4.3.11

Recibimientos

Hoy, por segunda vez esta semana, he ido sin los niños a casa de mis padres.

Y parece confirmarse que el habitual recibimiento en el rellano de la escalera con una sonrisa de oreja a oreja no es por mí.

13 comentarios:

  1. Anónimo4/3/11 19:49

    Hágase cargo, señor. Sus padres no pueden evitar recordar con temor su época de universidad cuando tras sus visitas menguaba la despensa y los tiempos no están para esplendores. Los nietos, en cambio, apenas exigen gasto.

    Saludos desde la irónica realidad.

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  2. Pero Porto, las sonrisas de oreja a oreja y las voces agudas no son necesarias para manifestarle amor a un adulto. Son otras reglas, otras cosas.

    Un fuerte abrazo.

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  3. Y no te pasa eso de que abren la puerta mirando hacia abajo? el tiempo que tardan en subir la mirada es el mismo que invierten en borrar la sonrisa con la que abrieron la puerta. Comprobado!!

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  4. ¡Princesa, qué alegría verte!

    Ya, ya, Jesús :-)

    Mi padre cuenta todavía que una noche, hace veintipico años, abrí la nevera, cogí una silla y me senté delante, dispuesto a todo.

    Buenas noches.

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  5. Hace poco que vivo esa experiencia de espera en el rellano con sonrisa incorporada.

    Y me doy cuenta de que para mí, ni antes, ni ahora, no hubo nunca, ni hay sonrisa.

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  6. Misterios de la vida adulta: los más viejos necesitan de los más jóvenes.

    Ni caso.

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  7. Qué triste suena eso, Erodiade. ¿Es así?

    Oui, monsieur NáN.

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  8. No debería servirte de consuelo, ya sabes, pero fui abrumadoramente desplazada por el único hijo de mi única hermana. Esto es: el único nieto de mis padres. Ay! Dejé de ser la pequeña de la familia. En fin,lo de los nietos parece ser un amor muy especial.
    manoli.

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  9. Bueno, pero esos destronamientos a veces son necesarios, ¿no?

    En cualquier caso: esta entrada era de broma, ¿eh?

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  10. Eso significa que las demás son en serio, ¿no?
    Un saludo.

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  11. Pues... no, Susana.

    Buenos días.

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  12. Anónimo9/5/11 01:11

    Mi madre me dice que yo creo equivocadamente que quiero más a mi hija que lo que ellos me quieren a mí.

    Pero yo veo diferencia entre la adoración que tienen mis padres a mí o a la niña y el delirio que siento yo por ella

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  13. Pero es que tú no ves sus sentimientos, sino su manifestación externa. Puedes juzgarlos mal.

    Un saludo.

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