Las decisiones de un escritor
Dice Amos Oz:
Para escribir una novela de ochenta mil palabras debo tomar algó así como un cuarto de millón de decisiones: no solo las decisiones sobre el boceto de la trama, quién vivirá y quién morirá, quién amará y quién traicionará (...), cuáles serán los nombres de los personajes, cómo serán sus caras y cuáles sus costumbres y ocupacionmes, cómo dividirla en capítulos, cuál será el título del libro (esas son las decisiones sencillas, las decisiones más burdas); y no solo cuándo contar y cuándo silenciar, qué va antes y qué va después, qué revelar al detalle y qué solo con alusiones (también esas son decisiones bastante burdas), sobre todo se deben tomar miles de decisiones sutiles, como, por ejemplo, si poner ahí, en la tercera frase hacia el final del párrafo, azul o azulado. O celeste. O celeste oscuro. O tal vez azul ceniza. ¿Y poner ese azul ceniza al comienzo de la frase? ¿O mejor que estalle al final de la frase? ¿O en medio? ¿O que sea una frase breve independiente, un punto delante, un punto y una nueva línea detrás? ¿O no? ¿O es mejor que ese azul se sumerja en la arrastradora corriente de una frase compuesta y tortuosa, con muchos miembros y abundantes subordinaciones? O tal vez lo mejor sería escribir sencillamente cuatro palabras, "luz de la tarde", y no teñir esa luz de la tarde de ningún gris azulado ni ningún celeste polvoriento.
Y también:
(...) una vez me decía que, en su opinión, aquí o allá había escrito demasiado, y otra decía que aquí tal vez hubiera sido mejor escribir un poco más. ¿Pero cómo se sabe eso? Aún estoy esperando una respuesta.
Y así es, ¿no?
En la eterna (y, en mi opinión, bastante absurda y forzada) disputa entre fondo y forma, entre contenido y estilo, no cabe más que darle a ambos toda la importancia: la literatura debe, como todo arte, decir algo; y la forma en que lo hace, lo que de hecho la convierte en arte, es el estilo.
mi opinión es que el qué, que yo identifico con el fondo) es previo al cómo, y por lo tanto más importante. Una vez decidido el qué, el fondo pasa a ser lo más importante. Las decisiones, para mí, no deberían ser simultáneas.
ResponderEliminarLa vida diaria nos enseña que primero decidimos qué vamos comprar (comida...) y luego vemos donde, cuando, cómo (caminado, en coche...)
Si no lo hacemos así, andamos a salto de mata. Puede ser divertido, pero no siempre funciona.
Considero la polémica forzada, como digo, porque creo que ambas cosas son imprescindibles y complementarias. Y creo que lo que en realidad se ha discutido siempre son los excesos en uno u otro sentido.
ResponderEliminarEl orden no creo que signifique preponderancia. Sin el cómo, no hay literatura. Hay un mensaje, que se puede transmitir de muchas formas. Es el cómo lo que hace que hablemos de literatura, pintura, filosofía, música o danza.
La vida diaria no pretende ser arte. Al menos la de la mayoría.
http://eljineteinsomne2.blogspot.com.es/2009/06/la-leccion-de-chejov-3-cartas.html
EliminarS.
renunciar a uno mismo aunque sea por media hora
ResponderEliminarevita describir el estado interior del héroe, tienes que tratar de que se aclare a partir de sus acciones
en los cuentos es mejor no decir suficiente que decir demasiado, porque… porque… No sé por qué.
una escritura bien lograda, en un cuento, debería ser captada inmediatamente, en un segundo
Mil gracias, Sir.
Sir, ese blog es una joya. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarInsisto:
ResponderEliminarhttp://eljineteinsomne2.blogspot.com.es/2009/06/raymond-carver-relato-tiene-que-dar.html
Y Carver, además de decir muchas cosas, cita a Flaubert: El artista en su trabajo debe ser como Dios en su creación -invisible y todopoderoso -, debe sentírsele en todos los sitios, pero no debe ser visto. Perfectamente claro, ¿no?
¡Cuidado!: es argentino.
ResponderEliminarS.
Bueno, pero para leer las entrevistas y artículos ajenos que cuelga no afectará mucho.
EliminarTodo lo argentino afecta. Véase (léase) Borges.
ResponderEliminarS.
Yo estoy más con Morelli, prefiero que lo que leo exprese claramente el qué, y me lo envuelva en un buen, en un hermoso, en un rigoroso cómo. Influye, en mi caso no me queda ninguna duda, que soy ingeniera, si lo que leo se distrae demasiado en el estilo sin lograr comunicar su contenido, lo dejo (que puedo ser una perfecta ceporra a la hora de interpretar lo que leo, si no es muy directo...tal vez).
ResponderEliminarPor otro lado, otras artes, las plásticas, se usan como inversión, y como especulación; están demasiado sujetas al como que dictan los entendidos, no siguen unos principios tan claros de fondo y forma si se mueven en circuitos selectos.
Digo que la polémica no es tal, salvo casos extremos, porque creo que nadie quiere que el estilo le impida ver el contenido, por mucho que el estilo importe.
ResponderEliminar¿Eres ingeniera? Pues entonces te digo que estilo y contenido son condiciones necesarias e insuficientes, por separado.
Con respecto a lo otro que dices, yo me refería, no a su valoración "oficial", al canon en vigor, sino a la relación con el espectador, subjetiva; que creo sí es comparable (con difencias entre artes, por supuesto: es indudable que la naturaleza del contenido, del mensaje, en música y literatura, por ejemplo, es diferente).
Saludos.
Pues no me parece que me entiendas. Como lectora valoro más el qué me cuentan que el cómo me lo cuentan, y escojo mis lecturas anteponiendo el qué al como. Como ingeniera, mi preparación va enfocada al análisis del contenido -en mi opinión demasiado enfocada, pero es un asunto aparte- no del estilo de los escritos.
ResponderEliminarPara realizar un escrito de ingeniería técnico lo imprescindible es plasmar los datos técnicos inherentes a dicho escrito, el estilo es secundario. Puedes coger cualquier memoria técnica para ver hasta qué punto es secundario o inexistente...falta de coherencia gramatical en las frases, pasiva anglosajona a porrillo, etc. Sin embargo se dan por válidos como escritos técnicos. En este caso, el desprecio del como es algo lamentable, en eso estoy de acuerdo.
Bueno, hablamos de literatura, ¿no? Y no de cualquier cosa escrita. Si no, está claro que no nos entenderemos.
ResponderEliminarVale, lo antepones, ok. ¿Seguro?
Como aclaración: el estilo, el cómo, es mucho más que escribir bonito. Es elegir... en fin, es lo que dice Oz.
La literatura es un estilo al servicio de un contenido, yo creo. La literatura es una herramienta, un medio por el que contar algo. Es un cómo al servicio de un qué compartido con muchas otras formas de expresión y comunicación.
La alusión a los escritos técnicos viene a cuento de lo que decías de que como ingeniera debo entender que estilo y trama son indisolubles. No. Lo entiendo como lectora, como ingeniera...puedo escribir muy requetemal siempre que deje claro lo que tengo que dejar claro.
EliminarPor lo demás me has entendido muy bien, pero me parece que te vas a extremos. Leo mucha ciencia ficción. Alguna está escrita de forma extremadamente simple, y encima las traducciones oscurecen el estilo del escritor. Leo historias de terror, lo mismo de lo mismo. ¿Has considerado la importancia de las traducciones, cómo pueden en ocasiones engrandecer un texto -lo más frecuente es lo contrario-?. El párrafo de Oz brilla por ese resplandeciente en mitad de su contenido, pero resplandeciente no aparece en el original ¿en inglés?, aparece otra palabra menos sonora, muy seguramente. Es en parte la magia de la traducción, pero entonces...esa magia también deriva de cómo suena en tu idioma, no del escrito original.
Una vez más buscar el equilibrio.Tarea difícil la del escritor que tiene que enfrentarse a tantos puntos de vista distintos(o que aspira a ello).
ResponderEliminarB.
yo creo que la comunicación debe ser eficiente, pero no está reñida con el cómo. Hay muchas maneras de comunicar, entre un periódico y el Ulises de Joyce (o Finnegan's Inn, como dice Suso de Toro, un brillante camino sin salida).
ResponderEliminarPero lo que cuenta tiene que interesarme. Luego, el cómo lo cuenta también tiene que interesarme. Por eso las novelas me empiezan a gustar por los años 20 del siglo pasado, más o menos.
La poesía es otra cosa.
Estamos en unos tiempos en lo que todo va valiendo en esto del arte. Depende del agente, de la promoción. Del crítico de turno. No todo vale. Al menos dejadme esa parcela de decisión personal, en estos tiempos en los que ésta se ha quedado tan chiquita.
Yo también he leído best sellers (Crichton o el sueco ese famoso, por ejemplo). Y me gusta como escriben. No me interesan los ejercicios de estilo sin más.
No creo en el equilibro en esta cuestión, por que no son el qué y el como cosas contradictorias. No leo para aprender a escribir. (Bueno, quizás sí los textos científicos). Tiene que gustarme el tema y el modo de contarlo. Si no no sigo leyendo.
Pues estamos de acuerdo, entonces.
ResponderEliminarNo estoy seguro de qué quería decir B con lo del equilibrio: yo no veo más que un equilibrio de máximos, que no es tal.
Hablo, en cualquier caso, de literatura y de lo que yo le pido. E incluso de lo que yo le pido idealmente, en su punto más alto. Por el camino, por debajo, hay escalones, hay logros parciales, hay cosas que pueden gustar y venir bien, hay momentos y momentos (como para la música).
Los ejercicios de estilo... ¿Qué son? ¿Arabescos que no conducen a ningún sitio? Así no, claro. Pero es que reducir la escritura (el cómo se escribe) a eso es reducir demasiado. Hay estilos, en el sentido más amplio de la palabra, que hacen el significado. Etc., etc.
Besos y abrazos.
En cuanto a otras artes, no creo que necesitemos acudir a ninguna referencia externa, como decía. La reacción personal ante un cuadro o una escultura (o ante un edificio), cuando es sincera e íntima, es el modo de disfrutar y dar sentido, todavía, al arte.
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ResponderEliminarSobre el que y el como ... estoy muy espeso, a estas horas ... pero lo que yo creo es que lo importante en todas las artes es la creación, es decir, el dar expresión a lo desconocido. Esto quiere decir que no partimos del qué, que obviamente, es conocido. Y se me ocurre pensar que el estilo, el cómo, puede ser la forma en que me enfrento personalmente a la tarea de dar expresión a eso desconocido. Lo cual, implicaría que el cómo y el qué nacen a la par y se alimentan mutuamente.
ResponderEliminarEspero no estar diciendo ninguna estupidez, pero en este momento no me lo parece.
Un abrazo
A mí tampoco, ni ayer de noche ni ahora. Claro que no puedo ofrecer mucha agilidad mental, tampoco...
ResponderEliminarImaginemos que alguien dijera que, de la pintura, le importa el tema pero no cómo está pintado, cómo se ha representado. Sé que la comparación no es del todo justa, porque la pintura es un arte plástico, y el peso del contenido no creo que sea comparable al que puede tener en la literatura. Pero, aun así, creo que puede establecerse un paralelismo; si no para sacar conclusiones exactas, sí para ver con más claridad que lo que a veces entendemos por el estilo es mucho más que escribir bonito o feo: el estilo, el cómo, es simplemente todo lo que vemos, lo que leemos, desde la primera a la última letra: cómo esté escrito, en qué consista eso, junto con lo que de eso entendamos, junto con el mensaje, junto con el fondo, es la literatura.
La discusión entre un envoltorio bonito pero vacío, por un lado, y una historia interesante pero pésimamente contada, por otro, no tiene mucho sentido, creo yo: ninguna de esas alternativas vale.
No sé si abundo en la idea de Taliesín, pero considero que, en literatura, el cómo y el qué son inseparables, e igual de fundamentales (literalmente).
Buongiorno.
Y cuando digo inseparables digo inseparables. Porque el qué viene dado por el cómo.
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ResponderEliminar(...) una vez me decía que, en su opinión, aquí o allá había escrito demasiado, y otra decía que aquí tal vez hubiera sido mejor escribir un poco más. ¿Pero cómo se sabe eso? Aún estoy esperando una respuesta.
Eliminareste es el verdadero texto sobre el retrato de Giacometti.
Mi memoria (quería hacer ese ejercicio) me ha traicionado. De como lo imaginaba a como es hay un trecho:
http://www.slideshare.net/martacosmos/retrato-de-giacometti
¿cómo? no sé, pero se sabe.
ResponderEliminarSe sabe (y entonces uno es bueno) o no se sabe (y entonces es malo).
ResponderEliminarSusana, te respondo aquí.
Lo de ingeniero lo decía por el lenguaje matemático (condición necesaria y suficiente; en este caso, insuficiente). Era una broma.
La traducción es esencial, claro. Con el tiempo, he ido entendiendo algo que le leí a Javier Marías hace mucho: decía que traducir era escribir de nuevo un libro, casi por completo, y que sus traducciones las consideraba obras suyas, prácticamente. Entonces me pareció un disparate (cómo obviar el tema, toda la idea, los personajes, en fin, todo), pero ahora, aunque creo que exageraba (a propósito, supongo) lo entiendo un poco mejor; porque, efectivamente, hay una parte enorme que hay que construir de nuevo; hay que hacer literatura otra vez.
...
ResponderEliminarMorelli, se sabe que ahí (en el noveno) se expresa mejor lo que no se sabe. ¿Cómo se sabe? Yo creo que se sabe cuando se produce un movimiento corporal (interior, en las vísceras) que cambia toda la percepción del asunto y nos hacer exclamar: aja!
Es decir, el qué no es el rostro sino "un no se que" que está ímplicito en el rostro y que es lo que el arte capta y expresa,
ResponderEliminarYo creo que el cómo siempre importa, incluso en los textos científicos. Es más, creo que en los textos científicos importa mucho. Hay que decir las cosas de la forma más sencilla y directa posible, evitando cualquier tipo de ambigüedad; eso requiere que el texto esté muy limado, muy elaborado, requiere estilo, aunque no sea lo que se entiende por estilo literario y, desde luego, no sea arte (aunque si técnica). Si hablamos de literatura, estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo antes creía que me importaba más el fondo que la forma. Y aunque es verdad que elijo lo que leo por la temática, si no me gusta el estilo, soy incapaz de leerlo. Al revés también me ocurre, por mucho que me guste la forma de escribir de alguien, si no me interesa lo que cuenta, va a ser difícil que me enganche.
ResponderEliminarLlego tarde (como siempre últimamente), pero bueno, el tema me parece muy interesante, así que aquí dejo este comentario a destiempo ...
Beso
Beso, María.
ResponderEliminarVenía en el coche escuchando música y he pensando que el qué y el cómo es como la letra y la música, todo forma parte de la canción.
ResponderEliminar(Creo que Internet me está volviendo loca ...)
Estoy de acuerdo (con lo de que te está volviendo loca).
ResponderEliminarSobre lo que dice María, estoy de acuerdo en que un escrito científico debe ser preciso, ahora bien yo he leído divulgación científica que es una delicia, por ejemplo "La vida maravillosa" de Gould, comunicando ciencia se puede hacer buena literatura, y hay más de un científico muy capaz de hacerla, si bien en los documentos científicos con objetivo meramente científicos hay que andarse con muchas menos florituras, por no dar pie a malentendidos.
ResponderEliminarLos documentos técnicos, memorias, proyectos, etc, son territorio mucho más áspero, tienen finalidad económica y hay que cuidar muchísimo la redacción de los textos en cuanto a que no haya desvíos estilísticos, como se cuele una metáfora, la hemos liado. Lo que yo no admito es esa estúpida conciencia de "clase" de soy ingeniero, a mi esto de escribir bien me resbala, lo que tengo que hacer es presentar bien las cuentas; no me gusta, pero abunda.
Tengo en mi haber 10 memorias de reforestación, de hace diez años. Ahora mi trabajo no tiene que ver con las ingenierías, igual han cambiado los tiempos, pero leyendo muchos correos que me envían, creo que a peor.
Soy terriblemente pesada con dejar las cosas claras y precisas, y volviendo a lo de estilo y temática (es la última vez que lo hago), sigo pensando Portorosa que te vas a cuestiones extremas. Ambas se entgremezclan en un libro de xcientas páginas, impepinable, pero se puede abusar de uno en detrimento de lo otro.
Ahí va un símil, ponte que te apetece comer lentejas y vas a un restaurante normalillo y te sirven un buen plato de lentejas, que ciertamente es una interpretación de la receta del cocinero y no te das mucha cuenta de esto mientras las comes, pero ves las lentejas, el chorizo, la morcilla, etc, etc.
Otro dia comes en casa de tu novio -es que soy tía- con tu cuñado el tiquismiquis, y te da un ejercicio de estilo forzado por el tiempo de lentejas sin chorizo con poca sal y en puré...hmmm...dónde están las lentejas.
Y un tercero vas con tus amigas -soy tía- en plan exploración de nuevos territorios, y te sirven un suflé de lentejas al aroma de vapor de chorizo de liebre con sirope de morcilla eterizada. ¿Dónde esán las lentejas, dónde está la comida, qué me estás dando?.
En fin, que hay tramos de entremezclar fondo y presentación.
Y encima yo quería ir a un vegetariano ;), dichosas lentejas.
Pues yo precisamente creo que esa discusión forma/fondo solo se sostiene si uno se va a ejemplos extremos, y que en realidad (como decía en el post), no debemos hacerlo, y por tanto no hay que elegir, pues no hay otra elección que ambos.
ResponderEliminarCon respecto a lo de las memorias y los correos que recibes: en mi trabajo, desde que hay correo electrónico y se ve cómo escribe en realidad cada uno, estoy asombrado de lo mal que lo hacen. Pero ya no hablamos de estilo, ni de literatura, ni de nada que no sea simple gramática y sintaxis.
Un beso.
“Pues yo precisamente creo que esa discusión forma/fondo solo se sostiene si uno se va a ejemplos extremos ...”
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, ¿pero de que camino extremo estamos hablando?
Yo creo que aquí de lo que se habla es de un camino que va hacia la derecha en el que se encuentran las cosas como son o como deben ser. Es el camino de la ciencia clásica y de la tecnología (y de la moral y de la ley ..). La tecnología tiene que hablar de un qué, y éste para ser objetivado, es decir, válido para todos, tiene que ser claro y distinto. Es aquí, por lo tanto donde tiene sentido el estilo al servicio de esa claridad del discurso en la presentación del qué.
Pero si hablamos de arte, y la literatura lo es, ya estamos cogiendo otro camino extremo, el de la izquierda. Aquí el qué es borroso y solo sabemos de su existencia, por la presión que ejerce en el creador, incluido el lector como re-creador, para ser “algo” con sentido. En este camino parece que el estilo está al servicio del qué para ser revelado.
En este camino de la izquierda y de las artes, la realidad no está dada de antemano. Incluso, podemos decir, sobre todo en el arte moderno, que la realidad tampoco está garantizada al final. De modo que una obra de arte invita a la siguiente para poder seguir viajando por una realidad incierta pero con sentido.
Mucho me temo que mi dilema era bastante superficial: me refería a la teórica y manida discusión "ejercicio de estilo hueco" vs "historia interesante escrita de pena", y a que en realidad ninguno de esos extremos es ni por asomo aceptable.
ResponderEliminarCon respecto a lo que tú dices, me parece interesantísimo. Explicas así lo que yo pretendía decir cuando escribí, hace unos cuantos comentarios, que "el qué viene dado por el cómo". Es decir, al escribir, en literatura, se está construyendo todo, y cómo se haga determinará el punto de destino.
¿Sí?
Si.
ResponderEliminarMe refiero alequilibrio que el propio Amos oz busca en su novela cuando toma tantas decisiones
ResponderEliminarEl fondo y la forma complementándose para que el autor sienta ese "no sé qué" que dice Taliesin.
La creatividad del autor necesita su dominio del lenguaje,saber dónde quitar y dónde poner más ,dónde utilizar una larga descripción o sólo cuatro palabras...
Estoy de acuerdo en que hay best sellers muy bien escritos donde el autor/a habrá tomado un montón de decisiones .
B.
no creo que la literatura pueda escapar a la lucha de clases, por poner un ejemplo. Desde este punto de vista, un texto tecnológico y un texto literario, como hechos históricos que son, estarían sujetos a los mismos criterios de valoración: son útiles para un bando (para perpetuar en el poder a los que mandan) o son útiles para el otro (para liberar a los oprimidos y explotados), en mayor o menor medida. En general, la difusión de conocimiento técnico yo la encuentro más cerca del segundo bando, y la literatura, a priori, más cerca del primero. A partir de ahí podemos empezar a entrar en matices, por otro lado, intrascendentes;-). De ahí mi preocupación por el qué, antes de nada, a la hora de valorar un texto.
ResponderEliminarYa te vale. Lo tuyo es obsesión.
ResponderEliminarPor lo demás, no puedo estar más en desacuerdo sobre la alineación que le atribuyes a la literatura. Y no porque crea exactamente lo contrario, sino porque en la literatura ha cabido y cabe todo; incluidos todas las llamadas de auxilio, los auxilios, las denuncias y las verdades.
Enjoy.
Hmmm, ¿alguien por aquí ha leído un libro de difusión científica, aunque sólo sea para ver de qué va?, es que separar literatura de textos literarios científicos me chirría, hay gente que escribe con estilo brillante y con metáforas y retuécanos varios y son científicos.
ResponderEliminarOtra cosa que me suena rara, hablar de tecnología cuando te refieres a escritos técnicos -que si lo interpreto mal, disculpas- es que o se me viene a la cabeza el último ipad o un robot decimonónico. En mi proyecto fin de carrera la tecnología principal la ponía el tractor...me suena muy raro asociarlo con tecnología, la técnica es también el cálculo de estructuras, sistemas de riego, desmontes...lo digo para que abrais el diafragma.
No estoy de acuerdo con el último coment de Morelli, pero como vosotros sus conoceis de anteriores capítulos al menos, lo interpretareis mejor que yo. Besos Porto, y rabia me da que se me acabe la baja, me estoy divirtiendo :D, pero volveré, ahora no con tanta pesadez.
No voy a ser yo, Morelli, el que diga que gafas te tienes que poner para mirar la realidad. Si yo me pongo esas gafas rojas puedo ver algunas de las cosas que nos cuentas (no todas). Pero sinceramente, está tan restringido lo que se alcanza a ver con ellas que prefiero quitarlas para tener una amplia panorámica y una visión en profundidad.
ResponderEliminarEn general me suelen disgustar todos los reducionismos de una obra de arte a otra cosa: sociología, historia, psicología. No digo que no se pueda; digo que es miopía. Y lo peor es que te priva de experienciar eso que se burla una y otra vez de la historia (y su pretendida lógica) determinándola, para desesperación de los que creen que el devenir se puede controlar. Éstos, no solo me me disgustan. Miedo me dan! Son el Poder (los de arriba) en ciernes.
era un ejemplo. La dinámica social y la historia coloca a cada obra en su sitio. Claro que hay literatura comprometida con la verdad, con la denuncia, liberadora...
ResponderEliminarhe leído muchos textos de divulgación científica (más que literarios, seguramente) y claro que hay muchas maneras de contar la ciencia. En general son grandes escritores los que se atreven a divulgar la ciencia.
La literatura, de algún modo, ha de ser útil para comprender nuestro ser y el ser social.
ya sabía yo que iba a resultar provocador lo de la lucha de clases y demás
hala
me voy
Yo diría que cuando una obra coloca a la dinaḿica social y a la historia en su sitio es cuando podemos llamarla obra de arte.
ResponderEliminarSusana,
ResponderEliminarentiendo que pueda ser chirriante separar literatura de textos literarios científicos cuando se está hablando de literatura en general. Desde el punto de vista restingido que yo adopto, aquel referido a las obras de arte literarias, lo que chirría es precisamente la no separación.
Susana, te di hace unos días la bienvenida, como a todo el mundo, sinceramente pero en parte también, cómo no, por cortesia. Pero ahora, tras haber hablado un poco, insisto: eres muy bienvenida y será un placer tenerte por aquí.
ResponderEliminarPonerle límites exactos a la literatura es algo, además de muchas veces intentado, difícil, ¿no? En cualquier caso, en todas sus definiciones el quid parece estar en su consideración como arte. Incluidos ensayos, por supuesto.
Hablar de literatura comprometida me parece bien, siempre y cuando no se pretenda con eso delimitar sus posibles temáticas. Sería restringir de más las formas que tiene este arte, como todos, de hablar de la vida.
Buenas noches.