5 verdades 5
De casualidad me entero hoy, leyendo entradas de hace días en El café de Ocata, de que el señor Gregorio Luri, que, por si no lo saben, mantiene un blog que es un ejemplo de cultura (derrocha cultura, diría yo), curiosidad y civismo, me ha encadenado en un meme (¿de dónde sale esta palabra?) consistente en contar cinco cosas de uno mismo que no haya contado en su blog, y por tanto se suponga que sus lectores (los asiduos, se entiende) no saben de él.
En mi caso, creo que hay algún dato que les sorprendería bastante, pero las razones por las que nunca he hablado de ellos están tan presentes como siempre, por lo que seguiré sin hacerlo (básicamente se trata de que prefiero no decir quién soy; para quienes tienen la amabilidad de venir a esta casa soy el Señor de Portorosa y me dedico a estar sentado en una silla).
Pero aun así tal vez pueda cumplir el encargo:
- He cruzado dos veces el Atlántico a vela, y he aferrado paño en lo alto de un palo una noche de luna llena, en alta mar.
- He tomado té en el faro de Ceuta con un camaleón subido en mi cabeza y una mujer diez años mayor que yo, que había conocido media hora antes, sentada en bragas a mi lado en el sofá.
- No he leído el Quijote.
- Quería que me gustase el jazz, era así de capullo; y lo conseguí, me encanta. En cuanto al resto de la música, lo primero que le pido a lo que oigo es que no me moleste, tal vez ésa sea la verdadera razón por la que lo que más escucho, con diferencia, es clásica.
- Cuando mi hija (que ustedes conocen bien) nació, muy prematura, si me agarraba el dedo toda su mano no ocupaba más que la primera falange de mi meñique.
Propongo continuar esta cadena, si quieren y pueden, a Rythmduel, Donna, Xavie, Alexandrós y Juan Domingo.
Sin palabras...lo del faro de Ceuta,me ha dejado "estupendo" que se decía antiguamente...
ResponderEliminarDesde luego si no cuenta más en su blog queda claro que es porque no quiere porque menudas aventuras...
un fuerte abrazo
Un abrazo, Max.
ResponderEliminarEs precioso.
ResponderEliminar¿Qué es precioso?
ResponderEliminar1º todo lo que cuentas que te ha sucedido sin levantarte de la silla.
ResponderEliminar2º Invitar a seguir la cadena
3º contar cosas especiales y diferentes
4º y hasta el décimo punto...hay más y no lo digo
Vaya, pues muchas gracias, Luna. Un beso.
ResponderEliminarLo que más me ha impresionado es lo del Quijote JAJAJAJAJAJAJA!!!!!GENIAL!!!!
ResponderEliminarBeso enorme.
M.
(ya imaginaba yo que esa serenidad laxa tenía que ser post-x, los que nunca han tenido sensasaos de verdad proyectan tensión, preturas y neuras a mil leguas)
Beso enorme, Miranda. Sí, alguna sensación he tenido, aunque podría haber tenido muchas más, claro.
ResponderEliminarChapeau, Señor de Portorosa, ya sospechaba yo que su aristocracia anímica iba acompañada de algo más que de una silla.
ResponderEliminarY gracias por el comentario.
Gracias a usted, señor Luri, ha sido un placer.
ResponderEliminarY de nada; ha sido otro placer.
A mí la historia que me interesa es la segunda: la del té, el faro y la mujer mayor en el sofá. Se podría escribir un cuento excelente. Quiero decir que me gustaría saber qué pasó o no tendré más remedio que inventármelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
pd-. Ahora mismo, mientras escribo estas palabras, estoy escuchando a Ornette Coleman.
Tato, de mayor nada, ¿eh? Yo tenía veintipocos, y ella, pues eso, diez más aproximadamente.
ResponderEliminarLa continuación tendrás que inventártela (será un placer leer tu final), pero te aseguro que el descrito es ya el punto culminante de la historia...
Un abrazo.
Pd. Yo a Benny Goodman, que otra cosa no tengo a mano.
(Y ya me han dicho qué es un meme: http://biblioweb.sindominio.net/memetica/memes.html)
ResponderEliminarNo sé si da más miedo el camleón o la señora.
ResponderEliminarMuy bella la verdad quinta.
Que no era una señoraaaaaaa, que tendría treinta y cinco como mucho...
ResponderEliminarMuchas gracias, Diario; también yo lo creo. Un abrazo.
yo creo que sé a que te dedicas
ResponderEliminarComo he dicho, hay cosas de las que no voy a hablar, y agradecería que se respetara esa decisión.
ResponderEliminarMe recuerda a aquel juego de la primera adolescencia ("verdad o consecuencia"); si tenías suerte acabas dandole un beso a algun chico o alguna amiga confesaba quién le gustaba. Divertidísimo
ResponderEliminar(Éste es un buen ejemplo de lo que dije en los comentarios al anterior post: ¿son estos dos anónimos el mismo?, ¿se está refiriendo el segundo al texto o a su/el anterior comentario?
ResponderEliminarAgradecería que los comentaristas se identificaran de algún modo.)
Tomo el relevo para uno de mis próximos post. Un abrazo, siempre consigues sorprenderme.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu deferencia Porto. Sería pretencioso pensar que tengo lectores asiduos que saben algo de mí. Si en cambio creo que sois muy amables, los que esporádicamente me leéis; aunque os cuente con los dedos de una mano, a mi me parecéis una inmensidad que me obliga a seguir vuestros pasos con extraordinario interés. Cuando no puedo hacerlo, como en este curso, me siento muy fastidiado. Espero que me disculpes
ResponderEliminarSin más preámbulos te adelanto cinco propuestas meméticas:
1.- No me gusta viajar
2.- He tenido que huir
3.- He sido castigado
4.- No he matado a nadie en dos ocasiones
5.- y por último, me encanta la música
Un abrazo
De novela. Pero hablando de novelas, ¡que no hayas leído el Quijote debes subsanarlo de inmediato! Un saludo.
ResponderEliminarTus confesiones 1 y 2 me encantan y me van a hacer leerte de otra manera. Para estar sentado en una silla no están nada pero que nada mal.
ResponderEliminarY sobre la confesión 4, ando en lo mismo, para mofa de amigos y familiares (todo por decir hace poco: cuando tenga 40 años me gustará el jazz). Ni bromear le dejan a una. 7 años me faltan para que empiece a gustarme.
Fíjate que leyendo, así como que no nos conociéramos, me has recordado al Corto Maltés...
ResponderEliminarUn besote. C.
Apresurado, me encuentro con tu propuesta 'memética', que te agradezco de corazón, querido Portorosa.
ResponderEliminarNo sé en qué momento, pero aportaré mi eslabón a la cadena.
De tus cinco puntos, el quinto me parece el más memorable, pero el segundo me produce cierto desasosiego y no sé si es por el lugar, por el tiempo transcurrido o por la compañías... ¿Quizás por las tres circunstancias? Un abrazo
Recogido el testigo y debidamente difundido el meme en mi blog...
ResponderEliminarBuenos días (aunque hoy no he dormido).
ResponderEliminarGracias, Alexandrós. Aunque tu punto 1 me desconcierta, por lo que sé de ti.
Joaquín, ya lo sé. Me ha dado vergüenza confesarlo (pero así evitaba el chantaje de alguien que me amenazaba con hacerlo público para desprestigiarme...XD), pero tengo un firme propósito de enmienda.
Princesa, yo empecé por el jazz vocal; en concreto, por Billie Holiday, para mí incomparable.
Cal (un beso), como te oiga eso Xavie nos va a excomulgar a ambos por herejes.
Juan, estaré atento (y le aconsejo a todo el mundo que esté pendiente de eso y de cuanto escribe Juan en su blog). El quinto es sin duda el más memorable; el segundo sugiere más que lo que fue, como casi toda buena historia, ¿no?
Sebas, ya te he leído. Un abrazo.
Abrazos y besos a todos.
Estimado Pontorosa, la quinta de las cosa que has contado -la de la mano de tu niña- me ha recordado algo que nunca he contado (ni siquiera a la santa)y querría compartir contigo:
ResponderEliminarHace bastantes años hice el amor con una chica que tenía el corazón artificial (hasta aquí pueden leer los mayores de 14 años, no paseis de esta frase romántica). Lo dicho, un sábado pillé. Era guapa y un poco tímida y cuando la quité la blusa y vi el costurón que la recorría el pecho de arriba a bajo me contó que la habían tenido que operar casia vida o muerte y que tenía puesta una válvula hardwick o algo así. Me llevó la cabeza al espacio intersenos y allí pegué la oreja al calorcito y escuché asombrado un click-click bajito. Era algo parecido a lo que se escuchaba en algunos relojes despertadores de los antiguos. La cosa tenís su novedad, así que ya que estaba allí orejeando pasé a lo mío y entre toqueteos y risas y expediciones al sur de la cama la cosa se puso seria. vamos que nos animamos y el caliqueño marchaba a todo tren. Pero de repente en medio de la fiesta y los besos comencé a escuchar el clik-click cada vez más fuerte. Era perfectamente audible sin necesidad de auscultación ninguna. Y es que según parece al acelerarse el corazón la válvula cogía también más marcheta.No quiero decir que fuera una cosa atronadora que despertase a los vecinos pero sí tenía algo de esa nitidez que tiene -por ejemplo- el canto de un grillo en medio de la noche. El concierto era de cámara y además de los ayes, gemidos, bufidos y respiraciones o quejas por un tirón muscular habituales en estos lances, de fondo el click-click. Y entonces sentí (me imagino lo mismo que tú ante su criatura: la fragilidad y el milagro de la vida. Me entró una cosa muy rara, aquel click-click me desconcentró al temer que en cualquier momento pudiera, como si se acabasen las pilas, hacer crack y punto. Pero no fue el sonidito solamente un memento mori sino que trajo una gran dulcura, una alegría extraña, unas ganas locas de besar mientras se pudiera...No sé me cuesta explicar un poco esto. Me he acordado al leer que tu niña sólo abarcaba el menique con su manita las ganas que yo tuve de abarcar y dar calorcillo a aquella muchacha.
Un saludo muy atento y perdonad que salga por peteneras.
Porto, tu hija prematura?
ResponderEliminarMi hijo tambien. Fué duro, muy duro
Es una verdadera lección de vida, de mucha monitorización, y sondas...
De horas de pensamientos lejanos, abstraídos por obligación sanitaria. Dando cabida, la justa que tenemos preparada para lanzarse al optimísmo.
Hoy está guapo, guapo, es un coco sabiondo. Y no tiene secuelas.
pd. Supongo que sabes quien soy, y te leo siempre. Nunca dejé de hacerlo.
Un beso.
Javier, me parece una historia maravillosa; te lo digo de verdad, me parece preciosa.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Paquilou, creo que sé quién eres, pero no sé cuántas eres, contigo estoy un poco liado. Y gracias por leerme.
Sí, fue prematura, nació dos meses y medio antes de tiempo, con 1,200 g de peso (había casos mucho peores, por supuesto), y bajó hasta el kilo. No entraré en detalles, ni en detalles sentimentales, porque no me apetece hacerlo en público, pero seguro que tú sabes qué sentí, en cuántas cosas pensé y qué temía (aunque fui siempre optimista, ¿sabes?, tras la primera noche, ya nunca pensé si saldría todo mal). Hubo, en su momento, contratiempos, pero al final no tuvo absolutamente ninguna secuela, ella tampoco (y hay tantos casos en los que no se puede decir lo mismo, ¿verdad?). Y, si me lees, ya sabes que también es una redicha, muy lista y muy observadora.
También pensé, entre otras cosas, en hasta qué punto algo precioso para mí estaba en manos de terceros, y en que yo no podía hacer nada; fue duro, sí. Creo que surgió una tardía vocación médica, entonces.
Un beso.
(Obviamente, arriba debería decir 1.200 g o 1,2 kg de peso)
ResponderEliminarLo mismo que el mío entonces. 1.400 gr. de peso. Pasó obviamente al kilo. Después 3 meses de UCI neonatal hasta que recuperara y llegará al alta con 2.200 kg. que se exige para el alta.
ResponderEliminarEntre tanto la misma pesadilla que tu, el mismo miedo al "qué le puede quedar..."
el mismo dolor de los demás, por no contarlo al mismo tiempo que tú.
Todo es igual que tu, y es cierto, todas las facetas de la medicina es una curiosidad que antes no había declarada. Pasa todo tan deprisa y tanta información de sus pasos hasta que se convierten en altas "normales".
Toda una carrera contra el tiempo para que tenga eso, "tiempo".
Su verdadero tiempo.
Se lo mismo que tu. Y a Dios gracias junto con ellos los profesionales desde los médicos, pediatras específicos, las enfermeras, etc.
Estan ahí, con nosotros.
Y bueno, lo de las varias que soy, en eso tendría que darte alguna que otra explicación. Que en cuánto tengas algo de tiempo te contaré...
Aún así, en todas esas varias, estoy siempre yo.
Y sabes? por tu cruzada en Madrid, estuve a casi dos palmos de tí, pero me dió reparo y ni moví un pelo para conocerte en tiempo real.
Que hubiera sido un punto.
Y algo parecido me ocurrió con el café americano...que tu narrastes genialmente bien.
Te beso.
Pues ya te voy a ver con otros ojos, compartiendo esto. Me alegro de que me lo hayas dicho.
ResponderEliminarLástima de encuentro en Madrid, recordando momentos de incubadora.
Un beso, Paquilou.
"El Quijote" es una lectura que proporciona gozo. Muchas veces me he interrogado cuál es la barrera que impide a muchos su lectura. Reconozco que es una lectura densa, pero muy clara, cristalina. Me hace reír cuando dicen: "está escrito en castellano antiguo" (!!!). ¿Qué dirían entonces del Libro de Buen Amor, o de los Cuentos del Conde Lucanor? El Quijote es una novela moderna, en muchos sentidos, incluso en su lengua, prosodia y estilo. Pero es evidente que incluye una prosa artística y muy rica. Un verdadero himalaya para la pobreza de discurso corriente.
ResponderEliminarJe, je. A mí también me gusta mucho Corto Maltés. Para que te hagas una idea de la vara que pego a la gente el curro con el susodicho personaje, en Navidades los compañeros de la ofi me ha regalado un retratro enmarcado del dibujo de Hugo Pratt. ;)
ResponderEliminarPor cierto, ¿has visto los cinco secretos de Xavie? Alucinantes, en serio (este chico vale su peso en oro). Sonla repera (por no decir un taco).
Otro beso. C.
Perdonad que entre de nuevo, pero de mí no se puede decir eso que se escucha ahora tanto de algunos personajes del corazón, lo de que valen más por lo que callan que por lo que cuentan. Yo soy un parlarchín de mucho cuidado (algunos opinan que incluso un bocazas). Cuando he entrado a ver las cosas que cuenta Xavie y he visto que mete unas trolas de mucho cuidado me ha entrado de repente un prurito de rigor y veracidad y tengo que puntualizar que en lo de que la tímida de corazón artificial era guapa a lo mejor se le fue la mano al teclear y no era tan guapa. Lo que pasa es que siempre me han gustado las tímidas porque normalmente cuando se meten en harina son de las que hacen el pino-puente sin problema. En fin.
ResponderEliminarTambién y ya que se ha hablado de tiempo, esperas, medicinas e incertidumbres querría aportar -como suelen decir los grupos parroquiales y neocatecumenales- mi testimonio: cuando me dijeron que a mi Propia, como yo la llamo, le quedaban seis meses de vida, de repente yo, que era como Shakira de los que nunca lleva reloj, me ví atravesado por esos ciento ochenta días, nosecuantas mil horas o tropecientos segundos. Siempre había querido y besado sin relojes y sin pensar si era tarde o temprano. Pero, como os digo, de repente me ví cronometrando. A veces -y aquí viene la parte rara y que entendereis los que habeis estado al lado de incubadoras o similares- en medio de la noche, me despertaba y en medio de la oscuridad más absoluta reptaba hasta por el pasillo hasta la puerta del dormitorio donde descansaba y husmeaba y escuchaba el ronronear de su respiración al dormir. Allí pasaba un tiempo sin tiempo (me imagino que a veces serían horas)mirando hacia la oscuridad del cuarto (hay que decir que ella es de las que baja las perssianas a tope). Y la verdad es que en medio de esa negrura de boca de lobo, y pese a todo lo que escuchaba cada día de los de la bata blanca, yo veía. Supongo que era la respiración tan apacible que ella siempre ha tenido al soñar. No sé. Lo cierto es que había algo iluminador -la esperanza-, en aquel estar de pie en un pasillo en medio de la noche.
Me explico muy mal, menos mal que aquí parece haber buena gente. Y la gente buena, como las tímidas con lo suyo, son de las que cuando se ponen a entender entienden. Un abrazo y perdonad. No vuelvo a entrar, que me gusta más leeros.
¿ Disfrutaste del jazz en el café Central?
ResponderEliminarJoaquín, estoy absolutamente convencido de todo cuanto me has dicho. La única razón por la que no lo he leído es el tiempo, el tiempo que me imagino que me va a llevar, y del que no dispongo como querría. Pero, insisto, enmendaré mi error. Un abrazo.
ResponderEliminarCalamidad, voy allá. Un beso.
Javier, lo que cuentas es tremendo. No sé exactamente de qué hablas, ni qué os ha pasado, pero sólo la ligera idea que da lo que has contado me pone los pelos de punta. Un abrazo muy fuerte, y gracias.
No, no lo hice, Luna. Me temo que en esta temporada en Madrid no pude hacer casi nada de lo que habría gustado. Besos.
Recibí tu postal desde el Atlántico,tambien estuve en ese faro tomando té( mi compañía tenía mas glamour),el Quijote lo ví en dibujos(aqui lo traducen a su idioma y, parece ser, que tambien lo hacen con Rosalía de Castro),no escucho mucha música y, por fin, mi hijo ha jugado con tu hija...besos a los cuatro
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarLlevo un buen rato pensando quién eres, anónimo, y nada...
Te dare cinco pistas.
ResponderEliminarJuntos hemos ayudado a tirar de la red de algún pescador en la playa.
Nos hemos disfrazado y los vecinos nos han dado dulces de carnaval y algunos durillos.
Hicimos pasteles de plastilina en un dia de reyes no hace muchos años.
Subimos y bajamos juntos un monte un quince de agosto.
Algo mio ha ayudado a dormir a tus hijos.
¡Anda, ya, ya está! Perdona, pero es que, no sé por qué, pensaba en hombres, en algunos amigos míos.
ResponderEliminar¿Así que por fin has podido comentar? Bueno, pero que sepas que si en lugar de entrar como "Anónimo" entras en "Otros", debería dejarte poner el nombre.
Un beso muy grande.
(Al final, no he notado el olor a serrín...)
¡Mimadriña! Portorrosa, no hace usted más que sorprenderme.
ResponderEliminarPues me alegro, Juanjo, me alegro.
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