Diario de Rayuela, enlazado aquí al margen, es del tipo de blogs que suelo buscar cuando paseo por la red (variado en cuanto a temas y tonos, alternando artículos personales con otros de mirada más amplia, y de entradas casi siempre interesantes y -todo hay que decirlo, y esto es importante para mí- no demasiado largas). Se lo recomiendo.
En él hoy he leído un post que incluye un breve artículo de Pedro de Silva, ex-presidente de Asturias, publicado en el periódico La Nueva España. El artículo me ha parecido magnífico; dice cosas que no es difícil pensar, pero las dice muy bien.
Con el permiso de JCD lo reproduzco aquí, pues vale la pena. Como él, yo también creo que, aunque el colectivo a quien va dirigido sin duda se lo merece más que nadie por estos pagos, le vendría muy bien a bastantes más asimilar estas ideas (aunque será mucho pedir, claro):
El Crisol de Jarrai
Una patria siempre cubre las vergüenzas existenciales. Encontrar un sentido a la vida y un cebadero al propio ego es, más o menos, lo que mueve a cualquier ser humano consciente. Esto no es fácil de lograr, pero una patria lo proporciona: actúa uno al servicio de una causa «grandiosa» y encima, por un poco más de precio, se asume un protagonismo. Luego está el asunto del calor humano que da la pertenencia a una masa, con el tejido de complicidades y la mística de la camaradería que son consustanciales. Y, para remate, el tema de los fantasmas, o sea, la legión de ancestros familiares y territoriales que nos echamos a la espalda, como una gloriosa mochila. Se sufre, sí, pero ése es el cemento del invento. Ahora bien, el sentido final de todo eso, el vector de salida, lo da la línea de disparo (aunque sea una piedra) contra un enemigo. Sin enemigo no hay patria que valga.
Muy exacto. A ver si se van enteradndo de que el nacionalismo (¿se puede entender de otro modo?) es un derroche de sectarismo: nosotros y los otros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lúcido análisis. Lo que no llego a entender es por qué incluyes este post en la categoría "sexo". Me lo expliques...
ResponderEliminarHombre, Sebas, es una broma. Pincha en ese tema y verás qué incluye.
ResponderEliminarAbrazos.
Desde del viernes al mediodía me desconecto totalmente de la red. Es por ello, querido Portorosa, que no pude contestarte en tiempo a tu comentario en la entrada de mi blog que ahora reproduces. Coincido contingo en lo atinado del artículo de Silva y te agradezco sinceramente tus comentarios acerca de mi bitácora.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenos días.
ResponderEliminar¿Se refiere usted a la forma de hablar, Donna, o el parecido va más allá?
JCD, gracias a ti. Ha sido un placer encontrar este artículo que, repito, me parece muy bueno (y, por breve, mejor aun).
Abrazos.
Cuando te vea recuerdame que te cuente media docenas de anecdotas que he protagonizado por vivir en una patria que (dicen) no es la mía y que me hace ver a los otros protagonistas como enemigos.Triste y agotador.Ahora me queda esperar mi proximo destino.
ResponderEliminarHola, "carpintera". Pues me encantará oírtelas, de verdad.
ResponderEliminarEspero que estéis los tres muy bien. Un beso.
Breve y lúcido. Y escrito desde lo que se percibe como una 'perspectiva' de experiencia personal, no de mera elucubración teórica. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan.
(El parecido es razonable. Hombre, yo un poco más alta, ¿eh?)
ResponderEliminar(Ahá, me hago una idea, me hago una idea)
ResponderEliminarUn artículo, el de este señor, fabuloso. Y un bello descubrimiento el blog de Rayuela. Luminoso post, Portorosa. Radiante mañana la de este jueves (Y Almudena Grandes reconociendo este mes en Qué Leer que su peor novela ("pobrecita") es Te llamaré Viernes. Coño, haberle llamado Jueves).
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, por la parte que me toca, Manuel.
ResponderEliminarDe Grandes no he leído nada, así que me quedo como estaba.
Saludos.
Luis de Grandes? Jejeje, debe tener algo escrito por ahì, y no serà peor que lo de Almudena.
ResponderEliminarEntro en los diarios de Reyuela y veo que me gustan mucho.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Buenos días.
ResponderEliminarMe alegro, Pau. Ya que yo no escribo, qué menos que aconsejar otras páginas donde sí lo hacen.
¿Este Silva es el que ganó el premio sonrisa vertical con una novela sobre un joven llamado Kurt?
ResponderEliminarSaludos.
Pues no tengo ni idea, Iván. Como he dicho, fue presidente de Asturias (estaría bien, un presidente autonómico premio Sonrisa vertical), pero he de confesar que era la primera vez en mi vida que oía su nombre.
ResponderEliminarUn abrazo.
En contestación a Iván.
ResponderEliminarEfectivamente, es el mismo.
Y por cierto, aquella novela era muy recomendable.
Un saludo.
¡Anda, así que ha habido un presidente autonómico Premio Sonrisa Vertical! Pues eso se ha aireado poco, ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo.