Estudio sentimental.
Cuando la persona que amamos nos abandona, lo difícil no es ser capaz de estar bien sin ella, lo difícil, y lo que sin duda señala el principio de la recuperación, es desearlo.
- ¿Y a usted, si le concediesen todo cuanto deseara, qué le gustaría hacer en sus vacaciones? - ¿A mí? Estar sentado en una silla.
Cuando la persona que amamos nos abandona, lo difícil no es ser capaz de estar bien sin ella, lo difícil, y lo que sin duda señala el principio de la recuperación, es desearlo.
Escrito por Portarosa , 14:15
Lo has expresado estupendamente. Efectivamente, así es... Aunque duele reconocerlo.
ResponderEliminarSupongo que es imposible. Para ello deberías dejar de amar.
ResponderEliminarEs importante seguir amando y ser amado por mucha separación que haya. Creo que éste es el mejor sistema.
Pau, me refiero a dejar definitivamente, a abandonar. ¿Lo habías entendido así ya?
ResponderEliminarTe doy la razón, Donna; pero lo cierto es que yo, al hablar de recuperación, no quiero decir que uno vuelva a estar tan ricamente, como antes de, sino que pienso en salir del pozo, en ser capaz de volver a vivir.
Gracias, María L., y bienvenida.
Somos el resultado a medio cristalizar de todos nuestros pasados: los posibles, los vividos, los soñados, los que nos correspondían y nos fueron negados.
ResponderEliminarNo sé hasta qué punto tengo derecho a negarme que he amado hasta sangrar y que ya no puedo recuperar las uñas, hechas astillas, que ya no puedo volver, salir, olvidar.
No se trata de, como se nos ha dicho a todos "pasa página", "deja de darte pena"... Se trata de ser feliz de verdad, y no de disimular tristezas tan bien que uno mismo se las cree. A mí, por lo menos, no me funciona.
Prefiero sentir vida, sin renunciar a todo lo que me ha hecho, paráfrasis: "golpe a golpe, beso a beso".
Y siete años son muchos años.
Balcius, si mi estudio te ha parecido una defensa de la táctica de pasar rápido página, y de mirar siempre adelante, es que me he explicado mal. No defiendo esas actitudes en situaciones peores, así que menos en ésta.
ResponderEliminarPero, de todos modos, creo que una relación sólo vale más que una persona (que tú) cuando los dos que la mantienen la aúpan ahí arriba; en cuanto uno no pone de su parte, la relación no merece que nadie se supedite a ella. Y es en ese momento, creo, cuando hay que tratar de evitar que nos siga acaparando e impidiendo vivir de otro modo; y en ese proceso es donde considero cierto lo que digo en el post.
Más o menos...
Un abrazo.
La eterna lucha entre la razón y el corazón. Entre la teoría y la práctica.
ResponderEliminarNo existiría el sufrimiento si pudiéramos ser cerebrales y al darnos cuenta de que uno de los dos no está poniendo lo suficiente, consensuadamente, se decidiera poner fin a la relación.
Esa es la teoría. Pero ¿y la práctica?, ¿quién es capaz de ponerlo en práctica?
Besos,
La flaca
Buena reflexión la que has dejado y sobre un tema cada vez más cotidiano y no por ello bien conocido.
ResponderEliminarCuando, tras un tiempo de inactividad, nos quitan la escayola de la pierna fracturada, es necesario renovar en dicha extremidad los automatismos musculares y nerviosos que hacen posible la motilidad. Los primeros pasos exigen, además de un reaprendizaje, un esfuerzo de voluntad para vencer el dolor de ese miembro que se niega a reintegrarse a su antigua función.
Luego, con el paso del tiempo, solo nos queda un cierto recelo a emplear la pierna en los deportes que practicábamos antes y un recuerdo ligeramente amargo que en circunstancias especiales (cuando amenaza lluvia, por ejemplo)se hace un poco más presente en el hueso que se fracturó.
Cuando la fractura es en el corazón (perdón si la comparación parece ñoña) supongo que debe ocurrir una cosa parecida.
Supongo también que igual que para alguna generacion anterior la perdida del trabajo suponía un trauma psicológico tremendo y los chicos de hoy lo ven solo como un contratiempo, asimismo, con respecto a la relación de pareja se debe haber rebajado un poco el dramatismo de una separación.
De todas formas creo que influyen bastante las circunstancias de cada caso.
Hay que doler el dolor
ResponderEliminarPrincesa dixit.
ResponderEliminarY no hacían falta más palabras.
Una amiga argentina me dijo: En esas ocasiones hay que bancársela (te jodes, te aguantas, y a mejorar). No hay otra, Porto. Y mientras tanto a descubrir esos momentos en los que no cambiarías por nadie. Eso es lo más parecido a la felicidad que tenemos. O así lo veo yo.
ResponderEliminarUn saludo,
Xavie
Nada de eso se contradice con lo que yo he escrito, me parece a mí.
ResponderEliminarYo estoy tratando de describir un proceso, no doy ningún consejo.
Saludos a todos.
¿Y cuál sería, mi querido amigo, el estudio sentimental de... cuando abandonamos a la persona que posiblemente más amamos????
ResponderEliminar;-))
Uno ha de aferrarse a la vida con pasión, rebeldía, terquedad, pese al dolor y la ausencia. Y la persona amada nos abandona, ello significa que, o bien no es merecedora de nuestro amor o es que hemos estado ciegos y sordos durante el período que ha conducido al desamor.
ResponderEliminarPero no tenemos más que el tiempo que el nos queda por delante. Durante una temporada nos lameremos las heridas como dice Donna, sí, pero no hay que prolongar ese período en demasía. Yo me quedo con la propuesta de Pau: amar, amar, amar...
Cuando la persona que amamos nos abandona, lo difícil --también-- es entender sus razones y ser capaz de no odiarla.
ResponderEliminarSuerte a los dos
¡¿Cómo que suerte a los dos?!
ResponderEliminar¡No estoy hablando de mí!
Saf, déjame pensar sobre ello, pues la vida no me ha dado motivos para hacerlo hasta ahora.
Un abrazo, Rythm.
Por cierto, Saf, qué alegría verte de nuevo. Un beso muy grande.
ResponderEliminarTampoco yo hablo de ti. "Hablo" del texto: del abandonado y del que abandonan; de que ambos merecen suerte, etc.
ResponderEliminarDe ninguna manera confundo lo que escribes con lo que ocurre en tu vida. Sólo pretendía reflejar lo que puede acaecer y que por tanto es pensable en cualquier vida. Discúlpame si no me expresé bien.
Negar nuestras cicatrices sería pintarnos las fotos de rosa. Están ahí, sin cirugías, recordando a veces un viejo dolor cuando cambia el tiempo. Un saludo.
ResponderEliminarEntendido, Alexandrós, no necesitas disculparte. Pero tenía que aclararlo, que este blog ya no es todo lo anónimo que debería.
ResponderEliminarUn saludo, Agúndez.
Lo siento pero yo no estoy de acuerdo con la afirmación. Claro que todo depende de la situación pero para mi lo complicado es estar bien cuando quieres estarlo y no sabes cómo. Esto una vez ya has tomado conciencia de que estarás solo, tal vez este sea el paso más difícil.
ResponderEliminarMuy, pero que muy buena reflexión.
ResponderEliminarY además, yo creo que se puede conseguir; cuenta mucho, pero se puede.
Gracias, Landay, y bienvenida.
ResponderEliminarBDG, bueno, no te disculpes, no pasa nada. Yo lo veo como he dicho, claro; en mi caso sin duda es/fue cierto (hace tieeeeempo).
Besos.
Puf! Qué tema!
ResponderEliminarTanto si nos abandonan como si abandonamos a una persona querida, duele, duele hasta reventarnos la piel, el alma, el corazón, el pelo, el estómago...todo. Hay quién dice que es peor cuando nos dejan (por aquello del orgullo), pero por mi experiencia personal y la de mis cercanos, eso no es así. Mil motivos pueden llevarnos a ser nosotros quien dejamos a alguien que queremos, y en esa circunstancia sufrimos igual (léase: mucho).
Creo que pasa un buen tiempo antes que deseemos recuperanos... ¿Cuánto? Ojalá estuviera estipulado, pero la realidad es que cada uno es como es, y al finalizar una relación el duelo adquiere características generales, y otras propias marcadas por la historia de la relación, nuestra historia, nuestra edad, nuestra forma de ser...
Una vez,un amigo me dijo que a "los tres meses y un día", una mañana, uno se levanta, mira por la ventana y por primera vez se da cuenta que allá afuera hay un mundo que nos espera, y nos aparecen ganas de ir a vivirla. Los tres meses y un día pueden ser dos o siete, pero seguro que llegan...
En lo personal soy muy lenta para los duelos. Quisiera ser de otra manera pero no puedo. Me duele horrores el desamor...Tal vez ese sea el precio a pagar por el amor. No es justo, pero es ley.
Gracias, Laura.
ResponderEliminarSí, los tres meses y un día pasan; aunque duren un año.
Besos.
El amoor...me pregunto si ya está muy gastada la palabrita, el amor se hace, con tiempo, compartiendo, difrutando, riendo, gozando, sufriendo juntos y de pronto un día se acabó, será verdaderamente amor ese que se acaba? o es un ensayo? yo creo que el verdadero amor no acaba, y aunque mi relación sentimental terminó de manera por demás abrupta (entiendase que entre un beso y otro de pronto mi "amor" me confesó que además de amarme con locura, necesitaba tiempo), estoy segura de que no era amor, y si no he perdido amor sino ilusión... (porque confieso que estaba ilusionada)tendré que sentarme a llorar y recordar y rumiar cada segundo que duró esa ilusión tan bella?? o será mejor escribir con mayúsculas FIN. Salir comprarme un nuevo par de jeans, poner la cabeza en alto,la sonrisa no finjida de saber que yo soy yo y seguiré siendo yo a pesar de, a aprender a vivir de nuevo conmigo y solo conmigo hasta que de pronto atraviese mi camino otra sonrisa.. que quizá.. y solo quizá .. será el amor... y si no lo es... será otra ilusión y volveré a poner con mayúsculas FIN. (me salté los pasos????)... no soporto la autocompasión... me hace sentirme insegura y falta de fé.
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