Just men.
Ayer ingresaron a mi mujer y madre de mis dos hijos en el hospital, porque la amigdalitis de la que en algún comentario he hablado no era tal, sino un abceso (un flemón, vamos). Está ya muy bien, pero suponemos que tardará aún un par de días en volver a casa.
Así que mi hija está con los abuelos, encantada de la vida, y Carlos y yo nos hemos quedado en casa, solos.
Me ha tocado cambiarle su cálida, suave, mullida, aromática y acogedora fuente natural de alimento por un frío, duro e inodoro sustituto. Pero la verdad es que se ha dejado convencer muy fácilmente.
Ésta ha sido nuestra primera noche sin mujeres. Y no ha estado nada mal. Naturalmente, nos la hemos pasado bebiendo; concretamente a 21.30, 01.30 y 05.30.
Vaya, vaya, los hombres solos sin vigilancia.
ResponderEliminar¿Cómo le maneja? ¿Qué tal los pañales? ¿Le comenta las noticias del día? ¿Se duerme bien sin la acogedora -y espero breve- ausencia de su madre?
Verles a los dos por un agujerito debe ser delicioso.
Antes que nada, espero que tu esposa se reponga rápidamente.
ResponderEliminarEstoy convencida que la noche de beberaje los ha unido más, algo digno de celebrar a pesar de las circunstancias que generaron la situación.
Saludos
Es un bendito, o un santo varón, que también viene al caso. Duerme y come, con breves períodos de tranquilísimaa vigilia.
ResponderEliminarLas noticias no se las comento porque no las sé, pero hablo mucho con él. Los pañales, como corresponde a un padre experimentado, muy bien; aun con las diferencias anatómicas que me encuentro cada vez que se lo abro, y que al principio, habituado yo a la niña, me asustaban.
Hoy, otra noche de copas (bueno, más o menos). A ver si las féminas vuelven mañana.
Un beso a las dos, y muchas gracias.
Visto desde fuera suena todo muy gracioso y agradapla.
ResponderEliminarTeneis todos una pinta estupenda.
Menuda faena lo de tu consorte, que bajada de defensas, la probetuca.
Ahora vendrá más cansada aún, con antibióticos y eso.
Venga, sursum corda, anímala.
Un abrazo y que se le pase todo pronto.
M.
Gracias, M. Ahora que estaba ya superando el tirón inicial de la lactancia materna, con lo que se ha esforzado, y cuando parecía que podría ya empezar a relajarse...
ResponderEliminarPero bueno, nada grave. Un beso fuerte.
Ey!
ResponderEliminarHombres solos en casa!!!!
Me apunto a la fiesta!!!
;-)
Ya supongo que tú pagaste las copas, pero ¿quién elegía el sitio y la hora?
ResponderEliminarQue se mejore tu mujer
Un abrazo
Pues no sé si te va a poder abrir alguien la puerta, porque he hecho el cálculo y, si quiero aguantar el ritmo de Carlos y beber lo que, en proporción a su peso, bebe él... ¡no puedo bajar de siete litros y medio!
ResponderEliminarAlexandrós, nos hemos cruzado.
ResponderEliminarEl sitio lo elegía, y elijo, yo; la hora, adivina... (ya ha caído la primera ronda, y no sé si seguir aquí o aprovechar para coger fuerzas).
Un abrazo, y gracias (ya está muy bien).
¡Vaya juerga!
ResponderEliminarEspero que se reponga pronto la enferma.
Un abrazo.
La enferma ya ha vuelto a casa, lo mismo que mi hija, así que ya somos cuatro otra vez, intentando empezar a tener una vida más o menos ordenada.
ResponderEliminarHoy habrá menos juerga, seguramente; o, mejor dicho, seremos dos a aguantarle el ritmo.
Gracias a todos.
Pues no sé qué decirte, Solo. Me cuesta creer que les dé igual; sin duda no es algo tan sublime como a veces nos cuentan, pero me parece lógico pensar que para ellos es verdaderamente agradable.
ResponderEliminarPor lo demás, ha sido empezar con el biberón y empezar con las molestias de gases, los llantos tras las comidas, el retorcerse, etc. Algo tendrán la leche materna y su envase...
Acepto que no sea un biberón, en todo caso. Serías un biberón muy interesante, con una conversación muy amena, de todas formas.