Carlos lo ve claro
- ¡Oh, pero tú, Carlos, no tienes corazón!
- Sí que tengo, pero uno malo. Y un cerebro descontrolado.
- ¿Y a usted, si le concediesen todo cuanto deseara, qué le gustaría hacer en sus vacaciones? - ¿A mí? Estar sentado en una silla.
- ¡Oh, pero tú, Carlos, no tienes corazón!
- Sí que tengo, pero uno malo. Y un cerebro descontrolado.
Eso solo lo puede decir un artista ... de los grandes!
ResponderEliminares un crack!
ResponderEliminarAsí es :-)
ResponderEliminarEn tú lugar yo recopilaba todas y publicaba un libro, jajaja, que chaval más despierto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Diáfano. Háblesele, pues, de Sir Lancelot del Lago, paradigma de.
ResponderEliminarUn abrazo.