La lección de la torunda.
Si se quiere cortar con las manos un trozo de algodón de poco vale hacer fuerza. Si uno se empeña en apretar, separarlo puede resultar casi imposible.
En cambio, cuanto más delicadamente se agarra y más suavemente se tira de él, más fácil es partirlo.
Todo un símbolo, el algodón, ¿no creen?
Lección vital, la del algodón (que además, no engaña), desde luego. Después dicen que no le debemos nada a los árabes. (¿Quién se ha atrevido a decir tal cosa? Matemáticas, medicina, astronomía, agricultura... todo le debemos)
ResponderEliminarSustancias curiosas, fíjate en el agua, que si la quieres agarrar, lo que no debes hacer nunca es cerrar las manos. Fíjate en el aire, cuyos cientos de toneladas pesan, pero no nos pesan, pues nos envuelven y nos llenan tan íntimamente. Piensa en el hielo y en todos los hielos, las formas del blanco.
Un breve apunte ingenieril. Tras estudiar muchas, muchísimas configuraciones de tejido sintético, en cuanto a la imbricación de la fibra y su relación con las propiedades mecánicas resultantes, se están empleando mucho hoy día los denominados "nonwovens", prácticamente fieltros, para muchas aplicaciones que exigen resistencia a impacto, absorción de energía, aislamiento acústico y térmico, especialmente en el automóvil y en aeronáutica (trabajo con esos materiales, últimamente).
ResponderEliminarEs un tejido "no-tejido", tan solo entremezclado, fácil de conformar, difícil de romper. Se basa, precisamente, en la estructura de un trozo de algodón. Últimamente se nos ha dado por aprender de la naturaleza. Y funciona.
¿Y cómo se podría unir de nuevo esa borra desgajada?
ResponderEliminar¡Dios mío, nunca me dejará de sorprender cómo una entrada cualquiera puede propiciar comentarios tan jugosos! En serio, Balcius, es muy interesante.
ResponderEliminarNi idea, Alexandrós. Supongo que de ningún modo, lo cual también resulta muy simbólico.
Abrazos.
Desde luego, Porto. Tú enciendes la mecha, y ¡menuda hoguera la que arde!
ResponderEliminarSi ya lo dice el saber popular: "Más vale maña que fuerza".
ResponderEliminarBesos
Una hermosa metáfora esta del algodón. Una fábula que siempre me gustó tiene un significado parecido (creo): la de la discusión entre el Viento del Norte y el Sol sobre quién de los dos era más poderoso.
ResponderEliminarSe me ocurren muchas otras cosas en las que la fuerza no siempre es la mejor opción.
ResponderEliminarSino el tirón justo con la fuerza justa en el sitio justo, por ejemplo.
Un saludo,
Xavie
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ResponderEliminarPor favor, Portorrosa, puede borrar mi cmentario anterior?
ResponderEliminarHe escrito muy deprisa.
Quería decir, que una de las cosas más bonitas de este mundo es...la delicadeza.
Pero bueno, esa criatura, ¿nace o no nace? Queremos noticias...
ResponderEliminarLuna, ya te lo borro, aunque no sé por qué no puedes hacerlo tú (quizá por no estar registrada, no sé).
ResponderEliminarHoy hemos ido al hospital, porque tocaba, y porque mi mujer ha estado con contracciones de 2 a 7 de la mañana; contracciones que han remitido conforme se acercaba la cita, así que nos han mandado de vuelta a casa. Debemos volver pasado mañana, pero yo creo que iremos antes; eso espero. Gracias Ignacio.
Un abrazo a todos.
Esto me recuerda a un antiguo anuncio de lejía (creo que tenía que ver con algún roedor orejilargo)en el que, para demostrar que con otras lejías las telas tras varios lavados se acababan rompiendo, el individuo (no el roedor) rasgaba una tela como cualquiera de nosotros hace para obtener un trapo limpia cristales o mismamente como rompemos un papel, en cambio, para demostrar que con la lejía anunciada ésto no sucedía, le pegaba tirones como abriendo un acordeón. Es algo que me ponía de mala leche siendo un crío (repelente, claro está). ¡¡Menuda demostración!!.
ResponderEliminarPerdón por la tontería, que siendo tan larga la hace más tonta.
¿Cómo progresan esos ojos Sr. Portorosa?
Un saludo
Desde luego, vaya fraude.
ResponderEliminarProgresan adecuadamente, tras todo un día con gafas de sol, incluso en el hospital, en el supermercado y en casa cocinando (es que llevo un par de días con conjuntivitis, y Korchopán lo sabe).
Chau.
AUNQUE NO TIENE NADA QUE VER CON EL ALGODÓN, LA IMAGEN DE LA SILLA TE DEFINE MEJOR QUE LA PRUEBA DEL ADN.
ResponderEliminar??!!!
ResponderEliminarDebo suponer que Subsuelo me conoce personalmente, aunque yo no caigo en quién puede ser. Que conste, de todos modos, que la imagen está sacada de sabe Dios dónde, y que cualquier parecido conmigo o con alguna postura mía (que lo hay, la verdad) es pura coincidencia.
Bienvenido, en cualquier caso.
Desaparezco unos días y no solo tu blog se llena de "tertulias" superinteresantes sino que te enfermas de conjuntivitis y estás a punto de ser padre. Vaya! Tu si que corrres! (nada de sentado en una silla!)
ResponderEliminarMás allá de las características físicas del algodón que le otorgan una resistencia que puede contraponerse con la imagen de suavidad que solemos tener de él, se me ocurre que la Lección de la torunda se refiere a que "a las buenas" se pueden conseguir mejores resultados que "a las malas"...y que, aún las personas más "suavecitas", cuando son mal tratadas, se defienden con uñas y dientes.
En suma, un homenaje a la dulzura, que nunca nos debe faltar.
Porto, que te mejores, y no dejes de avisarnos cuando aumente la familia!
O que cualquier fiera puede ser domada!
ResponderEliminarPerdona por la intriga. Soy Lorenzo y, no es el hecho de estar sentado, es la postura (yo le añadiría un libro en las manos). El comentario, debe ser porque tenía sueño, está hecho sin maldad. Un abrazo, que te mejores, y que todo vaya muy bien con la nueva incorporación a la familia.
ResponderEliminarSobre el algodón, y desde un punto de vista negativo, se consigue desgajarlo más fácilmente aparentando no tener intención de hacerlo que si está sobre aviso.
Muy interesante, Sr Portorrosa.
ResponderEliminarTodo un simbolo, el algodón, en efecto.
Me ha dejado usted pensativo.
Espero que pronto tengan al nuevo miembro de la familia en casa y que todo vaya... como el algodón.
Un abrazo.
Lo frágil tiene mucha fuerza por dentro
ResponderEliminarUn saludo y mucha suerte
Buenas noches
Confirmo la tesis. Yo viví años frente a una fabrica de algodón, hasta que los vecinos nos pusimos de acuerdo y conseguimos que la trasladaran a un sitio más adecuado a base de lucha. Ahora hay un bloque de pisos de los que cantaba Celentano que quita toda la luz a la vivienda...
ResponderEliminarMe gusta la metáfora sobre todo para aplicarla a un tema de política que tengo por ahí pendiente.