(In)constancia.
La constancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan fruto.
Arturo Graf
Yo cambiaría, en esta frase, virtud por capacidad. Me parecería así más clara, pues la entiendo referida a resultados materiales y no a otro tipo de frutos.
Y entonces podría decirles que es mi insalvable inconstancia la razón por la que mis ya de por sí escasas y bastante discutibles capacidades jamás han dado fruto alguno, ni probablemente vayan a darlo nunca.
Alto ahí.
ResponderEliminar¿inconstancia en qué?
Si lo pensamos, seguramente todos somos inconstantes en aquella tareas que no nos motivan.
Usted escribe en este blog con constancia, por ejemplo.
Un saludo
Estoy de acuerdo. Lo malo es cuando parece que nada le motiva a uno. Y a mí me pasa algo parecido, no persevero en nada, por bien que empiece.
ResponderEliminarEste blog sólo tiene un año y poco de vida, y tiene la enorme motivación de contar con público. La constancia que nunca tuve (ni por asomo) escribiendo en cuadernos aquí es más o menos fácil por la inmediata recompensa (que, por otra parte, le permite engañarse a uno y creerse cosas que no son); y, sin embargo, incluso así el ritmo de escritura decae.
Un abrazo, KP.
Aunque no se crea, digo que es malo pero en realidad normalmente no me lo parece.
ResponderEliminarNo sé si convencido, no sé si por consolarme, a menudo pienso que es ésa la actitud correcta, al menos en ciertos temas: la que coge sólo lo que le apetece mientras le apetece; me siento un poco epicúreo, así (pero en mediocre).
Un abrazo.
Yo creo que confundimos inconstancia con indolencia.
ResponderEliminarMe considero vaga, pero no he llegado a ser indolente, que es un grado superior.
A ver, me explico. La vaga (oseas yo) intenta evitar currar en lo que sea. Atrasa limpiar, recoger, hacer aquello, llamar a nosequien...aparta de mi este cáliz...
El indolente tiene una cierta predisposición a contemplar casi todo desde la barrera, hasta su propia vagancia. Poseuse!
El inconstante, en cambio, puede ser capáz de grandes esfuerzos...mentales o físicos, pero de corta duración, porque seguro que encuentra algo mejor que hacer con la misma ilusión.
Y el constante es un paliza de c., la verdad.
Es la ladilla esa cojonera de amiga, que te está diciendo con constancia los tiempos y medidas de cómo llevar el hogar, es la o los, o el currela esforzado de lo que sea, que te brasean hasta la saciedad con su constancia y...su falta de brillantez.
Porque de constantes en cosas está el mundo lleno, lleno de escritoruchos, musicuchos, cocineruchos, ingenieruchos, que encima, por brasas, consiguen hasta situación.
andallá!.
Poseso.
Beso.
M.
Recolectemos frutos del huerto que poseemos. La constancia es la fuerza (vir) que nos permite perseverar en la porfía de un sueño. Pero este puede ser estúpido (a los que se refiere Miranda) o genial (Edinson fracasó en mil ensayos antes del bueno). Sin embargo, somos más constantes de lo que pensamos y este blog, y tantos otros, son un ejemplo magnífico en el que, al final, tal vez alguien destaque la tozudez y el empeño que el autor puso en su elaboración. Y así es la vida: Portorosa el empecinado.
ResponderEliminarSalud
Puestos a describirse, yo soy inconstante pero capaz de considerables esfuerzos puntuales, a veces compulsivos.
ResponderEliminarY soy vago, vago a más no poder, entendiendo por vagancia la aversión a trabajar, y entendiendo por trabajar hacer algo no por devoción sino por obligación.
Pero no soy perezoso; entendiendo por perezoso (apropiándome de la diferencia que establecía Torrente Ballester, que no se corresponde con las definiciones académicas pero que para mí es muy intuitiva) el enemigo de cualquier actividad, el que no quiere hacer nada y gusta de pasar las horas muertas en posición horizontal (no suelo buscar la posición horizontal, ni para descansar ni para leer). Eso, no hacer nada, también me apetece a veces, pero sólo si el entorno visual, auditivo, táctil y olfativo son los adecuados y me hacen disfrutar, si son capaces de hacer atractivo ese momento, que puede llegar a ser de lo más estimulante sensorial e intelectualmente (dentro de lo que cabe).
La relativa constancia de este blog se debe sin duda a que por ahora es algo placentero.
Saludos, y buen fin de semana.
[Esto está al caer, pero seguimos esperando. Ya os avisaré.]
Te desmientes constantemente, amigo mío. Y eso demuestra constancia en lo más difícil: en tratar de ser uno mismo. Y lo de "tus frutos" es algo, asimismo, discutible. A no ser que esperes cosas extraordinarias de ti mismo (en el sentido de imperdurabilidad, fama, reconocimiento, riqueza y cosas así).
ResponderEliminarUn abrazo.
¿ Vago ?.
ResponderEliminarQuerido compañero, eso es una gran virtud. Si de algo estamos sobrado son de objetos inútiles y una productividad y consumismo que rozan la ludopatía.
Sobre la constancia, practicala con tu vaguería.
abrazos
¿Poco constante? No sé qué decirte que no hayáis dicho ya entre Miranda y tú.
ResponderEliminarUn besote. C (qué poquitín os queda, ¿no? Avísanos).
Por mi abundante experiencia en la materia (soy un vago de primera categoría) he llegado a la conclusión de que se le suele llamar inconstante a quien no persevera en conseguir lo que otros, casualmente quienes le llaman inconstante, esperan de él. En ese territorio la inconstancia puede llegar a ser, y de hecho casi siempre lo es, un verdado acto de libertad.
ResponderEliminarEn fin, Porto, a mí me parece que, aunque ya haya gente que lo ha hecho en los comentarios, hay que reivindicar el derecho a la pereza.
ResponderEliminarDerecho que a mí me gustaría practicar más a menudo y que, sin embargo, no casa con mi naturaleza.
Hay que joderse.
Un saludo,
Xavie
Bueno, Xavie, lo que pasa es que ya he dicho que yo más bien reivindico el derecho a la vagancia, y que la pereza sólo me gusta refinada, con un punto esnob (no puedo evitarlo).
ResponderEliminarTu comentario, Jesús, me parece muy bueno. Y sobre todo me parece una respuesta magnífica, que usaré a partir de ahora...
Un abrazo a los dos.
Tal vez seas poco constante en algunos aspectos de tu vida en los que quisieras serlo, pero en otros, como en este blog, todos somos testigos de tu constancia (por mi admirada).
ResponderEliminarMe encanta el comentario de Miranda. Supe ser constante durante muuucho tiempo, y creo que era insportable, a pesar que logré alcanzar muchos sueños que perseguí. Pero un buen día comenzó a darme asco tanta constancia.
Reivindico el derecho a la vaguez, a la inconstancia, a la "fiaca" como dicen los argentinos. La sociedad occidental-judeo-cristiana nos enseñó que todo nos debe "costar"(ganarás el pan con el sudor de tu frente, parirás con dolor...)y de lo contrario, tenemos que sentirnos culpables.
Coincido con Jesús, y cuidado, no confundamos la constancia con la actitud de lograr lo que tantos buscan desesperadamente: el éxito.
No te nos achiques, Porto
No lo haré, Laura. Muy interesante tu comentario, de verdad; gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
La inconstancia es para mí, como para Jesús Miramón, un acto de libertad. Y yo soy un verdadero gimnasta de la dispersión. Ahora mismo, apenas escribo porque estoy viviendo a tope (sorry)...
ResponderEliminarPues vive, Earnest, vive, que para eso estamos.
ResponderEliminarUn abrazo.