuestro gusto no es posible, ni siquiera deseable) no es una utopía. Es mi trabajo,mi estudio, mi tiempo libre, en fin mi vida... como le he dicho a gatopardo alguna vez.
ResponderEliminarEn relación a los grandes desastres que hemos provocado (y no hablo exclusivamente de los naturales) creo que la gente que se dedica efectivamente a "cambiar el mundo" es todavía muy poca.
La revolución no tiene porqué ser un guerra civil que nos destruya. La revolución también puede ser interna. No se necesita ser un idealista para decidir un buen día que se debe hacer algo o todos moriremos. Es en realidad una decisión absolutamente pragmática.