30.11.10

Credulidad

Hay gente dispuesta a creer en cualquier cosa antes que en la casualidad.

11 comentarios:

  1. Qué críptico te ha quedado!

    (Ayudarían algunos ejemplos para saber en qué estás pensando)

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  2. ¡Aun encima! Después de ocho intentos diferentes de decirlo clara y concisamente.
    Quiere decir eso, literalmente: la credulidad de las personas parece inversamente proporcional a su disposición a aceptar el azar como explicación.

    (Vaya, coño, y ahora me sale...)

    Beso gordo.

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  3. La casualidad, fíjese, es cuestión de fe: se cree o no se cree en ella. Cámbiese "casualidad" por "amor", "azar" o lo que mejor le plazca, vale lo mismo. Y fíjese qué casualidad: el "palabro" es "leemi".

    Saludos desde la irónica realidad.

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  4. Lo habías dicho muy bien. Conciso y claro. Pero... ¡que te cree tú eso!

    Era broma, era broma. Chiste fácil.

    Hay cosas que no puedo explicarme, pero prefiero no teorizar sobre ellas. Y desde luego, ¡No enmarcarlas en una teogonía!

    Seguro que llegará un momento en el que los neurocirujanos podrán explcar la vida interior en relación con las áreas del cerebro.

    Por ejemplo, todos hemos sufrido angustiosos males de amor. Pero lo que dice W. Allen, en una peli, de que con buenas dosis de vitaminas desaparece antes, ¡es cierto! (por mi experiencia).

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  5. Pues no sé, el azar es algo real como la noche, la lluvia o las estaciones. Puedes creer que se debe a la disposición de las constelaciones, a que te ha ayudado Santa Teresita, o a que llevas un buhíto en el llavero, pero el azar existe, influye en nuestras vidas e incluso en nustras muertes. Se podrá negar, pero...

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  6. La ventaja de no creer en la casualidad es que se promueve un estado de alerta mental para llegar a captar la significación de los eventos. Es decir, se pone en la mente un signo de interrogación, un escepticismo que ayuda a vivir sin presupuestos (actitud que también ayuda a descentrarse del yo habitual). En cambio, veo que el “azarismo” corta todo movimiento posterior de la “inteligencia”, es una renuncia a saber y una explicación para acomodarse.

    Como lo único que cuenta para los azaristas son los eventos ya significados (por la cultura) y como se tiende a dejar caer en el pozo del sin sentido a los nuevos eventos, personalmente, veo mayor credulidad en esta actitud vital. Y esta fe en la interpretación de la realidad que se hereda culturalmente, otrora lo fue del acaecer significativo (y no azaroso) de eventos en el pasado.

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  7. En todo caso lo que he argumentado antes es una generalización que no sostiene la cantidad de matices posibles sobre el tema. Por ejemplo, si en el tejado de la casa de enfrente aparece un cuervo, es la cultura la que ofrece la posibilidad de interpretalo como que se está anunciando una muerte. Y es que somos cultura por todas partes ... pero si resulta que, efectivamente alguien muere después de la visita del cuevo, lo de la cultura parece quedarse como secundario.

    Palabro: mentio

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  8. Dios no solo juega a los dados, sino que además lo hace con el gato de Schröedinger en el regazo.

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  9. Creo que hablas de no cerrarse a posibilidades, de no dar nada por seguro
    nada, y en definitiva de cuestionarse todo, incluso desde ángulos
    normalmente descartados; o algo así. Lo sé por nuestras conversaciones.
    Pero si no te conociera no podría entender que precisamente consideres que
    ese necesario escepticismo lo presenta quien no cree en las casualidades (y
    por tanto, en mi opinión, cree en tantas y tantas otras cosas), y no al
    revés. Porque para mí es obvio que es al contrario (bueno, de hecho eso
    pretende decir el post).
    Y de hecho creo que con la mayoría de la gente tengo razón. Que esas ideas
    responden más a menudo al perfil que yo tengo en mente que al tuyo.

    Perdón por tardar tanto en contestar, pero es que estos días tengo difícil
    acceso a los comentarios.

    Saludos, y buenos días.

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  10. Lo que creo que quería decir es que estamos más alejados de la vivencia original de la “realidad” (del asombro poético ante el árbol) cuando “creemos en las casualidades”. Con esa creencia, empezamos a habitar en un mundo mecánico, objetivo y al margen del ser humano (como animal que le da sentido al acontecer).

    Obviamente no se trata de substituir la razón por la superstición y de asustarse cuando vemos un cuervo, sino de examinar nuestra interrogación al verlo y si nos asustamos, estar atentos al posterior acontecer, sin prejuicios.

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  11. Supongo que sería maravilloso poder confiar en que hay algo más grande que el hombre, que una inteligencia superior a la nuestra tiene la última palabra sobre el control de nuestra vida, de nuestro destino. Me temo que estamos completamente solos. Solos con nuestro pensamiento.
    saludos

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