Pervivir en el recuerdo
No es un disco, ni alguien que canta. No es música ni una voz. Es alguien que estaba de pie ante un micrófono, en un estudio, y grababa una canción suya con otros músicos, seguramente con unos auriculares puestos, y que ya llevaría algunos intentos. Alguien tratando de cantar bien delante de un micrófono. Y que hace muchos años que se murió.
No está disfrutando de su éxito. Ni siquiera sabe que tiene éxito. Porque no sabe nada; no sabe, ahora, años después, que es conocido, que lo escuchamos y que gusta; ni sabe que aquello valió la pena.
Está muerto. No hay nada, ya, para él. Para él todo acabó cuando él acabó.
Lo demás es cosa nuestra, no suya.
(Y pensaba escribir esto hoy, y justamente me encuentro con esta frase de Isabel Allende, tan falsa:
La muerte no existe. La gente sólo muere cuando la olvidan. Si puedes recordarme, siempre estaré contigo.Tan falsa.
Que la gente no muere: no, qué va. Que les pregunten a ellos.)
Nadie pervive en su obra ni en nuestro recuerdo.
Pueden hacernos vivir a nosotros, y eso es maravilloso. Pero para ellos no significa nada. Van Gogh, Pessoa, Mozart o Marilyn no saben que nos acompañan y nos hacen felices. No saben nada de nuestra admiración; ni de nuestra admiración ni de nada. De nada. Eran personas, como nosotros, y la vida se les acabó.
Al entierro de Mozart solo fue su perro.
ResponderEliminarUff...
ResponderEliminarHe contestado donde Kaken a algo parecido. Estaba escribiendo sobre ello y ahora usted...
ResponderEliminarDemasiado para mi corazoncito.
Tan cierto que no hay quien lo soporte, mejor inventarse otro final y si no se puede mejor no pensar en él.
ResponderEliminarNo podría estar mas de acuerdo.
ResponderEliminarHace ya algunos años se me murio un tio que para mi era como un padre, me crié con él desde los 8 años y me acompaño en muchos de los momentos importantes de mi vida.
Ahora esta muerto. Y aunque me acuerdo muchas veces de él, eso ya no significa nada, para él no significa nada.
Ya no podrá ver a sus hijos crecer, ni los verá acabar sus estudios, ni casarse... ni nada de nada, para él ya no hay nada.
Como bien dice usted, su recuerdo nos ayuda a vivir a los demas y a recordarlo con cariño, pero nada mas.
Asi que deberíamos demostrar nuestro cariño, admiración, enfado u odio hacia la gente cuando están entre nosotros porque despues... ya no sirve para nada, ni para ellos ni para nosotros.
lia.
Lo he escrito pensando en personajes, en "artistas". Y no lo he hecho desde un punto de vista negativo ni derrotista, la verdad; tan sólo realista, en mi opinión. Y queriendo refutar frases como la de doña Isabel, para mí tonterías consoladoras (y no seré yo quien diga que no necesita consolación, y mucha).
ResponderEliminarSi hubiese pensado en nuestros seres más queridos, aun diciendo lo mismo, escribirlo habría sido muy doloroso, en cambio.
Besos y abrazos.
Cuando Porto escribe así, tengo la sensación de que está ovulando.
ResponderEliminarTe voy a machacar...
ResponderEliminar:D
(Es que no puede uno ni tener un día sensible... Snif)
Para mi recordar es importante.
ResponderEliminarDe todos modos a los artistas les da igual. Quiero decir que cuando están vivos tampoco saben lo que les admiras, lo que te gustan o si son un referente como tú. Asi que da igual.
me ha salido de palabra de verificación "putos"....mmmmmm...
¡¡¡ menudo zuzto me he llevado al ver la Afoto!!!
ResponderEliminarSe parece mucho a un novio que tuve y al que dejé por feo.
(Risas)
Palabra hypotedy....
Así estoy hoy, toda con hipo
Una osita de peluche con hipo, concretamente.
ResponderEliminar¿Que recordar es importante? Pues claro, para mí también. El pasado es parte de la vida, claro, de la actual.
Cualquier tiempo pasado fue anterior.
ResponderEliminarSirwood.
(No, si usted por llevarme la contraria...)
ResponderEliminarBuenísimo lo de Cel.lia, pensé algo similar jajajaja
ResponderEliminarNo se me enfade, Porto; la cosa es bien sencilla:
ResponderEliminarLa mayoría de la gente sólo es mientras es. Otros son mientras son y cuando dejan de ser. Los últimos, los más desgraciados, empiezan a ser cuando ya no son.
S.
Outra vaca no maínzo...
ResponderEliminar¿Qué pasa, S., que lo sufí ya no le parece suficientemente críptico?
portorosa a veces eres muy ¨clever¨, otras eres muy pesimista, frente a lo que dicen otros, que pasa tio, que no te guste lo que escribe isabel allende es una cosa, pero que digas que es falsa su frase?, mejor velo desde el punto que lo quiso decir y escribir, no es falso algo que escribio por experiencia y conviccion.
ResponderEliminarQue lo escribiese con convicción quiere decir que no mintió, no que sea cierto lo que dijo.
ResponderEliminarEn cuanto a su experiencia, ella tiene experiencia de muertes ajenas, no de la suya, ¿no?
Un beso.
Y buen fin de semana a todos, que yo me voy...
Puesto que da permiso....
ResponderEliminar-----
Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir. Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a quien apreciaba mucho.
Un día, mientras Ahmed paseaba por el mercado de tenderete en tenderete, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor lo ocurrido y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra, donde tenia unos parientes, para de ese modo escapar de la Muerte.
Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra y se despidió diciéndole que si forzaba un poco la montura podría llegar a Samarra esa misma noche.
Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la Muerte paseando por los bazares.
- ¿Por qué has asustado a mi sirviente? - preguntó a la Muerte-. Tarde o temprano te lo vas a llevar, déjalo tranquilo mientras tanto.
- No era mi intención asustarlo - se excusó ella - pero no pude ocultar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra.
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S.
Vaya, vaya tranquilo que nosotros nos quedamos por aquí cuidando esto.
ResponderEliminarHay un anónimo llamado Lia que tiene mucha razón: cuidemos a la gente en vida.
Es que después, me parece que no. Aunque no soy nadie para saber de eso, a pesar de que traduje un famosísimo libro sobre el tema, con los túneles, lucecitas y toda la parafernalia hollywoodense. Una vez que tuve una parada cardiorrespiratoria estaba pensando en mis cosas. De pronto pensé "se apagó la luz". Y ya no volví a pensar ni a nada de nada hasta que volví en mí.
(en realidad tengo la sospecha que volví "en otro", mucho más hijoputa que el que era yo antes, pero no tengo modo de demostrarlo).
Hale, aquí, en la empresa privada, seguimos haciendo el chorra hasta bien entrada la tarde. Nada de "como es viernes y son las 2 me voy hasta el lunes".
estoy completamente de acuerdo con el post.
ResponderEliminarY además no creo que haya artistas que piensen en la posteridad cuando componen, pintan, escriben...
Simplemente intentan agradar a los que conocen o al mundo entero, saciar su deseo de reconocimiento público, cercano o universal.
mientras viven, por supuesto.
Estoy con Morelli: el artista compone para sí, porque lo necesita -como mucho habrá alguno que lo haga para llevarse a la chicas a la cama... dice el tópico-, salvo que alguno con exceso de ego tenga esa necesidad de proyectarse en la eternidad, que seguro que lo hay. En cualquier caso veo que nadie duda de la levedad del ser y siendo ésta la realidad objetiva, lo que nos marcará, en su caso, para la posteridad es precisamente lo que hacemos mientras somos.
ResponderEliminarPero me gusta el enfoque de pensar en la persona que un día en concreto grabó (o pintó o escribió...) ese momento que, en otro momento, otras personas escuchamos, miramos o leemos. Aprehendemos un trocito de vida de una persona, con la paradoja de que ese momento es el mismo cada vez que lo escuchamos, miramos o leemos. Pero nosotros ya no somos el mismo, como mínimo somos algo más viejos, estamos más cerca de encontrarnos -en su caso- con quien decidió compartir ese momento (o conjunto de momentos).
Saludos desde la irónica realidad. Hoy más que nunca.
"Ni siquiera sabe que tiene éxito. Porque no sabe nada..."
ResponderEliminarA veces he intentado verbalizar ese mismo pensamiento (o así) y me quedo en: "no..." No puedo continuar la frase porque el predicado "no sabe" ya implica un sujeto. Pero no tenemos sujeto, solo el recuerdo de un sujeto. Es la nada, no se puede expresar. Jodido, eh.
De verdad que rizas el rizo, pero como va a tener la experiencia de su muerte, pero es mas ire mas lejos, la muerte no es ajena cuando se trata de hijos o padres y yo escribo sobre aquello, entiendes lo que te digo, entonces como va hablar de su propia muerte, es obvio que tiene que hablar de la que le causa recuerdo y dolor
ResponderEliminarHola a todos.
ResponderEliminarHoy para mí, como apuntaba Luna, ha sido un mazazo tu entrada, Porto, por motivos puramente subjetivos, pues lo malo de todo esto es que llevas razón y yo no estoy ahora en condiciones de verlo, ni de querer verlo...
En todo caso, un bes a todos.
Bonito y reivindicativo texto. Es cierto, cuando alguien se va ya no siente nada, pero ni malo ni bueno. Puede ser una suerte. Lo que importa es lo que te ha llegado mientras podías sentirlo. El resto, sólo importa para los que nos quedamos. Igual lo que te llegó no es lo justo pero así de mal funcionan las cosas.
ResponderEliminarYo quiero remarcar la importancia de saber lo que te aprecian cuando estás vivo. Seas artista o no. Sea por tu trabajo o por cualquier otra cosa.
Así que, por favor, si admiran a alguien por algo díganselo. Es importante para vivir y les hará sentir mejor.
Besos.
Magnífico artículo. Siempre he creído lo que usted dice, Señor de Portorosa.
ResponderEliminarAdemás, el viernes pude ver por fin Gran Torino y en ella el gran Clint dice algo muy parecido.
Saludos desde Barcelona,
Ivan.
Bueno, cuántos y qué variados comentarios, qué alegría; seguro que de ésta paso a la posteridad...
ResponderEliminarSólo un par de contestaciones:
Rociolat, por muy cercana que sea una muerte, nosotros seguimos vivos, y como vivos vemos al que se murió, y como vivos interpretamos su muerte. No somos él, él no ve nada.
Morelli, yo creo que sí hay (y no sólo me parecen estar equivocados, sino desesperados) quien pretende pasar a la posteridad.
Y de lo que estoy seguro es de que hay quien "crea" (da igual el qué), como dice Morelli, para lograr algo de los demás. Lo cual no se contradice con que lo necesite, sino todo lo contrario. Pero que no crea para él, o no directamente para él, sino para pulsar a los demás y que ellos le devuelvan algo; algo a lo que yo me suelo referir como "que me quieran".
Morelli, yo puedo decir que escribí la obrita que conoces por el momento del aplauso.
Saludos a todos, y gracias por algún que otro elogio.
Buenos días.