Dientes.
[A Miranda, con cariño]
Utilizo pasta de dientes Lacer, que es la que se ha usado toda la vida en casa de mis padres. Pongo una poca (no cubro ni la mitad de la superficie) sobre el cepillo seco; por supuesto, y a pesar de Rayuela, mataría sin dudarlo al que apretase el tubo por arriba en lugar por el extremo.
Empiezo por los molares, primero por la cara exterior de todos y después por la interior. Aunque puede variar, el orden suele ser superior-derecha, superior-izquierda , inferior-izquierda, inferior-derecha, y a continuación, ya por dentro, el contrario, desandando lo andado. Una vez cepilladas esas ocho partes, paso a la superficie de contacto (?) de las muelas, que cepillo de atrás a delante, y en el mismo sentido contrario a las agujas del reloj. Luego, los caninos y los incisivos; como antes, primero la superficie interior (arriba, abajo) y después la exterior (abajo, arriba).
Siempre acabo cepillando la parte de fuera de los incisivos superiores y, al final, y después de mojar el cepillo por primera vez, la lengua.
Después me enjuago la boca cogiendo el agua con la mano y con cuidado de no salpicar (no soporto que al vaciar el agua de la boca se acabe escupiendo; el agua sólo hay que dejarla salir).
Para terminar, lavo el cepillo debajo del grifo para que no queden restos de pasta (si es transparente, lo miro por debajo para comprobarlo). Me seco con la toalla, seco el cepillo y lo coloco en su sitio.
[Puedes estar tranquila, M., todo va bien. Todavía no soy padre de nuevo, pero esta semana ya toca, en teoría.]
jajajajajaja!!!
ResponderEliminarEstupendo.
Pues usas un método muy parecido al mío, sólo que yo uso un chisme eléctrico. Y además uso seda por la noche.
Comparto las ganas de matar a los que espachurran el tubo por la mitad. Y para las salpicaduras en general, las de agua, tengo una toallita pequeña que uso para secar el lavabo tras usarlo para lo que sea. Siempre lo seco. (también el lavadero de la cocina, seco y brillante sin manchas de cal, chis pum!)
Me alegro de que estés bien, y de que todo siga su curso natural y no haya soponcios.
Beso enorme.
M.
Beso enorme, Miranda.
ResponderEliminarAh, yo también suelo usar hilo dental, aunque no soy demasiado constante y me lo salto muchos días.
Por cómo se lava alguien los dientes puede uno saber con bastante exactitud si la convivencia va a ser, en lo que a rutinas y hábitos domésticos se refiere, fácil, difícil... o imposible. Así que no ha sido mala idea exponerlo en público.
Beso enorme, pues, Miranda.
Una pareja que conozco tuvo una crisis muy grande originada por el hecho de que él apretaba el tubo de abajo arriba, metódicamente, mientras ella lo espachurraba por el medio.
ResponderEliminarSolución: cada uno tiene su propio tubo de pasta.
Un abrazo.
Buena solución... siempre que el tubo aplastado no esté a la vista del extremista, porque eso tampoco resulta soportable, me temo.
ResponderEliminarUn abrazo, Kafkapro...
Pues yo, en ese asunto del aseo personal, como en tantos otros, soy lo suficientemente caótica como para no saber, algunas mañanas, por dónde empezar. No hay ningún método, sólo hay prisas.
ResponderEliminarSi esta semana ya toca, estaré al acecho para cuando des (la darás ¿no?) la noticia. De momento, os deseo, de corazón, que no se haga largo.
Besos para los tres.
Es en los pequeños gestos donde se muestran nuestras grandezas (¿o era donde se adivinaban nuestras miserias?)
ResponderEliminarEn cualquier caso, que sea con un cepillo convencional. Es imposible pensar con uno eléctrico recorriéndote las encías; ni un replicante era capaz de soportarlo más allá de un minuto ¡Esos cepillos nunca deberían haber salido de los sex shop!
jojojojojo...
ResponderEliminarEstos mensajes así resumidos son cojonudos, como aquel del dinosaurio que aún estaba allí al despertar.
Leyéndolo me acabo de fabricar un novelón sobre la intensa vida electrónica/paranoíde del "lector en la sombra".
Una novela apasionante en la que que es ascendido a la condición de humanoide por no poder soportar los cepillos eléctricos (Código de Liberación de Replicantes, Artc. 2.001.003) prueba a la que fué sometido su prototipo durante cuatro generaciones de gama alta robótica, y que tras haberse comprobado que el tal uso durante más de un minuto destruía cuatro sílices y una célula plasmática de sus componentes en todas y cada una de las pruebas, le fué otorgada la superior condición, siendo enviado de por vida (y así consta como finalidad para toda su gama), a su definitivo destino: Testeador de artilugios de sex shop's.
jajajajajaja!!!
Yo os supero a todos, siento decirlo. Mi mujer ha cambiado su cepillo de lugar (a otro baño) porque (literalmente) cojo el primero que encuentro (el de Itziar no, que es de Mickey). Por supuesto, nunca miro por donde aprieto el tubo y a veces mastico las cerdas del artilugio dental. De verdad, es una auténtica guarrería, pero mis neuronas andan siempre pensando en otras cosas y se resisten en concentrarse en tales automatismos. Desde luego, están a años luz del método Portorosa, un auténtico manual maníaco-higienizante.
ResponderEliminarQue ustedes (se) los cepillen bien.
(huy lo que ha dicho....)
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarPues el mismo sábado comprobé con asombro que lo había descrito mal, y que el orden es casi, casi, casi siempre el que ahora se puede leer. Maniático, desde luego.
Rythmduel, si me hicieses eso yo también huiría de tu baño.
Un abrazo a todos.
¿Por qué se me ha venido el comienzo de American Psycho a la cabeza? Porto en la ducha comentando sus "manías" no sería muy diferente de Christian Bale (o como se escriba) en tal película. Aunque a decir verdad esto lo dice alguien que esconde su cepillo de dientes por si lo tocan...
ResponderEliminarVuelvo a la lectura de su señoría, felicidades a su hija.
Unha aperta
Desde luego me considero maniático, y ésta es una prueba más. Claro que todo es relativo, y como te conozco...
ResponderEliminarGracias, Korcho, de parte de mi hija.
Me atrevo por primera vez a decirte que tienes un blog estupendo y que compartimos la misma forma de cepillarnos los dientes;-)
ResponderEliminarVeo que vas a ser papá de nuevo. Mucha suerte.
Un saludo
Muchas gracias, Olvido.
ResponderEliminarLo de ser papá otra vez, debería ser mañana o pasado, en teoría, así que ya te imaginarás lo intranquilos que estamos, esperando.
Bienvenida.
Kafkapro: desde niña escucho el cuento de la pareja que se divorcia por eso...Me lo contaba mi tía cuando quería darme cátedra sobre la tolerancia...¿O será que los problemas de las parejas siempre desembocan en los pomos de pasta dental? Bueno, leyendo el relato de Portro no me llama la atención! De todas formas, he conocido maníaticos de manual,y debo confesar que cuando era joven (yo) me resultaban insoportables. Ahora despiertan mi sonrisa, y, realmente, me generan mucha ternura. Que nadie es perfecto, o si?
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