Aún domingo
[Me repito. Pero también se repiten las cosas.]
A diario es más fácil distraer nuestra atención de nosotros mismos. Tenemos nuestra verdad bien tapada bajo capas y capas de envoltorio.
Pero esa parte más íntima de la vida, la que sostiene todas las demás, la única que no admite ser compensada con otras, aparece los domingos.
¿Los domingos? ¿Por qué los domingos? ¿Usted no trabaja los domingos?
ResponderEliminarJo, a mi me pasa al revés.
ResponderEliminarA mí cada vez me gustan más los domingos. Son días geniales, ¿no cree?
ResponderEliminarMe aterra su reflexión, visto como me visto y me comporto los domingos. ¿Usted ya no sale de marcha los sábados?
ResponderEliminarSaludos desde la irónica y resacosa realidad.
Me identifico con ud. respecto a esa introspección 'dominguera'.
ResponderEliminarSiempre me parecieron tristes, porque uno se los pasa pensando en que comienza la semana y ya se acaba el tiempo de asueto, y no los disfruta, temiendose el madrugón...
Sí que es cierto que uno en Domingo se torna más melancólico y reflexivo.
completamente de acuerdo, Porto.
ResponderEliminarSólo si te gusta el futbol de un modo irracional puedes pasar las tardes del domingo sin pesar que casi es lunes: llegas a desear que empiece la semana.
Son las tardes de domingo las que ponen más en evidencia la tiranía que implica la medida del tiempo.
Puedes intentar evitarlo yéndote de excursión a la playa o al monte hasta que se ponga el sol, y luego ir al cine. Pero nada te evitará sentir todo lo que hagas como un intento de llenar las horas a la espera del lunes.
Mirarás muchas veces el reloj diciendo: ya falta menos...