La violencia y la nieve
¿Qué hago? ¿Hablo de lo de Barcelona o de mí?
De las dos cosas:
1.
Tengo amigos que creen que el 15-M y sus satélites son una cosa aburguesada y completamente asimilable (asimilada, ya) por el sistema. Que sin manifestaciones en regla, sin follón, sin enfrentamientos y sin molestar de verdad y rebelarse con los métodos de siempre, no hay nada que hacer, porque no nos harán ni caso.
Yo, por un lado, creo que por mal que estén las cosas, no lo están tanto para que haya el clima necesario para ese tipo de reacción generalizada. Por otro, y aunque no estoy en contra de toda violencia en cualquier circunstancia, sí tengo un criterio, digamos, bastante restrictivo a la hora de justificarla; y aquí no la justifico, por más que convivamos con otras formas de violencia más sutiles pero más destructivas (violencia estructural, dijo Galtung hace décadas). Además, creo que en cuanto esto se identifique con un movimiento de protesta violento, correrá la misma suerte que todos los demás: su fin.
Y esto último parecen tenerlo claro algunos más.
Lo de Barcelona estuvo mal. Sin duda. Y aunque hubiese policías infiltrados (cosa que imagino que sucede en casi todas las manifestaciones), e incluso si incitaron a la violencia (el vídeo que yo he visto no demuestra nada más que su presencia), si la gente pica la gente es culpable: no hay excusa.
Pero han sido unos sucesos aislados y verdaderamente excepcionales, que contrastan con el comportamiento mostrado a lo largo de todo este mes. Y que además se han apresurado a rechazar y condenar todos los que más o menos tienen voz en este movimiento.
Sin embargo, el eco mediático y la reacción oficial están siendo tan desmesurados, ¡tanto!, y contrastan tanto, ¡tanto!, con la atención que hasta ahora le habían dedicado al tema, que clama al cielo. Les aseguro que no soy nada conspiranoico, que toda la vida me he sentido muy a gusto con la autoridad, a la que he visto siempre de mi lado; pero este uso espurio de los hechos no me deja más remedio que pensar en una clara manipulación, en un intento evidente de desprestigiar al enemigo (que debe de dar más miedo del que reconocen), y de ocultar, sí, otras noticias (para empezar, lo que se debatía ese día en el Parlament).
Me parece lamentable.
No soy demasiado optimista, pero sigo teniendo alguna esperanza. En concreto, una: que todo esto, aunque no logre resultados tangibles ni concretos a corto plazo, sea un paso adelante hacia nuestra madurez democrática; quizá porque uno o dos millones de personas que, descreídas, miraban hacia otro lado, ahora, por los mismos motivos, presten atención a la política y se acerquen a ella con una actitud muy distinta. Me conformaría con que lo que está ocurriendo contribuyese a crear el estado de consciencia crítica que necesitamos.
Y creo que para eso, además de perseverar, hay que crecer. Y para crecer hay que convencer.
2.
Leo en la novela de Pamuk que nieva.
Aunque mi vida es bastante tranquila, hay veces en que mis preocupaciones más o menos personales, las relaciones, la información, los temas que me interesan, etc., casi casi se convierten en una vorágine. El Hombre lo ocupa todo.
Y a veces me cuesta levantar la vista.
Y entonces leo que nieva, o que se desata una tempestad en el mar, o realmente llueve y me mojo a pesar del FMI, de Radio Nacional, del correo y de Facebook; y también a pesar de Libia y Siria y Sudán; y de los deberes de inglés; y de mí.
La meteorología, fíjense qué raro suena, me saca de donde estoy y me aleja un poco (¿o será que me trae de vuelta?), para que vea mejor. Me recuerda, no que soy mortal, que no hace falta, sino que somos poca cosa y estamos de paso. Y eso me tranquiliza. Creo que me animaliza un poco, a mí, socializado, tecnológico y próspero; que me acerca a algo elemental y profundo.
Ayer de noche discutía por teléfono, en la calle. Era una conversación preocupada, de esas en las que es fácil no ver la salida. Y fue la luna llena tras unas nubes la que me despejó y me mostró el camino; sé que suena cursi pero fue así. La vi, vi las nubes separándose, vi el cielo, noté frío y pensé: somos dos migajas sobre un insignificante lugar, nos rodea el mundo entero, inmenso, no podemos ahogarnos como si no hubiese aire. Y respiré. Y el aire entró en la conversación.
Yo soy pesimista. Lo he sido desde el primer momento. "Esto" no va a cambiar nada. Tengo una teoría que por teoría y por ser mía con total seguridad es una chorrada. Pero bueno...la comparto.
ResponderEliminarYo creo que el cambio que se pretende para ser efectivo, debería:
1.- O ser violento. Vamos una "revolution" como dios manda, así en plan barricadas, guillotina y resto de atributos que forman parte, hace tiempo ya, del pasado y del pasado más deplorable de la historia de la Humanidad.
2.- O debe operarse desde dentro. Las "clases" política, económica y financiera haciéndose el harakiri. Así en plan un superObama que sin prisas pero sin pausas cortocircuitase el sistema (FMI, OMC, UN, Davos...). Step by step...
Ambas opciones (la una y la dos) bien podrían ser los argumentos de sendas novelas de ciencia ficción.
Utopía.
Al final, efectivamente (esperemos), siempre quedará la nieve. O la lluvia. O la arena del desierto.
Gran post, Sr. Portorosa.
Son muchos los que dicen que este movimiento va a quedar en nada. Sin embargo, yo creo que ya ha hecho mucho. Nos ha hecho pensar, tomar conciencia, responsabilizarnos de lo que ocurre. Ha generado esperanza (las cosas pueden cambiar o hacerse de otra manera). Es un inicio. Es algo. Es mucho.
ResponderEliminarCon respecto al revuelo que se ha montado por lo de Barcelona, he leído en twitter un tweet que me ha gustado mucho: "Recordad: No prejuzgueis a los políticos por culpa de 4 corruptos pero condenad a todo un movimiento por culpa de 4 violentos" (es de @elbaronrojo).
La segunda parte es simplemente preciosa. Me encanta lo que dices y como lo dices.
Muy buen fin de semana!
Beso gordo,
María
No estoy de acuerdo con tu análisis, Porto.
ResponderEliminarA mí si me parece bastante concluyente el vídeo. Es cierto que no se ven a los agentes con acciones violentas y que suelen estar infiltrados siempre, pero es que te olvidas los diálogos de los manifestantes, en los que se ve el proceso, casual creo yo, de identificar a los que provocaron la violencia, de reparar en que llevan un pinganillo, lo que les lleva a sospechar que son de la secreta. Solo momentos despúes sabemos que, efectivamente lo son, porque salen escoltados por los mossos.
Evidentemente tu puedes sospechar que, en vez de ser casual, está preparado por los manifestantes. Y al final la cuestión se reduce a que uno tiene fe en la Autoridad y otro en la gente. Por eso voy a traer más argumentos para reforzar la idea de que los de fiar son la gente.
El primero es otro vídeo, este de la polícía nacional en Valencia, donde aquí sí, se ve que el agente de la secreta, incita a reaccionar contra la violencia de la policía. Tú lo conoces.
Y el segundo, es el dispositivo de seguridad desplegado en la Ciutdadela, claramente insuficiente, según reconoció el Honorable, sobre todo si tenemos en cuenta que desde la noche anterior había un número importante de manifestantes. Puedes concluir dos cosas: o bien lo que dice la Autoridad, de que no calcularon bien, o que fue una estrategia para facilitar a los manifestantes el acoso a los diputados, con la intención de armarse de argumentos contra un movimiento al que empiezan a tener miedo.
Por lo tanto, lo grave de esos incidentes, no es solo que la prensa haya manipulado, que lo ha hecho, sino que la Autoridad ha preparado un escenario en el que los manifestantes pudieran acosar: solo los había que calentar un poquito con una carga y permitirles acercase lo más posible a los diputados.
He de decir que a mí no me gusta ese acoso a ninguna persona, aunque sea un diputado desgraciado, pero tambien que, para mi los hechos que pasaron en Barcelona necesitan un nombre diferente que los habituales altercados que se producen allí cuando gana una copa el Barça, porque no representan ni una centésima parte de lo ocurrido anteayer. Para mí no hubo violencia, y si la cuestión es ponerse de acuerdo en los términos, estaría dispuesto a convenir que lo que hubo fue una violencia muy débil.
Por último, y en congruencia con mi visión de lo acontecido, quiero decir que si lo que se consigue de todo esto es solo consciencia crítica, me sentiría frustrado, pues yo no quiero ser gobernado por una Autoridad que ejerce el poder con el más absoluto desprecio por los ciudadanos y sus ansias de mejorar la cosas.
Disculpad el tostón.
¡Qué gran último párrafo, Porto!
ResponderEliminarGracias, Marlei.
ResponderEliminarOh, gracias, María.
Taliesín, no estoy seguro de decir todas esas cosas con las que no estás de acuerdo. El vídeo de Valencia no lo he visto; vi que estaba en facebook pero no lo abrí. Pero, en cualquier caso, no niego la mayor: incitación a la violencia; no la he podido comprobar, pero tampoco me extrañaría. Simplemente aclaro que aun así, me parecería mal lo que pasó (todo).
En cuanto a nuestros anhelos y previsiones, naturalmente que de esa actitud de la que hablo espero que surjan resultados; no deseo ese cambio porque sí, como un fin en sí mismo que deje todo lo demás igual, sino como un paso necesario para que cambien en la práctica las cosas. Es solo que pongo el horizonte un poco más lejos, creo.
Un abrazo. Y besos.
(¡Esta tarde, a la Ranita!)
Ay, Jesús, que te acabo de ver. Muchísimas gracias.
ResponderEliminarMe imaginaba que esa parte del post te iba a gustar :)
Porto,
ResponderEliminarEl vídeo está en mi muro (os están toreando) y ahí figura el me gusta de portorosa. Se te habrá pasado.
Ya, pero por que cargas las tintes contra los indignados (yo también puedo entender que pecaron de ingenuos) y no contra el autoritarismo, sobre todo cuando ya se encarga la prensa de machacar al 15M?
Si quieres me lo cuentas en las ranitas.
Un abrazo
Ay, coño, es que leí los textos, pero no vi el vídeo. Creí que hablabas de otro que creo haber ojeado por ahí, también.
ResponderEliminar¡Pero no cargo las tintas, T.! Es cierto que, ya que yo doy mi apoyo al 15-M, quiero matizar y dejar claras algunas cosas; pero creía que había quedado claro mi cabreo con los medios de comunicación y los políticos.
Luego te lo cuento mejor :)
La primera pregunta es: ¿Hay policías infiltrados en las manifestaciones de policías?
ResponderEliminarLa segunda es: En el caso de que los haya, ¿pueden los manifestantes distinguirlos?
La tercera es: Si pueden hacerlo, ¿de qué sirve su presencia?
La cuarta es: En el caso de que su presencia sea imposible de distinguir por los manifestantes, ¿qué clase de policías son los que se están manifestando?
A suivre...
S.
si el movimiento 15 M no avanza, no pasará nada.
ResponderEliminarSi avanza y presiona pacíficamente hasta el punto de incomodar los intereses de los que nos gobiernan, decidirán ejercer la violencia contra la violencia contra la gente.
Así ha sido y así será la historia de todas lar revoluciones.
Y entonces veremos quién es más pacifista y que aptitud adopta el ejercito y la policía.
Por oro lado, el tratamiento del telediario y demás NODOS no me sorprende lo más mínimo.
Y el papel de la policía secreta no es ninguna novedad. No sería la primera vez que los veo haciendo lo mismo en una concentración, o cargar sin provocación, que al final es casi lo mismo.
gran último párrafo, sí
ResponderEliminarcada vez me gusta más leerte!
besos
Pues me encanta que sea así, Lara.
ResponderEliminarUn beso grande.
El palabro que tendré que escribir es maravilloso: "moting".
ResponderEliminarEmpezaré diciendo que me gusta mucho este Movimiento (y participo ya en él): me gusta mucho más que la inacción absoluta.
¿Dónde nos llevará? ¡Cojones, si simplemente estamos haciendo estiramientos para ponernos en marcha ¿y ya queréis saber la meta?!
La manipulación (evidente no solo en esto, querido Porto, sino en todo: al fin y al cabo, los medios de comunicación son del Poder) tratará de poner muchas bombas en el camino. Pero me sorprende la rapidez con la que encuentran respuestas estos chicos. (Por cierto, en el vídeo Taliesin tiene razón, se oyen voces que los acusan).
Pero lo que estuvo mal en Barcelona no fueron unos incidentes nimios que seguro que se reproducirán (dos acaban peleando cuando uno quiere). Lo que estuvo mal fue cerrar el camino a los que habían sido elegidos por miles de catalanes. Se podía estar allí, dejan un camino amplio, y llamarlos de todo menos "bonito": los políticos, los futbolistas, los toreros corren ese riesgo público.
Pero reconocieron inmediatamente que lo habían hecho mal.
En este camino emprendido, que no tengo ni puta idea de dónde nos llevará, soy absolutamente contrario a la violencia. Históricamente sé que cuando te metes en la violencia estás perdido a no ser que seas el más fuerte. Así que no me referiré ni siquiera a la ética: por pura estrategia es suficiente.
Pero sí sé cómo nos está llevando: Ayer, la comisión de política de la Asamblea de mi barrio preparó una charla de un profesor de economía de la Complutense y nos explicó durante hora y media cosas muy curiosas que nos dejaron con la boca abierta y el culo apretao.
Sesenta vecinos aprendiendo el uso de la economía para la criminalidad. Habrá más charlas; parte de los oyentes ya van dejando por la red cosas aprendidas...
Es decir, además de estar en la calle cuando hace falta, en mi barrio estoy conociendo como amigas y aliadas (y amigos y aliados) a decenas de personas que si acaso conocía de vista.
Y nos estamos haciendo más sabios, más listos, aprendemos el funcionamiento de la maquinaria del enemigo. Y para rematar, simbólicamente, en Madrid cada día se impide un desahucio (una familia que tendrá como mínimo 6 meses más la casa que compró y no puede pagar hasta que vuelvan; quizá en ese tiempo les haya cambiado la suerte).
De indignating a moting hay un paso que quizá no dure dos siglos.
¡Ah! y EXIJO que cada vez que se produzca violencia antes de un partido, en él o después de él, en lugar de decir "cosas de chiquillos y 4 extremistas", se prohíba el fútbol durante 6 meses.
ResponderEliminarHe dicho
Muy bien dicho. Me parece todo bien.
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