La boda de Tuya
Volvemos a Mongolia.
Mucho hablar de Mongolia, y hasta ver esta película creía que Mongolia Interior era... el centro de Mongolia; y resulta que no, que es la provincia autónoma china que linda con el estado de Mongolia.
Volvemos a Mongolia, a los caballos, a las praderas heladas, a los camellos, a las ovejas, al queso y a la ropa de colores.
Y a una vida durísima.
La película es preciosa. No muy alegre, la verdad, pero muy interesante, y bonita. A mí me encantó.
Transcurre en esta época, en este siglo, aunque no lo parezca. Y va de una boda. La de la protagonista, que no puede mantener a sus dos hijos y a su marido, inválido desde que se lesionó cavando un pozo, y que decide divorciarse y buscar otro hombre que les permita salir adelante. Que se lo permita a todos, porque la condición que les pone es que el ex marido siga viviendo con ellos, y de ellos.
Desde luego es una visión del matrimonio chocante. Por un lado, su faceta contractual y práctica está clara; por otro, tanto Tuya como el padre de sus hijos demuestran quererse mucho.
Se la recomiendo, por supuesto.
Parece algo más que una visión contractual y práctica. Creo que es una visión del matrimonio muy por encima del contrato. Ella se sacrifica para poder mantener a los suyos, incluido su marido lesionado. La única forma que tiene de sacarlos adelante es casándose con otro.
ResponderEliminarAmor hasta el sacrificio más extremo, una especie de prostitución legal.
A ver si la veo.
Un abrazo
Hola, Hit.
ResponderEliminarLa parte práctica, económica, se ve mucho más claramente en los personajes secundarios, por ejemplo en la hermana del marido y, sobre todo, en algunos pretendientes.
Claro, Mongolia-Mongolia, es Mongolia Exterior. Jo, es uno de los sitios que yo quiero visitar desde que era pequeño.
ResponderEliminarLa habrá visto en versión original, imagino. No hay nada como el contraste de acentos entre los habitantes de la Mongolia interior y la exterior. Como imaginan, el de los últimos es más abierto.
ResponderEliminarDesde el desconocimiento, sin embargo, llama la atención que en Occidente se defiende el origen romano del contrato de matrimonio y vemos que parece ser común también a culturas no romanizadas. ¿Y dónde queda el amor? Se confirma, como sabemos, que poco o nada tiene que ver con el matrimonio...
Saludos desde la irónica realidad.
Mon Golia
ResponderEliminarMon amour
Desde luego el amor, mejor dicho, el matrimonio (por un momento los confundí) es diferente de unas culturas a otras y de unos tiempos a otros. Nadie entendería ahora que a Isabel de Castilla la casaran con Fernando de Aragón y sin embargo fueron marido y mujer en la Edad Media.
ResponderEliminarHace ya años en las clases de Sociología nuestra profesora nos mandó leer un ensayo pequeñito sobre Hamlet en África. Para Hamlet supuso el horror que su madre casara con su tío cuando esta enviudó y sin embargo para la tribu africana que leyó la obra de Teatro le pareció de lo más normal, no entendían la postura desmedida del príncipe danés.
Ah Mongolia, Mongolia. Veré la peli.
Un besazo.
Señor de Portorosa, permítame recomendarle encarecidamente un viaje a través de Europa y Asia en el ferrocarril Transiberiano, en concreto en su variante del Transmongoliano. Tras partir de Moscú tendrá la opotunidad de recalar en Novosibirsk, ciudad a menudo referenciada en su blog. Tras visitar el incomparable lago Baikal se penetra en Mongolia, donde existe la posibilidad de convivir durante algunos días con los pueblos nómadas de la estepa. Después se puede continuar directamente hasta Beijing. Eso sí, para disfrutarlo plenamente, mejor sin agencias y con mochila en ristre. Una experiencia incomparable.
ResponderEliminarSaludos desde el submundo
Mi muy estimado señor Marlowe, con todo mi respeto y consideración: ¡no le jode!
ResponderEliminarYa, ya me gustaría... Es uno de mis viajes soñados; seguramente el primero.
Gracias. Un abrazo.