29.6.12

Taller: No es posible

[Esta vez las directrices del taller me resultaban un poco desconcertantes: contar algo que se observa.
Desconcertantes, porque escribir a partir de lo observado es para mí algo tan habitual que me parecía lo mismo que no marcar directriz alguna.]



NO ES POSIBLE
Llevo años bajando en coche por la calle Coruña, cada mañana, camino del trabajo. Desde hace unos meses, todos los días a esa hora un hombre y una mujer toman café en la misma mesa de una cafetería que hace esquina. Se sientan junto a un ventanal y, como yo vengo de arriba, puedo verlos desde bastante antes. Últimamente, además, aunque ya suelo ir despacio aminoro un poco para poder fijarme.

Él pasa de los cuarenta, es moreno, de gafas, con raya al lado. Ella parece algo más joven, y su ropa y su peinado también son discretos; muchas veces, como ayer, lleva diadema. Se sientan siempre uno frente al otro y tienen el periódico abierto en medio. Él se inclina hacia delante y le señala las noticias y las comenta. Por cómo hablan, no son pareja. Él sonríe todo el tiempo y cuando hace una pausa la mira, esperando a ver si dice algo, y luego sigue leyendo. Ella se apoya en el respaldo y mira el café o se acerca a leer también, y de vez en cuando levanta la vista y le devuelve la mirada.

A veces ella sonríe como sin querer. Entonces él se queda un segundo en blanco, hasta que se revuelve en la silla y pasa la página. Y ella remueve el café y se pone seria otra vez. Y apoya la barbilla en la mano.

A su novio no le gusta aquello. Él le pregunta por ese novio, y ella dice que bien, bien. Aunque nunca le habla así, ni le cuenta nada, ni le pregunta, ni la mira igual. Él en cambio le ha confesado que nada, que se ve que todavía no ha encontrado a la persona adecuada. O que la persona adecuada no lo ha encontrado a él. Y se ríe.

Algunos días, como hoy, la veo triste. Él sonreía, igual que siempre, en la postura de todos los días, y esperaba mirándola de reojo.

Al acabar van juntos hasta el edificio de al lado, cada uno a su oficina. Él camina despacio, alargando los metros. A veces al andar se rozan los brazos. Y entonces ella aprovecha el encuentro con alguna compañera para adelantar la despedida. Hasta mañana. Él se pasará la tarde tratando de recordar cada sonrisa suya, cada palabra, cada uno de esos veinte minutos; ella, intentando olvidarlos.


26 comentarios:

  1. Me ha parecido estar ahí. Y me ha recordado, fugazmente, a Javier Marías.

    http://madredemarte.wordpress.com/

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  2. Sí. Y ella, a Raquel Martos.

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  3. Desconozco a la tal Raquel, Sir; Google aparte, claro.

    Vaya, Madre, pues hace siglos que no leo a Marías. Me alegra tu primera frase (bueno, y la segunda).

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  4. In one of the stars I shall be living. In one of them I shall be laughing. And so it will be as if all the stars were laughing, when you look at the sky at night… You – only you – will have stars that can laugh… camiseta de España

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  5. Entonces, igual no es ella. A Marías lo hacía yo algo más mayor.

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  6. No consigo ver tanto desde el coche, pero sí me parece una historia... ¿cómo decirlo? "muy vivida".

    Como siempre, me ha gustado.

    Beatriz

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  7. Te has cargado Ana Karenina y Madame Bovary en media página. (Yo soy más bien de Borges, o sea, que para mí esto es un piropo)

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  8. Si es que cuando me pongo...

    Gracias a los tres :)

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  9. Cuando hablaba de Marías me refería al estilo literario; y más particularmente, a su última novela, que parte precisamente de la observación de una pareja en un bar.

    Lo que escribió antes de esa novela, la trilogía, es de lo mejor que se ha escrito últimamente en lengua española (para mí, claro)

    http://madredemarte.wordpress.com/

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  10. De todas las maneras, eso de un chico que pasa de lo cuarenta, ¿no es un tanto optimista?

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  11. Y como no hay nada que más fastidie que las correcciones por parte ajena, ahí va:

    "Desde hace unos meses, todos los días a esa hora un hombre y una mujer toman café en la misma mesa de una cafetería que hace esquina".

    Feliz fin de semana a todos.

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  12. Ya, puede ser... Supongo que empiezo a acercarme a esas ancianas que se refierena sus amigas como "las niñas". Y sin embargo lo cierto es que los veo jóvenes, aún empezando.

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  13. A mí se me hace más a Updike.

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  14. Ay, Sir, si fuese usted solo un poco sincero, qué alegría me daría!

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  15. Anónimo2/7/12 13:03

    Ya sabe que me gusta tomarle el pelo, pero esta vez se lo digo completamente en serio. Y yo he leído mucho Updike. Y mucho Carver. Cuando digo mucho quiero decir que me lo he leído prácticamente todo de ambos, y no una sola vez. A Cheever, que veo que lo tiene usted por ahí, menos.

    Un afectuoso abrazo.


    Sirwood

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  16. A mi me gusta mucho. Creo que captas muy bien los sentimientos que surgen entre ellos y enseguida te sientes identificado con la situación.

    Beso gordo.

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  17. ¡¡Sir, a mis brazos!! En fin, qué quiere que le diga.

    Mary, gracias.

    Beso y abrazo.

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  18. He preferido ceder en lo de chicos que cambiarles la edad. Si pasa de 40, pasa de 40. Me quedo con su corrección, Sir.

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  19. Ella debería dejar de torturarse..., si realmente se pasa la tarde intentando olvidar cada momento compartido con él, buscar o coger otro camino...

    Pero aún así, me ha parecido muy tierno y conmovedor el relato.

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  20. ¿Pero por qué entiendes tú que se tortura ella?

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  21. Fácil (según su descripción)... Primero aprovecha el encuentro de alguna amiga para despegarse de él (aunque puede ser que no quiera que descubran lo que realmente siente) y segundo si se pasa la tarde intentando olvidar es porque no se siente cómoda con esos pensamientos!!! Y eso, mínimo, de lunes a viernes, no digamos sábados y domingos sin trabajar (supongo que trabajan en los juzgados o cerca)con un novio con quien, parece ser, apenas habla y un hombre, que no tiene plantado en su cabeza...

    Son todo conjeturas, cómo las suyas...

    Pero sinceramente, si ella sigue tomando un café con él a esas horas (supongo que es muy temprano) es porque realmente quiere hacerlo (seguro que excusas no le faltarían para no ir) y también discrepo con usted en que ella pase la tarde intentando olvidar ni tan siquiera uno de esos momentos.

    Yo lo veo cómo un sueño que te sorprende al despertar, pueden pasar dos cosas: o que maldices la hora en la que te has despertado porque realmente lo estabas disfrutando, y lo único que quieres es volver a dormirte y seguir con él, o es de esos que no quieres volver a repetir bajo ningún concepto. Y yo creo que ella quiere recuperar ese sueño cada noche.

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  22. 1730, no sé por qué no te había contestado a este último comentario, pero me gusta mucho.
    Besos.

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    1. Hay cosas que con el tiempo y la distancia cobran más sentido e incluso parecen más bellas.
      Gracias por llevarme al pasado y volver a leer cosas tan bonitas... recordarme sueños, emociones e ilusiones de los inicios de una época llena de incertidumbres, necesaria y, ahora reconozco, de la que he salido reforzada.
      Sigo por aquí, aun cuando no me pronuncio.
      Bicos.

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