¡Cambiemos el mundo ya! ...que mañana es festivo.
Hoy, para mí, es un día normal. Como ayer, y espero que como mañana (bueno, no, mañana no trabajo). Y para vosotros, para casi todos, también (o eso espero, sinceramente).
A la enorme cantidad de personas que se mueren cada día desde siempre sin que ello suponga novedad alguna, esta semana les podemos sumar los muertos de Pakistán e India y los de Centroamérica (no, los de Irak no, no cuentan, que ya son habituales); y, además, sabemos que el problema de la inmigración está viviendo, a nuestro lado, unos momentos dramáticos (quizá no tan excepcionales como pensamos, pero antes no estábamos enterados).
Por supuesto, sé que, más allá de dar (si es que lo doy) algo del dinero que me sobra, no voy a hacer nada. E incluso pienso con bastante tranquilidad que en realidad es que no puedo hacer mucho más. Y vosotros, casi todos, también.
Podéis buscar en la red fotos de cualquiera de esas tres tragedias. Yo lo acabo de hacer pensando en poner alguna aquí, pero al final no le he visto demasiado sentido. Todos sabéis cómo encontrarlas en unos segundos. Son terribles.
¿Qué se puede decir sobre su sufrimiento y su indefensión? ¿Qué sobre la injusticia? Nada nuevo.
¿Qué puedo deciros, que no se haya dicho ya mil veces, sobre nuestra poca vergüenza, nuestro egoísmo, nuestro conformismo, etc., etc.? Nada.
Además, ni vosotros ni yo necesitamos oírlo: sabemos que es todo cierto. Es más, sabemos que esas cosas no van a cambiar; al menos no de modo apreciable en mucho tiempo. Incluso algunos creemos (pensamiento nada original, por otra parte) que repetirlo en voz alta, rasgándose las vestiduras, no es a menudo más que una forma (bienintencionada a veces, hipócrita otras) de acallar esa esquinita de la conciencia que nos da la lata, y nada más; una escena de cara a la galería, para quedar bien, y punto.
Este texto es un buen ejemplo de eso:
Voy a acabar de escribirlo, y lo voy a guardar y mostrar en el blog en lugar del que ya había puesto con fotos de una playa de cerca de mi casa (y en el que, aun encima, pretendía hacer un chiste). No os pareceré un desconsiderado ni un frívolo, y yo me quedaré un poco más contento. ¡Bueno, he puesto mi granito de arena!, diré mientras apago y me pongo a leer en el sofá.
Y los que lo leáis tendréis la oportunidad de sentiros gente comprometida, que se preocupa, que no se olvida de los problemas del mundo, que no es como los demás... En fin, que os hago un favor.
Así que nada, hasta mañana. Ya veréis qué fotos más bonitas.
Todo eso es verdad, lo que escribes y nos muestras hoy, lo que no nos muestras, lo que has decidido no mostrarnos, lo que todos sabemos cómo encontrar en segundos. Y es verdad nuestra acomodada inactividad, nuestro mínimo gesto bienpensante de teclear alguna cosa contra nuestra mala conciencia, que con tan irónico escepticismo y tan cruel cinismo retratas. Como es verdad, seguramente, que no podemos hacer nada. Sin embargo, querido amigo, lo decente es no callarse. Por eso no nos ha deleitado usted, hoy, con una playa y un chiste. Porque usted es decente y, por eso, me gusta leerle.
ResponderEliminar(Acabo de postear sobre los emigrantes, qué curioso, y me hace usted polvo, hombre)...
Un abrazo fuerte.
¡Glabs!, alterno "tuteo" y "usteo" sin darme cuenta. Cosas del tecleo compulsivo. Confío en que sepa disculparme.
ResponderEliminarSí.
ResponderEliminarTienes razón.
Y también (que sí)... que tantas lecturas solidarias nos dan la ilusión de ser gente comprometida mientras otros se comprometen de verdad.
Pero... ¿sabes tú por dónde se empieza? -¿Dónde está el punto de salida? ¿La lista donde apuntarse para cambiar el mundo?
Porque ahí estamos: en cambiar el mundo que conocemos. Y no es tan imposible.
Hace cuatro años se publicó, por un economista español, una teoría económica que puesta en práctica (está formulada matemáticamente y se está estudiando en infinidad de universidades americanas y europeas) acabaría con la desigualdad de los mundos rico y pobre.
Pero no interesa.
No interesa.
Interesa la diferencia.
Y quizá el compromiso, esa cosa tann tonta que sólo depende de la voluntad de uno mismo, empiece por mirar alrededor y cambiar lo que nos es muy próximo. E influir. Y buscar un punto común.
En positivo.
......y quien sabe..... quizá la lista de partida sea algo como este post en un blog de internet...
Saf
Lo de la mala conciencia no tiene cura. No somos capaces de curarnos de ese mal; sobre todo cuando queremos aportar algo al mundo desfavorecido y sin embargo seguimos con nuestra vida disfrutando de lo que creemos merecer, y olvidando por momentos a esos que reciben todos los golpes de la vida. Y no sabemos cómo disfrutar en esas condiciones de nuestra cómoda vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lee el post de Ernesto. Son palabras ajenas pero magníficas, escogidísimas, emocionantes, de un poeta/cantante/genio.
ResponderEliminarSólo una cosa que añadir: tener conciencia constituye el primer paso para tratar de hacer algo. Sólo el primer paso. Hay que dar el segundo, sea como sea, siempre dentro de nuestras humanas limitaciones y posibilidades.
Creo que es cierto lo que decís. Pero también que lo es lo que yo he dicho.
ResponderEliminarSin opinión previa, sin conciencia, sin una correcta percepción, nada se puede hacer. Sin el primer paso, no hay segundo. De acuerdo. Y hay mucha gente andando por el mundo, que primero pensaron que tenían que hacerlo. De acuerdo.
Ahora bien: son excepciones; los demás nos consolamos repitiendo el primer paso una y otra vez (como mucho, de vez en cuando se nos va un poquito el pie y parece que avanzamos algo, pero poco); y sí creo que ese paso sirve para quedarnos tranquilos (porque no lo estamos, porque no acabamos de creernos a nosotros mismos cuando nos decimos que no podemos hacer nada), y, a veces (como en el caso de quien opina en público, incluso aquí), también para quedar bien ante los demás (¿no habré yo escrito esto porque si no a lo mejor alguien pensaba que era un insensible?).
Que conste que creo que la conciencia general (?), la opinión pública, son útiles. Tal vez no muevan demasiadas cosas, pero sí que llegan a servir de freno, pues obligan a los poderosos a tener que disimular (a dónde llegarían, si no). Que conste.
Que conste que claro que valoro más a quien se preocupa que a quien no, porque de éstos es culpa en última instancia que nada mejore, porque de entre éstos salen los responsables (han salido a lo largo de la Historia). Y de los otros, de los que se preocupan, han salido y salen los que hacen que el mundo no se acabe de desmoronar, salen los que nos permiten conservar alguna esperanza.
Como podéis imaginar, lo que he escrito surge de mis propios remordimientos.
Un abrazo a todos.
Iba a decir que es una casualidad, pero no lo es: hemos escrito prácticamente lo mismo. Pero esto ya nos pasa con frecuencia, amigo mío. Un abrazo.
ResponderEliminarAparte de lo de Ernesto que más arriba ha aconsejado Rythmduel, os recomiendo que leáis lo que ha escrito R. Zucco:
ResponderEliminarhttp://robertozucco.bitacoras.com/archivos/2005/10/11/sociedad_del_bienestar#comentarios
Leedlo, por favor.
Con tu permiso enlazo tu artículo en "Espero vivir lo suficiente".
ResponderEliminarTe doy las gracias por no mirar a otro lado y ser un ser humano decente.
Un abrazo
Por supuesto, Gatopardo.
ResponderEliminarTe dejo en tu blog, de todos modos, un comentario en el que intento explicarte por qué no estoy de acuerdo con algunas de las cosas que he leído en él.
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ResponderEliminarTu post destila ese amargor que todos sentimos cuando vemos las noticias o leemos los periódicos, para olvidar acto seguido.
ResponderEliminarNo tengo nada que añadir, sólo que tienes razón.
Un beso.
Responderé: tengo 64 años y no sé tocar la guitarra; he sido emigrante clandestina en Europa, y creo que con mi trabajo no disminuí la riqueza per capita de mi país anfitrión. España es un país de viejos, necesitamos mano de obra y necesitamos gente que cotice a la seguridad social en vez de cobrar de ella. Vivo en Aragón, y hay pueblos enteros con tierras feraces, sin gente que las trabaje. En época de cosecha de la fruta, en Aragón contratamos emigrantes porque no hay trabajadores españoles que acepten los jornales que puede pagar el agricultor. Con la Expo, me gustaría que pasearas por Zaragoza y observarías que en las obras trabajan gentes de todos los países: los capataces suele ser españoles.
ResponderEliminarLa solución que yo propongo no te va a gustar: expropiación de las cuentas y valores de todas las empresas propietarias de las materias primas en África, congelar las cuentas en Suiza y New Jersey de los sátrapas africanos, empezando por Mohamed VI, y dejar que compitamos por los puestos de trabajo los emigrantes y los españoles, ya que estamos en una sociedad liberal, y que gane el mejor. Que yo sepa, cuando los inmigrantes que trabajan en las fincas como peones piden la baja es porque han tenido un accidente grave: los españoles pedimos la baja por cualquier cosa; los inmigrantes están reparando y adecentando las casas que alquilan; los españoles si no son propietarios dejamos que se caigan a trozos. En mi pueblo (8.000 habitantes) tenemos 3.000 trabajadores temporeros durante más de 6 meses al año, y la proporción de conflictos y delitos es notablemente inferior a la de los españoles educados en colegio de monjas y curas, vecinos míos.
Si, quiero que tengan los mismos derechos que tú y yo, sin tocar la guitarra en la playa.
"Sin embargo, querido amigo, lo decente es no callarse. Por eso no nos ha deleitado usted, hoy, con una playa y un chiste. Porque usted es decente y, por eso, me gusta leerle."
ResponderEliminarSi he entendido bien a Ernesto, yo que he escrito estos días sobre ecografías, jerseys y teleseries soy un indecente. Y lo es Donna, que ha transcrito poemas o diálogos de Woody Allen y meditado sobre la necesidad de escribir; y Paolo, que oscila entre sentimientos en barbecho y músicas medievales. Y tantos otros...
Pues bueno.
Gatopardo, no me has entendido bien, te lo aseguro, porque yo estoy de acuerdo con cuanto acabas de decirme. Con todo. Con todo.
ResponderEliminarLo de la guitarra pudo sonar mal, pero no lo pretendía, en serio.
Pero creo que lo que has escrito aquí es bastante diferente de algunas cosas que leí en tu blog, en mi opinión poco pensadas, y que motivaron mi comentario.
En cualquier caso, lo siento.
Perdona, quizás no te he entendido bien; pero te aseguro que en los dos artículos que he escrto he hablado única y exclusivamente de los derechos conculcados por la detención, maltrato, palizas, y secuestro de seres humanos que huyen de zonas de guerra, a los que no se les ha admitido a trámite la solicitud de refugio político; hablo de mujeres que por el hecho de estar embarazadas pueden ser lapidadas en su país, y según el derecho internacional se pueden beneficiar del asilo político que los países civilizados juramos respetar, cuando hay indicios de que en sus países de origen pueden sufrir cárcel o la muerte. Hay un protocolo legal en los prsuntos culpables de entrar ilegalmente en España, que no se ha respetado; no ha tenido asistencia letrada, interpretes, jueces que instruyan su caso y otros que sentencien, y esto que no se ha respetado en España ni en Marruecos. Y he hablado de que el traslado y abandono de más de un millar de inmigrantes en el desierto, a una zona minada , sin agua, alimentos ni ropa contra las temperaturas extremas que hay allí es una condena a muerte. De eso he hablado en mi blog. Y he medido y pesado cada palabra. Puedes releerlo cuando quieras.
ResponderEliminarHe hablado de la Ley que ni Marruecos ni el gobierno de mi país ha cumplido.Se están saltando la legalidad internacional y eso es muy grave. Lee el Informe del Consejo General de la Abogacía, que no son precisamente hippis hartos de hachich.
Admito mi error por completo.
ResponderEliminarQue conste que sólo leí ese post (en el que apenas escribías tú) y sus comentarios, y no entré más que en dos de los enlaces (el de Ramonet y otro que no recuerdo), y sobre eso opiné (y creo que algunos se merecían esa opinión).
Lo que has dicho aquí me parece perfecto (hay cosas que desconozco, que conste), así que supongo que en general también te daría la razón.
De nuevo, acepta mis disculpas.
Mejor nos damos un abrazo, y espero que no saques la conclusión de que suelo ser así de pesada siempre...sólo de vez en cuando.
ResponderEliminar¿Por qué crees que me llaman la abuela?
Un abrazo tiernísimo.
Pues claro: un abrazo. Y desde hoy has ganado un lector, abuela.
ResponderEliminarImpacta leer lo que pones, impacta ver esa realidad que es la que me pregunto yo cada día que leo un periodico o veo la tele. Lo realmente importante es no insensibilizarse, saber que sigues teniendo esa sensación de que las cosas en este mundo no funcionan aún sabiendo que no es por falta de medios sino por falta de voluntad de todos los que nos gobiernan, a nosotros y a otros muchos países. Es muy triste que las cosas sean así.
ResponderEliminarNo creo que falte información (lo siento mrmann), falta compromiso, el cancer de este tiempo es la indeferencia por todo lo que nos rodea. El otro cancer es la falta de acuerdo para hacer las cosas bien.
Portorosa, un fuerte abrazo desde Valencia para ti, tu niñita y tu mujercita
Gracias, Bull, ¡Qué alegría verte por aquí! Me encanta que me hayas dejado un comentario, de verdad (por cierto, creo que Mrmann decía lo mismo que tú: que lo que NO falta es información).
ResponderEliminarYa sabes, cuando quieras decir algo me darás una alegría.
Recuerdos también a tu chica (espero que todo vaya bien) y a D. Un abrazo muy fuerte.
Se sentó en la hierba,
ResponderEliminarcruzó las piernas
y abrazándose el estómago,
comenzó a mecerse.
La ribera era toda colorido
y trinos.
Miró cara a cara al Ebro
y sosegó su espíritu.
Soñaba que el viento traía sonidos
de tambores y flautas.
Yo le observaba,
no porque fuera negro,
sino porque estando ambos
lejos de casa,
él era el único que estaba
realmente solo.
*Espero que no parezca una frivolidad. Oigo, leo... y no dejan de impactarme. No, no me insensibilizan por mucho que las repitan. Y aunque las noticias sean muy parecidas, las gentes anónimas que las protagonizan son diferentes.Individuos con sueños e ilusiones. ¡Tantos... tantas..!